Curruca capirotada - Sylvia atricapilla (Linnaeus, 1758)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

 

Key words: Eurasian blackcap, activity, home range, behaviour.

 

Actividad

Sin datos disponibles de la actividad diaria para esta especie en España. Se ignora el reparto del tiempo dedicado a la alimentación, el cuidado del plumaje, el descanso y otras pautas comportamentales.

 

Dominio vital

Forma parejas territoriales durante la cría. El área de campeo es mucho mayor que el territorio de nidificación, que es el único defendido. En hábitat óptimo, los nidos vecinos se distancian 35,0-68,0 m (Shirihai et al., 2001). El tamaño del territorio varía según tres factores, al menos en Europa central y occidental, si bien en muchos lugares no se ha demostrado convenientemente que esto sea así: 1) los machos de primer año se mueven libremente después de su llegada sobre una amplia área no defendida, que incluye el pequeño territorio que será el núcleo de actividad; 2) independientemente de la edad, los machos ocupan y defienden después de su llegada un área 3-5 veces mayor que el territorio propiamente dicho; conforme avanza la estación, el área inicial se reduce por la presión de los otros machos que se van incorporando; 3) los machos de más de dos años ocupan y defienden el territorio en el que se establecen desde el principio. En todo caso, desde finales de mayo los territorios de muchos machos se amplían a costa de los territorios vecinos que quedan vacantes. Por ejemplo, el tamaño medio de los territorios a finales de abril es de 0,35 ha, pero a finales de mayo casi se duplica, 0,51 ha de media. Pero por otra parte, también se observa que los territorios periféricos son mayores que los centrales (0,92 ha por 0,39 ha respectivamente), que los situados en matorrales son menores que los ubicados en bosques (0,58 ha por 0,71 ha respectivamente) y que los territorios defendidos por los mismos ejemplares a finales de mayo y primeros de junio son menores que los defendidos con anterioridad; el territorio, además, proporciona casi todo el alimento y es el lugar donde se realiza el cortejo, el emparejamiento y la nidificación (Cramp, 1992).

Presenta cierto antagonismo con varias currucas, especialmente con la mosquitera Sylvia borin (para más detalles, véase el apartado de interacciones).

 

Patrón social y comportamiento

Al igual que el mosquitero musical Phylloscopus trochilus y otras currucas como la zarcera Sylvia communis y la mosquitera Sylvia borin (Aparicio, 2014; 2016b; 2016d), esta especie presenta ritmos endógenos; es decir, programados genéticamente, relativos a la dirección normativa de migración, la acumulación de grasa estacional, el cambio estacional de dieta de animal a frugívora, la muda, la distancia migratoria y la selección del hábitat de sedimentación durante sus migraciones (Berthold, 1984; Shirihai et al., 2001).

 

Conducta

Es un pájaro incansable que muestra su presencia cantando constantemente y, a diferencia de otras currucas, saliendo al descubierto con más frecuencia. Los machos se diferencian bien de las hembras por poseer una conducta más vivaz y agresiva. Salen más al descubierto y vuelan con relativa frecuencia espacios mayores. Aunque se ocultan con preferencia en matorrales y setos, también se pueden observar en las ramas de los árboles, especialmente en frutales y especies caducifolias. Se mueve entre el follaje mediante cortos saltos y vuelos, aunque en mayores distancias su vuelo parece marcadamente ondulado en algunas ocasiones, mientras que en otras resulta más pesado y directo. Pocas veces se posan en el suelo y cuando lo hacen en las ramas de los árboles se mantienen con las patas flexionadas. En definitiva, son ágiles y activas. Durante la migración otoñal los machos y hembras forman bandos solamente cuando se agrupan sobre árboles o arbustos que posean una abundante cosecha de frutos carnosos. Se puede estimar que este pájaro es manso y aun en época de reproducción permite el acercamiento a muy corta distancia. Si se descubre el nido, ya sea con huevos o pollos, sobre todo la hembra inicia a pocos metros del intruso un revoloteo por el suelo, manteniendo una de las alas estirada y simulando no poder volar. La alarma de ambos adultos es muy grande y es difícil que se alejen del lugar hasta que el peligro haya pasado (Noval, 1975).

Los machos cantan desde la vegetación, generalmente a 4,0-13,0 m de altura y tanto posados como en movimiento, pero a diferencia de otras currucas como Sylvia communis o Sylvia melanocephala (Aparicio, 2014; 2016a), es excepcional que lo hagan en vuelo, ya que el canto lo suele emitir desde un posadero preferido. Canta con más intensidad a primeras horas del día, con un segundo pico de actividad, más atenuado, al caer la tarde. Responden a los cantos grabados durante todo el año, incluso en migración (Cramp, 1992; Shirihai et al., 2001).

Solitaria o en pequeños grupos fuera de la época de cría, probablemente como resultado de la disponibilidad de alimento más que por atracción social, ya que defiende pequeños territorios de alimentación en lugares con alta disponibilidad de recursos, tanto intra como interespecíficamente. En Gibraltar y en invierno, típicamente solitaria, nunca en bandos. Si se alimenta de frutos o néctar, defiende territorios durante algún tiempo, pero si su dieta se basa en insectos solo procura mantener la distancia individual. En Guinea, la densa población invernante se distribuye en parejas o pequeños grupos. En Gran Bretaña solo ocasionalmente forma pequeños grupos en invierno, a menudo junto a páridos y fringílidos; sin embargo, estos bandos mixtos junto a zorzales, pinzones, mosquiteros y Sylvia borin son habituales a finales de verano o principios de otoño, justo antes de la migración postnupcial, pero no se han registrado con especies tropicales durante el invierno (Cramp, 1992; Shirihai et al., 2001).

 

Conducta alimenticia

Se alimenta rebuscando artrópodos en hojas y tallos en los estratos medios y altos de la vegetación, menos frecuentemente revoloteando para capturar insectos voladores. Solo brevemente baja al suelo para recolectar material para el nido o consumir frutos caídos (por ejemplo, aceitunas). Los frutos de gran tamaño los picotea a veces revoloteando o practicando cortos cernidos. Sondea las flores buscando insectos y néctar, cubriéndose de polen en el rostro en esta operación. Las capirotadas que invernan más al norte, por ejemplo, en Gran Bretaña, visitan regularmente los comederos, mostrándose bastante agresivas y desplazando a otras especies (Shirihai et al., 2001; Aymí et al., 2020).

El néctar lo obtiene empleando cuatro técnicas: posada en las flores, posada en las ramas, suspendida en el aire (cerniéndose brevemente) y posada boca abajo (Rodríguez et al., 2015).

 

Conducta migratoria

Migrante nocturno, solo viaja de día cuando tiene que sobrevolar barreras geográficas tales como el mar Mediterráneo o el desierto del Sahara (Shirihai et al., 2001). En todo caso, para los aspectos relacionados con la orientación y la fisiología de los migrantes y el cruce del desierto, véase lo expuesto en el apartado de Comportamiento de Sylvia borin (Aparicio, 2016b).

 

Emparejamiento

En las poblaciones sedentarias del norte de España, el anillamiento ha permitido comprobar que un macho se puede emparejar con la misma hembra hasta tres temporadas consecutivas (Noval, 1975), manteniéndose las parejas unidas durante todo el ciclo anual. Pero en las poblaciones migradoras el emparejamiento solo se mantiene durante la temporada de reproducción, a menudo menos. Lo normal es que, si la cría tiene éxito, la misma pareja vuelva a realizar una segunda puesta si ésta se produce, aunque también es habitual que las parejas se separen tras el fracaso en la cría y vuelvan a emparejarse de nuevo, abandonando el territorio uno o ambos miembros de la pareja (Cramp, 1992).

 

Celo

Comienza a manifestarse muy pronto en las poblaciones sedentarias. Varios machos se juntan en un matorral o en las ramas bajas de un árbol y comienzan a perseguirse entre la maleza, a la vez que lanzan sonidos guturales insistentemente. El plumaje del cuello se infla exageradamente, las alas cuelgan con indolencia y la cola se abre y cierra mientras el macho, que parece dominar la situación, eleva las plumas del píleo y pronto queda dueño de un territorio poco espacioso (Noval, 1975).

 

Conducta agresiva

El macho defiende el territorio agresivamente mediante el canto, amenazas, persecuciones y voces. Una vez establecidos los territorios, las disputas territoriales cesan y se limitan a vocalizaciones, especialmente duetos, si bien los residentes vecinos no permiten la presencia de intrusos desconocidos. Los machos no suelen mostrarse territoriales con las hembras intrusas. La hembra no toma parte activa en las disputas territoriales y es muy raro que acompañe al macho en la expulsión de otro macho intruso, llegando como máximo a desafiar a otra hembra que invada el territorio (Cramp, 1992).

 

Selección sexual

Para emparejarse, parece ser que las hembras se guían más por las tasas de canto de los machos que por la calidad del hábitat de nidificación (Hoi-Leitner et al., 1995). Más detalles pueden consultarse en el apartado de voz.

 

Inversión y cuidado parental

Ambos progenitores incuban, cuidan y alimentan a los pollos, si bien lo habitual es que la hembra incube y empolle por más tiempo que el macho. Los casos de bigamia son muy raros (Cramp, 1992; Shirihai et al., 2001; Aymí et al., 2020).

 

Conducta antepredatoria

Los pollos muy pequeños se pegan al fondo del nido, muy quietos, al ser tocados. Pero desde la semana de vida y, especialmente hacia los 10 días, pueden abandonar el nido si son molestados. La hembra cuando incuba permanece quieta y no abandona el nido a no ser que se la toque. Ante la presencia de córvidos, los padres emiten unos gritos de alarma característicos (Cramp, 1992).

Se ha observado que ambos miembros de la pareja sincronizan su comportamiento parental al objeto de disminuir los riesgos de depredación de los nidos; es decir, que la sincronización de los viajes de alimentación de ambos progenitores disminuye significativamente su actividad en el nido e incrementa el tiempo de supervivencia de los pollos (Leniowski y Wegryn, 2018).

 

Gregarismo y estructura social

Como se comentó anteriormente, solo se juntan varios individuos en un lugar si existe una abundante fuente alimenticia. Estructura jerárquica inexistente o desconocida. No se han descrito los grados de dominancia.

 

Comunicación

Se conocen varios reclamos de alarma, emitidos sin cesar por ambos miembros de la pareja ante la presencia cerca del nido de personas o depredadores. Para más detalles, consúltese Cramp (1992).

 

Referencias

Aparicio, R.J. (2014). Curruca zarcera – Sylvia communis. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. Curruca zarcera - Sylvia communis (vertebradosibericos.org) Acceso noviembre 2023.

Aparicio, R.J. (2016a). Curruca cabecinegra – Sylvia melanocephala. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. Curruca cabecinegra - Sylvia melanocephala (vertebradosibericos.org) Acceso noviembre 2023.

Aparicio, R.J. (2016b). Curruca mosquitera – Sylvia borin. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. Curruca mosquitera - Sylvia borin (vertebradosibericos.org) Acceso noviembre 2023.

Aparicio, R.J. (2016d). Mosquitero musical – Phylloscopus trochilus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. Mosquitero musical - Phylloscopus trochilus (vertebradosibericos.org) Acceso noviembre 2023.

Aymí, R., Gargallo, G., Christie, D.A. (2020). Eurasian blackcap (Sylvia atricapilla). version 1.0. In, Birds of the World: Billerman, S.M., Keeney, B.K., Rodewald, P.G., Schulenberg, T.S. (Eds.). Cornell Laboratory of Ornithology, Ithaca, NY, USA. Eurasian Blackcap - Sylvia atricapilla - Birds of the World. Acceso noviembre 2023.

Berthold, P. (1984). The endogenous control of bird migration: a survey of experimental evidence. Bird Study, 31: 19-27.

Cramp, S. (Ed.). (1992). The birds of the Western Paleartic. Volume VI. Oxford University Press, Oxford.

Hoi-Leitner, M., Nechtelberger, H., Hoi, H. (1995). Song rate as a signal for nest site quality in blackcaps (Sylvia atricapilla). Behavioral Ecology and Sociobiology, 37: 399-405.

Leniowski, K., Wegryn, E. (2018). Synchronisation of parental behaviours reduces the risk of nest predation in a socially monogamous passerine bird. Scientific Reports, 8: 1-9.

Noval, A. (1975). El libro de la fauna ibérica. Naranco, Oviedo.

Rodriguez, B., Silverio, F., Silverio, M., Barone, R., Rodríguez, A. (2015). Nectar and pollen of the invasive century plant Agave americana as a food resource for endemic birds. Bird Study, 62: 232-242.

Shirihai, H., Gargallo, G., Helbig, A. (2001). Sylvia warblers. Identification, taxonomy and phylogeny of the genus Sylvia. Christopher Helm, London.

 

 

 

Rafael J. Aparicio Santos
Diego Aparicio Pascual
C/Juglares, 2C, 2ºA. 28032. Madrid
e.cirlus24@gmail.com

 

Fecha de publicación: 26-12-2023

 

Aparicio, R.J., Aparicio, D. (2023). Curruca Capirotada – Sylvia atricapilla. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. López, P., Martín, J. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org