Curruca capirotada - Sylvia atricapilla (Linnaeus, 1758)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

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Hembra de Sylvia atricapilla. © A. Mínguez.

 

Identificación

Sylvia atricapilla es una curruca de tamaño medio, con alas largas y apuntadas y cola relativamente corta sin nada de blanco; pico afilado. Plumaje gris parduzco, teñido de oliva. Se trata de una especie muy característica, pero como su forma resulta bastante parecida a la de la curruca mosquitera Sylvia borin, se podrían producir errores de identificación en una visión deficiente y fugaz. Sin embargo, bajo unas mínimas condiciones de observación, la curruca capirotada resulta prácticamente inconfundible debido a su capirote, negro en los machos y pardo rojizo en las hembras y jóvenes. Frente a la mosquitera, la capirotada presenta un plumaje más lustroso y una apariencia más alargada porque sus partes inferiores son más delgadas y sus alas son largas y apuntadas. Su cabeza también ofrece un aspecto más aplanado. Confundirla con otras currucas resulta altamente improbable, pues tanto el capirote como la ausencia de blanco en la cola resultan concluyentes.

Longitud: 14,0 cm. Envergadura: 23,0 cm. Masa corporal: 15,0 g; en migración hasta 25,0-31,0 g.

 

Voz

Quizás sea uno de los cantos más agradables y variados que se puedan escuchar en Europa. Lo emite el macho desde el interior de árboles o arbustos, normalmente entre 4,5-13,0 m sobre el suelo, rara vez en vuelo. El canto al inicio de la estación reproductora es especialmente intenso, variado y sostenido y es emitido en sesiones de hasta 2,5 minutos con pausas de solo 1,0-2,0 segundos. Se compone de dos partes diferenciadas, un complejo trino o gorjeo de baja amplitud y alta frecuencia, seguido de un fuerte silbido de notas aflautadas de mayor amplitud, pero de baja frecuencia. La introducción incluye, a veces, tintineos y es bastante variable, pero el segmento aflautado es muy estereotipado y tiene un gran poder de transmisión, hasta 200 m en condiciones normales. El canto presenta variaciones individuales que consisten en uno o dos finales recurrentes, especialmente cuando éste se acerca al final. El gorjeo o segmento introductorio suele incluir imitaciones de otros pájaros, sobre todo de otras currucas, pero también de mirlos, páridos y fringílidos. Es posible escuchar el canto en cualquier época del año, pero la mayor intensidad se registra entre febrero y julio.

El reclamo más común a lo largo de todo el año es duro y raspante y es bastante característico.

 

Estatus de conservación

Categoría global IUCN (2016): Preocupación Menor LC.

Categoría España IUCN (2021): Preocupación Menor LC.

Se estiman para la especie unos 100,0-165,0 millones de individuos para el conjunto de su área de distribución, el 80,0% de los cuales se reproducirían en Europa. La población española es poco importante, pues apenas supera el 5,0% de la europea. Conforme a los datos obtenidos en el III Atlas, nuestra población reproductora rondaría los 6,0 millones de capirotadas, correspondiendo a la mitad norte Peninsular casi el 70,0% de esta población.

En España es especie protegida. Sin problemas de conservación reseñables. No obstante, existen varios factores de amenaza, siendo los más destacados los siguientes: El cambio climático, la destrucción del matorral mediterráneo y la destrucción de las plantas de fructificación otoño-invernal.

 

Distribución

En época de cría ocupa casi todo el Paleártico occidental, desde las islas atlánticas de Cabo Verde, Canarias, Madeira y Azores, hasta Siberia centro-occidental. La zona principal de invernada de las poblaciones occidentales es el Mediterráneo, mientras que las más nororientales alcanzan en gran número África transahariana; pero así como las primeras también alcanzan el África transahariana, una porción no desdeñable de las segundas invernan en el Mediterráneo oriental.

Durante la época reproductora en España se comporta como una especie eurosiberiana, por lo que es mucho más frecuente en la mitad norte, mientras que en la mitad sur solo es relativamente frecuente en zonas montañosas. Y aunque no es una especie que pueda considerarse típica de montañas, asciende mucho en ellas, pues su límite altitudinal coincide con el arbóreo. En invierno su distribución es antagónica a la que presenta durante la cría, pues es muy frecuente en todo el valle del Guadalquivir y el litoral Mediterráneo, pero sumamente escasa en las mesetas y la mitad norte, salvo el litoral Cantábrico.

La tendencia de la población reproductora detectada por el programa SACRE ha sido de un incremento moderado, alrededor del 5,0%, durante el periodo 1998-2022, y se ha producido en casi todas las regiones. La misma tendencia se ha registrado en la población invernante detectada por el programa SACIN; es decir, un incremento moderado durante el periodo 2008-2022.

 

Hábitat

Sylvia atricapilla quizás sea la curruca con mayor amplitud de hábitat. Ocupa cualquier tipo de formación arbolada, pero sobre todo bosques abiertos con espeso sotobosque, bordes de bosques frondosos y sotos; en zonas urbanas incluso parques y jardines con arbolado desarrollado. También se establece en zonas con diversos matorrales, cultivos arbolados como naranjales y olivares y bosques de laurel en las islas atlánticas.

Fuera de la época de cría, la elección de hábitat viene dictada por la disponibilidad de frutos carnosos. En el Mediterráneo, zonas de matorral como garrigas y maquis, pero también olivares y parques y jardines, especialmente bajo olas de frío; además, en otras zonas, cultivos de palmeras e, incluso, oasis. En África oriental prefiere bosques de montaña, pero en África occidental bosques galería y diversos medios arbolados.

En relación a los medios más favorables en España, los datos del III Atlas muestran la importancia de los sotos y, en general, de las formaciones arboladas, sobresaliendo los robledales, los hayedos, las fresnedas y los bosques de coníferas. Medios antropógenos, tales como los mosaicos agrarios y los parques y jardines de las zonas urbanas también tienen cierta importancia en esta época. En el III Atlas también se observa que en Canarias las mayores densidades se registran en cultivos, mosaicos agrarios y medios urbanos y no en los bosques naturales.

Durante el invierno su distribución es muy diferente a la mostrada durante la cría, pues ocupa los bosques y matorrales ricos en frutos carnosos de los pisos bioclimáticos más térmicos, así como los olivares. Las densidades más elevadas en esta estación corresponden a los mosaicos agropecuarios y los cultivos arbolados como los naranjales y olivares. Precisamente el olivar es el medio más seleccionado si se tiene en cuenta su disponibilidad.

 

Movimientos

Las poblaciones septentrionales son migradoras de larga distancia, las de Europa occidental y muchas del Mediterráneo, migradoras parciales y algunas del sur de Europa y las de las islas del Atlántico y del Mediterráneo, sedentarias. Por otra parte, alrededor de los 11º-12º E, en Centroeuropa, se produce una importante bifurcación migratoria porque las aves del oeste migran al suroeste, hacia el Mediterráneo occidental, donde la gran mayoría inverna, con pocas aves alcanzando el África tropical; por ello se consideran presaharianas. Por el contrario, las aves del este migran al sureste, hacia el Mediterráneo oriental y se las considera transaharianas porque aunque muchas invernan en el Mediterráneo, son muchas también las que lo hacen en África tropical.

Las capirotadas abandonan sus áreas de cría a partir de agosto; el paso a través de Centroeuropa y Gran Bretaña transcurre de finales de agosto a finales de septiembre, disminuyendo durante octubre; en el oeste del Mediterráneo de septiembre a noviembre, más tarde en Iberia que en el sur de Francia, con paso máximo hacia mediados de octubre en nuestro país; en el sureste de Marruecos los primeros migrantes se registran a primeros de octubre, pero la mayoría pasan en noviembre. El paso a través del sudeste de Europa y Oriente Próximo es de agosto a noviembre, sobre todo de septiembre a octubre. Los invernantes llegan al oeste de Europa y al Mediterráneo de octubre a noviembre, al noroeste de África a partir de enero y al oeste y este de África transahariana a partir de mediados de octubre o primeros de noviembre. La partida de sus áreas de invernada al norte del Sahara comienza en febrero y finaliza a primeros de abril, con raros casos de mayor permanencia; en el norte de África y Oriente Próximo la migración prenupcial se extiende de febrero a mayo, pero sobre todo de mediados de marzo a finales de abril; en el sur de Europa el periodo de paso es muy similar al anterior, solo ligeramente adelantado, pues el máximo de produce de mediados de marzo a mediados de abril. Las llegadas al norte de Europa se producen mediado mayo.

 

Ecología trófica

La curruca capirotada presenta ritmos endógenos estacionales de preferencia alimenticia, siendo básicamente insectívora durante la cría y frugívora el resto del año, si bien la fracción frugívora en la dieta presenta una correlación inversamente proporcional con el consumo de insectos. En todo caso, lo habitual es que incluya más de un 80,0% de frutos carnosos en su dieta de otoño e invierno. En general selecciona frutos energéticos durante la migración y la invernada, pero dentro de esta condición, según su disponibilidad. Sin embargo y como se ha comprobado en Andalucía, también busca activamente frutos escasos pero que presentan una mayor proporción de vitaminas y de sales minerales que los frutos más abundantes, aunque también ostenten más alcaloides. Estos frutos escasos los consume juntos y en pequeñas cantidades acompañando a una o dos especies de frutos energéticos más abundantes.

En relación con la dieta de origen animal también muestra una gran plasticidad, consumiendo las presas conforme a su disponibilidad, siempre que sean insectos poco móviles, típicos de follaje y fáciles de capturar. También consume néctar cuando otros alimentos o el agua son escasos, debido a que su contenido en azúcar es alto y se halla diluido. Durante la cría, su régimen alimenticio es básicamente insectívoro, incluyendo adultos y larvas de la mayoría de los órdenes de insectos, además de otros artrópodos e invertebrados. La dieta de los pollos y volantones se basa en insectos de cuerpo blando, especialmente orugas de lepidópteros y coleópteros, a veces con algún aporte de frutos carnosos.

 

Biología de la reproducción

Se reproduce por primera vez con ocho o nueve meses de vida. Monógama y territorial, son muy raros los casos de bigamia o de cría asistida.

Habitualmente es el macho quien elige el lugar del emplazamiento del nido, al construir varios esbozos. Sin embargo, lo normal es que ambos cónyuges inicien una nueva construcción. Su forma es de copa pequeña y compacta, pero se trata de una construcción muy pobre, ligera y escasa en materiales, pues se elabora con unas pocas hierbas secas, musgo y raicillas, todo ello forrado internamente con pelos y hierba muy fina. El resultado es un nido casi transparente en la práctica. Suele ubicarse en plantas trepadoras y pequeños arbustos, por lo que está bien oculto y es difícil de descubrir, aunque no se halle a mucha altura.

Realiza una o dos puestas anuales; la norma en Cabo Verde es de una en primavera y otra en otoño, mientras que en el centro y sur de Europa entre el 5,0% y el 25,0% realiza dos puestas entre abril y julio. En el oeste y noroeste de Europa las primeras puestas se registran de mediados de abril a mediados de julio, pero sobre todo en mayo y junio, mientras que las segundas, de llevarse a cabo, se realizan básicamente de mediados de mayo a mediados de julio. En la Península son normales dos puestas anuales. La primera nidada suele realizarse a mediados de abril. Puestas completas son ya habituales en la segunda quincena de mayo y en junio. La segunda puesta no se efectúa antes de finales de junio. En agosto todavía muchas parejas ceban pollos volanderos.

El tamaño de puesta se halla comprendido entre 2-7 huevos, generalmente 4-6, pero como en otros pájaros propios de zonas templadas, el tamaño de puesta se incrementa con la latitud y decrece a lo largo de la temporada. En el norte de España la puesta normal se compone de 3-5 huevos, casi siempre 4 y más a menudo 3 que 5, muy rara vez 6. Éstos normalmente son de color pardo grisáceo claro con manchas y puntos marrones o pardos, pero en realidad son muy variables.

Ambos sexos incuban alternadamente, pero la hembra es quien lo hace por la noche y por periodos mucho mayores a partir de la puesta del tercer huevo. Los pollos nacen tras 10-14 días de incubación, normalmente 13-14, desnudos, sin plumón y con el interior de la boca de color rosado poco brillante y con dos puntos oscuros de forma ovalada en la base de la lengua; las comisuras del pico son blanco marfil. Ambos padres los ceban regularmente, lo que origina que su desarrollo sea muy rápido y que normalmente abandonen el nido a los 10-11 días si no son molestados, escondiéndose entre la vegetación. Los volantones dependen de los padres unas dos o tres semanas, aunque ya pueden alimentarse solos hacia los 12-14 días.

El éxito reproductor no se conoce en España, pero oscila entre el 46,0% y el 60,4% en varios lugares de Europa.

La tasa de mortalidad de las aves adultas oscila entre 54,0% y el 61,0% en varios países de Europa, mientras que en las aves jóvenes varía entre el 64,4% y el 68,0%; es decir, es mayor en las aves de primer año que en las de más edad. Las causas principales de mortalidad están relacionadas con las actividades humanas, pues más del 90,0% de las causas conocidas fueron por su captura, intencionada o no, y por depredación de gatos domésticos.

 

Interacciones entre especies

Presenta cierto antagonismo con varias especies similares, especialmente con la curruca mosquitera Sylvia borin. Los territorios de ambas currucas son mutuamente excluyentes, con leve solapamiento, ya que la capirotada prefiere los estratos más altos y espesos de la vegetación caducifolia. No obstante, la capirotada parece dominar sobre la mosquitera, quizás porque su fenología está más adelantada, pues ocupa antes sus territorios de cría.

Por otra parte, el elevado grado de rechazo de huevos extraños por parte de la capirotada implica que apenas sufra parasitismo por el cuco.

En relación a los ectoparásitos, algunas especies de malófagos infectan su plumaje; mientras que en relación a los endoparásitos, se han hallado varias especies de hemosporidios.

Al igual que otras currucas y los zorzales y mirlos, parece probable que esta especie mantenga una relación mutualista con varias especies de plantas productoras de frutos carnosos y constituya un agente dispersante de sus semillas, por ejemplo, el olivo Olea europea, el arraclán Frangula alnus y la zarzamora Rubus ulmifolius, si bien existen contextos donde puede comportarse como un frugívoro depredador. Asimismo, al consumir el néctar de sus flores, contribuye a la polinización de varias especies de plantas.

 

Patrón social y comportamiento

Como otros pájaros similares, es de hábitos diurnos, aunque la migración es nocturna. También parece probable que presente ritmos endógenos, es decir, programados genéticamente, relativos a la dirección normativa de migración, la acumulación de grasa estacional, el cambio estacional de dieta de animal a frugívora, la muda, la distancia migratoria y la selección de hábitat de sedimentación durante sus migraciones.

Es un pájaro incansable que muestra su presencia cantando constantemente y, a diferencia de otras currucas, saliendo al descubierto con más frecuencia.

Solitaria o en pequeños grupos fuera de la época de cría, probablemente como resultado de la disponibilidad de alimento más que por atracción social, ya que defiende pequeños territorios de alimentación en lugares con alta disponibilidad de recursos.

Se alimenta rebuscando artrópodos en hojas y tallos en los estratos medios y altos de la vegetación, menos frecuentemente revoloteando para capturar insectos voladores.

Forma parejas territoriales durante la cría. El área de campeo es mucho mayor que el territorio de nidificación, que es el único defendido; el territorio, además, proporciona casi todo el alimento y es el lugar donde se realiza el cortejo, el emparejamiento y la nidificación. Por otra parte, el anillamiento ha permitido comprobar que algunas parejas sedentarias permanecen unidas varias temporadas, pero en las poblaciones migradoras el emparejamiento solo se mantiene durante la temporada de reproducción, a menudo menos.

 

 

Rafael J. Aparicio Santos
Diego Aparicio Pascual
C/Juglares, 2C, 2ºA. 28032. Madrid
e.cirlus24@gmail.com

 

Fecha de publicación: 26-12-2023

 

Aparicio, R.J., Aparicio, D. (2023). Curruca Capirotada – Sylvia atricapilla. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. López, P., Martín, J. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org