Curruca zarcera - Sylvia communis Latham, 1787

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Common whitethroat, diet.

 

Ecología trófica

La curruca zarcera sigue una dieta insectívora durante la cría, sobre todo pequeños insectos de cuerpo blando de casi todos los órdenes, así como otros artrópodos. Fuera de la época reproductora es menos frugívora que otras currucas tales como la capirotada Sylvia atricapilla y la mosquitera S. borin, pero consume también pequeñas bayas de muchas plantas en migración y en invierno; incluso la pulpa de los higos. Es oportunista en la elección de la dieta, claramente dependiente de la disponibilidad, incluyendo a menudo recursos muy localizados y efímeros como las flores y frutos de Salvadora en el Sahel o enjambres de termitas y hormigas (Shirihai et al., 2001).  Se alimenta fundamentalmente en arbustos y en cualquier tipo de vegetación baja, capturando presas de las hojas y las ramas; ocasionalmente captura insectos en vuelo o en el suelo (Aymí y Gargallo, 2006). Por otra parte, al ser esta especie un frugívoro legítimo (Herrera, 2004), también presenta una serie de adaptaciones comportamentales, entre las que destaca la capacidad de rastrear en el tiempo y en el espacio las abundancias cambiantes de frutos. Asimismo presenta adaptaciones morfológicas (picos más anchos que otras especies no frugívoras) e histológicas (breve tránsito intestinal del alimento en comparación con las aves no frugívoras) y una elevada tolerancia a metabolitos secundarios potencialmente tóxicos. Y es que al igual que otras especies, tales como el mirlo común Turdus merula y la curruca mosquitera (Aparicio, 2008; 2009), esta especie presenta ritmos endógenos estacionales de preferencia alimenticia, pues como se ha indicado anteriormente, su dieta es insectívora durante la cría y frugívora el resto del año. El cambio de dieta de insectívora a frugívora se halla asociado, en primer lugar, a un incremento en la deposición grasa y, en segundo lugar, a un incremento tanto en la eficiencia de la asimilación del alimento consumido durante el engorde premigratorio como a la cantidad diaria de alimento ingerida (Bairlein, 1987; Shirihai et al., 2001), si bien la fracción frugívora en la dieta presenta una correlación inversamente proporcional con el consumo de insectos, lo que sugiere que los frutos y los insectos son usados como recursos alimenticios alternativos para obtener nutrientes básicos (Jordano, 1987).

Otoño

Durante la época postnupcial en España, la curruca zarcera incluye más de un 70% de frutos carnosos en su dieta (Herrera, 2001), pero también consume muchos insectos (tabla 1). En ocasiones el porcentaje de frutos llega al 95,8%, como se ha medido en Sierra Morena (Jordano, 1981), o desciende al 54,2%, como se obtuvo en un estudio de Doñana (Gardiazábal, 1990), aunque el promedio es del 74,1% (Herrera, 1995) y la mayoría de los registros oscilan alrededor de este valor, por ejemplo el 70,9% y el 76,8% en dos estudios realizados en Andalucía (Herrera, 1984; Jordano, 1987). En un estudio realizado en el noreste de Portugal (Ferns, 1975), la mitad de las zarceras capturadas consumieron frutos de Daphne gnidium y 2 de 5 muestras fecales analizadas contuvieron sus bayas. De 83 restos de frutos obtenidos en las muestras fecales de 34 aves en Andalucía (Herrera, 1984), el 36,2% fueron Pistacia lentiscus; el 34,0% Phillyrea angustifolia; el 20,3% Rhamnus lycioides; el 6,2% Osyris quadripartita; el 3,0% Smilax aspera; el 0,2% D.gnidium y el 0,1% Tamus communis. En un estudio realizado en el área de Doñana (Jordano, 1987), el 54,6% de las 11 muestras analizadas tuvieron restos de P.lentiscus; el 34,6% R.lycioides; el 27,3% Rubus ulmifolius; el 18,2% P.angustifolia y el mismo porcentaje D.gnidium. En Sierra Morena se ha observado que el 85,7% de los excrementos analizados de curruca zarcera contenían restos de R.ulmifolius, por el 28,6% de Ficus carica (Jordano, 1981).

En definitiva, la maduración de una abundante cosecha de frutos de algunas especies como las zarzamoras, los torviscos, los labiérnagos, los lentiscos y otros pequeños frutos carnosos propios del matorral mediterráneo, crea una situación de alta disponibilidad de alimento alternativo a los insectos, fácilmente accesible para los pájaros en migración. Asimismo, los frutos no solo pueden suplir las demandas energéticas de algunas especies, sino que también son una fuente importante de agua en los secos y calurosos veranos mediterráneos (Jordano, 1981), máxime si se tiene en cuenta que los largos vuelos migratorios entrañan graves riesgos de deshidratación (Bairlein, 1987).

La importancia de los frutos en la dieta queda patente al considerar que el 63% de las muestras obtenidas en una zona eurosiberiana como Ginebra, Suiza (Turrian y Jenni, 1991) presentaron restos vegetales. En este estudio, los frutos más consumidos fueron los más abundantes, especialmente la zarzamora Rubus fruticosa (42% de las muestras), pero también el cornejo Cornus sanguinea y el saúco Sambucus nigra (18% y 8% respectivamente), este último al parecer buscado activamente, puesto que no se hallaba en las inmediaciones de la zona de estudio. Por otra parte, la frecuencia de la ingesta de frutos se incrementa al final de la época de cría. En un estudio realizado en el este de Alemania (Cramp, 1992), el 18,2% de 11 estómagos examinados en mayo tuvieron frutos de Ribes; entre mediados de julio y mediados de agosto, el 52,1% de 32 estómagos contuvieron frutos de Rubus, el 28,1% Ribes, el 6,2% Hippophae y el 3,1% otros frutos; finalmente, entre finales de agosto y mediados de septiembre, el 56% de 9 estómagos tuvieron restos de Sambucus, el 44% Ribes, el 22% Rubus y el 11% otros frutos.

 

Tabla 1. Dieta postnupcial de la curruca zarcera en Sierra Morena, según Jordano (1981). Frecuencia: frecuencia de aparición respecto al total de muestras. Biomasa: porcentaje del volumen animal o vegetal. Porcentaje: porcentaje numérico respecto al total de presas.  

 

Especie

Frecuencia (n= 7 aves)

Biomasa (%)

Porcentaje (n= 19 heces)

Ficus carica

28,6

7,1

25

Rubus ulmifolius

85,7

92,9

75

Otros frutos

0

0

0

Coleoptera

42,8

8,1

31,6

Hymenoptera

28,6

11,9

10,5

Formicidae

28,6

5,9

15,8

Diptera

14,3

28,6

0,8

Hemiptera

42,8

45,5

15,8

Otros Artropoda

0

0

0

 

En relación a la dieta de origen animal prefiere las presas de pequeño tamaño, en general abundantes, poco móviles y típicas del nivel del suelo o de los estratos herbáceos e inferiores del follaje. Así en Ginebra (Turrian y Jenni, 1991), capturan sobre todo las hormigas Lasius niger y Formica selysi (55% de las muestras, más en agosto que en septiembre) y homópteros de la familia cicadélidos (14%). También captura crisomélidos en agosto (13%), pero apenas captura tricópteros, dípteros e himenópteros distintos de los formícidos.

El tamaño medio de presa varía según el tipo de presa. En Sierra Morena (Jordano, 1981) el tamaño medio obtenido fue de 3,5 mm para los coleópteros; 3,4 mm para los formícidos; 7,7 mm para los hemípteros y 6,0 mm para los dípteros. En esta localidad más del 90% del volumen de su dieta estuvo compuesto por materia vegetal, pero también consumió insectos, fundamentalmente coleópteros y hemípteros, y más esporádicamente otros grupos de artrópodos (tabla 1).

Aparentemente, una pequeña proporción de insectos en la dieta provoca importantes incrementos de proteínas en la ingesta (Jordano, 1988).

Primavera

La dieta en primavera es bien conocida gracias a los numerosos estudios que se han realizado en Europa basados en análisis estomacales, muestras fecales y collares esofágicos (Cramp, 1992; Aymí y Gargallo, 2006). De España, sin embargo, apenas existen datos, salvo los que figuran en Cramp (1992) referentes al contenido estomacal de unas zarceras de abril en la provincia de Ávila, donde se identificaron restos de chinches, orugas de mariposas, hormigas, arañas y opiliones.

Durante la época de cría en Europa, los adultos se alimentan fundamentalmente de coleópteros (especialmente curculiónidos y crisomélidos), hemípteros, lepidópteros e himenópteros; la mayoría de los estudios muestran la importancia de los coleópteros en la dieta, pero en el este de Alemania y en Ucrania los hemípteros fueron la presa más común, mientras que los lepidópteros lo fueron en Inglaterra. También se han detectado cambios en la dieta a lo largo de la estación reproductora en el noreste de Alemania, probablemente en respuesta a la disponibilidad de presas (Cramp, 1992); los coleópteros predominaron en mayo (34,7% de 199 muestras) y los himenópteros fueron más comunes a finales de agosto y principios de septiembre (45,2% de 166 muestras), mientras que el consumo de frutos se intensificó en otoño. Los pollos son alimentados comparativamente con presas más blandas que los adultos, incluyendo más arañas y orugas y pocos escarabajos; muestras de Suecia y Kazajistán revelan dominancia de lepidópteros (mayoría orugas) en la dieta de los pollos, mientras que en 11 nidos de Ucrania dominaron las arañas (43% de 56 muestras) y lepidópteros, especialmente orugas (27%); la dieta de los polluelos también incluye, en pequeñas cantidades, ortópteros, homópteros, dípteros, himenópteros, coleópteros, moluscos y algunos frutos (Cramp, 1992; Aymí y Gargallo, 2006).

El tamaño medio de presa varía según se trate de pollos o de adultos, alcanzando mayor tamaño las de los primeros. En el este de Alemania (Cramp, 1992), el 77,9% de 585 presas consumidas por zarceras adultas tuvieron menos de 5 mm, en comparación con el 6,8% de las 533 consumidas por los pollos. Además, solo el 4,6% de las presas de los adultos superaron los 10 mm, mientras que rebasaron este tamaño el 56,8% de las de los pollos.

Recientemente se ha comprobado que el consumo de néctar puede ser un importante recurso alimenticio para los migrantes cuando permanecen en lugares de escala migratoria, aunque solo se han hallado restos de polen en un pequeño porcentaje (inferior al 10%) de las zarceras examinadas en migración primaveral en el Mediterráneo español y hasta un máximo del 30% en algunas islas de Italia y Grecia (Cecere et al., 2010). Por otra parte, muestras de contenidos estomacales de 2 años consecutivos de aves en migración en Dinamarca (627 y 524 respectivamente) contuvieron en un 27-29%  orugas de lepidópteros, un 19-20% curculiónidos y un 12-14% ninfas de psílidos (Cramp, 1992; Aymí y Gargallo, 2006).

Invernada

Durante su invernada y también durante la migración primaveral incluye muchos frutos carnosos en la dieta; en África, además de insectos, consume regularmente los frutos de Salvadora y Maerua. En el Kalahari se alimenta de los pequeños frutos de Grewia spp. (Shirihai et al., 2001). En Pakistán también consume las bayas del árbol del paraíso Eleagnus angustifolia. En Nigeria, de una muestra primaveral de 97 estómagos, el 80% (peso seco) contuvieron flores y frutos de Salvadora, el 15% dípteros del género Tanytarsus y el 5% restante otros insectos (Aymí y Gargallo, 2006). En el Sahel, los frutos de los árboles y arbustos de los géneros Salvadora y Balanites son muy importantes para el engorde premigratorio (Wilson y Cresswell, 2006; Baille et al., 2014).

 

Referencias

Aparicio, R. J. (2008). Mirlo Común – Turdus merula. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Carrascal, L. M., Salvador, A. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales. Madrid. http://www.vertebradosibericos.org

Aparicio, R.J. (2009). Curruca Mosquitera – Sylvia borin. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Bautista, L.M. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales. Madrid. http://www.vertebradosibericos.org

Aymí, R., Gargallo, G. (2006). Family Sylviidae, subfamily Silviinae. Pp. 693-709. En: del Hoyo, J., Elliot, A., Christie, D. A. (Eds.). Handbook of the birds of the World. Volume 11. Lynx Edicions, Barcelona.

Baille, S.R. Marchant, J.H., Leach, D.I., Massimino, D., Eglinton, S.M., Johnston, A., Noble, D.G., Barimore, C., Kew, A.J., Downie, I.S., Risely, K., Robinson, R.A. (2014). BirdTrends 2013. BTO Research Repot Nº 652. BTO. Thetford. http://www.bto.org.birdtrens

Bairlein, F. (1987). The migratory strategy of the Garden warbler: a survey of field and laboratory data. Ringing & Migration, 8: 59-72.

Cecere, J.G., Mastricardi, C., Frank, B., Imperio, S., Spina, F., Gargallo, G., Barboutis, Ch., Boitani, L. (2010). Nectar exploitation by songbirds at Mediterranean stopover sites. Ardeola, 57: 143-157.

Cramp, S. (Ed.). (1992). Handbook of the Birds of Europe the Middle East and North Africa. The birds of the Western Paleartic. Volume VI. Warblers. Oxford University Press, Oxford.

Gardiazábal, A. (1990). Untersuchungen zur Ökologie rastender Kleinvögel im Nationalpark von Doñana, (Spanien): Ernährung, Fettdeposition, Zugstrategie. Tesis Doctoral. Universidad de Colonia.

Herrera, C. M. (1984).A study of avian frugivores, bird-dispersed plants, and their interaction in Mediterranean scrublands. Ecological Monographs, 54: 2-23.

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Herrera, C. M. (2001). Dispersión de semillas por animales en el Mediterráneo: ecología y evolución. Pp. 124-152. En: Zamora, R., Pugnaire, F.I. (Eds.). Ecosistemas mediterráneos. Análisis funcional. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid.

Herrera, C. M. (2004). Ecología de los pájaros frugívoros ibéricos. Pp. 127-153. En: Tellería, J. L. (Ed.). La Ornitología hoy. Homenaje al profesor Francisco Bernis Madrazo. Editorial Complutense, Madrid.

Jordano, P. (1981). Alimentación y relaciones tróficas entre los paseriformes en paso otoñal por una localidad de Andalucía central. Doñana, Acta Vertebrata, 8: 103-124.

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Shirihai, H., Gargallo, G., Helbig, A. (2001). Sylvia warblers. Identification, taxonomy and phylogeny of the genus Sylvia. Christopher Helm, London.

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Wilson, J.M., Cresswell, W. (2006). How robust are paleartic migrants to habitat loss and degradation in the Sahel? Ibis, 148: 789-800.

 

 

Rafael J. Aparicio Santos
C/Juglares, 2C, 2ºA. 28032. Madrid

Fecha de publicación: 5-06-2014

Aparicio, R. J. (2014). Curruca Zarcera – Sylvia communis. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. B. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org