Curruca zarcera - Sylvia communis Latham, 1787

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Common whitethroat, activity, home range, behaviour.

 

Actividad

Sin datos disponibles de la actividad diaria para esta especie en España. Se ignora el reparto del tiempo dedicado a la alimentación, el cuidado del plumaje, el descanso y otras pautas comportamentales.

 

Dominio vital

Territorial durante la temporada de cría y la invernada y más gregaria durante la migración y la fase de dispersión juvenil (Cramp, 1992; Shirihai et al., 2001).

Los territorios son contiguos y bien separados, aunque a veces se solapan. Normalmente se sitúan a 70-100 m de distancia. Los machos bígamos defienden simultáneamente dos territorios que pueden estar separados hasta 300 m. El territorio es usado para el emparejamiento, la nidificación y la alimentación. Los adultos alimentan a los polluelos en un radio de unos 300 m alrededor del nido. La densidad de zarceras depende del hábitat, pero también se registra una gran variabilidad entre años (véase Hábitat). Su extensión también depende de la calidad del hábitat, pero sobre todo del desarrollo de la reproducción, ya que los territorios de apareamiento que se establecen al principio de la estación de cría son mucho más grandes (hasta 4 ha.) que los territorios de reproducción propiamente dichos, que son relativamente pequeños, de 0,1-0,6 ha. en Alemania e Inglaterra y algo mayores, 0,6-1,6 ha., en Suecia (Cramp, 1992;  Aymí y Gargallo, 2006). Sin embargo, en España se desconoce su tamaño y la influencia del hábitat. Presenta cierta territorialidad frente a la currucas capirotada Sylvia atricapilla, gavilana S. nisoria y, sobre todo, zarcerilla S. curruca (Cramp, 1992).

 

Comportamiento

Al igual que la curruca mosquitera Sylvia borin y otros sílvidos como el mosquitero musical Phylloscopus trochilus (Aparicio, 2009; 2012), esta especie presenta ritmos endógenos; es decir, programados genéticamente, relativos a la dirección normativa de migración, la acumulación de grasa estacional, el cambio estacional de dieta de animal a frugívora, la muda, la distancia migratoria y la selección del hábitat de sedimentación durante sus migraciones (Berthold, 1984; Shirihai et al., 2001).

Conducta

Diurna salvo en migración. Menos escondediza que otras currucas. Su vuelo es ágil, pero errático a veces y siempre como a sacudidas, calándose inmediatamente en el fondo de la vegetación. Vuela a baja altura siguiendo la línea de los arbustos y pocas veces intenta el vuelo directo en amplios espacios. Cuando lo hace no se distingue de otras currucas trazando prolongadas ondulaciones. No rehúye permanecer al exterior por bastante tiempo en días soleados, pero es escondediza y de costumbres muy reservadas en tiempo nublado o lluvioso (Noval, 1975).

El canto territorial del macho es realizado deliberadamente desde un posadero destacado en arbustos, altas hierbas, postes, antenas de televisión y un largo etcétera. A menudo efectúa vuelos de exhibición, ascendiendo 5-10 m desde el posadero con un característico batido de alas espasmódico, pausado, ondulado y un tanto errático, para a continuación caer casi en picado sobre la cubierta vegetal y desaparecer en ella (Shirihai et al., 2001).

Conducta alimenticia

Rebusca en las hojas y en las ramas, raramente en el suelo en época de cría, aunque más frecuentemente en invierno. Se mueve hasta 10 m, o más alto, alcanzando la copa de los árboles y arbustos, pero normalmente lo hace a 1-5 m del suelo. Rara vez captura insectos en vuelo (Shirihai et al., 2001). Picotea los frutos carnosos mientras se halla sentada en las ramas (Cramp, 1992). De 148 presas capturadas en un estudio de Kenia, el 8,5% se obtuvieron en las hojas y el 13% en tallos y ramas; por otra parte, de 40 observaciones sobre lugares de capturas, el 80% fueron en el interior de los arbustos o en árboles de baja altura (Aymí y Gargallo, 2006).

Conducta migratoria

Para los aspectos relacionados con la orientación y la fisiología de los migrantes y el cruce del desierto, véase lo expuesto para la curruca mosquitera en el apartado de Comportamiento(Aparicio, 2009).

Emparejamiento

Se desconoce el grado de monogamia de las poblaciones de curruca zarcera en España. En otros lugares la especie es monógama, pero algunos machos son bígamos y regentan más de un territorio (Aymí y Gargallo, 2006). Por ejemplo, la población de Kagmosen, en Dinamarca, con 2-3 machos bígamos de 11 territorios todos los años; o la de San Petersburgo, en Rusia, con un 1 macho bígamo de 9 un año y 2 de 16 al siguiente (Cramp, 1992). La bigamia, de todas formas, es mucho más escasa en la zarcera que en otros sílvidos, por ejemplo, el mosquitero musical (Aparicio, 2012), representando normalmente menos del 5% de los emparejamientos, tal como sucede en el suroeste de Polonia (Halupa y Borowiec, 2006) o en el conjunto de Dinamarca (Cramp, 1992), con solo un macho bígamo de 67 territorios.

El emparejamiento solo se mantiene durante la temporada de reproducción, a menudo menos. Lo normal es que si la cría tiene éxito, la misma pareja vuelva a realizar una segunda puesta si ésta se produce, aunque no es rara la bigamia sucesiva. También es habitual que las parejas se separen tras el fracaso en la cría y vuelvan a emparejarse de nuevo, siendo el macho quien permanece en el territorio (Cramp, 1992).

Por otra parte, en algunas poblaciones resulta evidente el exceso de machos, pero no se ha podido comprobar si este dato refleja la realidad o es un sesgo producido por la elevada detectabilidad de los machos al establecerse en los territorios de cría (Shirihai et al., 2001), pues la sex ratio fue equilibrada en un estudio realizado en el este de Inglaterra basado en el anillamiento (Boddy, 1993).

Celo

La representación del cortejo nupcial de la curruca zarcera es relativamente fácil de observar porque la excitación del macho llama la atención. En esta situación realiza sus continuos vuelos alrededor del lugar donde se ubica la hembra, “subiendo lateralmente”, cantando con más apresuramiento del que normalmente lo hace y elevando las plumas del píleo para repentinamente calarse en la vegetación y reaparecer un poco más lejos. Por su parte, la hembra se halla posada casi en el suelo. También ella tiene el píleo erizado y las plumas del dorso se elevan a la vez que, con las alas entreabiertas y temblándole todo el cuerpo, hace frente al macho cuando se posa cerca sin dejar de cantar (Noval, 1975).

Conducta agresiva

El macho defiende el territorio mediante el canto y la adopción de posturas ritualizadas. La hembra no toma parte activa en las disputas territoriales, pero puede acompañar al macho en la expulsión de otro macho intruso, llegando como máximo a desafiar a otra hembra que invada el territorio (Cramp, 1992).

Selección sexual

Las hembras de curruca zarcera prefieren emparejarse con los machos que realizan más vuelos de exhibición de celo (Halupa y Borowiec, 2006) y con los que emiten un canto más complejo (Balsby y Hansen, 2010). Los motivos de ello son: 1) que el vuelo de manifestación de celo tiene una variante que podría denominarse de exhibición y que constituye un indicador fiable de la predisposición del macho a colaborar en la crianza y 2) que la complejidad del canto constituye una señal fiable de la edad del macho (véase Voz). Así pues, las hembras prefieren emparejarse con los machos más maduros (de dos o más años de edad) y más predispuestos a colaborar en la crianza. De hecho, en un estudio realizado en Dinamarca se emparejaron todos los machos maduros, pero solo la mitad de los de primer año (Balsby y Hansen, 2010).

Inversión y cuidado parental

Ambos progenitores incuban, cuidan y alimentan a los pollos, si bien lo habitual es que la hembra incube y empolle por más tiempo que el macho. Cuando éste es bígamo, la puesta secundaria normalmente corre a cargo de la hembra, pero existen excepciones e incluso hay casos de dos puestas de reemplazo atendidas simultáneamente por el macho y ambas hembras. Por otra parte, los machos abandonan el territorio reproductor antes que las hembras, a menudo cuando ellas aún están cebando a los jóvenes (Cramp, 1992; Shirihai et al., 2001; Aymí y Gargallo, 2006).

Gregarismo y estructura social

Sin datos disponibles sobre el grado de gregarismo social para esta especie en España. Estructura jerárquica inexistente o desconocida. No se han descrito los grados de dominancia.

Comunicación

Se conocen varios reclamos de alarma, emitidos sin cesar por ambos miembros de la pareja ante la presencia cerca del nido de personas o depredadores. Para más detalles, consúltese Cramp (1992).

 

Referencias

Aparicio, R. J. (2009). Curruca Mosquitera – Sylvia borin. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Bautista, L.M. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales. Madrid. http://www.vertebradosibericos.org.

Aparicio, R. J. (2012). Mosquitero Musical – Phylloscopus trochilus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales. Madrid. http://www.vertebradosibericos.org

Aymí, R., Gargallo, G. (2006). Family Sylviidae, subfamily Silviinae. Pp. 693-709. En: del Hoyo, J., Elliot, A., Christie, D. A. (Eds.). Handbook of the birds of the World. Volume 11. Lynx Edicions, Barcelona.

Balsby, T.J.S., Hansen, P. (2010). Element repertorie: change and development with age in Whitethroat Sylvia communis song. Journal of Ornithology, 151: 469-476.

Boddy, M. (1993). Whitethoat Sylvia communis population studies during 1981-91 at a breeding site on the Lincolnshire coast. Ringing & Migration, 14: 73-83.

Berthold, P. (1984). The endogenous control of bird migration: a survey of experimental evidence. Bird Study, 31: 19-27.

Cramp, S. (Ed.). (1992). Handbook of the Birds of Europe the Middle East and North Africa. The birds of the Western Paleartic. Volume VI. Warblers. Oxford University Press, Oxford.

Halupa, K., Borowiec, M. (2006). Male whitethroats, Sylvia communis, advertise their future contribution to parental care. Behaviour, 143: 1-14.

Noval, A. (1975). El libro de la fauna ibérica. Naranco, Oviedo.

Shirihai, H., Gargallo, G., Helbig, A. (2001). Sylvia warblers. Identification, taxonomy and phylogeny of the genus Sylvia. Christopher Helm, London.

 

 

Rafael J. Aparicio Santos
C/Juglares, 2C, 2ºA. 28032. Madrid

Fecha de publicación: 5-06-2014

Aparicio, R. J. (2014). Curruca Zarcera – Sylvia communis. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. B. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org