Curruca zarcera - Sylvia communis Latham, 1787

Para más información sobre cada apartado hacer click en:

 

Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Common Whitethroat, habitat, abundance, status, threats.

 

Hábitat

La curruca zarcera es una especie de campo abierto que ocupa una amplia variedad de paisajes, la mayoría de ellos mosaicos agrarios compuestos por áreas despejadas, pastizales, árboles, arbustos y matorrales diseminados (Aymí y Gargallo, 2006). Durante la cría en Europa es la típica curruca de paisajes abiertos con escasos matorrales y arboledas, preferentemente cerca de vegetación herbácea, carrizos, setos bajos, zarzales, etc. Como hábitat reproductor evita la vegetación de más de 3-4 m de altura y las partes más intrincadas de la maleza, prefiriendo los bordes exteriores y las áreas semiabiertas de tales hábitats (Shirihai et al., 2001). Otros hábitats de cría favorables son las primeras etapas de la sucesión forestal, la vegetación arbustiva que jalona los caminos, carreteras y cursos fluviales, los brezales y los pastizales con enebros. En zonas montañosas prefiere solanas, laderas cálidas y niveles basales (Shirihai et al., 2001). Los datos del BTO en Gran Bretaña (Robinson, 2005) muestran que es muy frecuente sobre todo en tres medios: monte bajo, cultivos y juncales, pero también indican que es un ave muy ubicua, pues se halla en casi todos los hábitats disponibles; por ejemplo, pastizales, brezales, bosques caducifolios, matorrales costeros e incluso poblaciones. Finalmente, en un estudio realizado en un área de cultivos del centro de Inglaterra (Stoate y Szczur, 2001), esta especie manifestó un clara preferencia por los setos rodeados por amplios pasillos de vegetación herbácea, siempre que los primeros no excediesen los 3 m de altura y los pasillos de vegetación herbácea superasen el metro de anchura.

Durante el invierno en África generalmente prefiere hábitats más secos y abiertos que las currucas capirotada y mosquitera, tales como sabanas semiáridas con Acacia dispersas, matorrales a lo largo de cursos fluviales e, incluso, parques y jardines. En África oriental ocupa áreas menos áridas y con menor cubierta vegetal que la curruca gavilana Sylvia nisoria (Shirihai et al., 2001).

En España es ave típica de los linderos arbustivos y la orla espinosa forestal, común en el paisaje de la campiña con su mosaico de cultivos, prados, bosquetes y setos. Coloniza las etapas de regeneración de encinares, rebollares, hayedos y pinares albares, pero no frecuenta los sotos fluviales (Purroy, 1997). También ocupa landas y matorrales de las montañas del centro y sur de España, donde puede superar los 2000 m de altitud (Tellería et al., 1999). Prefiere sustratos arbustivos y arbóreos inferiores a 4-6 m. En todo caso, parece encontrar su óptimo en los matorrales asociados a los melojos y quejigos del piso supramediterráneo y en la región eurosiberiana, donde cría de forma más escasa en setos con zarzas entre prados de siega y tojales con arbustos salpicados (Tellería et al., 1999). Según la información recogida en el atlas de las aves reproductoras (Purroy, 1997; 2003), en nuestro país su distribución es exclusivamente peninsular, prácticamente continua en el tercio norte, pero en la mitad sur ocupa sobre todo las umbrías de las montañas. Sus mayores abundancias se registran en pastizales, encinares y robledales (la densidad media de estos hábitats es de 8,43 aves/10 ha).

Reproducción

El análisis realizado por Carrascal et al. (2005) sobre las variables más destacadas que explican su distribución, muestra que, si bien esta especie tiene una amplia valencia ecológica en su distribución a gran escala en la Península Ibérica, también es posible destacar que: 1) tiene marcadas preferencias por lugares con menor insolación y gran cantidad de bosques caducifolios y ríos, 2) su rango altitudinal abarca todo el gradiente, pero es bastante escasa por debajo de los 500 m y es relativamente abundante sobre los 2000 m y 3) sus hábitats preferidos son las formaciones arbustivas, aunque también ocupa las formaciones arboladas, tanto densas como abiertas, siendo excepcional en otros medios. Para un mayor detalle, véanse los datos de la curruca zarcera en el Atlas virtual de las aves terrestres de España (Carrascal et al., 2005).

Al objeto de ilustrar la amplitud de hábitat y las preferencias de esta especie en época reproductora se ha confeccionado la tabla 1, basada en Tellería y Potti (1984). En ella puede observarse que en el Sistema Central la curruca zarcera se distribuye por todo el gradiente altitudinal, si bien en las cotas superiores evita el pinar y prefiere los matorrales como brezales y piornales, mientras que en las altitudes medias e inferiores son los bosques caducifolios (especialmente las fresnedas y melojares) los medios preferidos, pudiendo penetrar en las zonas de rasgos climatológicos más xéricos al amparo de las formaciones vegetales hidrófilas (básicamente los sotos), ya que es muy escasa en los bosques secos como los encinares y solo puntualmente ocupa los jarales o los cultivos cerealistas.

Es necesario aclarar que las diferencias que se aprecian entre las densidades obtenidas para un mismo ecosistema en los diferentes estudios deben atribuirse a las distintas metodologías de censo empleadas.

 

Tabla 1. Frecuencia de aparición (en %) de la curruca zarcera en las formaciones vegetales del Sistema Central, según Tellería y Potti (1984).

Mesomediterráneo

Supramediterráneo

Oromediterráneo

Cereal

Soto

Encinar

Jaral

Fresneda

Melojar

Jaral

Brezal

Pinar

Piornal

1,4

6,5

5,7

0

61,7

25,9

2,9

11,4

0

14,8

 

Migración

Al igual que durante la cría, los hábitats más utilizados en España durante la migración postnupcial son los matorrales y otros medios arbustivos similares, especialmente aquellos que cuentan con zarzas y otros arbustos productores de frutos carnosos como lentiscos y saúcos. Entre los estudios que incluyen la captura de currucas zarceras en migración pueden señalarse, por ejemplo, los realizados en las marismas del Bidasoa en Guipúzcoa (Grandío, 1997), el monte de Valdelatas en Madrid (Villarán et al., 2010), Sierra Morena en Córdoba (Torres y León, 1979) y la Reserva de Doñana en Huelva (Herrera, 1974). Por otra parte, en primavera también se captura en pequeñas islas, como la Illa de l’Aire en Menorca, Baleares (García Febrero, 2004). La presencia de frutos carnosos también parece ser importante en primavera. Así, durante la migración prenupcial en el norte de Nigeria muestra predilección por las formaciones boscosas diversas, siempre que Balanites aegyptiaca esté presente, pues es el árbol que permite más oportunidades de alimentación y una mayor protección frente a depredadores (Vickery et al., 1999). En el norte de Senegal resulta crucial la presencia de Salvadora persica, pues sus frutos son importantes para el engorde premigratorio (Stoate y Moreby, 1995).

 

Invernada

En África occidental ocupa preferentemente la región del Sahel, especialmente las formaciones arbustivas y arboladas de sus sabanas, así como la sabana sudanesa, algo más húmeda (Morel y Morel, 1992). Pero esta distribución dista de ser uniforme. Antes de las talas que durante este siglo han sufrido las zonas forestales del norte de Nigeria, en el invierno paleártico era más abundante en las zonas arboladas que en la campiña, especialmente en los lugares que contaban con árboles desarrollados de Piliostigma reticulata, ya fueren bosques ribereños, sabanas arboladas o campo abierto con árboles y matorrales dispersos (Jones et al., 1996). Sin embargo, y aunque se ha comprobado que su densidad poblacional en la campiña apenas ha variado en la última década, casi ha desaparecido de las zonas recientemente deforestadas (Cresswell et al., 2007). Por otra parte, en las sabanas del norte de Nigeria la densidad de la curruca zarcera se halla correlacionada con el número y el tamaño de los árboles (Stevens et al., 2010) y, en general, es más común en áreas de Salvadora persica cuando éstas presentan una densidad intermedia y talla mediana, mientras que en las zonas donde es dominante Balanites aegyptiaca solo es común cuando los árboles se hallan dispersos, siendo más escasa cuanto más cerrada sea la arboleda (Wilson y Cresswell, 2006). Posiblemente esta curruca sea capaz de sobrevivir en hábitats extremadamente degradados, pero podría ser muy vulnerable a la desaparición de los árboles y arbustos de los géneros Salvadora y Balanites (Wilson y Cresswell, 2006; Baille et al., 2014), pues como se indicó anteriormente, sus frutos son importantes para el engorde premigratorio.

 

Abundancia

Su densidad reproductora es muy variable (Cramp, 1992). En Inglaterra se estimaron 3 parejas/km2 en hábitat agrario y 6 parejas/km2 en bordes forestales, mientras que en robledales fueron 27 territorios/km2  en Gales y 8-70 parejas/km2 en Borgoña, Francia. En Finlandia se alcanzaron 3,1 parejas/km2 en campos de cereal y 31,9 parejas/km2 en campos abandonados. En Polonia se estimaron 2 parejas/km2 en pastizales ribereños y 33 parejas/km2 en matorral denso. Mayores densidades se obtuvieron en el suroeste de Alemania, 40-72,5 parejas/km2. Pero sobre todo en los cultivos forestales de Ucrania, con 250-800 parejas/km2. Sin embargo, fueron notablemente menores las densidades estimadas para el norte de Portugal (8-9 parejas/km2) y los bosques de Marruecos (3,4 parejas/km2). Por otra parte, su densidad reproductora también muestra una gran variabilidad interanual, como se ha registrado en una población reproductora asentada en 8,5 ha de matorrales costeros del este de Inglaterra, que osciló entre 11-46 parejas en la década de los ochenta del siglo pasado (Boddy, 1993).

En España, las mayores densidades obtenidas en el programa SACRE (Carrascal y Palomino, 2008) se registraron en los ambientes abiertos cantábricos y supramediterráneos: matorrales (20,3- 33,8 aves/km2), pastos arbolados >750 m (21,5 aves/km2) y mosaicos agropecuarios (13,2 aves/km2). En la tabla 2 se sintetizan las densidades estivales de esta especie en España.

 

Tabla 2. Densidades (aves/km2) en época reproductora en diferentes medios y localidades.

 

Densidad

Medio

Localidad

Referencias

0,7

Campiña atlántica

País Vasco-Cantabria

Tellería y Galarza, 1990

5

Piornales y espinales

Cordillera Cantábrica

Purroy y Costa, 1984

1

Brezales

Sierra de Ayllón

Potti, 1985

22

Melojares-Norte

Sierra de Gredos

Sánchez, 1991

22

Matorrales-Norte

Sierra de Gredos

Sánchez, 1991

51

Campiñas-Norte

Sierra de Gredos

Sánchez, 1991

7

Matorrales-Sur

Sierra de Gredos

Sánchez, 1991

12

Dehesas con matorral

Sierra de Béjar

Carnero y Peris, 1988

11

Melojares

Sierra de Gata

Carnero y Peris, 1988

19

Melojares

Sierra de Peña de Francia

Carnero y Peris, 1988

27,9

Fresnedas

Madrid

Carrascal, 2004

14,5

Matorrales montanos

Madrid

Carrascal, 2004

5

Enebrales

Sierra Nevada

Zamora, 1988

119

Matorrales altimontanos

Sierra Nevada

Zamora, 1988

 

A escala regional se han detallado sus preferencias de hábitat en la comunidad de Madrid. Ocupa principalmente la zona de sierra entre los 1000-1600 m, aunque llega a los 2000 m en algunos puntos y penetra en zonas más bajas al amparo de sotos y bosques de ribera. Su hábitat más característico son los bosques y matorrales de carácter atlántico, prefiriendo los melojares y fresnedas y, en menor medida, piornales (Díaz et al., 1994). Las densidades máximas en Madrid (Carrascal, 2004) las alcanza en las fresnedas (hábitat principal, 2,79 aves/10 ha) y los matorrales montanos (hábitat secundario, 1,45 aves/10 ha). La disponibilidad de hábitat adecuado representa aproximadamente el 10% de la comunidad; su población se estimó en unas 5.000 – 10.000 parejas.

 

Tamaño poblacional

La población reproductora en España ha sido estimada entre 450 y 600 mil parejas (Purroy, 1997). Basándose en los resultados del programa SACRE, Carrascal y Palomino (2008) han estimado la población de curruca zarcera en España entre 1.020.000 y 1.560.000 aves, la gran mayoría en Castilla y León (55,3%) y porcentajes menores en otras autonomías, destacando Galicia (18,6%), Castilla-La Mancha (6,1%) y Andalucía (5,6%). A estas cifras habría que añadir un 5-10% más, correspondiente a la población acantonada en las montañas, que es relativamente importante.

La tendencia poblacional durante el periodo 1998-2006 es -2,1, siendo calificada de incierta Carrascal y Palomino (2008). La tendencia de la población reproductora detectada por el programa SACRE (Escandell, 2013) ha sido de un declive moderado durante el periodo 1998-2012 (tasa anual de cambio de -4,1%), aunque con notables fluctuaciones interanuales.

 

Estatus de conservación

Categoría global IUCN (2012): Preocupación Menor LC (BirdLife Internacional, 2013).

Se estiman para la especie unos 56,8-150 millones de individuos repartidos por unos 9 millones de km2. Su tendencia es decreciente porque a finales de los años 60 del siglo pasado sufrió una reducción cercana al 70% en su población de Europa occidental de la que todavía no se ha recuperado. En los últimos años, sin embargo, no se han constatado amenazas reseñables.

Categoría IUCN para España (2002): No Evaluado NE (Madroño et al., 2004).

En España está catalogada de interés especial (Real decreto 439/1990; para más detalles consúltese el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, Dirección General para la Biodiversidad, 2009) y es, por tanto, especie protegida.

 

Factores de amenaza

Generales

-Ha sido una de las primeras especies en las que se ha podido establecer las causas de la reducción poblacional: la pérdida del 70% de la población reproductora de Europa occidental que se registró a finales de los años 60 del siglo pasado, fue debida a la sequía en el Sahel, su zona principal de invernada (Winstanley et al., 1974).

-La deforestación del Sahel y, especialmente, la desaparición de algunas especies arbustivas y arbóreas de los géneros Balanites y Salvadora pueden repercutir negativamente sobre esta especie, pues sus frutos son esenciales en su engorde premigratorio (Wilson y Cresswell, 2006; Baille et al., 2014).

-Según los modelos que predicen los efectos del cambio climático sobre la distribución de las currucas a finales del siglo XXI (Doswald et al., 2009), las especies transaharianas, la zarcera entre ellas, serán las que sufran en mayor grado sus efectos negativos, ya que su área de cría se desplazará hacia el norte en Europa, pero se contraerá en el sur; también se modificará su área de invernada, si bien en menor cuantía que la de reproducción; el hábitat disponible disminuirá apreciablemente, especialmente en Europa; finalmente, se incrementará la distancia a salvar en sus migraciones, lo que implicará la necesidad de acumular mayores reservas grasas o, alternativamente, aumentar las etapas migratorias.

 

España

Pueden señalarse las siguientes amenazas, muy relacionadas con el deterioro del hábitat:

-La pérdida de linderos por las concentraciones parcelarias y las quemas de rastrojos en la campiña cantábrica (Purroy, 1997; 2003).

-La sustitución en la campiña cantábrica de los setos vivos por cercas de alambre de espino (Purroy, 1997).

-La reducción y fragmentación de las campiñas cantábricas (uno de sus hábitats principales en España) por la reforestación con pinos y eucaliptos y el incremento del uso urbano de los terrenos (Tellería et al., 2008).

-Las capturas ilegales durante la migración (Dirección General para la Biodiversidad, 2009).

-La eliminación del sotobosque en las prácticas forestales (Carrascal y Tellería, 1990).

-El cambio climático: adelanto de la fenología postnupcial (Mezquida et al., 2007). Por otra parte, según los modelos que predicen los efectos del cambio climático sobre la distribución de las currucas a finales del siglo XXI (Doswald et al., 2009), la curruca zarcera prácticamente desaparecerá como reproductora de la Península Ibérica.

 

Medidas de conservación

No hay datos disponibles de resultados de las estrategias de conservación en la Península Ibérica. Se proponen las siguientes medidas de conservación prioritarias (listadas en orden de importancia):

-En las prácticas forestales debe evitarse la eliminación y el empobrecimiento del matorral, así como la destrucción del estrato caducifolio subarbóreo (Carrascal y Tellería, 1990).

-Debe conseguirse la protección efectiva contra las capturas ilegales (Dirección General para la Biodiversidad, 2009).

-Referente al cambio climático, se debe investigar la existencia y la magnitud del desfase entre la disponibilidad de presas y la fenología reproductora por sus graves implicaciones en el éxito reproductor (Sanz, 2002). Este desajuste ya ha sido demostrado en otras especies, por ejemplo el carbonero común Parus major y el papamoscas cerrojillo Ficedula hypoleuca (Grossman, 2004).

 

Referencias

Aymí, R., Gargallo, G. (2006). Family Sylviidae, subfamily Silviinae. Pp. 693-709. En: Del Hoyo, J., Elliot, A., Christie, D.A. (Eds.), Handbook of the birds of the World. Volume 11. Lynx Editions, Barcelona.

Baille, S.R. Marchant, J.H., Leach, D.I., Massimino, D., Eglinton, S.M., Johnston, A., Noble, D.G., Barimore, C., Kew, A.J., Downie, I.S., Risely, K., Robinson, R.A. (2014). BirdTrends 2013. BTO Research Repot Nº 652. BTO. Thetford. http://www.bto.org.birdtrens

BirdLife International. (2013). Sylvia communis. En: IUCN Red List of Threatened Species. Versión 2013.2. http://www.iucnredlist.org

Boddy, M. (1993). Whitethoat Sylvia communis population studies during 1981-91 at a breeding site on the Lincolnshire coast. Ringing & Migration, 14: 73-83.

Carnero, J.I., Peris, S.J. (1988). Atlas ornitológico de la provincia de Salamanca. Diputación de Salamanca. Salamanca.

Carrascal, L. M. (2004). Especies de passeriformes en la comunidad autónoma de Madrid. Una aproximación autoecológica a su conservación. Museo Nacional de Ciencias Naturales - CSIC. Madrid. http://www.fauna-iberica.mncn.csic.es/databases/passer/prefe.php#prefe

Carrascal, L. M., Palomino, D. (2008). Tamaño de población de las aves comunes en España en 2004-2006. Sociedad Española de Ornitología/BirdLife, Madrid.

Carrascal, L. M., Tellería, J. L. (1990). Impacto de las repoblaciones de Pinus radiata sobre la avifauna forestal del norte de España. Ardeola, 37: 247-266.

Carrascal, L. M., Weykan, S., Palomino, D., Lobo, J. M., Díaz, L. (2005). Atlas virtual de las aves terrestres de España. Museo Nacional de Ciencias Naturales - CSIC. Madrid. http://www.lmcarrascal.eu/atlas/pdf/sylcom.pdf

Cramp, S. (Ed.). (1992). Handbook of the Birds of Europe the Middle East and North Africa. The birds of the Western Paleartic. Volume VI. Warblers. Oxford University Press, Oxford.

Cresswell, W., Wilson, J.M., Vickery, J., Jones, P., Holt, S. (2007). Changes in densities of sahelian bird species in response to recent habitat degradation. Ostrich, 78: 247-253.

az, M., Martí, R., Gómez-Manzaneque, A., Sánchez, A. (Eds.). (1994). Atlas de las aves nidificantes en Madrid. Agencia de Medio Ambiente - Sociedad Española de Ornitología/BirdLife, Madrid.

Dirección General para la Biodiversidad. (2009). Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Medio Marino. http://www.magrama.gob.es/es/biodiversidad/temas/conservacion-de-especies-amenazadas/ver305_tcm7-20139.pdf

Doswald, N., Willis, S.G., Collingham, Y.C., Pain, D.J., Green, R.E., Huntley, B. (2009). Potential impacts of climatic change on the breeding and non-breeding ranges and migration distance of European Sylvia warblers. Journal of Biogeography, 36: 1194-1208.

Escandell, V. (2013). Programa SACRE. En: Programas de seguimiento de SEO/BirdLife en 2012. Pp. 4-9. SEO/BirdLife (Eds.). Sociedad Española de Ornitología/BirdLife, Madrid.

García Febrero, O. (2004). Campañas de anillamiento científico para el estudio de la migración en las islas Baleares: Illa de l’Aire (Menorca). Revista de Anillamiento, 13-14: 47-55.

Grandío, J. M. (1997). Sedimentación y fenología otoñal de tres especies de currucas (Sylvia spp.) en el extremo occidental del Pirineo. Ardeola, 44: 163-171.

Grossman, D. (2004). Pérdida de sincronía en los ecosistemas. Investigación y Ciencia, 330: 68-76.

Herrera, C. M. (1974). El paso otoñal de Sylvia borin y Sylvia communis en la Reserva de Doñana. Doñana, Acta Vertebrata, 1: 83-119.

Jones, P., Vickery, J., Holt, S., Cresswell, W. (1996). A preliminary assessment of some factors influencing the density and distribution of paleartic passerine migrants wintering in the Sahel zone of West Africa. Bird Study, 43: 73-84.

Madroño, A., González, C., Atienza, J. C. (Eds.) (2004). Libro rojo de las aves de España. Dirección General para la Biodiversidad - SEO/Birdlife, Madrid.

Mezquida, E. T., Villarán, A., Pascual-Parra, J. (2007). Timing of autum bird migration in central Spain in light of recent climate change. Ardeola, 54: 251-259.

Morel, G.J., Morel, M-Y. (1992). Habitat use by palaeartic migrant passerine in West Africa. Ibis, 134: 83-88.

Potti, J. (1985). La sucesión de las comunidades de aves en los pinares repoblados de Pinus sylvestris del macizo de Ayllón (Sistema Central). Ardeola, 32: 253-277.

Purroy, F.J. (1997). Curruca zarcera (Sylvia communis).. Pp. 420-421. En: Atlas de las aves de España (1975-1995). Purroy, F. J. (Ed.). Lynx Editions, Barcelona.

Purroy, F. J. (2003). Curruca zarcera Sylvia communis. Pp. 480-481. En: Atlas de las aves reproductoras de España. Martí, R., Del Moral, J. C. (Eds.). Dirección General de Conservación de la Naturaleza – Sociedad Española de Ornitología, Madrid.

Purroy, F. J., Costa, L. (1984). Avifaune nicheuse des Monts Cantabriques. Acta Biológica Montana, 4: 341-351.

Robinson, R. A. (2005). BirdFacts: profiles of birds occurring in Britain & Ireland (BTO Research Report 407). BTO. Thetford. http://blx1.bto.org/birdfacts/results/bob12750.htm.

Sánchez, A. (1991). Estructura y estacionalidad de las comunidades de aves de la Sierra de Gredos. Ardeola, 38: 207-231.

Sanz, J. J. (2002). Climate change and birds: have their ecological consequences already been detected in the Mediterranean region? Ardeola, 49: 109-120.

Shirihai, H., Gargallo, G., Helbig, A. (2001). Sylvia warblers. Identification, taxonomy and phylogeny of the genus Sylvia. Christopher Helm, London.

Stevens, M., Sheehan, D., Wilson, J., Buchanan, G., Cresswell, W. (2010). Changes in sahelian bird biodiversity  and tree density over a five-year period in northern Nigeria. Bird Study, 57: 156-174.

Stoate, C., Moreby, S.J. (1995). Premigratory diet of trans-saharan migrant passerines in the western Sahel. Bird Study, 42: 101-106.

Stoate, C., Szczur, J. (2001). Whitethroat Sylvia communis and Yellowhammer Emberiza citrinella nesting success and breeding distribution in relation to field boundary vegetation. Bird Study, 48 : 229-235.

Tellería, J.L., Galarza, A. (1990). Avifauna y paisaje en el norte de España : efecto de las repoblaciones con árboles exóticos. Ardeola, 37 : 229-245.

Tellería, J. L., Potti, J. (1984). La distribución de las currucas (G. Sylvia, Cl. Aves) en el Sistema Central (España). Doñana, Acta Vertebrata, 11: 93-103.

Tellería, J. L., Ramírez, A., Galarza, A., Carbonell, R., Pérez-Tris, J., Santos, T. (2008). Geographical, landscape and habitat effects on birds in northern spanish farmlands: implications for conservation. Ardeola, 55: 203-219.

Torres, J.A., León, A. (1979). Paso otoñal de Passeriformes por una localidad de Sierra Morena Central (Sur de España). Doñana, Acta Vertebrata, 6: 55-65.

Vickery, J., Rowcliffe, M., Cresswell, W., Jones, P., Holt, S. (1999). Habitat selection by whitethroats Sylvia communis during spring passage in the Sahel zone of northern Nigeria. Bird Study, 46: 348-355.

Villarán, A., Pascual-Parra, J., Mezquida, E.T., Sanz, P. (2010). Islas en el continente: evolución del paso postnupcial en una mancha forestal periurbana a lo largo de dos décadas. Revista de Anillamiento, 25-26: 80-86.

Wilson, J.M., Cresswell, W. (2006). How robust are paleartic migrants to habitat loss and degradation in the Sahel? Ibis, 148: 789-800.

Winstanley, D., Spencer, R., Williamson, K. (1974). Where have all the whitethroats gone? Bird Study, 21: 1.-14.

Zamora, R. (1988). Composición y estructura de las comunidades de paseriformes de alta montaña de Sierra Nevada (SE de España). Ardeola, 35: 197-220.

 

 

Rafael J. Aparicio Santos
C/Juglares, 2C, 2ºA. 28032. Madrid

Fecha de publicación: 5-06-2014

Aparicio, R. J. (2014). Curruca Zarcera – Sylvia communis. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. B. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org