Curruca mosquitera - Sylvia borin (Boddaert, 1783)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Garden Warbler, movements, dispersal.

 

Movimientos

Migración entre Europa y África

La Curruca mosquitera es un migrante nocturno. Estudios experimentales han demostrado que sigue tres direcciones normativas durante sus migraciones, todas ellas innatas (Gwinner, 1986). En septiembre parten de Europa central y occidental con rumbo suroeste. A finales de otoño cambian de dirección en el norte de África y se dirigen al sureste, hacia África ecuatorial. El viaje de regreso, en primavera, lo efectúan por una ruta más directa con rumbo noreste.

Realizan el viaje alternando sedimentaciones y cortas jornadas de vuelo activo. Las barreras ecológicas como el Sahara y el Mediterráneo las atraviesa en frente amplio y fundamentalmente de noche (Shirihai et al., 2001), pero obviamente pueden proseguir su viaje de día hasta completar el cruce del obstáculo.

Migración postnupcial entre Europa y África

La partida de sus áreas de cría en Europa (40º N - 65º N) se produce desde finales de agosto hasta mediados de octubre, pero sobre todo en septiembre.

El flujo de transaharianos que abandonan la Península Ibérica (36º N – 37º N) lo hace con dirección suroeste (Hilgerloh, 1988; Cantos, 1992), sin cambiar rumbo, para alcanzar la costa occidental africana donde encuentran condiciones ecológicas más favorables para atravesar el Sahara (32º N - 18º N), aunque parece ser que muchas aves pueden sedimentarse de día en los oasis y otros hábitats del desierto y volar de noche al objeto de evitar la deshidratación (Bairlein, 1987; Shirihai et al., 2001). Ejemplos de esta migración postnupcial hacia el suroeste en África (al oeste de 10º O) lo constituyen las aves anilladas en España y recuperadas en el extremo occidental africano (especialmente un joven anillado en la provincia de Zaragoza el 14-9-2003 y controlado en Mauritania a los 24 días a 2.987 km al suroeste, Frías et al., 2007) y el gran número de capturas obtenidas en otoño en la costa de Gambia (Ottosson et al., 2005), sin réplica en la época prenupcial, cuyo flujo migratorio debe discurrir mucho más al este.

Invernada en África

Los movimientos dentro de África son poco conocidos, pero es muy probable que se desarrollen en dos etapas migratorias hasta alcanzar las zonas definitivas de invernada, ya bien avanzada la estación (Shirihai et al., 2001). La migración parece rápida al norte del desierto, pero es mucho más lenta al sur. Al Sahel (16º N – 12º N) llegan desde finales de agosto, la mayoría a mediados de septiembre. En África meridional (Zimbabwe, 20º S) se producen llegadas desde finales de septiembre, la mayoría a finales de octubre y en noviembre. El paso hacia el sur en Kenia (línea ecuatorial) culmina tan tarde como a principios de diciembre, es decir, tres meses después del de la costa sudanesa, y continúa hasta enero. En África occidental (Liberia, 5º N), donde las primeras observaciones se producen a mediados de octubre, se manifiesta un segundo flujo a finales de diciembre y en enero, después del cual es muy común hasta febrero.

Por otra parte, las recuperaciones de aves anilladas indican una clara segregación este-oeste en el área de invernada dependiendo del origen. Reproductores de Europa central y occidental invernan en el oeste y centro de África, sobre todo al oeste de los 16º E y al norte de los 10º S, mientras que los que invernan más al este y al sur son, fundamentalmente, las aves de las poblaciones orientales (Shirihai et al., 2001). La invernada en África occidental se halla documentada por varias recuperaciones de aves marcadas en España, destacando la de un adulto anillado el 2-9-1991 en la provincia de Madrid y controlado el 15-1-1992 en Ghana a 3.880 km al sur-sureste (Cantos y Gómez-Manzaneque, 1993).

Migración prenupcial entre África y Europa

Es más numerosa que la postnupcial por la sabana guineana (10º N – 8º N), ecosistema mucho más arbolado que el Sahel. En esta zona hallan recursos energéticos y acumulan reservas rápidamente, las suficientes para atravesar el Sahara. El paso primaveral es notable durante abril y se extiende hasta mediados de mayo (Ottosson et al., 2005). Una vez atravesado el desierto, el norte de África (33º N – 36º N) ofrece alimento tras las lluvias de otoño e invierno y las aves pueden sedimentarse allí antes de cruzar el Mediterráneo y alcanzar sus áreas de cría en Europa, aunque no parece que lleguen realmente a repostar (Grattarola et al., 1999).

La llegada a sus áreas de reproducción europeas se produce desde finales de abril hasta principios de junio, fundamentalmente en mayo, permaneciendo en ellas hasta finales de agosto.

Migración en España

Migrador transahariano que se asienta en la Península Ibérica, pero no en Baleares, entre abril y septiembre, con algún invernante en el sur (Tellería et al., 1999). Los nativos llegan a finales de abril y en mayo y se marchan en agosto y septiembre. Paso primaveral abundante desde la segunda quincena de abril hasta mayo, ocasional en marzo. Paso otoñal muy notorio y abundante en la segunda mitad de agosto y en septiembre, más escaso en octubre. Observaciones ocasionales en invierno (Noval, 1975; Cantos, 1992).

En Canarias es visitante estacional en primavera (45,8%) y otoño (47,9%) y accidental en invierno (6,3%) (n= 48), con la mayoría de las observaciones en las islas orientales (Martín y Lorenzo, 2001; Garcia-del-Rey, 2015)1.

Los machos llegan a España antes que las hembras. Los migrantes tempranos pueden estar en mejor condición, lo que puede conferir ventajas para adquirir territorio o pareja. La riqueza de parásitos intestinales es mayor en individuos que llegan más tarde durante la migración primaveral (López et al., 2013)1.

El origen de las aves que atraviesan la Península Ibérica en sus migraciones se ubica en su mayoría en Europa central y occidental, fundamentalmente en Gran Bretaña, Francia, Países Bajos y Alemania (Cantos, 1992; Tellería et al., 1999).

Fenología de la migración en España

En España la migración prenupcial es más escasa que en la postnupcial y parece ajustarse a una banda migratoria que cruzaría la Península Ibérica desde Gibraltar hasta los Pirineos occidentales (Tellería et al., 1999). En todo caso por una banda mucho más oriental que la otoñal, aspecto ya reseñado por Bernis (1962) para los migrantes transaharianos. Asimismo es más rápida, con menos escalas y más directa que la postnupcial. La mayor intensidad se registra desde abril hasta primeros de junio, con máximo en mayo (Cantos, 1992). Sin diferencias fenológicas entre edades, siendo los adultos más abundantes que los jóvenes (proporción de 6:1). Paso típico desde el 20 de abril al 15 de mayo, especialmente notable en las cabeceras de los Pirineos. Sin embargo, el grueso de los migrantes puede sobrevolar la Península Ibérica y solamente condiciones meteorológicas desfavorables ocasionarían “caídas” de migrantes siempre espectaculares. Mayor intensidad del 28 de abril al 5 de mayo. En el norte las nativas se establecen en la segunda quincena de mayo. La llegada de los machos a su zona de cría parece preceder ligeramente a la de las hembras, una semana probablemente (Noval, 1975). En la isla de Cabrera (Baleares) y el noreste de España (Barriocanal y Robson, 2007) la mayoría de las capturas se producen en mayo, con un adelanto de entre uno y ocho días en la fecha media de capturas de la segunda localidad (principios de mes) con respecto a la primera (mediados de mes). En Canarias, a diferencia de gran parte de la Península, la mayoría de los datos se refieren a individuos en paso primaveral, entre marzo y mayo, siendo más frecuente en abril (Martín y Lorenzo, 2001).

En España la migración postnupcial se distribuye en un frente amplio de forma más o menos homogénea en los 2/3 occidentales de la Península Ibérica, siendo las currucas mosquiteras muy escasas en el Levante y Baleares (pero véase una excepción en Garcias, 1994, atribuible al efecto embudo que originan la costa norte de Mallorca y la isla Dragonera sobre el flujo de migrantes). La migración postnupcial comienza a notarse en la 2ª quincena de agosto y dura hasta finales de octubre, con máximo en la 1ª quincena de septiembre (Cantos, 1992). Sin diferencias fenológicas entre edades, siendo los adultos más abundantes que los jóvenes (proporción de 1,4:1). El paso es muy espectacular por toda la mitad occidental de la Península Ibérica, que queda cubierta por una enorme masa de currucas que pululan por arbustos y árboles frutales, con especial dedicación a las higueras, siguiendo el ciclo de maduración de este fruto desde el País Vasco hasta el suroeste portugués y andaluz (Noval, 1975).

En el extremo occidental del Pirineo (Grandío, 1997) el paso se desarrolla desde la 2ª quincena de agosto hasta bien entrado octubre. No parecen existir grandes diferencias entre las aves jóvenes y adultas en cuanto a la fenología, si bien el final de la migración lo componen exclusivamente aves jóvenes. La máxima intensidad de paso se desarrolla en la 2ª quincena de septiembre.

En la zona centro se han llevado a cabo varios estudios en las provincias de Toledo y Madrid. En Talavera de la Reina (Pérez et al., 1994) se registró sedimentación apreciable entre la 2ª decena de agosto y la 2ª decena de octubre, con mayor intensidad migratoria las dos primeras decenas de septiembre.

En el valle del río Guadarrama (Calleja y Ponce, 2005) la proporción de edades fue la misma (1:1). Sin embrago la migración de los adultos fue más concentrada en el tiempo y con el máximo anterior en una semana (justo a principios de septiembre) con respecto al de los jóvenes.

En el monte de Valdelatas (Villarán et al., 2005) la fecha media de paso no difirió en los dos años de estudio, siendo el 12 de septiembre en 2003 y el 14 de septiembre en 2004.

En Doñana (Herrera, 1974) la mayor intensidad migratoria se registró en septiembre, especialmente entre el 15 y el 19, no observándose grandes diferencias fenológicas entre edades, aunque tanto al principio como al final del paso se capturaron sobre todo aves jóvenes.

La fecha media de paso obtenida en el extremo occidental del Pirineo (Grandío, 1997) coincide con la velocidad media de vuelo esperada, pero parece producirse un incremento acusado en la velocidad media de vuelo en la Península Ibérica, ya que se registra en Doñana un adelanto de unas dos semanas en relación a la fecha media de paso esperada.

En Canarias la migración otoñal transcurre desde agosto hasta octubre y es menos importante que la primaveral. Además, hay citas invernales entre noviembre y enero. En general resulta más habitual en las islas orientales (Martín y Lorenzo, 2001).

Por otra parte, en la última década se ha registrado un adelanto en la migración postnupcial de varias especies de Passeriformes transaharianos, Sylvia borin incluida, posiblemente debido al cambio climático (Mezquida et al., 2007).

Sedimentación de la migración en España

El carácter migrador de esta especie y la dirección normativa de vuelo que toman durante la migración están programadas genéticamente, pero además, estas aves presentan un alto grado de selección de sus áreas de descanso durante la migración (Berthold, 1984). Según datos de aves anilladas en España (Cantos y Tellería, 1994) una considerable proporción de currucas mosquiteras utilizan las mismas zonas durante sucesivas migraciones, ya que la fidelidad a las zonas de sedimentación es importante para su supervivencia durante ellas, rondando el 27% el porcentaje de currucas recapturadas en la misma localidad del anillamiento (Cantos y Tellería, 1994), algunas incluso a los cuatro años (datos propios inéditos).

El periodo de estancia estimado según la recaptura de aves anilladas en migración postnupcial es muy corto, oscilando entre los casi 2 días en la isla Dragonera (Garcias, 1994), cerca de 3 días en el norte de España (Grandío, 1997), alrededor de 4 días en Doñana (Herrera, 1974) y el valle del Tajo (Aparicio et al., 1991), 6 días en las cercanías de Madrid (Villarán et al., 2005) y 8 días en Sierra Morena (Torres y León, 1979). En el valle del Tajo se observan diferencias significativas entre el inicio de la migración (agosto) y la etapa final (octubre), con estancias de mayor duración (6-8 días) en el primer periodo y sedimentaciones más breves en el último (1-5 días).

El periodo de estancia en la migración prenupcial es aún más corto, un día de media en el noreste de España y Baleares (Barriocanal y Robson, 2007), lo que indica que la migración es muy rápida y las aves no acumulan reservas. Para ilustrarlo, sirva el ejemplo de un ave adulta anillada el 8-5-2003 en la isla de Cabrera (Baleares) y controlada en Finlandia a los 15 días a 2.533 km al noreste, estimándose su velocidad media en unos 170,2 km/día (Frías et al., 2007).

El número de autocontroles (aves anilladas vueltas a capturar en la misma localidad) en el mismo período migratorio es muy bajo. En migración prenupcial se obtuvieron entre un 4,45% y un 6,51% en la isla de Cabrera y en el Ampurdán (Barriocanal y Robson, 2007), mientras que en postnupcial los porcentajes de recapturas obtenidos fueron de 2,90% en Doñana (Herrera, 1974), 3,18% en Dragonera (Garcias, 1994), 4,25% en Talavera de la Reina (Aparicio et al., 1991), 4,33% en Irún (Grandío, 1997), 4,60% en Sierra Morena (Torres y León, 1979) y 5,40% en Madrid (Villarán et al., 2005). En Irún no se registraron diferencias significativas entre periodos, pero en Talavera de la Reina se obtuvo un incremento de autocontroles a lo largo de la migración postnupcial.

Movimientos dispersivos

No hay datos disponibles de movimientos dispersivos para esta especie. Se desconoce la filopatría de cada sexo y si los machos o las hembras tienden a reproducirse cerca de su lugar de nacimiento.

Movimientos diarios

La actividad diaria en época postnupcial fue fundamentalmente matinal tanto en Doñana como en Talavera de la Reina y Madrid (Herrera, 1974; Aparicio et al., 1991; Villarán et al., 2005), aunque en la localidad toledana la actividad se mantuvo más sostenida en octubre. No obstante, se desconocen los ritmos de actividad diarios en España durante la reproducción, ignorándose cual es el área de campeo diaria de las curruca mosquitera (véase también: Comportamiento > Dominio vital).

 

Referencias

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Rafael J. Aparicio Santos
C/Juglares, 2C, 2ºA. 28032. Madrid

Fecha de publicación: 27-10-2009

Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 6-06-2016

Aparicio, R. J. (2016). Curruca mosquitera – Sylvia borin. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. B. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org