Curruca mosquitera - Sylvia borin (Boddaert, 1783)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Garden Warbler, description, measurements, body mass, sexual dimorphism, moult, variation, subspecies.

 

Nombres vernáculos

Español: Curruca mosquitera. Alemán: Gartengransmücke. Catalán: Tallarol gros. Francés: Fauvette des jardins. Gallego: Papuxa picafollas. Inglés: Garden warbler.  Italiano: Beccafico. Portugués: Felosa-das-figueiras. Vasco: Baso-txinboa (Peterson et al., 1982; Clavell et al., 2005).

 

Sistemática

La curruca mosquitera está estrechamente emparentada con la curruca capirotada, si bien cada una de ellas representa la pervivencia de un antiguo linaje del género Sylvia (Shirihai et al., 2001). El parentesco con todas las demás currucas es mucho más lejano.

 

Identificación frente a especies similares

Aparte de su plumaje uniforme, la curruca mosquitera es una especie inconfundible (Shiriai et al., 2001). Entre las Sylvia, una de las especies más parecida es la curruca gavilana Sylvia nisoria, sobre todo los jóvenes de 1er invierno, si bien esta curruca es de mayor tamaño que la mosquitera y tiene las terciarias y las cobertoras alares con márgenes pálidos y las infracobertoras caudales barradas. Igualmente la curruca capirotada Sylvia atricapilla es similar en aspecto y estructura a la mosquitera, pero su capirote es distintivo. También se asemejan a la mosquitera los carriceros de plumaje uniforme (por ejemplo el común Acrocephalus scirpaceus) y los zarceros de tamaño medio (por ejemplo el común Hippolais polyglotta y especialmente el pálido Hippolais opaca, cuyo plumaje es muy apagado). Sin embargo, en relación a carriceros y zarceros son característicos de Sylvia borin su pico grisáceo, corto y robusto, su cola corta y cuadrada sin nada de blanco y su mayor tamaño. Además, y a diferencia de algunos zarceros como el icterino Hippolais icterina, también carece de paneles alares pálidos (Shiriai et al., 2001; Svensson et al., 2001).

Más detalles sobre la identificación de la curruca mosquitera pueden consultarse aquí (SEO/BirdLife, 2009a).

 

Descripción

Curruca de tamaño medio y de constitución fuerte y rolliza. Es una de las pocas currucas de Europa que no ostenta dimorfismo sexual en el plumaje (Shirihai et al., 2001). Su aspecto es uniforme, gris pardo oliváceo y bastante rechoncho, sin rasgos distintivos. Pico bastante grueso y corto, ocre gris azulado con la punta algo más oscura. Patas grisáceas claras, bastante fuertes. Anillo ocular difuso y más pálido en torno al ojo, que es oscuro. Ceja pálida, corta y poco destacada. A menudo un indicio de tono gris más puro en el lado del pecho. Sexos y edades similares, pero los de primer otoño con las alas más nuevas y con puntas más pálidas en terciarias y rémiges (Svensson et al., 2001).

En mano aparece distintivamente uniforme, pardo grisácea en las partes superiores y blancuzca en las inferiores, con una lista superciliar blancuzca poco definida, ojo oscuro y patas grisáceas (Shirihai et al., 2001). Cola de punta cuadrada y sin nada de blanco. Zona interna de la mandíbula superior gris claro, boca rosada.

Una colección de imágenes útiles para identificar a corta distancia a la curruca mosquitera se halla disponible aquí (Blasco-Zumeta, 2009) y aquí (diversos autores y años). En la red telemática hay disponibles varios vídeos filmados en España que permiten la identificación de la curruca mosquitera en movimiento. Por ejemplo, dos currucas alimentándose en una higuera en Barcelona pueden observarse aquí (Sugranyes, 2007).

Fuera de España hay otras imágenes y vídeos de curruca mosquitera. Por ejemplo, un ejemplar macho filmado en Francia, cantando y atusándose el plumaje puede observarse aquí (Rochefort, 2007). Más fotografías de esta especie en Francia aquí (Collin, 2002).

 

Estructura

Alas largas y puntiagudas. 10 primarias. Proyección primaria entre ¾ y la longitud total de las terciarias. Cola relativamente corta para ser una curruca y de extremo cuadrado, representando entre el 68% y el 75% de la longitud alar en aves de museo (Williamson, 1976) y entre el 76% y el 79% en aves capturadas para anillamiento (Shirihai et al., 2001). Pico bastante robusto y corto. Patas relativamente cortas (Cramp, 1992). Fórmula alar, criterio ascendente de las primarias (Williamson, 1976): 3ª emarginada, ocasionalmente la 4ª. 1ª diminuta, ½ de su cobertora.  La punta del ala es la 3ª, siendo la 2ª 0,5-3,0 mm menor que ella, pero ocasionalmente la 2ª es mayor y entonces la 3ª es 1,0-1,5 mm más corta; más raro aún es que sea como la 4ª o ligeramente menor. 4ª 3,0-5,0 mm más corta que la punta del ala; 5ª 7,0-9,5; 6ª 10,0-13,5; 7ª 12,0-16,0; 8ª 14,5-18,0 y 10ª 20,0-23,0. La muesca de la banderola interna de la 2ª alcanza las primarias 6ª-8ª. La 3ª también presenta una ligera muesca en la banderola interna.

 

Plumaje

Aspecto general: Plumaje poco destacado (Noval, 1975). Sus partes superiores con inclusión de la cabeza son pardo claro uniforme con un ligero tinte oliváceo que falta en algunas; las partes inferiores son blancas y el pecho y los flancos están teñidos de beige u ocráceo claro. Las alas y la cola son más oscuras que el cuerpo y los tarsos y los pies pardo-grisáceos. Del mismo color es el iris de los ojos. El pico es pardo oscuro, pero en la base de la mandíbula inferior hay una zona pardo amarillenta. Sobre los ojos se aprecia ligeramente una línea más clara. No hay posibilidad de diferencia de los sexos por el color del plumaje. Los jóvenes también son difíciles de diferenciar de los adultos.

En mano: Partes superiores pardo uniforme teñidas de oliva (Williamson, 1976). Lorales e inconspicuas líneas sobre las supraoculares gris ante pálidas, auriculares pardo pálido (figura 1). Partes inferiores blancuzcas manchadas de pardo claro, más evidente en el pecho superior y flancos. Supracobertoras caudales pardo pálido con amplias puntas blancas; axilares e infracobertoras alares también pardo pálido. Alas pardo oscuro, plumas con franjas oliváceas; terciarias y cobertoras pardo oliváceo con bordes pálidos en las banderolas externas.

Pico pardo oscuro, base de la mandíbula inferior teñida de pardo amarillento. Patas pardo grisáceo. Iris pardo oscuro.

Sexo: Sin dimorfismo sexual, es decir, machos y hembras son iguales en plumaje y tamaño. La determinación del sexo durante la época de cría se puede realizar de acuerdo con la placa incubatriz: las aves con placa desarrollada son las hembras. No obstante, algunos machos presentan una pequeña placa (Svensson, 1996).

Edad: El mejor método para diferenciar edades en época postnupcial es la osificación craneal (Jenni y Winkler, 1994). Conforme al plumaje (Svensson, 1996), los adultos presentan las plumas de las alas y las rectrices y, especialmente, las puntas y bordes de las terciarias, ligeramente desgastados y blanquecinos, las de los flancos con tinte oliva-grisáceo.

Por el contrario, las aves de primer año presentan todo el plumaje nuevo. Bordes y puntas de las terciarias nuevos y redondeados, de color oliva-grisáceo pálido. Lados y flancos con un tinte oliva claro.

En primavera no es posible determinar edades con garantía porque todas las aves efectúan una muda completa en los cuarteles invernales.

 

Figura 1. Ave de edad desconocida en mayo, 4 EURING. Centro de España. Los detalles sobre el código EURING pueden consultarse en Clarabuch (2000). © P. Pascual

 

Osteología

Tanto a nivel postcraneal como craneal, la separación específica e incluso genérica de los sílvidos es muy difícil (Moreno, 1987). Todas las especies presentan el brachium processi maxillopalatini no visible en norma dorsal a través de las narinas y al menos un orificio en su punto de unión con el maxilar. Además, las currucas Sylvia spp. tienen el foramen orbitonasale simple y de forma más o menos alargada y el processus zygomaticus está siempre bien desarrollado. No obstante, la curruca mosquitera se aparta del patrón general en un par de caracteres (Moreno, 1987). En primer lugar, el corpus proccesi maxillopalatini es en ella plano y de forma cuadrangular, mientras que es hueco, alargado y abierto ventrolateralmente en las otras currucas. Y en segundo lugar, el foramen venae occipitalis externae se sitúa dorsal al foramen magnum, pero en las otras especies lo hace en su borde posterior.

Por otra parte, se ha investigado la posible existencia de patrones ecomorfológicos en el esqueleto de las extremidades anterior y posterior en siete especies de currucas Sylvia spp. en relación a su conducta migratoria (Calmaestra y Moreno, 1998). Las especies migradoras (entre ellas la mosquitera) muestran un mayor tamaño del esternón, así como patas más cortas, que las sedentarias. Además, el tamaño del esternón se correlaciona positivamente con las diferentes distancias de migración. Los migrantes de larga distancia poseen el esternón más grande que los que migran distancias menores. Las mayores dimensiones del esternón de estas especies se interpreta como una adaptación que favorece la capacidad para volar en especies migrantes: un mayor esternón proporciona una mayor superficie para el origen de los principales músculos de vuelo (pectoralis y supracoracoideus).

 

Biometría

No hay datos biométricos de poblaciones reproductoras de la Península Ibérica. Noval (1975) señala una longitud de 14,0 cm, una envergadura de 22,0 cm y un ala plegada de 73,0-82,0 mm en los machos y de 72,0-80,0 mm en las hembras. En la Tabla 1 se muestran los datos obtenidos de aves de museo (Williamson, 1976), mientras que en la Tabla 2 se presentan datos de aves capturadas para anillamiento (Shirihai et al., 2001). Esta especie carece de dimorfismo sexual en cuanto a la medida alar. Sin embargo, si presenta una acusada variación clinal, siendo mayores las poblaciones del noreste de Europa y Siberia que las de Europa occidental, como se desprende de las medidas alares medias presentadas por Cramp (1992): 79,3 mm para los machos y 78,4 mm para las hembras de Holanda; 78,4 mm para los machos y 78,3 mm para las hembras de Helgoland, Alemania; 81,2 mm para los machos y 80,8 mm para las hembras del este de Polonia y oeste de Rusia y, finalmente, 81,9 mm para los machos y 81,2 mm para las hembras del sur de Finlandia.

 

Tabla 1. Ala plegada, cola, longitud del pico hasta el cráneo y tarso obtenidos de aves de museo, según Williamson (1976). Se indica el número de ejemplares de cada categoría, la media, el rango teórico y la desviación típica. Todas las medidas en mm.

 

Ala plegada

Cola

Pico

Tarso

Media

77.53

55.41

13.76

20.76

Desviación típica

2.52

2.10

0.67

0.66

Rango

70.00 - 85.00

49.00 - 62.00

12.00 - 16.00

19.00 - 22.50

n

112

109

66

17

 

Tabla 2. Ala plegada, cola, longitud del pico hasta el cráneo y tarso obtenidos de aves capturadas para anillamiento fundamentalmente en España, según Shirihai et al. (2001). Época de captura sin detallar, aunque presumiblemente en migración. Se indica el número de ejemplares de cada categoría, la media, el rango y la desviación típica. Todas las medidas en mm.

 

Ala plegada

Cola

Pico

Tarso

Media

77.00

56.20

15.70

20.10

Desviación típica

2.16

1.91

0.66

0.63

Rango

72.50 - 81.00

54.00 - 61.00

14.90 - 17.30

19.00 - 21.10

n

215

45

36

41

 

La mayoría de los datos ibéricos se refieren a aves en migración postnupcial, por lo que presumiblemente serán mosquiteras de allende nuestras fronteras. En la Tabla 3 se presentan los datos obtenidos de aves capturadas para anillamiento en Doñana (Herrera, 1974).

 

Tabla 3. Ala plegada, cola, longitud del pico hasta el cráneo y tarso obtenidos de aves en migración capturadas para anillamiento en Doñana, según Herrera (1974). Se indica el número de ejemplares de cada categoría, la media, el rango y la desviación típica. Todas las medidas en mm.

 

Ala plegada

Cola

Pico

Tarso

Media

77.40

54.00

14.00

20.20

Desviación típica

1.80

1.70

0.76

0.73

Rango

74.00 - 84.50

49.00 - 59.00

12.50 - 16.20

18.00 - 22.50

n

377

324

299

303

 

En la Tabla 4 se sintetizan los datos biométricos obtenidos de aves capturadas para anillamiento en el centro de España (datos propios).

 

Tabla 4. Ala plegada, cola, longitud del pico hasta el cráneo y tarso obtenidos de aves capturadas para anillamiento durante la migración en el centro de España. Datos propios. Se indica el número de ejemplares de cada categoría, la media, el rango y la desviación típica. Todas las medidas en mm. Medidas conforme a Svensson (1996), es decir, el ala plegada mediante la cuerda máxima, la cola por el método de la regla inferior a las rectrices, C(R), la longitud del pico hasta el cráneo y la longitud del tarso mediante la técnica de los dedos doblados.

 

Ala plegada

Cola

Pico

Tarso

Media

76.06

57.03

13.61

20.83

Desviación típica

1.99

2.55

1.46

1.25

Rango

70.00 - 82.00

50.50 - 67.00

11.85 - 16.20

18.65 - 24.30

n

758

495

461

473

 

La longitud alar no presentó variaciones significativas en el transcurso de la migración postnupcial por el centro de España (Aparicio et al., 1991), aunque en el norte de España las aves de la etapa inicial presentaron alas más cortas (74,2 mm) que las del resto del periodo migratorio (74,8 y 74,6 mm, Grandío, 1997). Asimismo, los datos obtenidos en migración prenupcial (Barriocanal y Robson, 2007) muestran que la longitud alar es menor al inicio de la misma. También se obtuvieron diferencias significativas entre las dos localidades de anillamiento de este último estudio, siendo mayores las aves del Ampurdán (79,01 mm) que las de las Baleares (78,42 mm).

Según los datos expuestos, parecer ser que las aves que migran por España en época prenupcial son mayores que las que lo hacen en postnupcial y quizás también lo sean las que atraviesan las Baleares y la mitad oriental peninsular con respecto a las que lo hacen por los 2/3 occidentales.

Por otra parte, la variación en la morfología externa, especialmente el peso, la forma del pico y las extremidades posteriores se halla íntimamente asociada con la variación en el frugivorismo de las currucas (Jordano, 1987). Las especies mayores (peso superior a 15,0 g, entre ellas la mosquitera) se caracterizan por: 1) pico robusto, ancho en la base y relativamente corto, apto para la inclusión de una amplia variedad de frutos en la dieta, 2) una combinación de caracteres de las extremidades inferiores que las provee de una creciente capacidad de asir y alcanzar los frutos, entre ellos pelvis anchas y dedos cortos y 3) alas largas, puntiagudas y relativamente anchas, lo que posibilita tanto el vuelo batido como la cernida.

 

Masa corporal

No hay datos sobre masa corporal de poblaciones reproductoras de la Península Ibérica. Por otra parte, existen dos conceptos fundamentales que relacionan la masa corporal con la migración. El primero es la masa corporal libre de grasa, que es la masa corporal total del ave menos el peso de su acumulación grasa (Herrera, 1974). Ha sido estimado entre 15,0 g (Bairlein, 1987) y 16,1 g (Hilgerloh y Wiltschko, 2000) y es proporcional al tamaño del ave. Es la masa corporal normal de las aves fuera de la época migratoria, por lo que los individuos con esa masa corporal no cargan la grasa mínima necesaria para migrar. El segundo es la estimación de la masa corporal mínima para llevar a cabo vuelos de larga duración, que según autores varía entre 22,0 y 27,0 g (Bairlein, 1987; Ottosson et al., 2005), e incluso podría llegar a los 30,0 g para las aves que tienen que atravesar el Mediterráneo oriental y el centro del Sahara (Fransson et al., 2008). Es decir, aves por encima de dicha masa corporal podrían volar sin escalas del sur de Europa al Sahel y viceversa, pero por debajo necesitarían sedimentarse y repostar para efectuarlos, aunque el viento fuere favorable. De lo anterior se deduce que el combustible que utilizan para la migración es fundamentalmente grasa, que es acumulada inmediatamente antes de los periodos de gran demanda energética, y sobre todo antes del cruce de barreras ecológicas como el Sahara y el Mediterráneo (Bairlein, 1991; Shirihai et al., 2001).

En Doñana (Herrera, 1974) se hallaron diferencias entre edades en la masa corporal, siendo los adultos más pesados que los jóvenes (23,73 g y 20,97 g respectivamente). Sin embargo, en el centro de España no se han hallado diferencias significativas entre jóvenes y adultos (Aparicio et al., 1991). La mayor masa corporal media en esta última localidad se alcanza en la 2ª decena de septiembre, coincidiendo con la mayor intensidad migratoria. En el extremo occidental del Pirineo los migrantes también presentan la masa corporal más alta en la 2ª decena de septiembre (la de mayor intensidad de paso), poniendo de manifiesto la relación existente entre la cantidad de grasa acumulada y el grado de determinación del impulso migratorio (Grandío, 1997).

La ganancia de masa corporal de los migrantes sedimentados se ha estimado en 0,55 g/día en el centro de España (Aparicio et al., 1991), si bien este incremento es menor al inicio de la migración (0,29 g/día) que al final (0,76 g/día). En el extremo occidental del Pirineo (Grandío, 1997) se obtuvo un incremento medio de solo 0,22 g/día, menos de la mitad del registrado en el centro de España, lo que concuerda con la masa corporal media registrado en esta localidad del norte de España (18,70 g), que además no difiere sustancialmente del obtenido en otros estudios realizados en el ámbito eurosiberiano (tabla 5). Asimismo, en este último estudio se obtuvo una correlación significativa entre el incremento de masa corporal y la duración de la sedimentación.

Por otra parte, se ha comprobado (Jordano, 1988) que los individuos con dietas “insectívoras” (18,2 g, <80% frutos) presentaron una masa corporal significativamente menor que aquellos que tuvieron dietas frugívoras (19,6 g, >95% frutos), así como un mayor incremento de la masa corporal entre recapturas (3,7 g y 1,2 g respectivamente). También se ha observado una alta correlación entre la masa corporal de las currucas y el consumo de frutos con alto contenido energético como los higos, obteniéndose en el sur de Portugal 4,3 g más de masa corporal media (23,6 g por 19,3 g) en aves con este tipo de dieta en relación a las que se alimentaron de otros frutos e invertebrados (Thomas, 1979) y 3,6 g (23,2 g por 19,6 g) en aves capturadas en Creta, Grecia (Fransson et al., 2008).

En migración prenupcial la masa corporal media registrada fue de 16,42 g en el Ampurdán y de 16,57 g en la isla de Cabrera (Barrocanal y Robson, 2007), muy cercano a la masa corporal libre de grasa estimado para esta especie. Durante el brevísimo periodo de sedimentación registrado (1 día) las aves no sufrieron apenas cambios de masa corporal, lo que sugiere que no acumularon reservas.

Análisis geográfico del Sistema Migratorio Paleártico-africano

En época postnupcial se observa un incremento significativo de la masa corporal al disminuir la latitud en el trayecto comprendido entre el Norte de Europa y el borde septentrional del Sahara (véase Aparicio et al., 1991 y las referencias allí contenidas), siendo la masa corporal media observada en la Región Mediterránea notablemente superior a la obtenida en el ámbito Eurosiberiano (Tabla 5). Este incremento de masa corporal es todavía más acusado en el Mediterráneo oriental (Bairlein, 1991). Las localidades subsaharianas ya muestran una masa corporal muy baja, cercanos al peso libre de grasa, posiblemente como consecuencia de la travesía del desierto.

 

Tabla 5. Masa corporal media (g) de la curruca mosquitera en migración postnupcial conforme al gradiente latitudinal en el Sistema Migratorio Paleártico-africano. Se indica la localidad, la latitud, la media y el número de ejemplares. Según Aparicio et al.(1991).

Localidad

Latitud

Masa corporal

n

Fair, Escocia, Reino Unido

59o 30’ N

17.20

50

Falsterbö, Suecia

55o 20’ N

19.00

23

Skokholm, Inglaterra, Reino Unido

51o 00’ N

15.90

11

Dungeness, Inglaterra, Reino Unido

50o 40’ N

20.00

23

Asturias, España

43o 30’ N

19.00

50

Talavera de la Reina, España

39o 57’ N

21.98

737

Sierra Morena, España

38o 10’ N

21.60

84

Doñana, España

37o 00’ N

21.96

390

Gibraltar, Reino Unido

36o 10’ N

20.00

45

Hassi Touiel, Argelia

31o 50’ N

24.60

6

Lago Chad, Nigeria

13o 30’ N

17.50

84

Zaria, Nigeria

11o 20’ N

17.80

14

Vom, Nigeria

09o 40’ N

17.45

28

Imesi, Nigeria

07o 30’ N

16.60

9

 

Estado graso

Durante la migración postnupcial esta especie presenta correlación entre el estado graso y el peso. En Doñana (Herrera, 1974) se obtuvieron dos grupos de acumulación grasa. Las aves con más de 20,0 g alcanzaron los estados grasos máximos, mientras que las que pesaron menos de 20,0 g tuvieron fundamentalmente los estados grasos mínimos. Asimismo, los jóvenes fueron mayoría en este último grupo, pero los adultos lo fueron en el primero. Casi la mitad de las aves capturadas en el centro de España (49% de 750) presentaron estado graso máximo (Pérez et al., 1994). El mayor porcentaje de estas aves se alcanzó en septiembre, coincidiendo con la mayor intensidad migratoria, mientras que el mayor porcentaje de estado graso mínimo se obtuvo en agosto. Resultados muy parecidos se obtuvieron en el extremo occidental del Pirineo (Grandío, 1997).

Las reservas de grasa del 25% de las aves con mayor masa corporal en Txingudi (Guipúzcoa) tuvieron un valor de 0.144 en primavera y 0.389 en otoño (Arizaga et al., 2011)1.

 

Variación geográfica

Especie politípica. Se reconocen dos subespecies, la nominal, Sylvia borin borin (Boddaert, 1783), que ocupa Europa occidental y es más oscura y pequeña que la oriental, Sylvia borin woodwardi (Sharpe, 1877, incluye como sinónimo pallida Johansen, 1907), más clara y mayor, y con área de cría desde el Báltico y Polonia hasta Siberia occidental (Mayaud, 1961; Cramp, 1992).

La variación geográfica es sutil y clinal, por lo que las dos razas se hallan poco definidas; difieren en la coloración general del plumaje y en su grado de saturación, tamaño y sobre todo longitud alar, ya que las poblaciones nominales no suelen superar los 80,00 mm de ala plegada, mientras que es la norma que se supere dicha medida en las de woodwardi. La diferenciación subespecífica se halla dificultada por la variación individual relacionada con la edad y el desgaste del plumaje, y solo se hace evidente en largas series (Shirihai et al., 2001), por ejemplo en las colecciones de museos.

 

Muda

No se han efectuado estudios de muda en España. Información gráfica referente a la muda y a las diferencias entre edades puede consultarse aquí (Blasco-Zumeta, 2009)

En comparación con las especies sedentarias o migradoras de corto alcance, las especies transaharianas como la curruca mosquitera inician antes la muda postjuvenil y ésta es de menor extensión y duración, es menos variable en el tiempo e incluye un mayor crecimiento simultáneo de plumas (Jenni y Winkler, 1994). Asimismo, el tiempo, extensión y duración de la muda postjuvenil difiere entre poblaciones, comenzando antes y siendo más breve en las septentrionales que en las meridionales.

La curruca mosquitera se adscribe al ciclo de muda de tipo cuatro, caracterizado porque todas las aves realizan una muda completa en las áreas de invernada (Jenni y Winkler, 1994), en general entre noviembre y marzo (Shirihai et al., 2001). Las aves de primer año retienen gran parte de las plumas juveniles hasta la primera muda completa que acontece en sus cuarteles invernales, aunque la mayoría efectúa una muda postjuvenil parcial en verano-otoño de extensión variable. Normalmente se mudan entre 1 y 4 cobertoras mayores (típicamente 2), todas las cobertoras medianas y menores, pero nunca el álula 1, la cobertora carpal, las terciarias, secundarias y rectrices. Por ello muestran un límite de muda entre las cobertoras mayores mudadas y retenidas, lo que posibilita su datación. No obstante, existen aves que no mudan pluma alguna. Los adultos también presentan una muda parcial en verano y completa en invierno, al igual que los jóvenes del año (Jenni y Winkler, 1994; Svensson, 1996). Más del 70% de 300 aves examinadas solo mudaron el plumaje corporal. Sin embargo, algunos individuos pueden mudar completamente antes de la migración postnupcial, suspender la muda o no mudar en absoluto. Por ejemplo, empiezan a mudar algunas terciarias, secundarias y rectrices, además de las plumas de contorno, antes de la migración otoñal, de modo que suspenden la muda completa. Adicionalmente hay unos pocos registros de adultos en muda activa de las primarias (Suecia, Inglaterra y España), de modo que es bastante posible que algunos individuos acaben una muda completa antes de la migración. La muda de alguna de las terciarias, primarias, cobertoras primarias y secundarias es una característica de ave adulta. Para complicar aún más el ciclo de muda de esta especie, algunas aves realizan una muda prerreproductora (inicios de primavera) que afecta a las secundarias, aunque solo la efectuaron el 1,5% de 700 individuos examinados (Jenni y Winkler, 1994).

 

Referencias

Aparicio, R. J., Casaux, E., Pérez, A. (1991). Migración postnupcial de la Curruca mosquitera (Sylvia borin) en una localidad del valle del Tajo (España central). Ardeola, 38: 3-10.

Arizaga, J., Sánchez, J. M., Díez, E., Cuadrado, J. E., Asenjo, I., Mendiburu, A., Jáuregi, J. I., Herrero, A., Elósegi, Z., Aranguren, I., Andueza, M., Alonso, D. (2011). Fuel load and potential flight ranges of passerine birds migrating through the western edge of the Pyrenees. Acta Ornithologica, 46 (1): 19-28.

Bairlein, F. (1987). The migratory strategy of the Garden warbler: a survey of field and laboratory data. Ringing & Migration, 8: 59-72.

Bairlein, F. (1991). Body mass of Garden warblers (Sylvia borin) on migration: a review of field data. Die Vogelwarte, 36: 48-61.

Barriocanal, C., Robson, D. (2007). Phenology and body mass dynamics of the Garden warbler Sylvia borin on the island of Cabrera (Balearic Islands) and in the Aiguamolls de l’Empordà (NE Iberian Peninsula) during spring migration. Revista Catalana d’Ornitologia, 23: 10-17.

Blasco-Zumeta, J. (2009). Curruca mosquitera (Sylvia borin). En: Atlas de Identificación de las Aves de Aragón. http://www.ibercajalav.net/img/373_Sylvia_borin.pdf

Calmaestra, R. G., Moreno, E. (1998). Ecomorphological patterns related to migration in the genus Sylvia: an osteological análisis. Ardeola, 45: 21-27.

Clarabuch, O. (2000). El estudio del ave en mano. Pp. 73-97. En: Pinilla, J. (Coord.). Manual para el anillamiento científico de aves. Sociedad Española de Ornitología / BirdLife y Dirección General de Conservación de la Naturaleza-Ministerio de Medio Ambiente. Madrid.

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Rafael J. Aparicio Santos
C/Juglares, 2C, 2ºA. 28032. Madrid

Fecha de publicación: 27-10-2009

Otras contribuciones. 1. Alfredo Salvador. 6-06-2016

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