Cernícalo primilla - Falco naumanni Fleischer, 1818

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Keywords: Lesser Kestrel, habitat selection, abundance, population size, status, threats, conservation biology, agri-environmental schemes, pesticides, pollution, climate change, global change.

 

Hábitat

El cernícalo primilla es una especie que prefiere zonas abiertas, distribuyéndose fundamentalmente por las estepas cerealistas de la península Ibérica (Atienza y Tella 2004a). El uso del hábitat por parte del cernícalo primilla ha sido ampliamente estudiado en la península Ibérica.

Las colonias

El cernícalo primilla es una especie colonial facultativa que puede formar colonias de más de un centenar de parejas reproductoras.

En Castilla-La Mancha el número medio de parejas por colonia fue de 6,6 en Albacete,  5,9 en Ciudad Real, 5,7 en Cuenca, 3,8 en Guadalajara y 4,5 en Toledo. Algunas colonias superaron las 40 parejas, alcanzando la de Oropesa las 135 parejas en 2001 (Castaño López, 2010)1.

En la península Ibérica las colonias se instalan en general en construcciones humanas, aunque algunas parejas crían en cortados rocosos e incluso entre las piedras de los majanos o en los tejados derrumbados de antiguas construcciones rurales (J. M. Aparicio, comentario personal). Las colonias se localizan tanto en casas de campo como en el interior de cascos urbanos (Negro et al., 2000). En muchas ocasiones el establecimiento de colonias de cernícalo primilla ha sido favorecido mediante la construcción de pequeñas edificaciones con tal fin (los denominados “primillares”). La selección de colonia ha sido estudiada en varias poblaciones de la especie. En las poblaciones de Los Monegros se ha observado que la dispersión es más frecuente de colonias pequeñas a colonias grandes que viceversa (Serrano et al., 2005a; Serrano y Tella, 2007). En esa misma población observaron que la probabilidad de depredación de los nidos y la mortalidad adulta era menor en colonias grandes, lo que sugiere que el patrón observado de dispersión y selección de colonia de cría podría ser un comportamiento adaptativo para maximizar la eficacia biológica (Serrano et al., 2005a). Los individuos jóvenes, de menor tamaño, son desplazados hacia colonias más pequeñas por los individuos de dos o más años, lo que sugiere una ocupación despótica de las colonias (Serrano y Tella, 2007). Hay evidencias de que la selección del tamaño de la colonia de cría es un carácter parcialmente heredable (Serrano y Tella, 2007). Algunos trabajos han apoyado la atracción por conespecíficos como el factor que determina la selección de las colonias de cría (Serrano et al., 2004; Serrano et al., 2005a). Sin embargo, estudios correlativos (Calabuig et al., 2008a; Calabuig et al., 2008b; Calabuig et al., 2010) y experimentales (Aparicio et al., 2007) más recientes sugieren que la atracción mediada por el éxito reproductor de conespecíficos tiene una mayor importancia en la selección de la colonia de cría.

Se han desarrollado modelos predictivos para determinar qué factores del hábitat determinan la presencia, abundancia y la probabilidad de extinción de las colonias de cría de esta especie en el sur de España (Bustamante, 1997). La presencia de colonias de cría está positivamente asociada con la presencia de zonas urbanas, con la cobertura de cereal y campos de girasol y con las precipitaciones medias anuales, mientras que está negativamente asociada con la cobertura de matorral y bosque. El número de parejas reproductoras en cuadrículas de 6x6 km disminuyó con la altitud y con la cobertura de bosques y cultivos de regadío y aumentó con la longitud total de ríos y arroyos. La probabilidad de extinción de las colonias era mayor en zonas con una elevada cobertura de matorral y una baja precipitación media anual. Además, la probabilidad de extinción de las colonias es menor en zonas con una cobertura intermedia de cultivos de cereal y girasol (Bustamante, 1997). Resultados similares se han obtenido en el sur de Portugal (Franco y Sutherland, 2004).

Ocupación de las colonias

El porcentaje de nidos ocupados en relación a los disponibles está relacionado con las precipitaciones y la temperatura en primavera (Rodríguez y Bustamante, 2003). La temperatura mínima media tiene un efecto positivo en ese porcentaje de ocupación de nidos, mientras que la relación con las precipitaciones es curvilínea y presenta máximo alrededor de 84 mm (Rodríguez y Bustamante, 2003).

Los nidos

El cernícalo primilla instala su nido en agujeros, debajo de las tejas de las casas o en cajas nido instaladas para tal efecto (Negro y Hiraldo, 1993). La ocupación de nidos dentro de las edificaciones humanas ha sido estudiada en tres colonias localizadas en iglesias en el sur de España. Se ha observado que el cernícalo primilla selecciona agujeros más altos para ubicar su nido, mientras que la dimensión del agujero parece tener una menor relevancia (Negro y Hiraldo, 1993). En el sureste de la Península Ibérica los cernícalos primillas también seleccionan las cavidades más elevadas entre las disponibles (Franco et al., 2005). Las parejas que emplazan los nidos a más altitud presentan un mayor éxito reproductor, probablemente debido a que disminuye la probabilidad de depredación de los mismos. También se ha observado que el 78 % de los intentos reproductores se producen en nidos ya utilizados previamente y que las parejas asentadas en esos nidos presentan fechas de puesta más tempranas y un mayor éxito reproductor (Negro y Hiraldo, 1993). Debido al deterioro de muchas de las edificaciones ocupadas por el cernícalo primilla (particularmente los tejados), se han diseñado estructuras que puedan servir como lugar de nidificación alternativo (Pomarol, 1996). Estas estructuras incluyen nidales bajo las tejas, vasijas de barro y cajas-nido emplazadas en muros (Pomarol, 1996).

Hábitat de caza durante la época de cría

Varios estudios han analizado los hábitats preferidos de caza en el entorno de las colonias de cría. En el sur de España, los habitas preferidos para cazar son los herbazales y las zonas de cereal, mientras que los campos de girasol y las zonas arboladas (incluyendo olivares) son evitadas (Donázar et al., 1993). Los cernícalos tardaron menos en obtener una presa en los herbazales y en los campos de cereal, probablemente debido a la mayor disponibilidad de artrópodos y otras presas en estos hábitats (Donázar et al., 1993). De modo similar, los hábitats preferidos de caza en el noreste de España son los márgenes entre cultivos y los campos de cereal, mientras que los cultivos abandonados, las zonas de matorral y los maizales son negativamente seleccionados (Tella et al., 1998; Ursúa et al., 2005). Los cultivos de alfalfa son también muy positivamente seleccionados una vez segados (Ursúa et al., 2005). En La Mancha, se ha observado que el cernícalo primilla selecciona positivamente para cazar los rastrojos mientras que evitan los campos de cereal, los olivares y viñedos (García et al., 2006). Se observó que los campos de cereal más seleccionados eran aquellos con una menor altura de la vegetación y con baja cobertura, mientras que los campos de leguminosas seleccionados presentaban una menor cobertura y una mayor altura de la vegetación (García et al., 2006). El éxito de captura no difirió entre los diferentes tipos de vegetación (García et al., 2006).

La selección del hábitat de caza depende del desarrollo de los cultivos y de las actividades agrícolas. Seleccionan positivamente la mayoría de los cultivos herbáceos, especialmente el trigo y el algodón y evitan las áreas forestales, los cultivos leñosos y las zonas urbanas. Los cernícalos seleccionaron áreas con vegetación baja y con cobertura intermedia. También cazaron sobre lindes y allí donde se estaban llevando a cabo actividades agrícolas, como el arado o el cosechado (Rodríguez et al., 2014)1.

Los campos agrícolas que están siendo segados son el hábitat de caza preferido por los cernícalos. La cosecha proporciona a los cernícalos una reducción del tiempo de forrajeo y un incremento en la tasa de captura de presas (Catry et al., 2014)1.

Se ha descrito de modo anecdótico el hecho de que los individuos de dos colonias localizadas en Sevilla capital utilizan la iluminación artificial para cazar por la noche (Negro et al., 2000). Durante la noche capturan insectos que ellos mismos comen en vuelo sin apenas realizar cebas a los nidos. Esta actividad nocturna cesa tras el apagado del alumbrado (Negro et al., 2000). El 80 % de las capturas se producen en un radio de 1 km alrededor de las colonias, aunque esto depende de la abundancia de presas (García et al., 2006; Bonal y Aparicio, 2008).

Uso del hábitat en verano tras la época de cría

También se ha estudiado el uso del hábitat por parte del cernícalo primilla después de la época de cría y antes de la migración a los cuarteles de invernada en África (de Frutos et al., 2007; de Frutos et al. 2010). Durante esta época, el cernícalo primilla selecciona positivamente los barbechos, los rastrojos de cereal y los márgenes de cultivos, mientras que los cultivos de regadío son seleccionados negativamente (de Frutos et al. 2010). La abundancia de cernícalo primilla durante la época estival no es explicada por variables del paisaje, pero está negativamente asociada con la distancia a la colonia más cercana y con la distancia al posadero comunal más cercano (de Frutos et al., 2007).

Uso del hábitat en invierno

Algunos individuos no emigran a África y pasan el invierno en la península Ibérica (Negro et al. 1991; Tella y Forero, 2000) (ver apartado de Movimientos). Un estudio realizado en Los Monegros (noreste de España) ha evaluado el uso del hábitat del cernícalo primilla durante el invierno (Tella y Forero, 2000). El cernícalo primilla selecciona positivamente para cazar los márgenes de los campos de cultivo y los rastrojos, mientras que los cultivos abandonados, los cultivos labrados, los matorrales, los campos de cereal recién sembrados y, sobre todo, los cultivos de regadío son seleccionados negativamente (Tella y Forero, 2000).

Uso del hábitat por los juveniles antes de la migración

Se ha estudiado el uso del hábitat de los pollos tras abandonar el nido y antes de la migración hacia los cuarteles de invernada en África (de Frutos y Olea, 2008). Mediante estudios de radio-seguimiento se ha determinado que los cernícalos juveniles también se congregan en posaderos comunales (de hasta 1000 individuos) y se desplazan hasta 9 km durante el día para cazar. Las zonas de caza se situaron en promedio a 3,7 km de distancia del posadero (346.8 ha). Los hábitats preferidos para cazar eran las zonas agrarias. Se observo que las zonas urbanas y los cultivos de regadío eran evitados (de Frutos y Olea, 2008).

 

Abundancia

Se han desarrollado modelos predictivos para determinar qué factores del hábitat determinan la presencia, abundancia y la probabilidad de extinción de las colonias de cría de esta especie en el sur de España (Bustamante, 1997). La presencia de colonias de cría está positivamente asociada con la presencia de zonas urbanas, con la cobertura de cereal y campos de girasol y con las precipitaciones medias anuales, mientras que está negativamente asociada con la cobertura de matorral y bosque. El número de parejas reproductoras en cuadrículas de 6x6 km disminuyó con la altitud y con la cobertura de bosques y cultivos de regadío y aumentó con la longitud total de ríos y arroyos. La probabilidad de extinción de las colonias era mayor en zonas con una elevada cobertura de matorral y una baja precipitación media anual. Además, la probabilidad de extinción de las colonias es menor en zonas con una cobertura intermedia de cultivos de cereal y girasol (Bustamante, 1997).

 

Tamaño poblacional

El cernícalo primilla fue la rapaz más abundante de Europa (Bijleveld, 1974), pero sufrió un fuerte descenso poblacional en el Paleártico occidental a partir de la segunda mitad del siglo 20 que originó su extinción en algunos países (Austria, Hungría, Polonia) y fuertes descensos poblacionales en otros (Francia, Portugal, Bulgaria) (Cramp y Simmons, 1980; Biber, 1990). En España la población sufrió un fuerte descenso poblacional y varios estudios advirtieron que a nivel local se estaba produciendo un descenso (por ejemplo: Garzón, 1968; Rodríguez y Hernández, 1986). Las primeras estimaciones de la población española propusieron la cantidad de 10.0000 parejas en los años sesenta (F. Bernis com. pers. en Bijleveld, 1974) y unas 50.000 parejas reproductoras en los años setenta (Garzón, 1977). El primer censo se realizó a finales de los años ochenta (Tabla 1; González y Merino, 1990), aunque hay que tener en cuenta que ese censo tuvo cierto margen de error (Atienza et al., 2001; Atienza y Tella, 2004b). A mediados de la década de los años 90 se propuso otra estimación de unas 7500 parejas  (Ministerio M.A.M.R.M., 2003), realizándose un segundo censo a lo largo de varias temporadas a nivel nacional (Tabla 1, Atienza et al., 2001; Tella, 2004) Desde la última década del siglo XX las poblaciones reproductoras de cernícalo primilla se están recuperando (Escandell, 2008) aunque no en todas las zonas tradicionales de cría de la especie.

Las poblaciones españolas han sido estimadas en 14.000 parejas en 2010 (De Juana y Garcia, 2015)1.

 

Tabla 1. Censos de cernícalo primilla en España. † Se indica el promedio, debido a que la cantidad se cifró entre 4000 y 5000 parejas (González y Merino, 1990). ‡ Año promedio ponderado con el número de parejas de cada censo local indicado en Tella (2004).

Año

Parejas

Referencias

1988 †

4.500

(González y Merino, 1990) †

1999 ‡

12.000

(Atienza et al., 2001; Tella, 2004)

 

En Cataluña se consideró como especie extinta en 1986. Sin embargo, en 1994 fueron censadas en las estepas y pseudo-estepas del sur de la provincia de Lleida 14 parejas (Estrada et al., 1997). En 2003 ese número de parejas se incrementó a 60-70 parejas (80-90% de las parejas en Cataluña; Estrada et al., 2004). En el conjunto de Cataluña el numero de parejas reproductoras se estimó en 98 (Mañosa y Bota, 2006). Este aumento poblacional es en parte el resultado de un proyecto de reintroducción activo desde 1989 (Pomarol, 1991, 1997).

En Murcia las últimas colonias urbanas de la región desaparecieron a finales de los años 70 de algunas iglesias de Yecla (Villalba et al., 2000; Martínez y Calvo, 2006), momento en el que se consideró extinguida en la región como reproductora. El cernícalo primilla volvió a Murcia como reproductor con un número de parejas superior a 23 en el año 1991 (Sánchez-Zapata  et al., 1995), disminuyendo a 15-20 parejas en 2003 (Robledano et al., 2006). En 2010 las colonias conocidas son 26, distribuidas en seis núcleos con un total aproximado de 80 parejas (Hernández, 2010). Este aumento es debido en parte a construcción de edificios (primillares) y estructuras móviles de nidificación (Hernández, 2010).

En Castilla-La Mancha el número de parejas fue estimado en 1.524 entre los años 1997 y 1999 (Martínez et al., 2001). Mediante censos locales se detecta una tendencia de aumento en algunas colonias. Por ejemplo, en Valdepeñas la población incrementó un 30% en ocho años (1994-2001), pasando de 33 a 42 parejas, tras realizar cinco censos en ese período que ofrecen una buena fiabilidad sobre esta tendencia de aumento poblacional (Guzmán, 2002). En 2001 se estimaron las poblaciones de Castilla-La Mancha en 1.717-1.787 parejas y 2.558-2.731 parejas en 2008 (Castaño López, 2010)1.

En la Comunidad de Madrid el descenso poblacional fue advertido por Bernis (1974). Bernis ilustra el descenso poblacional al comparar un censo con resultado nulo realizado entre seis y 20 observadores en el interior de la ciudad de Madrid en la primavera de 1973, con las observaciones realizadas en 1934 únicamente por él y en las que registró un mínimo de 50 parejas de primilla en varios grupos, entre los que destaca 20 ejemplares en la calle Goya y otros 20 entre Gran Vía y Atocha (Bernis, 1974). Estas últimas observaciones fueron también confirmadas en 1935 y 1936 (Bernis, 1974). Fuera de la ciudad de Madrid, Bernis y colaboradores encontraron en la primavera de 1973 menos de dos docenas de primillas en los 60 pueblos que visitaron en la provincia, una cantidad comparable a la que Bernis registraba 40 años antes en uno solo de los barrios madrileños. En el año 2001 se censaron entre 184 y 215 parejas reproductoras en 31 colonias de la Comunidad de Madrid (Atienza et al., 2001; Tella, 2004). En 2008 el número de parejas promedio en la Comunidad de Madrid fue 286 (mínimo: 282, máximo: 291; Camarero et al., 2009).

En la Comunidad Valenciana el cernícalo primilla solía nidificar en el interior de Alicante, desapareciendo paulatinamente entre 1960 y 1990 (Polo, 2009). Su reintroducción en los años 90 (Alberdi, 1997) favoreció que el número de parejas aumentase a 32 en el año 2003 (Tella, 2004) y a 50 en 2008 (Polo, 2009).

En Castilla y León se censaron 1.442 parejas en 1999 (Sanz-Zuasti y García-Fernández, 2001). Desde 1991 a  2003 la población de cernícalos primilla en Villafáfila se incrementó desde medio centenar de parejas a unos tres centenares de manera asintótica (Rodríguez-Alonso y Palacios, 2004). La estabilización del número de parejas en los primeros años del siglo XXI en Villafáfila también se ha observado en la provincia de Valladolid, en donde la población se mantiene fluctuante por debajo de las 400 parejas (Lorenzo et al., 2009).

En Navarra se estimaron entre 30 y 37 parejas en 2003 (Tella, 2004). En el año 2005 la población nidificante de cernícalo primilla en Navarra estaba compuesta por 50 parejas seguras y 7 más posibles, repartidas en 11-12 núcleos de cría (Onrubia, 2009). La población de reproductores se ha estancado en el medio centenar en los cinco años siguientes (Onrubia, 2009).

En Andalucía se censó el número de parejas reproductoras en el período 1994-1996  resultando entre 3.879 y 3.916 parejas (Atienza y Tella, 2004b; Tella, 2004). Entre 2004 y 2005 la Consejería de Medio Ambiente censó 4.135 parejas (Martos, 2009). El aumento de la población andaluza se debe en parte a la protección de las colonias y a los programas medioambientales para la conservación de las zonas de alimentación, aunque el aumento del tamaño poblacional también podría ser debido en parte a una mejor realización de los censos. A nivel provincial se ha observado este aumento poblacional: en Málaga se ha producido un aumento desde 1988 a 2008 hasta las 355 parejas (mínimo 320 y máximo 390; Muñoz y de las Heras, 2009). Este aumento es también posible que sea el resultado de una mejora en la realización de los censos, que quizás enmascara un descenso poblacional, como se ha comprobado al analizar el proceso histórico sólo de las colonias mejor censadas (Muñoz y de las Heras, 2009). Las poblaciones de Andalucía han sido estimadas en 4.431 parejas en 2007 y 5.077 en 2011 (De Juana y Garcia, 2015)1.

En Extremadura ADENEX estimó en 1997 el número de parejas reproductoras en unas 4000 (mínimo 3.700, máximo 4.300). Cinco años después se censaron unas 3.450 parejas (mínimo 3.150, máximo 3750; Prieta y Valiente, 2002). Una comparación indica que unas 500 parejas quizás desaparecieron entre 1997 y 2002, pero el grado de indeterminación de las estimas debido a las dificultades de censo no permite afirmar con total certeza que tal descenso haya tenido lugar (Prieta y Valiente, 2002).

En Aragón se censaron 1.061 parejas reproductoras en 2002, después de quince años de aumento poblacional, a partir del centenar de parejas estimadas en 1988 (Alcántara, 2004). Datos sobre la evolución de las poblaciones de cernícalo primilla en el Valle del Ebro (periodo 1993-2000) también aparecen reflejados en Jovani el al. 2008.

En la Rioja el cernícalo primilla dejó de reproducirse a mediados del siglo XX. Las últimas parejas se reprodujeron en los cortados rocosos próximos a la localidad de Arrendó (Gutiérrez, 2003). En el año 1997 se inicia un proyecto de reintroducción en el término municipal de Pradejón. La población evolucionó favorablemente y en el año 2003 la colonia contaba con 14 parejas reproductoras (Gutiérrez, 2003). En el año 2001 una pareja no reintroducida comenzó a reproducirse en el término municipal de Murillo de Río Leza (Gutiérrez, 2003).

Modelos demográficos han predicho una probabilidad de extinción de las poblaciones del sur de España del 35% en 100 años y del 98 % en 200 años (Hiraldo et al., 1996). En Sevilla (sur de España) hubo un descenso del 6 % de la población entre los años 1989 y 1994 (Hiraldo et al., 1996). A pesar de que los descensos poblacionales todavía continúan en algunas regiones (Hiraldo et al., 1996; Atienza y Tella, 2004b), el cernícalo primilla ha experimentado fuertes expansiones demográficas en algunos lugares de España: Granada (González y Morenilla, 2000), Valle del Ebro (Jovani et al., 2008), Toledo (Ortego et al., 2007a) y Ciudad Real (Ortego et al., 2007a). Se ha observado que estos cambios demográficos se traducen en cambios en la distribución de las frecuencias de los tamaños de colonias (Jovani et al., 2008). La expansión demográfica en el Valle del Ebro ha originado un aumento de la frecuencia de colonias pequeñas de reciente fundación (Jovani et al., 2008), algo muy parecido a lo observado en las poblaciones de La Mancha (Ortego et al., 2007a; Ortego et al., 2008b).

 

Estatus de conservación

Categoría global IUCN (2008): Vulnerable  A2bce+3bce+4bce (BirdLife International, 2010).

Categoría España IUCN (2004): Vulnerable A3c (Atienza y Tella, 2004).

El cernícalo primilla fue la rapaz más abundante de Europa (Bijleveld, 1974), pero sufrió un fuerte descenso poblacional en el Paleártico occidental a partir de la segunda mitad del siglo 20 que originó su extinción en algunos países (Austria, Hungría, Polonia) y fuertes descensos poblacionales en otros (Francia, Portugal, Bulgaria) (Cramp y Simmons, 1980; Biber, 1990). En España la población sufrió un fuerte descenso poblacional, pasando de unas 100.000 parejas reproductoras en los años sesenta (Garzón, 1977) a 4.000-5.000 parejas a finales de los años ochenta (González y Merino, 1990). Sin embargo, hay que tener en cuenta que buena parte de estas estimas no están basadas en censos sistemáticos y cabe esperar que este sometidas a un elevado margen de error (Atienza y Tella, 2004b). Esta reducción poblacional parece no haber disminuido de modo importante la diversidad genética en la especie (Alcaide et al., 2009b) (ver, no obstante, Ortego et al., 2007a). Sin embargo, se ha sugerido que una fragmentación de las poblaciones del Paleártico occidental podría haber reducido el flujo genético entre las mismas (Alcaide et al., 2009b).

 

Factores de amenaza

Las principales causas que podrían estar asociadas que podrían suponer amenazas para las poblaciones españolas de cernícalo primilla son las siguientes:

Cambios en el uso del suelo

Una de las causas que ha podido determinar el descenso de algunas de las poblaciones de cernícalo primilla son los cambios en el uso del suelo. Hay varios estudios que evidencian las consecuencias negativas que los cambios en los usos tradicionales del suelo pueden tener en esta especie. Por ejemplo, en el sur de España se ha observado que la disminución de los herbazales y el aumento del cultivo del girasol desde los años 50 podría estar poniendo en riesgo las poblaciones de cernícalo primilla al reducirse los hábitats óptimos de caza donde la abundancia de presas es mayor (Donázar et al., 1993) (ver apartado de Hábitat). Tella et al. (1998) observaron que los individuos tenían áreas de campeo mayores en zonas de cultivos intensivos (63,65 km2) donde el hábitat preferido para la caza es menos abundante en comparación con aquellos individuos asentados en zonas con usos tradicionales del suelo (12,36 km2) (ver apartados de Hábitat y Comportamiento). Además, el tamaño de las presas era menor en las zonas de cultivo intensivo. En este estudio se sugería que la aplicación de pesticidas en las zonas con un uso intensivo del suelo podía estar detrás de una menor abundancia y una distribución más irregular de las presas. También se ha sugerido que un incremento de los cultivos de regadío, particularmente de maizales, podría afectar de modo importante a las poblaciones tanto reproductoras (Ursúa et al., 2005) como invernantes de cernícalo primilla (Tella y Forero, 2000). Se ha sugerido que el cultivo de regadío menos perjudicial para el cernícalo primilla es la alfalfa, ya que los cernícalos seleccionan positivamente estos cultivos (particularmente tras la siega) para cazar durante la época de cría (Ursúa et al., 2005). También se ha estudiado la disponibilidad de ortópteros en los diferentes hábitats del entorno de las colonias (Rodríguez y Bustamante, 2008). Se ha observado que las mayores densidades de presas se encuentran en los márgenes de campos de cultivo y en los herbazales y barbechos, aunque hay una gran variabilidad entre zonas probablemente debido a diferencias en el uso de pesticidas o tipo de suelo (Rodríguez y Bustamante, 2008). La disponibilidad de presas en el entorno de las colonias y el tamaño de las mismas parece tener importantes consecuencias en el crecimiento de los pollos y, de modo último, en la persistencia de las colonias de cría (Rodríguez et al., 2006). La abolición por parte de la Unión Europea del mantenimiento obligado o voluntario de los barbechos podría suponer una amenaza para el cernícalo primilla debido a la reducción de uno de los hábitats de caza más óptimos para esta especie (De Frutos et al., 2010) (ver apartado de Hábitat).

Uso de pesticidas

El uso de pesticidas es una posible causa del descenso de las poblaciones de cernícalo primilla. Existen repetidas citas de la influencia negativa que las fumigaciones con pesticidas tienen sobre el cernícalo primilla (Garzón, 1968).  Un estudio realizado en el sur de España analizó el contenido de organoclorados, bifenilos policlorados y metales pesados en huevos no eclosionados de cernícalo primilla (Negro et al., 1993). En este estudio se observaron concentraciones menores de las que se espera que tengan consecuencias negativas en el éxito reproductor de las aves (Negro et al., 1993). Sin embargo, esto no descarta la posibilidad de que el uso de insecticidas disminuya la disponibilidad de presas y esto tenga un efecto indirecto en el éxito reproductor de la especie (Negro et al., 1993). En un estudio realizado en La Mancha, se observó que las colonias localizadas en zonas tratadas con malatión, un pesticida organofosforado, producían pollos de menor tamaño y peor condición física que los pollos de colonias situadas en zonas en las que no se utilizaba ese pesticida. También se observó que la supervivencia de los machos adultos, pero no de las hembras, disminuyó en colonias localizadas en zonas tratadas con ese pesticida. Sin embargo, no se observaron efectos en el tamaño de las colonias ni en el número de pollos volados (Ortego et al., 2007c). Estos efectos podrían ser consecuencia de una disminución de la disponibilidad de presas en las colonias fumigadas, al envenenamiento directo de los individuos al consumir presas envenenadas, o incluso a ambas causas simultáneamente. Varios estudios más reciente han demostrado que algunas poblaciones de cernícalo primilla están expuestas a insecticidas organofosforados y/o carbamatos (Drooge et al., 2008; Vergara et al., 2008). Van Drooge y colaboradores  (2008) analizaron el hígado de cinco cernícalos primilla la presencia de organoclorados persistentes, encontrando los siguientes compuestos: hexaclorociclohexanos como el b-HCH (15+5 ng/g de peso fresco) y el g-HCH (7+3 ng/g de peso fresco); hexaclorobencenos HCB (77+28 ng/g de peso fresco), Aldrin o Heptacloro (7+6 ng/g de peso fresco), pesticidas como el p,p’-DDE (629+431 ng/g de peso fresco) y poli-clorobifenilos o PCBs (922+591 ng/g de peso fresco). En cualquier caso, las fumigaciones con pesticidas probablemente no constituyen en la actualidad una amenaza generalizada para la especie (Ortego et al., 2007c; Vergara et al., 2008), aunque en Africa algunos de los compuestos detectados como el p,p’-DDT se siguen utilizando en zonas en las que el cernícalo primilla migra durante el invierno (Drooge et al., 2008). El mantenimiento de zonas no fumigadas en el entorno de las colonias de cría podría ser una medida adecuada para evitar los efectos negativos de estos pesticidas en las poblaciones reproductoras de cernícalo primilla (Ortego et al., 2007c).

Competencia con otras especies y disponibilidad de nidos

Se ha especulado que la presencia de competidores por los lugares de nidificación podría ser la consecuencia del descenso de las poblaciones de cernícalo primilla en algunas zonas (por ejemplo: Garzón, 1968). Estudios detallados en diferentes lugares de España han confirmado que la competencia con otras especies y/o la baja disponibilidad de cavidades adecuadas para emplazar el nido no parece ser un factor que esté limitando las poblaciones de cernícalo primilla (Forero et al., 1996).

Cambio climático

La probabilidad de extinción de las colonias de cernícalo primilla en el sur de España está negativamente correlacionada con la precipitación anual media (promedio de los años 1931-1960), de modo que un descenso de las precipitaciones podría reducir las poblaciones de esta especie en la península Ibérica (Bustamante, 1997) (ver la sección de Hábitat). Rodríguez y Bustamante (2003) observaron que el éxito reproductor del cernícalo primilla aumenta con las precipitaciones durante invierno y primavera. A pesar de que las precipitaciones habían disminuido en su área de estudio desde el año 1966, estos autores no obtuvieron evidencias que indicaran que el fuerte descenso poblacional de las poblaciones de cernícalo primilla en su área de estudio haya sido consecuencia del cambio climático actual (Rodríguez y Bustamante, 2003).

Pérdida de lugares de nidificación

La gran mayoría de las colonias de cría se encuentran emplazadas en edificaciones rurales o históricas. La restauración o remodelación de algunas edificaciones puede afectar localmente a las poblaciones de esta especie (Atienza y Tella, 2004b). Además, muchas colonias que se encuentran en edificaciones rurales abandonadas presentan un grave peligro de desaparición debido al derrumbe de estos edificios que a menudo se encuentran en estado ruinoso (Atienza y Tella, 2004b; Calabuig et al. 2007). El expolio y venta de tejas también ha originado la desaparición de algunas colonias de cría en La Mancha (Calabuig et al. 2007).

Colisiones en parques eólicos

En algunos lugares de elevada concentración de cernícalos primilla se han encontrado individuos fallecidos por choques contra molinos eólicos (18 individuos en Gibraltar, Martí y Barrios, 1995; Atienza et al., 2009). En cualquier caso la frecuencia de mortalidad parece ser baja, como sugiere que durante un seguimiento de casi 10 años en dos parques eólicos se hayan encontrado sólo tres cernícalos primillas (de Lucas et al., 2008).

Atienza et al. (2011) citan 35 cernícalos primillas muertos por colisión en parques eólicos de España1.

Mortalidad en tendidos eléctricos

Las colisiones contra tendidos eléctricos se han descrito en la zona de Castuera (Extremadura; Alonso et al., 1994), donde se encontraron dos individuos fallecidos por colisión contra un tendido de alta tensión de 28 km tras dos inviernos de estudio (diciembre - abril de 1989-90 y 1990-91).

De 45 cernícalos primillas recogidos en Albacete, el 42% ingresaron por causa de electrocución o colisión con tendidos (Castaño López, 2010)1. Entre 2006 y 2008 la electrocución fue la causa del 9% de los ingresos de primillas en centros de recuperación (n= 209) de Castilla-La Mancha (Castaño López, 2010)1.

Se han descrito casos puntuales de electrocuciones en postes especialmente peligrosos en Alicante (Alberdi, 2004) y Valencia (Polo, 2009).

Mortalidad en líneas de ferrocarril

SCV (1996) citaron dos cernícalos primillas muertos por atropello en líneas de ferrocarril entre un total de 182 aves1.

Mortalidad en carreteras

López Redondo y López Redondo (1992) registraron 3 cernícalos primillas entre un total de 10.288 aves y PMVC (2203) registraron seis cernícalos primillas muertos por atropello en carretera entre un total de 16.036 aves1. El 19% de los cernícalos primillas ingresados (n= 95) entre 1994 y 2003 en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre en la Alfranca (Zaragoza) tuvo como causa el atropello (Alcántara, 2004b)1. Un estudio realizado en un centro de rehabilitación de Cataluña durante el periodo 1995-2007 mostró que el 4% de los cernícalos primillas (n= 88) ingresó por atropello en carretera (Molina-López et al., 2011)1.

Muerte por disparo

Entre 2006 y 2008 los disparos fueron la causa del 3% de los ingresos de primillas en centros de recuperación (n= 209) de Castilla-La Mancha (Castaño López, 2010)1.

Áreas protegidas

Un estudio realizado en el sureste ibérico ha puesto de manifiesto que la red de zonas protegidas de la región según las directiva de aves y de hábitats de la Unión Europea no protege suficientemente los hábitats de seudo-estepas y zonas agrícolas tradicionales donde vive el cernícalo primilla (Abellán et al., 2011)1.

 

Medidas de conservación

Programas de cría en cautividad

En España se han desarrollado o se están desarrollando diferentes programas de cría en cautividad para la reintroducción o reforzamiento de las poblaciones de cernícalo primilla (Atienza y Tella, 2004b; Alcaide et al., 2008b; Alcaide et al., 2010b). Programas de cría en cautividad se han llevado a cabo en Cataluña (Pomarol, 1991, 1997; Pomarol et al., 2002), Comunidad de Valencia (Polo, 2009), La Rioja (Lopo y Gutiérrez, 1998), Andalucía (Martos, 2009), Extremadura (Guerrero et al., 2009) y Madrid (García et al., 2002).

En Cataluña se liberaron 14 ejemplares en 1989, 27 en 1990 y 54 en 1991 (Pomarol, 1991, 1997; Pomarol et al., 2002). De estos últimos, 37 procedían de la cría en cautividad y 17 de poblaciones naturales. Los métodos empleados fueron el «hacking» y la adopción cruzada, empleando como padres adoptivos parejas de Cernícalo Vulgar (Falco tinnunculus). En el primer caso el éxito fue del 72.7 % y en el segundo del 87.5% (Pomarol, 1991, 1997; Pomarol et al., 2002).

En Extremadura la asociación Defensa y Estudio del Medio Ambiente (DEMA) realiza desde 1990 un programa de cría en cautividad en Almendralejo (Extremadura). Con este programa se han liberado 1367 cernícalos desde su inicio (Martín et al., 2009). Entre 2006 y 2008 se liberaron 493 de pollos a partir de 743 huevos, habiendo resultado infértiles o no eclosionados más de dos centenares de huevos (Guerrero et al., 2009). Los cernícalos liberados se han reintroducido en la Comunidad de Extremadura, Andalucía, La Rioja y Francia (Guerrero et al., 2009).   

En Madrid, el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y de su Hábitat (GREFA) ha dispuesto más de media docena de primillares desde 2002. Entre 2002 y 2009 han nacido en los primillares reconstruidos 284 pollos.

Se ha evaluado la composición genética de las poblaciones cautivas en relación a las poblaciones reintroducidas o naturales. La variabilidad genética de las poblaciones cautivas es similar a la observada en las poblaciones naturales. Aunque la variabilidad genética de las poblaciones reintroducidas no difiere de la de las poblaciones naturales ésta es menor a la observada en sus poblaciones cautivas de origen (Alcaide et al., 2010b). En otros lugares de Europa se ha sugerido que las características fenotípicas de los padres podrían ser manipuladas en programas de cría en cautividad de la especie para regular la proporción de sexos de los individuos producidos (Lenz et al., 2007).

La fertilidad de los huevos procedentes de cría en cautividad se puede estimar mediante la aplicación de termografía (Melero et al., 2009). Los huevos se clasifican como fértiles, infértiles y abortados gracias a sus diferentes patrones térmicos y velocidades de enfriamiento desde tres días después de la puesta. Los huevos infértiles muestran una perdida de temperatura un 70,8% mayor que los fértiles (1,6 y 2,8 grados/minuto respectivamente). En el caso de los huevos abortados, la perdida de temperatura (1,9 grados/minuto) es un 43,4% mayor que en los huevos fértiles. La termografía es más fácil de aplicar en programas de cría en cautividad durante la incubación artificial, aunque podría aplicarse en la naturaleza con diferentes condiciones ambientales, siendo necesario tener en cuenta el lugar de medición, los días transcurridos desde la puesta y la temperatura de partida (Melero et al., 2009).

Instalación de nidos artificiales

La instalación de nidos artificiales es una de las medidas más frecuentes de conservación de esta especie. La relación de los planes de nidales y sus resultados es extensa, y se puede obtener en las actas de los congresos nacionales dedicados al estudio y conservación del cernícalo primilla (por ejemplo Garcés et al., 2001; Esparvel, 2002; Pomarol, 1997; Pilard, 2009), en los anuarios ornitológicos provinciales (por ejemplo Polo, 2009), en otras revistas de las sociedades ornitológicas (por ejemplo Guzmán, 2002) y revistas divulgativas (por ejemplo Tella et al., 1994). El empleo de nidos artificiales en Portugal ha contribuido a que el número de parejas reproductoras de cernícalo primilla aumente de 156 a 540 parejas entre 1996 y 2007 (Catry et al., 2009). Por la cercanía de las colonias portuguesas con las colonias del SO de España, es posible que exista algún efecto multiplicativo entre los planes de recuperación andaluces, extremeños y portugueses.

Se ha intentado establecer una población urbana y silvestre en un edificio de Sevilla. Para ello se soltaron 149 pollos nacidos en cautividad mediante el método de crianza campestre entre 2008 y 2010. Se dispusieron 40 cajas nidos y se proporcionó alimento suplementario a los cernícalos. Se han observado intentos de reproducción de tres, seis y tres parejas en los años 2010, 2011 y 2012 respectivamente Rodríguez et al., 2013)1

Se ha cuestionado el uso de proyectos de reintroducción para restaurar colonias extinguidas sugiriendo priorizar la conservación de las colonias principales (Pérez et al., 2011)1.

 

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Joaquín Ortego
Departamento de Ecología Evolutiva, Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC)
 C/ José Gutiérrez Abascal 2, E-28006 Madrid

Fecha de publicación: 17-11-2010

Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 21-04-2016

Ortego, J. (2016). Cernícalo primilla – Falco naumanni. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. B. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/