Lagartija carpetana - Iberolacerta cyreni (Müller y Hellmich, 1937)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

Key words: Iberian rock lizard, activity, home range.

 

Actividad

El periodo anual de actividad está generalmente limitado por habitar altas montañas, así en el Sistema Central está activa de finales de marzo o abril hasta primeros de octubre (Pérez-Mellado, 1982).

La actividad diaria es bimodal, pero con un periodo vespertino más reducido que puede llegar a desaparecer en verano. Los machos están más activos que las hembras, y la actividad general es mayor durante la época reproductiva cuando tienen lugar los apareamientos (Pérez-Mellado, 1982; Pérez-Mellado et al., 1988; Martín y Salvador, 1995, 1997b; Aragón et al., 2001b, 2004). Dentro de los machos, los individuos dominantes están más activos, aunque esto supone una pérdida mayor de peso, mientras que los machos subordinados están menos activos para disminuir los costes de agresión de individuos dominantes (Martín y López, 2000a; Aragón et al., 2004). Los machos que han perdido la cola reducen sus niveles de actividad con lo que posiblemente ahorran energía que puede ser dedicada a regenerar la cola, y además se exponen menos a los depredadores. Sin embargo, las hembras gestantes que han perdido la cola están más activas, para compensar la necesidad de desarrollar la puesta y simultáneamente regenerar la cola (Martín y Salvador, 1995).

Dedica a moverse solamente el 19,1% de su tiempo de actividad, con una tasa media de 3,04 movimientos/min. Después de las 16 h hay una fuerte reducción de movimientos (Verwaijen y Van Damme, 2008).4

 

Biología térmica

Termorregulador activo y relativamente preciso. Las temperaturas corporales en individuos activos en el campo oscilan entre 18,4 y 37,5 ºC con una media de 29,4 ºC (Pérez-Mellado, 1982; Martín y Salvador, 1993b) o bien 30,8ºC (Aguado y Braña, 2014)4. En gradiente térmico en el laboratorio seleccionan temperaturas más altas que las observadas en el campo, entre 29,8 y 34,5 ºC (mediana: 33,7 ºC). La velocidad de carrera se maximiza a 34,5 ºC, y tienen una temperatura crítica máxima de 43,6 ºC (Martín y Salvador, 1993b; Bauwens et al., 1995).

Utiliza tanto la heliotermia como la tigmotermia como forma de adquisición de calor (Pérez-Mellado, 1982; Carrascal et al., 1992). Emplea soleamientos de larga duración y continuados al comienzo de la mañana, seleccionando además lugares de soleamiento en función de la distancia al refugio (más corta por la mañana temprano) debido a la relación que existe entre temperatura corporal y velocidad de carrera (Carrascal et al., 1992; Martín y Salvador, 1993b). Las tasas de calentamiento fisiológicas son típicas de especies montanas y mayores que las de especies de baja altitud, y dependen de la masa corporal, temperaturas ambientales y ángulo de incidencia de los rayos del sol (Carrascal et al., 1992; Díaz et al., 1996). Además es capaz de maximizar las tasas de calentamiento mediante cambios de postura para variar el ángulo de incidencia de los rayos de sol sobre el cuerpo (Martín et al., 1995). El uso de refugios con bajas temperaturas puede ser fisiológicamente costoso, por lo que las condiciones térmicas son determinantes de su conducta antidepredatoria (Martín y López, 1999, 2000b; Polo et al, 2005; ver Interacciones entre Especies).

La pérdida de la cola no afecta a las temperaturas corporales ni a la precisión termorreguladora de los individuos, pero las lagartijas sin cola usan más las rocas como lugar de soleamiento a primeras horas de la mañana con el fin de mantenerse a distancias más cortas de los refugios, y dado que en las rocas se calientan más despacio que en la hierba, tiene que aumentar la duración máxima de los periodos de soleamiento (Martín y Salvador, 1993b).

 

Dominio vital

En Guadarrama y Gredos el tamaño del dominio vital de los machos varía entre 8,5-442 m2, solapando con una media de 13,7 machos vecinos, mientras que las hembras tienen dominios vitales de entre 2,6-679 m2, y los subadultos y juveniles entre 1,7 y 170 m2. El tamaño del territorio de los machos disminuye al finalizar la época de los apareamientos, debido a una reducción de la actividad y movimientos. Los machos que han perdido la cola reducen el tamaño de su dominio vital debido a que reducen sus movimientos a microhábitats más seguros (Pérez-Mellado et al., 1991; Martín y Salvador, 1997b; Aragón, 2001; Aragón et al., 2001a, b, 2004).

 

Organización social

Es una especie poligínica, los machos adultos defienden territorios de tamaño variable (ver dominio vital), que tratan de incrementar en tamaño aumentando su tasa de movimientos para así acceder a un mayor número de hembras que son más sedentarias. Existe un alto solapamiento entre los dominios vitales de varios machos vecinos y los enfrentamientos agonísticos son frecuentes. Los machos adultos (típicamente con coloración dorsal verdosa) guardan a las hembras y defienden territorios, pero los más jóvenes (coloración parda) pueden adoptar una estrategia alternativa de satélite, siendo menos conspicuos, sin defender ningún territorio, y robando cópulas en los territorios de otros machos. Cuando la densidad de machos es alta pueden formarse jerarquías de dominancia, en la que los machos dominantes son los más grandes/viejos, pero dentro de machos de tamaño similar, es el tamaño relativo de la cabeza (empleada en las peleas) lo que determina su posición en la jerarquía. Los machos depositan excrementos en sitios específicos de rocas donde son más visibles, y son capaces de discriminar entre los suyos propios y los de otros machos, y de responder diferencialmente cuando los encuentran en función de su tamaño corporal relativo. Los machos son también capaces de discriminar las secreciones femorales dejadas en el sustrato por otros machos vecinos, posiblemente a nivel de individuo, y de utilizar las señales que se encuentran para decidir su uso del espacio. Las hembras también parecen utilizar estas señales químicas para establecerse en territorios de machos de mayor calidad genética. Las hembras, sin embargo, no eligen las marcas químicas de los machos dominantes per se, sino de aquellos más viejos, en mejor condición corporal o de mayor calidad (más simétricos), y luego aceptan cópulas de estos machos con más facilidad, que de otros machos jóvenes o de menor calidad (Pérez-Mellado et al., 1991; Martín y Salvador, 1993a, 1997b; Aragón, 2001; Aragón et al., 2000, 2001a, b, c, d, 2003, 2004; Martín y López, 2000a, c; López, 2002; López y Martín, 2002, 2003; López et al., 1998, 2002, 2003b, 2004). Las hembras prefieren áreas marcadas con olores de más de un macho, lo que puede favorecer cópulas múltiples con diferentes machos (Martín y López, 2013a).

En experimentos realizados en cautividad los machos pequeños evitan las peleas cuando son intrusos pero no cuando son residentes (Aragón et al., 2006).1

Los machos discriminan el estatus de otros machos a través de sus marcas de olor y así modulan sus niveles de agresividad (López y Martín, 2011)1. Los machos pueden discriminar entre machos a través de señales químicas, mostrando mayor tolerancia social con machos conocidos con asimetría en el tamaño independiente de la simetría de residencia (Aragón et al., 2007d).2

Las secreciones de los poros femorales de los machos muestran una gran variabilidad individual en las proporciones relativas de cada componente (López y Martín, 2005).1

El mantenimiento de las proporciones relativas de lípidos en las secreciones de las glándulas femorales de los machos es costoso, lo que puede asegurar una señal honesta de calidad. El incremento del riesgo de depredación puede comprometer el mantenimiento de las proporciones de lípidos, pues la respuesta de miedo y escape puede tener consecuencias fisiológicas. Se ha observado experimentalmente que las proporciones de lípidos en las secreciones de las glándulas femorales se alteran en machos a los que se somete a ataques simulados pero no en los machos control (Aragón et al., 2008).3

Los machos y las hembras tienen respuestas similares a las secreciones femorales de los machos, pero la magnitud de su respuesta difiere entre sexos según los componentes químicos de las secreciones. En machos pero no en hembras, las respuestas a los componentes relacionados con la talla corporal depende del tamaño del macho que responde (Martín y López, 2008b). 3

Se ha observado correlación entre algunos caracteres de los machos, como la talla corporal, número de ocelos azules y número de poros femorales, con la variación de las proporciones relativas de algunos componentes de las secreciones femorales. Por lo tanto, otros individuos podrían obtener información a través de los olores desprendidos por las secreciones. Las hembras podrían basar su elección entre machos basándose en los olores de las secreciones de éstos. Solamente los machos con una mayor respuesta inmune tenían una mayor proporción de dos esteroides (ergosterol y dehydrocholesterol) en sus secreciones femorales, lo que podría ser indicativo de que es una señal honesta y costosa. Solamente los machos de alta calidad podrían desviar estos componentes del metabolismo hacia las secreciones femorales (López et al., 2006).1 El suplemento experimental de ergosterol a las rocas dentro de los territorios de los machos provoca el incremento de la densidad relativa de hembras en ellos, lo que sugiere que las hembras pueden elegir establecerse en las áreas de los machos según las características de los olores (Martín y López, 2012). Las hembras discriminan el contenido en ácido oleico de los olores de los machos y son atraídas por olores con mayor contenido de este ácido (Martín y López, 2010)1.

Los machos con mejor condición física y más manchas ventrales son más atrevidos (Cabido et al., 2009). 3

Las hembras muestran preferencia por olores de secreciones femorales de machos más simétricos y con mayor respuesta inmune. Estos machos preferidos tienen más cholesta-5,7-dien-3-ol y ergosterol en sus secreciones, lo que sugiere que las hembras podrían basar su elección entre machos basándose en la proporción de estos componentes (Martín y López, 2006b).1

La vitamina D es un nutriente esencial para las lagartijas, pero en algunas lagartijas su precursor (provitamina D)  se encuentra en las secreciones de los poros femorales, por lo que para dedicar provitamina D a las secreciones haría falta desviarla del metabolismo, lo que podría ser costoso y dependiente de la condición. En experimentos en los que se se añadió vitamina D en la dieta aumentó la proporción de provitamina D en las secreciones femorales. Otros experimentos mostraron que las hembras detectaron los cambios en las señales de los machos y discriminaron la provitamina D y los cambios en su concentración de otros esteroides. Además, las hembras prefirieron las zonas marcadas con secreciones por machos con más provitamina D (Martín y López, 2006b).1

La elección entre olores de machos podría deberse a limitaciones sensoriales de las hembras para componentes químicos esenciales de los alimentos, como la provitamina D3, también presente en las secreciones femorales de los machos (Martín y López, 2008a). 3

Los machos que han perdido la cola evitan intervenir en enfrentamientos con otros machos y cortejan menos a las hembras. Como consecuencia su estatus social en la jerarquía de machos disminuye y obtienen un éxito menor de apareamiento, adoptando una estrategia satélite. Las hembras sin cola son cortejadas en menor medida y reciben menos cópulas, apoyando la hipótesis de que los machos son posiblemente capaces de estimar que la pérdida de la cola supone una disminución de las grasas almacenadas y, por lo tanto, del potencial reproductivo de la hembra (Martín y Salvador, 1993a).

 

Referencias

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José Martín
Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC)

Fecha de publicación: 12-01-2005

Otras contribuciones: 1: Alfredo Salvador. 5-12-2006; 2: Alfredo Salvador. 17-01-2008; 3. Alfredo Salvador. 24-08-2009; 4. Alfredo Salvador, 1-09-2015

Martín, J. (2015). Lagartija carpetana - Iberolacerta cyreni. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Marco, A. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/