Calandria común - Melanocorypha calandra Linnaeus, 1766

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Calandra lark, breeding, clutch size, survival.

 

Biología de la reproducción

El sistema de apareamiento de la calandria común se ha descrito como monogámico y en el que los individuos muestran un comportamiento territorial (Cramp, 1988; de Juana et al., 2004 ). Sin embargo, la calandria común puede adoptar un comportamiento semicolonial en el que los territorios de individuos reproductores se distribuyen de manera agregada (Calvet et al. 2004; de Juana et al., 2004; de Juana y García, 2015; Sanza et al., 2012). Esta tendencia a la agregación espacial de los territorios podría deberse a su vez a una agregación de los hábitats más favorables para la nidificación, o a una atracción entre individuos gracias a la cual las aves pueden obtener información acerca de los recursos existentes en el entorno o de la presencia de depredadores (Suárez et al., 2009). Aunque no se ha descrito en la calandria común, las cópulas extra-parentales son frecuentes en otras especies de aláudidos como la alondra común Alauda arvensis, la terrera común Calandrella brachydactyla y la terrera marismeña Calandrella rufescens (Hutchinson y Griffith, 2008; Suárez et al., 2009).

La temporada de cría comienza a principios de abril y se extiende hasta el mes de julio (de Juana et al., 2004). Durante el cortejo, los machos realizan cantos en vuelos que pueden alcanzar elevadas alturas aunque no existen datos, es muy posible que la calandria común pueda superar las alturas promedio de 120 m registradas en la alondra común Alauda arvensis debido a la mayor capacidad de sustentación de sus alas (Suárez et al., 2009) – y prolongarse hasta 30 minutos (de Juana et al., 2004). Además, los machos despliegan dos tipos de conductas durante la búsqueda de pareja. La más habitual consiste en desplegar la cola exhibiendo la gama de blancos y tonos crema de sus rectrices y en descolgar las alas, que hacen vibrar esporádicamente (Suárez et al., 2009). Se ha especulado con que la exhibición de las marcas blancas o crema en un plumaje dominado por tonos terrosos y pardos pueda estar ligado a la emisión de información honesta acerca de la calidad del individuo (Suárez et al., 2009). La coloración blanca no solo hace más conspicuos a los individuos que la muestran, sino que la falta de melanina en las plumas provoca que éstas se desgasten más rápido, pudiendo afectar negativamente a la capacidad de vuelo. Todo esto incrementa la susceptibilidad ante depredadores tanto por un mayor riesgo de ser detectados como de ser capturados al tener una capacidad de escape mermada. El segundo comportamiento, muy similar al desplegado por el sisón común Tetrax tetrax, consiste en que el macho realiza pequeños saltos (12 cm) con el cuerpo recto y las patas rígidas, haciéndose patente el collar negro característico de esta especie (Suárez et al., 2009). Durante el cortejo, los comportamientos agonísticos entre machos son también frecuentes, con persecuciones en vuelo y enfrentamientos en el suelo en los que los machos se encaran a su oponente con el pico abierto, la cola baja y sus alas alzadas (Cramp, 1988; Suárez et al., 2009).

La construcción del nido es tarea de las hembras, aunque en ocasiones cuentan con la colaboración de los machos. Los nidos se ubican en leves depresiones en el suelo protegidas por vegetación herbácea o incluso por algún matorral (Cramp, 1988). El nido, de unos 8 cm en su diámetro interno, está formado por tallos de plantas arvenses entremezclados con otros materiales ligeros (de Juana et al., 2004; Suárez et al., 2009). La anchura de la pared es de aproximadamente 1 cm y tiene una profundidad de 4,7 cm (Suárez et al., 2009). El tamaño de puesta oscila entre 3 y 6 huevos, siendo el tamaño de nidada más común de 45 huevos. Los huevos, de color blanco o crema con manchas pardas, tienen una longitud promedio de 24 mm y una anchura media de 17,5 mm (Suárez et al., 2009). No son infrecuentes las puestas de reposición en esta especie.

El periodo de incubación dura entre 11−13 días, aunque puede ser más extenso llegándose a alcanzar los 16 días de duración (de Juana et al., 2004; Suárez et al., 2009). Tras la eclosión, los pollos permanecerán en el nido durante 810 días. La incubación de los huevos y el cuidado de los pollos durante los tres primeros días de vida ocurre a cargo exclusivamente de la hembra, aunque se ha observado la presencia de placa incubatriz en algunos machos, lo que podría indicar su participación en la incubación de los huevos (Suárez et al., 2009). Ante la aproximación de un depredador al nido, la hembra puede responder alzando el vuelo cuando el riesgo es inminente o abandonar el nido apeonando cuando la amenaza aún se encuentra a varios metros de distancia (Guerrieri et al. ,1997). A partir del tercer día de la eclosión de los huevos, el macho se involucra en la ceba de los pollos.

 

Estructura y dinámica de poblaciones

En términos globales, la tasa de mortalidad de los pollos se ha situado en torno al 34% (de Juana et al., 2004), aunque los escasos datos disponibles muestran la existencia de variaciones entre regiones. Según el estudio de Guerrieri et al. (1997), el éxito reproductivo de la calandria común es muy elevado en las poblaciones estudiadas en Italia, con una tasa de supervivencia del 63% y una productividad promedio de 2,9 juveniles/pareja. Sin embargo, la supervivencia de los pollos desciende al 50% en la región rusa del Volgograd en años favorables (Suárez et al., 2009). No hay datos que documenten la tasa de mortalidad de los pollos para las poblaciones ibéricas.

 

Referencias

Calvet, J., Estrada, J., Mañosa, S., Moncasí, F., Solans, J. (2004). Els ocells de les terres de Lleida. Pagés Editors, Lleida.

Cramp, S. (Ed.) (1988). Handbook of the Birds of Europe, Middle East and North Africa: The Birds of the Western Palearctic. Volume V. Tyrant Flycatchers to Thrushes. Oxford University Press, Oxford.

De Juana, E., García E. F. J. (2015). The birds of the Iberian Peninsula. Bloomsbury Publishing, London.

De Juana, E., Suárez, F., Ryan, P. G. (2004). Family Alaudidae. Pp. 496-601. En: Del Hoyo, J., Elliot, A., Sargatal, J., Christie, D. A. (Eds.). Handbook of the birds of the world. Volume 9: Cotingas to Pipits and Wagtails. Lynx Edicions, Barcelona.

Guerrieri, G., Santucci, B., Castaldi, A., De-Vita, S. (1997). Reproductive biology of the calandra lark, Melanocorypha calandra, in central Italy. Rivista Italiana di Ornitologia, 67: 133-150.

Hutchinson, J. M. C., Griffith, S. C. (2008). Extra-pair paternity in the skylark Alauda arvensis. Ibis, 150: 90-97.

Sanza, M. A., Traba, J., Morales, M. B., Rivera, D., Delgado, M. P. (2012). Effects of landscape, conspecifics and heterospecifics on habitat selection by breeding farmland birds: the case of the Calandra Lark (Melanocorypha calandra) and Corn Bunting (Emberiza calandra). Journal of Ornithology, 153: 525-533.

Suárez, F., Hervás, I., Herránz, J. (2009). Las alondras de la España peninsular. Dirección general para la Biodiversidad. Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Madrid.

 

 

Rocío Tarjuelo Mostajo

Instituto Universitario de Investigación en Gestión Forestal Sostenible
Universidad de Valladolid, Españ
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Fecha de publicación: 6-06-2023

Tarjuelo, R. (2023). Calandria común – Melanocorypha calandra. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. López, P., Martín, J., Traba, J. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/