Herrerillo capuchino - Lophophanes cristatus (Linnaeus, 1758)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

Key words: Crested tit, breeding phenology, clutch size,

Biología de la reproducción

Durante el cortejo, el macho vuela alrededor de los árboles repitiendo el trino vibrante y, cuando encuentra una hembra, la persigue a través de las ramas. Si la hembra está receptiva y acepta al macho, él revolotea a su alrededor cantando con la cresta levantada. La hembra responde con un sonido menos vibrante. El macho le trae alimento incluso antes del emparejamiento. La hembra responde moviendo las alas de manera vibrante. Sigue alimentándola incluso durante la incubación. La elección del lugar donde criar ocurre antes de finales de marzo (Campbell, 1958).

La especie cría en oquedades naturales existentes o excavadas por ellos en troncos o ramas podridas (Fig. 1, Campbell, 1958; Xabier et al., 2019), generalmente, a menos de 3 m de altura (Campbell, 1958).

Figura 1. Nido natural de herrerillo capuchino en el el interior de un tronco. © F. Atiénzar.

Se ha observado que es la hembra quien excavaba el agujero mientras el macho la alimentaba con insectos, con un tiempo estimado de creación de 5 días (Campbell, 1958). Cría sin problema en cajas nido (Fig. 2) cuando la disponibilidad de agujeros para criar se convierte en un factor limitante (Moreno-Rueda, 2003; Maı́cas y Haeger, 2004; Sánchez, 2007; Anton et al., 2009).

Figura 2. Caja nido usada para la cría por parte de herrerillos capuchinos. © F. Atiénzar.

De hecho, la colocación de cajas nido hace crecer la densidad poblacional de especies trogloditas como lo es el herrerillo capuchino, aunque el uso de estos nidales artificales por esta especie no supera el 11% en bosques de pinos, encinas y castaños en los que crían otros páridos (Gamonal et al., 2005; Regos et al., 2015). En bosques de coníferas, ocupan cajas nido con una mayor probabilidad si estas se encuentran en árboles con un diámetro superior a los 30 cm y con zonas abiertas. La probabilidad disminuyó en zonas de bosque joven con mayor desarrollo arbustivo (Díaz, 2006; Atiénzar, 2009). En carrascales, la probabilidad de ocupación de cajas nido aumenta si cerca hay una cobertura de coníferas de un mínimo del 7% (Atiénzar et al., 2009).

La escasez de agujeros naturales lleva consigo el hecho de buscar alternativas artificiales. Por ejemplo, Sanz (1998) ha registrado un nido en un poste cilíndrico de metal que formaba parte de un gallinero (ver también Campbell, 1958), a pesar de estar rodeado por un bosque de coníferas. El material que aportan al nido es principalmente musgo, lana de ganado y pelo de jabalí como se puede observar en la Fig. 3 (F. Atiénzar, obs. pers.). El mismo nido no es usado en años posteriores, aunque sí el mismo árbol para excavar un nuevo nido (Campbell, 1958).

Figura 3. Nido de herrerillo capuchino en el que domina el musgo y la lana. © J. Alfonso i Prieto.

El periodo reproductor dura unas 11 semanas (Maı́cas y Haeger, 2004). Los huevos, con un volumen de 1,17 ± 0,01 cm3, n = 144 huevos (Maı́cas y Haeger, 2004), son blancos con manchas rojas (Fig. 4) creando una zona redonda en el extremo más ancho (Campbell, 1958).

Figura 4. Coloración y morfología de los huevos de herrerillo capuchino.© J. Monterde.

La especie pone un huevo por día (Campbell, 1958). Atiénzar et al. (2013) registraron, en un pinar mediterráneo, el inicio promedio de la puesta el 16,43 ± 1,80 (1 = 1 Abril), n = 42 nidos. En un carrascal mediterráneo, el inicio promedio de la puesta fue el 27,09 ± 2,71 (1 = 1 Abril, n = 6 (Atiénzar, 2009). Para Maı́cas y Haeger (2004) el baricentro de la fecha de puesta es el 9 de abril. En caso de varios días de mal tiempo, la puesta se para, para reanuadarla en días posteriores. En caso de persistir el mal tiempo, las puestas pueden ser abandonadas (F. Atiénzar, obs. pers.) Los huevos son cubiertos con material hasta que reanudan la puesta (Campbell, 1958).

Según Atiénzar (2009), el tamaño medio de puesta en un bosque de coníferas mediterráneo es de 5,1 ± 0,2 huevos, muy parecido a lo registrado en un carrascal mediterráneo 4,9 ± 0,4 huevos, y acorde a lo registrado por Maı́cas y Haeger (2004), con un mínimo de 3 y un máximo de 6 huevos. La hembra es la única que incuba los huevos, proceso que dura entre 13 y 15 días. La incubación empieza cuando se termina la puesta. El macho es quien alimenta a la hembra durante la incubación, aunque ella también sale a buscar comida (Campbell, 1958). Una vez eclosionan los huevos, ambos adultos alimentan a los pollos. Aprovechan para extraer los sacos fecales. En caso de perder la puesta, pueden hacer otra de reposición. Son raras las segundas puestas tras una puesta con éxito (Maı́cas y Haeger, 2004; Atiénzar, 2009).

El éxito de eclosión es de un 70% (Maı́cas y Haeger, 2004). De media, los pollos de herrerillo capuchino en un pinar mediterráneo alcanzaron los 10 días de edad el 43,91 ± 2,14 (1 = 1 Abril) n = 33 (Atiénzar, 2009). El número de pollos que llegan a volar del nido es similar en pinares (4,4 ± 0,2, n = 24 nidos; Atiénzar, 2009; 4,1 ± 0,2, n = 52 nidos; Maı́cas y Haeger 2004) que en carrascal (3,5 ± 0,5, n = 4 nidos; Atiénzar, 2009). El peso de los pollos en nido a la edad de 14 días es parecido en un pinar (11,5 ± 0,2 g, n = 21) y en un carrascal (11,7 ± 0,3 g, n = 4; Atiénzar, 2009). Maı́cas y Haeger, (2004) obtuvieron unos pesos de 10,5 ± 0,13 g (n = 81) para una edad de 15 días en un pinar (Fig. 5).

Figura 5. Pollo de herrerillo capuchino de 15 días de edad. © D. Díez.

Los pollos permanecen en el nido entre 16 y 20 días, con una media de 18 días (Campbell, 1958).

Estructura y dinámica de poblaciones

Las densidades poblacionales apenas cambian estacionalmente (Díaz, 2003).

Referencias

Anton, M., Herrando, S., Quesada, J. (2009). Do nest-boxes encourage the recovery of bird populations after fire? A field experiment with tits in a Mediterranean forest. Revista Catalana d'Ornitologia, 25: 1-10.

Atiénzar, F. (2009). Feeding and breeding ecology of three insectivorous birds in Mediterranean ecosystems. Tesis Doctoral, Universidad de Valencia.

Atiénzar, F., Belda, E. J., Barba, E. (2013). Coexistence of Mediterranean tits: A multidimensional approach. Écoscience, 20: 40-47.

Campbell, B. (1958). The Crested tit. Joseph Wones Ltd, Great Britain.

Díaz, L. (2006). Influences of forest type and forest structure on bird communities in oak and pine woodlands in Spain. Forest Ecology and Management, 223: 54-65.

Díaz, M. (2003). Herrerillo capuchino Parus cristatus. Pp. 510-511. En: Martí, R., del Moral, J. C. (ed.). Atlas de las Aves Reproductoras de España. Dirección General de Conservación de la Naturaleza-Sociedad Española de Ornitología, Madrid.

Gamonal, J. J., Martínez, J. L., Palomares, L., Escudero, E. (2005). Tasas de ocupación de cajas nido para paseriformes en pinares y robledales de la Sierra de Guadarrama. Pp. 96-109. En: De la Puente, J., Pérez-Tris, J., Juan, M., Bermejo, A. (Eds.). Anuario ornitológico de Madrid 2004. SEO-Monticola, Madrid.

Maı́cas, R., Haeger, J. F. (2004). Pine plantations as a breeding habitat for a hole-nesting bird species crested tit (Parus cristatus) in southern Spain. Forest Ecology and Management, 195 (1-2): 267-278.

Moreno-Rueda, G. (2003). Selección de cajas-nido por aves insectívoras en Sierra Nevada. Zoologica baetica, 13/14: 131-138.

Regos, A., Tapia, L., Domínguez, J. (2015). Estudio de la comunidad de aves nidificantes del Parque Natural "Serra da Enciña da Lastra" (Galicia, NO España). Nova Acta Científica Compostelana (Bioloxía), 22: 19-31.

Sánchez, S. (2007). Suitable cavities as a scarce resource for both cavity and non-cavity nesting birds in managed temperate forests. A case study in the Iberian Peninsula. Ardeola, 54(2): 261-274.

Sanz, T. (1998). Nidotópica inusual de Herrerillo Común Parus caeruleus y de Herrerillo Capuchino Parus cristatus. Butlletí del Grup Català d'Anellament, 15: 47-49.

Xabier, M., Arizaga, J., Rodríguez-Pérez, J. (2019). Species co-occurrence and environmental factors and their effect on the distribution of forest birds in mature forests. Forestry, 92: 568-576.

 

 

 

 

Francisco Atiénzar
Paseo Francisco Brines, 52

46780 Oliva, Valencia

Fecha de publicación: 8-06-2022

Atiénzar, F. (2022). Herrerillo capuchino – Lophophanes cristatus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. López, P., Martín, J., Barba, E. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/