Ibis eremita - Geronticus eremita (Linnaeus, 1758)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

 

Key words: Northern Bald Ibis, habitat, population size, status, threats, conservation.

 

Hábitat

A lo largo de su área de distribución, el ibis eremita utiliza principalmente hábitats de llanuras áridas y semiáridas, y mesetas con escarpes rocosos; pero también campos cultivados (p. ej. sorgo, caña de azúcar), praderas y pastizales (Wehner et al., 2022), áreas de matorral bajo y disperso en zonas llanas o escasamente onduladas y poco arboladas como estepas abiertas pedregosas y de escasa vegetación (Serra et al., 2008), campiñas, terrazas fluviales, planicies litorales o altiplanicies, preferentemente en áreas no muy alejadas de los cortados rocosos donde construyen sus nidos y establecen los dormideros (Matheu et al., 2020). A veces se encuentra en asociación con el hombre, anidando en lo alto de antiguos edificios, muros y torres (Serra et al., 2009; Junta de Andalucía y Zoobotánico de Jerez, 2021). La especie presenta un rango altitudinal amplio, puede ocupar zonas de nidificación desde áreas costeras, hasta alcanzar, en el pasado, los 2.300 m s. n. m. en antiguas áreas de nidificación en Marruecos (Matheu et al., 2020).

En muchas ocasiones se encuentran asociados a zonas de pastos y prados donde hay lombrices y larvas (Wehner et al., 2022), o en donde hay ganado, porque buscan en sus excrementos invertebrados coprófagos como fuente de alimentación. Por tanto, para alimentarse prefieren los terrenos muy pastoreados con abundancia de excrementos de ganado donde proliferan larvas e invertebrados o bien zonas de matorral bajo y disperso con cierto grado de humedad ambiental y abundancia de artrópodos y gasterópodos (Figura 1) (obs. pers. todos los autores).

Figura 1. Grupo de ibis eremita alimentándose. © M. Quevedo-Muñoz

 

 Hábitats de origen antrópico como orillas de embalses, campos de golf y praderas de riego aprovechadas por el ganado son igualmente muy frecuentados para alimentarse ya que en ellos la permanente humedad de los suelos favorece la abundancia de alimento durante todo el año (obs. pers. todos los autores).

La población reintroducida en Andalucía ocupa zonas de pastoreo y matorral bajo, campiñas, campos de golf, embalses, y en sus movimientos dispersivos pueden llegar a zonas costeras. Ocasionalmente se adentran unos metros en zonas marginales de dehesas o bosques pobres con suelos húmedos y escasa cobertura de matorral o arbustos (obs. pers. todos los autores).

Los individuos de la población nidificante en el semidesierto de Siria, probablemente ya extinta, utilizaban como hábitat principal de alimentación zonas de mayor sobrepastoreo llevado a cabo por el ganado de los beduinos, y como hábitat complementario de alimentación las orillas de una pequeña balsa de riego donde capturaban pequeñas ranas e invertebrados asociados al humedal (Serra et al., 2008). Durante las estancias en su cuartel de invierno seleccionaban zonas agrícolas dedicadas al pasto y cultivo de cereales del altiplano del centro de Etiopía (Serra et al., 2013).

Como lugares de descanso y dormideros fuera del periodo reproductor suelen utilizar cantiles, árboles u otras estructuras elevadas tales como tejados de construcciones, postes eléctricos o antenas de telecomunicaciones, no siendo infrecuente que compartan dormideros comunales con garzas y cormoranes en bosques de ribera o humedales interiores.

Durante el periodo reproductor suelen permanecer gran parte del tiempo en los cortados rocosos en los que crían dedicándose a actividades de cortejo, construcción y defensa de nidos, incubación o protección de pollos, que únicamente abandonan durante el tiempo preciso para alimentarse.

En Marruecos, los cortados rocosos donde ha criado históricamente el ibis eremita tiene una altura promedio de 28 m (rango 2-60 m), con cierta preferencia por la orientación norte. Estas orientaciones, sin ser muy marcadas, son las esperables en un clima desértico cálido como es el de Marruecos donde las orientaciones Sur y Oeste son las de mayor estrés térmico (Estación Biológica de Doñana-CSIC, 2010).

Las parejas de la población relicta de Palmira criaban en dos cantiles rocosos de 25-50 m de altura. Ambos acantilados estaban bien protegidos del viento dirección oeste-noroeste, que sopla especialmente durante la primavera y el verano. Los nidos en ambos sitios estaban en agujeros o pequeñas terrazas con rocas que sobresalen, a 15-20 m de altura (Serra et al., 2009).

En Andalucía, el hábitat de nidificación preferente lo constituyen los acantilados y cortados rocosos tanto costeros como interiores, estos últimos normalmente asociados a cortados fluviales, así como construcciones humanas antiguas con determinadas características (Junta de Andalucía y Zoobotánico de Jerez, 2021). Dentro de los cortados rocosos suelen construir los nidos generalmente agrupados en cuevas, grietas o repisas cubiertas, muy raramente en lugares directamente expuestos continuamente al sol o las inclemencias climáticas, situadas en lugares difícilmente accesibles por predadores terrestres pero a alturas bajas o medias, entre los 5 y 15 m. y con frecuencia próximos a núcleos de población o zonas habitadas (Figura 2) (obs. pers. todos los autores). Los cortados de cría son también seleccionados teniendo en cuenta evitar su exposición directa a los vientos dominantes y al sol durante las horas centrales del día.

Figura 2. Grupo de ibis en cortado rocoso de nidificación en Andalucía (España). © M. Quevedo-Muñoz.

 

Tamaño de población

En Marruecos se asienta la mayor población mundial de la especie, concretamente en dos enclaves; en el Parque Nacional de Souss-Massa (PNSM) y en Tamri, Esta última localidad alberga dos pequeñas colonias descubiertas en 2017 (Aourir et al. 2018). La población marroquí está aumentando lentamente en la última década (BirdLife International, 2018), alcanzando 147 parejas reproductoras con un total de 708 individuos en 2018, incluyendo aves reproductoras y juveniles (Oubrou y El Bekkay, 2018), siguiendo el incremento a 158 parejas en 2019 (Oubrou y El Bekkay, 2019), y 175 en 2022 (PNSM, inédito).

En Turquía existía una población silvestre en Birecik, que dejó de ser considerada como tal en 1989 (Akçakaya, 1990), y se considera actualmente como en semilibertad (Kiliç y Uysal, 2019; Schenker et al., 2020), con un tamaño que supera largamente el centenar de individuos (Kiliç y Uysal, 2019), aunque no se considera auto-sostenible (BirdLife International, 2021).

En la actualidad la especie está probablemente extinta como reproductora en Argelia (Schenker et al., 2020), aunque sí que se considera allí una especie divagante (BirdLife International, 2018).

En 2002 se descubrió una pequeña colonia relicta en Palmira (Siria) de individuos salvajes (Serra et al., 2004), correspondiente a una población migratoria casi extinta. Solo una única hembra madura regresó a Siria en 2013 y de nuevo en 2014, pero al parecer no regresó ningún ave en 2015 (Serra, 2015). El último registro de cría con éxito en Siria es de 2011, cuando una única pareja reproductora sacó adelante dos crías (BirdLife International, 2018).

La especie se considera extinta en Europa (BirdLife International, 2021) donde estuvo presente en Europa central hasta el siglo XVII (Sánchez, 2007). Se cree que la especie también se reproducía en España hace más de 500 años (Orueta, 2021), con abundantes referencias al “cuervo calvo” en libros españoles entre los siglos XIV al XVII (Sánchez, 2006; Sánchez, 2007), en donde se diferenciaba esta ave de otras especies también mencionadas en estos tratados como el “cuervo marino” (Phalacrocorax spp.) o el “cuervo” (Corvus spp.) (Sánchez, 2006; Sánchez, 2007). Sin embargo, algunas poblaciones han sido reintroducidas en ciertas regiones europeas, como España y los Alpes. Estas poblaciones aún no se consideran auto-sostenibles (BirdLife International, 2021).

En España se inició un programa de reintroducción en el verano de 2004 conocido como “Proyecto Eremita”, en donde se han reintroducido al medio natural un total de 598 individuos hasta el año 2023 (Proyecto Eremita, datos propios). El proyecto comenzó con la suelta de 23 individuos jóvenes de la colonia mantenida en cautividad en el Zoobotánico de Jerez de la Frontera (López-Vázquez et al., 2015). Cuatro años más tarde dos de estas aves jóvenes consumaron la primera reproducción en libertad en el Tajo de Barbate (Cádiz) (López-Vázquez et al., 2015). En el año 2011 se estableció una segunda zona de cría en un cortado rocoso del interior de Cádiz (Figura 2; tajo de la Barca de Vejer), y en el año 2014 se estableció una tercera en una edificación histórica del siglo XVI, la torre de Castilnovo, en Conil. Después de nueve años, se localizó un nuevo enclave de cría en 2023, de nuevo en una edificación, pero en esta ocasión construida junto al aviario de suelta en la zona de San Ambrosio, Barbate, para favorecer la nidificación de la especie. Al inicio de la época de reproducción en 2021, la población en libertad contaba con 82 machos, 78 hembras y 9 individuos indeterminados (n = 169) (Junta de Andalucía y Zoobotánico de Jerez, 2021). En 2021, hasta un total de 21 parejas participaron en el episodio reproductor (una de esas parejas estaba compuestas por dos hembras), de las cuales 17 hicieron puesta y sacaron pollos adelante. El número de pollos que volaron fueron 26 (Junta de Andalucía y Zoobotánico de Jerez, 2021). En 2022, hubo 27 parejas que iniciaron la reproducción, de las cuales 22 criaron 33 pollos que finalmente volaron. En 2023, fueron 33 las parejas que construyeron nidos repartidos en los cinco enclaves de nidificación. 

 

Estatus de conservación

Globalmente, la especie estuvo catalogada por la IUCN como “Críticamente amenazada (CR)” hasta 2018, cuando se redujo su categoría de amenaza a “En Peligro (EN)” (BirdLife International, 2018). El significativo incremento poblacional gracias a algunas acciones de gestión del hábitat y a un intenso trabajo de sensibilización y apoyo a la población local ha llevado también al establecimiento de nuevos núcleos de nidificación (Aourir et al., 2017; Oubrou y El Bekkay, 2018). En Siria su población ha disminuido drásticamente en los últimos 30 años y probablemente se haya extinguido como reproductora. La única población conocida no sometida a manejo es la que se encuentra ahora en Marruecos. El criterio que aplica al ibis eremita para la categoría EN es el D, debido a su restringida área de distribución actual (BirdLife International, 2018).

En España, como en el resto de Europa, está considerado como “Regionalmente Extinto (RE)” de acuerdo a los criterios de la UICN porque ninguna de las poblaciones reintroducidas se considera todavía totalmente autosuficiente y auto-sostenible (BirdLife International, 2021). Al parecer uno de los mayores impedimentos para lograrlo en España es la tasa de mortalidad que soporta la población reintroducida, por lo que aún es preciso liberar aves jóvenes cada año procedentes de la cría en cautividad (Orueta, 2021). Esta necesidad de liberar individuos para que la población que vive en libertad sea viable hace que se considere como una parte de la población manejada en el contexto de un proyecto de reintroducción en desarrollo, y no una población silvestre (Díaz y Oro, 2013; Díaz, 2016).

 

 Factores de amenaza

La especie ha estado en declive durante varios siglos, quizá en parte debido a causas naturales no identificadas. Sin embargo, el rápido declive más reciente es sin duda el resultado de una combinación de factores, con diferentes amenazas que afectan a distintas poblaciones (BirdLife International, 2018).

La actividad y persecución humana son posiblemente las mayores amenazas que tiene la especie en la actualidad. El uso de extensivo de insecticidas (que genera una disminución de la productividad de la especie y disminución de presas –principalmente insectos-), la extensión de los cultivos y molestias por la actividad humana en áreas de nidificación, han sido señaladas como causas principales de la extinción de la población salvaje en Turquía (Akçakaya, 1990). En la extinta población siria, se describieron como amenazas de origen antrópico la captura de individuos para consumo humano y como trofeo por parte de beduinos y la degradación del hábitat de alimentación (Serra et al., 2009). En la población silvestre marroquí, aparte del uso masivo de plaguicidas, el descomunal aumento de la extensión de tierras dedicadas a la agricultura (incluyendo el regadío), desarrollo de presas, y carreteras se han descrito como causas del declive poblacional , quedando las colonias situadas en los sitios más inaccesibles (Schenker et al., 2020).

En cuanto a las amenazas de origen no humano, parece que la especie sufre una tasa de depredación en nido significativa que hace disminuir la tasa de reclutamiento de individuos reproductores a la población adulta (Serra et al., 2009; López-Vázquez et al., 2015).

Los factores de amenaza de la población española están bastantes bien identificados gracias a que muchos individuos portaban emisores en el momento de fallecer (Figura 3).

Figura 3. Número de individuos marcados con emisores fallecidos según causas de fallecimiento en España hasta el año 2022 (datos Proyecto Eremita).

 

De 188 individuos marcados con emisores por el “Proyecto Eremita” hasta el año 2022, se constató la muerte de 106 individuos, de los cuales se pudo determinar la causa de la muerte en 72 casos. La electrocución (n= 25) o colisión (n= 7) con tendidos y apoyos eléctricos (Figura 4) y el ahogamiento (=10), fundamentalmente en pilones ganaderos, son las mayores causas de muerte no natural de la especie en España (López-Vázquez et al. 2015; Junta de Andalucía y Zoobotánico de Jerez, 2019; Junta de Andalucía y Zoobotánico de Jerez, 2021, Proyecto Eremita, datos propios), causas de mortalidad similares a la población reintroducida en el centro de Europa, donde la caza ilegal y la electrocución parecen ser también causas importantes de mortalidad (Fritz et al., 2017). Aunque en países como Italia los disparos y la caza ilegal suponen un factor importante de amenaza para la especie (Fritz et al., 2017; Maccagnan et al. 2023), parece que en España se reduce a casos más o menos puntuales, si bien en algún caso haya podido ser llamativo (periódico HOY, https://www.hoy.es/prov-badajoz/seprona-arresta-vecino-20190930123600-nt.html. Acceso 25 Octubre 2023).

Figura 4.   Grupo de ibis eremita posados en el apoyo y tendido eléctrico de una línea en la provincia de Cádiz. © M. Quevedo-Muñoz.

 

Medidas de conservación

Las medidas de conservación generales propuestas pasan por mantener los regímenes tradicionales de agricultura y pastoreo para lograr una explotación sostenible de los pastizales y detener el avance de los procesos de desertificación; promover regímenes de pastoreo y uso de la energía alternativos y sostenibles, junto con la promoción del desarrollo socioeconómico de las comunidades locales; controlar la recogida de leña para evitar la destrucción o degradación de las zonas de alimentación, poner fin a la caza; controlar la construcción de edificios ilegales en los lugares de cría y alimentación o cerca de ellos y reducir el riesgo de intoxicación (Jiménez Armesto et al., 2006). En concreto, se precisa campañas de sensibilización para proteger la especie, no solo son dirigidas a la población humana en general, sino especialmente destinadas a los cazadores, identificar aquellos tendidos eléctricos especialmente mortales para la especie y tomas medidas adecuadas que mitiguen el riesgo de colisión o electrocución, excluir aquellas zonas claves para la especie de la explotación de energías renovables, promover actividades de turismo de bajo impacto que promuevan la conservación de la especie, realizar seguimiento y estudios de  campo de la especie sobre áreas de alimentación, paradas migratorias e invernada, y coordinar todos los esfuerzos encaminados para la conservación de la especie (Bowden, 2015).

En Europa, en base a los resultados de los diversos programas de reintroducción de la especie, se ha puesto de manifiesto que es esencial la corrección y adecuación de tendidos y apoyos eléctricos, así como programas de sensibilización y educación ambiental dirigidos a la población donde se asientan las poblaciones reintroducidas y a las asociaciones de cazadores para evitar muertes por disparos y caza ilegal (López-Vázquez et al. 2015; Fritz et al., 2017).

 

Referencias

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Luis Santiago Cano-Alonso
Comisión para la Supervivencia de Especies de la UICN. Ginebra

 

José Manuel López-Vázquez
Departamento de Biodiversidad. Consejería Medio Ambiente Junta de Andalucía,
Delegación Territorial en Cádiz. Cádiz

 

Jorge F. Orueta
SEO/BirdLife. Madrid

 

Miguel Ángel Quevedo-Muñoz
Zoobotánico de Jerez. Jerez de la Frontera

 

Iñigo Sánchez
Zoobotánico de Jerez. Jerez de la Frontera

Fecha de publicación: 6-02-2024

Cano-Alonso, L. S., López-Vázquez, J. M., Orueta, J. F., Quevedo-Muñoz, M. A., Sánchez, I. (2024). Ibis eremita – Geronticus eremita. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. López, P., Martín, J., Blas, J. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/