Tarabilla norteña - Saxicola rubetra (Linnaeus, 1758)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Whinchat, reproduction, courtship, demography.

 

Biología de la reproducción

La estación reproductora se desarrolla en el NO de Europa desde mediados de abril hasta principios de agosto (Del Hoyo et al., 2005). Las puestas más tempranas se producen a lo largo de la primera quincena de Mayo y las más tardías a principios de julio (Frankiewicz, 2008; Fischer et al., 2013; Kurlavičius, 2015; Shitikov et al., 2015; Taylor, 2015; Tome, 2015). Las primeras observaciones en las zonas de cría ibéricas se producen habitualmente durante la primera quincena de, aunque algunos ejemplares pueden observarse también en marzo (De Juana, 1980; Jubete, 1997). Las puestas más tempranas se producen a finales de abril (Jubete, 1997).

Emparejamiento

Se reproducen en su primer año de vida. Forman parejas monógamas aunque pueden cambiar de compañero a lo largo del ciclo reproductor. Los machos desparejados llegan a alimentar y defender a los jóvenes, siendo tolerados por los machos de las parejas establecidas (Urquhart, 2002). Se calculó un 37% de machos desparejados en medios agrícolas abandonados de Polonia (Orlowski, 2004; Frankiewicz, 2008). Hay evidencias que apuntan a que algunas parejas se formarían ya en las zonas de invernada africanas, justo antes de iniciar la migración prenupcial (Serle, 1949).

Nido

Por lo general construyen el nido directamente sobre el suelo o a menos de 15 cm de altura y lo elaboran en un periodo de entre 2 y 5 días (Fuller y Glue, 1977; Urquhart, 2002). Consiste habitualmente en una copa construida con hierba seca y musgo, revestida en su interior con hierba más fina y pelo o lana. El revestimiento interior es más grueso en regiones de temperatura más fría (Bastian y Bastian, 1996). En la mayoría de los casos lo construyen bajo un pequeño dosel de vegetación, a modo de tejado natural, y lo emplazan sobre todo en terrenos yermos y en cultivos que lleven abandonados más de tres años (Frankiewicz, 2008).

Puesta e incubación

Hacen habitualmente una sola puesta, que reemplazan en caso de pérdida, si ésta no se produce justo antes de que los jóvenes abandonen el nido (Urquhart, 2002). El porcentaje de parejas que hacen segunda puesta fue del 26% en el norte de Rusia europea (Shitikov et al., 2015) y del 55,3% en el sur de Inglaterra (Taylor, 2015).

Inician la puesta al de 1-2 días de finalizar el nido y ponen un huevo al día hasta completarla. Por lo general la incubación dura de 11 a 14 días, más raramente 15 días, y la lleva a cabo únicamente la hembra, la cual solo la interrumpe para alimentarse o cuando es alertada por su pareja de la presencia de un intruso. Los huevos son de color azul claro con finas pintas pardo-rojizas. Suelen poner entre 4 y 7 huevos, si bien se dan también puestas de 3-4 huevos y, con mucha menor frecuencia, puestas de 8 (Urquhart, 2002) e incluso de 9 huevos (Shitikov et al., 2015). El tamaño de puesta medio para diferentes poblaciones europeas varió entre 5,3 y 6,7 huevos (ver Frankiewicz, 2008; Shitikov et al., 2015). En una muestra de 152 nidos del Reino Unido se observó que las puestas de abril y mayo eran mayores (5,16) que las de junio y julio (4,42) (Fuller y Glue, 1977). Las puestas de reposición suelen ser menores que las primeras puestas (Urquhart, 2002; Shitikov et al-, 2015). En el norte de Europa se ha observado que el tamaño de puesta aumenta hacia latitudes sureñas (Bastian y Bastian, 1996). También se ha sugerido que se incrementa con la altitud (Fuller y Glue, 1977).

Las dimensiones medias de una muestra de 250 huevos medidos en Alemania fueron 18,9 x 14,3 mm (Schönwetter, 1979), mientras que las de 100 huevos medidos en el Reino Unido fueron 19,16 x 14,47 mm (Whiterby et al., 1948). Las dimensiones medias de una puesta de 4 huevos de Cataluña fueron 19,08 x 14,18 (Muntaner et al., 1983).

Alimentación y cuidado de los pollos

Durante los primeros cinco días tras la eclosión, la hembra cubre a los pollos para suministrarles calor, sobre todo el primero de los días. La alimentación corre a cargo de ambos progenitores. El ritmo de ceba se acelera conforme crecen los pollos: de 3 cebas/15 minutos durante los primeros cuatro días hasta las 9-11 cebas/15 minutos a partir del décimo día (Bastian y Bastian, 1996). Al principio, los adultos se tragan los sacos fecales y, más tarde, los transportan al exterior arrojándolos en vuelo o tras posarse en una percha (Urquhart, 2002).

Los pollos al nacer pesan aproximadamente lo mismo que los huevos (unos 2,1 g). Alcanzan el peso medio de los adultos (17 g) a los nueve días de la eclosión pudiéndose después incrementar hasta los 20,8 g (Bastian y Bastian, 1996). Abandonan el nido andando transcurridos 11-14 días de la eclosión, se ocultan en la vegetación cercana y se mantienen en contacto vocal con sus padres. Son capaces de volar correctamente a la edad de 17-19 días. Para su alimentación, los padres dividen la pollada, ocupándose cada uno de ellos de un grupo. A partir de los 21 días se valen por sí mismos pero los adultos pueden seguir alimentándolos hasta que cumplen el mes aproximadamente (Urquhart, 2002). De Juana (1980) cita observaciones de adultos con cebo y grupos familiares entre el 17 de junio y el 2 de agosto en diversas localidades de Burgos y Jubete (1997) un grupo familiar a principios de junio en Palencia.

Entre jóvenes anillados en el NO de Europa las causas de muerte más frecuentes fueron la persecución directa (55%), los accidentes derivados de la actividad humana (24%) y los depredadores domésticos (10%) (Del Hoyo et al., 2005).

Éxito reproductor

En el norte de Rusia europea el 63% de los nidos produjeron al menos un pollo (Shitikov et al., 2015). En el SO de Polonia el porcentaje de pollos eclosionados en nidos no depredados varió del 90 al 53% en dos años de estudio (Frankiewicz, 2008).

El número medio de pollos que abandonan el nido contabilizado en diferentes estudios fue de 5,21 (Kenny et al., 2015), oscilando entre 4,17 y 5,60 (Gray, 1973; Fuller y Glue, 1977; Pudil, 2001; Gričik y Baranovskij, 2004; Müller et al., 2005; Frankiewicz, 2008; Shitikov et al., 2015) y, siguiendo el mismo patrón que el tamaño de puesta, es mayor en los nidos de huevos de abril y mayo que en los de junio y julio (Fuller y Glue, 1977).

El éxito reproductor, medido como el porcentaje de nidos en los que al menos un pollo abandona el nido, es muy variable. Así por ejemplo, 86,5% en Inglaterra (Del Hoyo et al., 2005), 68% en Chequia y 76% en Polonia (Frankiewicz, 2008). El éxito reproductor suele ser considerablemente menor en sitios en donde la siega es temprana (12,2%, Grüebler et al., 2012) y puede variar mucho interanualmente (1-57%, Shitikov et al., 2015). Muller et al. (2005) estudiaron durante dos años el éxito reproductor en dos regiones de Suiza y detectaron importantes diferencias tanto interregionales como también interanuales (34-78% y 5-59%).

Las causas conocidas de fracaso reproductor incluyen la depredación, la pérdida de huevos y pollos por lluvia intensa, el pisoteo por el ganado, la quemas de pastos, los pesticidas, el exceso de fertilizantes y el adelanto de la época de siega (Gray, 1974; Muller et al., 2005; Britschgi et al., 2006; Frankiewicz, 2008; Bastian, 2015; Kenny et al., 2015; Taylor, 2015).

 

Estructura y dinámica de las poblaciones

En el Norte de Rusia europea, la supervivencia aparente fue mayor en los adultos que había criando exitosamente (0,32) que en los que habían fracasado (0,11) (Shitikov et al., 2015). Kenny et al. (2015) en Irlanda calcularon la tasa de supervivencia anual de hembras adultas y hembras de primer año en 0,47 y 0,33 respectivamente, y estimaron que el 75,1% de los pollos tienen que sobrevivir hasta la época de cría para que se mantenga estable una población. En Alemania la tasa de supervivencia se calculó en 0,48 para los machos, 0,21 para las hembras y 0,17 para los juveniles (Muller et al., 2005). La tasa de retorno se ha calculado en 44% para machos, 32% para hembras y 6,9 para juveniles en Alemania (Schmidt y Hantge, 1954; Muller et al., 2005). En el Norte de Rusia europea se registraron tasas de retorno menores: 10% para adultos y 0,9 para juveniles (Shitikov et al., 2015). El 39% de los machos de edad conocida fueron del segundo año calendario y el 61% eran de más del segundo año (Shitikov et al., 2015).

La máxima longevidad para un ejemplar en libertad es la registrada para dos tarabillas norteñas recapturadas con 6 años y 11 meses de edad (Fransson et al., 2017).

 

Referencias

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De Juana, E. (1980). Atlas de las Aves Nidificantes de La Rioja. Diputación Provincial de Logroño.

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Aitor Galarza
Sociedad de Ciencias Aranzadi
Zorroagagaina Kalea, 11, 20014 Donostia-San Sebastián

 

Fecha de publicación: 2-06-2020

 

Galarza, A. (2020). Tarabilla norteña – Saxicola rubetra. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. López, P., Martín, J., Tellería, J. L. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/