Gaviota cabecinegra - Ichthyaetus melanocephalus (Temminck, 1820)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Mediterranean Gull, habitat, abundance, status, threats.

 

Hábitat

Áreas de reproducción en Europa centro-oriental y noroccidental

Eminentemente costero. Frecuenta en general terrenos inundados o cercanos a masas de agua como lagunas, pantanos y  marismas, con vegetación herbácea y ricos en insectos y otros invertebrados. Islas en el interior de lagunas y ríos o de mares relativamente cerrados como el Báltico o el Egeo. Ambientes con vegetación halófila y nitrófila, donde crece Phragmites australis, Atriplex tatarica, Rumex confertus, Conium sp. y Sisymbrium sp. (Rudenko, 1998). Estuarios con una amplia zona intermareal en los que abundan los invertebrados acuáticos. Deltas de ríos como los del Gediz o Büyük Menderes en Turquía (Karauz y Kiraç, 1998). Evita entornos áridos, aunque coloniza suelos arenosos de escasa vegetación en islas y salinas (Isenmann et al., 2004; Zielinska et al., 2007). Por ejemplo, en la isla de Ré (La Rochelle, Francia) nidifica en entornos con vegetación palustre representada por Obione portulacoides, Limonium vulgare, Suaeda fruticosa y Salicornia emerici y distintas especies de gramíneas (Le Gall y Robreau, 1998). Las motas de las salinas son muy atractivas para la especie por la protección que ofrecen frente a los depredadores. En humedales como la Camarga (delta del Ródano, sur de Francia), con amplias planicies aluviales, ocupa lugares donde crecen Arthrocnemum macrostachyum, y  A. fruticosum  (Isenmann et al., 2004). También forman parte de este paisaje campos dedicados al pasto de ganado y al cultivo de arroz (Fasola y Bogliani, 1990).

Durante la reproducción frecuentan ambientes esteparios y agrícolas, barbechos, prados inundados, dunas y puertos pesqueros para buscar alimento. Comparte hábitat de cría junto con otras especies de láridos, como charranes, pagazas y gaviota reidora (Fernst, 1992).

Áreas de reproducción e invernada en España

Son similares a las ya descritas para otras zonas de Europa aunque aquí no llega a formar grandes colonias, sino que se trata más bien de episodios ocasionales de reproducción de algunas parejas. Desembocaduras de ríos con aluviones de arena y humedales que incluyen lagunas, playas, marismas, saladares o albuferas, en los que hay diques, motas e islotes interiores descubiertos o con escasa vegetación. También entornos con cultivos herbáceos, balsas y albercas, arrozales con canales de riego, huertas y pastizales de ganado. En el interior de los humedales, biotopos formados por cañaverales de Typha spp. juncales de Scirpus holoschoenus y Juncus maritimus, carrizales  de Phragmites australis y otras formaciones de especies freatofíticas (Tamarix spp.). Parcelas salineras poco colmatadas y con vegetación halófila (Salsola spp., Cynomorium coccineum, Limonium spp.). Díes y Díes (2004) citan a las especies vegetales Arthrocnemum fructicosum y Salicornia ramosissima presentes en los islotes donde cría en la Albufera de Valencia. Paracuellos et al. (2006) citan la reproducción de la especie en Almería en los charcones de Punta Entinas-El Sabinar, una laguna salobre poco profunda y estacional separada del mar por una barrera litoral en cuyos márgenes y motas prosperan setos de especies vegetales halo y freatofíticas.

Durante el invierno, la gaviota cabecinegra frecuenta una amplia variedad de hábitats relacionados principalmente con su actividad trófica. En el medio marino destacan las aguas sobre la plataforma continental en áreas con productividad primaria. La productividad de estos hábitats es variable debido a multitud de factores ambientales. En el Delta del Ebro, por ejemplo, ocurren procesos de fertilización permanentes debido a la morfología del talud continental (efecto barrera para la corriente profunda), los aportes minerales y orgánicos en suspensión del río y a la influencia de vientos de componente noroeste que favorecen la mezcla vertical entre las aguas profundas y superficiales (Font et al., 1990; Estrada, 1996). Además existe un gradiente de salinidad muy acusado que actúa de frontera para la dispersión de larvas de multitud de especies de peces, quedando éstas confinadas cerca de la costa (Sabatés, 1996). En suma se trata de un hábitat costero en el que se dan fenómenos importantes de producción primaria de materia orgánica que sirve de alimento a los organismos que ocupan niveles superiores en la cadena trófica oceánica.

Otro ejemplo de hábitat con sistemas de gran productividad es el sector noroccidental del Mar de Alborán, segundo lugar en importancia para la invernada de la especie en España después de Cataluña. Se trata de un área con fenómenos de producción primaria elevada debida a procesos de divergencia que determinan el ascenso de sales nutritivas hasta la superficie (Camiñas et al., 2004). Aquí el aumento de biomasa planctónica se ve favorecido por la fertilización de las capas superficiales de agua por parte del chorro atlántico en vez de por el aporte de agua dulce, y por determinados regímenes de vientos que provocan afloramientos y mezcla en algunos lugares de la costa (Sarham et al., 2000). Al igual que la plataforma del Delta, se trata de una zona importante de reproducción de pequeños pelágicos como el boquerón Engraulis encrasicolus y la sardina Sardina pilchardus (Palomera, 1992; Abad y Franco, 1995).

Por último, otros ambientes marinos con presencia invernal destacable de la especie en España son las rías gallegas. Éstas se caracterizan igualmente por ser ricas en nutrientes gracias a la circulación estuárica dentro de las rías, y a los afloramientos provocados por la corriente noratlántica (Fraga y Margalef, 1977).

Además, un elemento antrópico clave en los ecosistemas marinos descritos es la presencia de barcos de pesca, muy importantes para el aprovechamiento de los descartes por parte de las aves marinas (Arcos, 2001; Valeiras, 2003).

Los hábitats terrestres están marcados fuertemente por una actividad agrícola tradicional de policultivos, sobre todo en el Mediterráneo, donde se establece la mayor parte de la población invernante (Cataluña y Alborán). Como novedad respecto a los ya descritos en las áreas de reproducción, Carrera et al. (1981) y  García-Barcelona (2008) citan la querencia de la especie por los olivares en L’Ametlla de Mar (Tarragona) y en la comarca de la Axarquía (Málaga). En el mismo sentido, Carboneras (2009) añade que la especie, favorecida por fuertes vínculos sociales, tiende a asentarse en hábitats que ofrecen múltiples opciones de recursos tróficos (plataforma continental, estuarios, cultivos, lagunas, etc.) que le permitan aprovecharse de las superabundancias puntuales de alimento que puedan surgir.

En Málaga, a los ya mencionados olivares, hay que añadir que frecuentan la desembocadura de algunos ríos menores (Vélez, Guadalhorce y Fuengirola) y el embalse de La Viñuela (comarca de la Axarquía). También playas con las cabeceras protegidas por cañaverales (Arundo donax) (figura 1) y resguardadas de las zonas más humanizadas por múltiples parcelas dedicadas al cultivo de hortalizas (comarca de la Axarquía). Estas pequeñas fincas de regadío constituyen hábitats preferentes para la especie cuando están siendo labradas, por los recursos que quedan al descubierto (gusanos, larvas de insectos, etc.) (obs. pers.).

 

Figura 1. Gaviotas sombrías y cabecinegras (en el centro y al fondo) posadas en la playa de Almayate. En la cabecera de playa se aprecia la extensión de los cañaverales. (C) S. García-Barcelona.

 

De forma oportunista -con abundancias repentinas de insectos-, se congregan sobre pastizales de terófitos, campos de cultivo abandonados con paso de ganado y laderas con aulagares de bolinas (Genista umbellata ssp.). Con mal tiempo, las gaviotas cabecinegras acuden a pequeños prados encharcados y a balsas de riego en el interior. Por último, también visitan puertos pesqueros de importancia y sus playas aledañas (obs. pers.).

La relevancia de los hábitats descritos para la especie es puesta de manifiesto por Cama et al. (2011), quienes sugieren que los cuatro factores que motivan las grandes congregaciones de gaviotas cabecinegras en Tarragona son la presencia de áreas de puesta de pequeños pelágicos, flotas pesqueras importantes, embalses (Ruidecanyes) y grandes extensiones de olivares.

Hay poca información, en general, sobre los hábitats de la especie en el norte de España. Esto puede deberse a que su presencia como invernante ha sido escasa hasta finales de los 80. Por ejemplo, Owen et al. (1955), Leveque (1966), Moreira (1993) y Melendro y Rodríguez-Valverde (1977) no la citan en sus trabajos sobre observaciones otoñales de aves en el norte de España, la avifauna de Portugal en invierno, ni en un censo invernal de lariformes en Pontevedra, respectivamente.

En Galicia prefiere las aguas costeras en vez de terrenos agrícolas (J. Valeiras, com. pers.), frecuenta las bateas como posaderos y se la ve en pequeños bandos en fangos intermareales con la bajamar (J. Valeiras y A. Bermejo, com. per.). En Asturias visita bahías y estuarios, aguas neríticas, playas y costas rocosas. Al contrario que en el Mediterráneo, es rara en embalses litorales (Arce, 1998). Y en Euskadi está presente en hábitats similares (Gorospe, 1992; Ocio y Astigarraga, 2008). Lo que parece denotar cambios en la estrategia alimenticia de la especie según el área de invernada, siendo más “marinera” en el Atlántico y más dependiente de recursos terrestres en el litoral Mediterráneo.

 

Tamaño de población

Poblaciones reproductoras

En los 90 se estimaba en unas 300.000 el número de parejas reproductoras, la mayor parte en Ucrania (Olsen y Larsson, 2003).

En España el número de reproductores es ínfimo comparado con el grueso de la población global. El comienzo de su reproducción no ha estado claro hasta 1988, en que crió por primera vez en el delta del Ebro (Martínez Vilalta, 1988). Sin embargo el primer intento fracasado data de 1985 en Mallorca (Capellà et al., 1985) Anteriormente, habían surgido dudas en Huelva y Cádiz (Irby, 1895) y en Baleares (Jordans, 1926).

Las poblaciones reproductoras en España, con una a cinco parejas entre 1988 y 2000, han crecido rápidamente a partir de 2001, alcanzando más de 55 parejas en 2007 (De Juana y Garcia, 2015)1.

Actualmente la mayor parte de la población reproductora se encuentra en la Albufera de Valencia, donde su número aumenta cada año (6 parejas en 2003 –Díes y Díes, 2004-, 16 en 2005 –Díes, 2006- y 29 en 2007 –Molina, 2009). En la Tabla 1 se detalla el número máximo de parejas reproductoras y los lugares de cría en España en 2007. La situación en general es que cada año se registren algunos intentos de cría o la presencia de reproductores en colonias de otros láridos (Muntaner y Roig, 1999; Isenmann, 2002), aunque lo normal es que se trate de gaviotas sin experiencia y éstos acaben fracasando.

 

Tabla 1. Parejas reproductoras de gaviota cabecinegra en España en 2007. Según Molina (2009).

Provincia

Localidad

Nº máximo de parejas

Valencia

Albufera

29

Alicante

Salinas del Hondo

8

Alicante

Salinas de Torrevieja

1

Tarragona

Delta del Ebro

3

Lérida

Estany d'Ivars

1

Murcia

Salinas de San Pedro del Pinatar

2

Toledo

Graveras "El Puente", junto al río Jarama

5

Ciudad Real

Laguna Camino de Villafranca

1

Zamora

Lagunas de Villafáfila

1

Almería

Charcones de Punta Entinas

3

 

Después de su cría en Cataluña en 1988, la tendencia de la especie ha sido la de expandirse por otras comunidades, y así lo ha hecho, registrándose el primer intento reproductor por primera vez en Castilla La Mancha en 2000 (Velasco et al., 2007), en la Comunidad Valenciana en 2001 (Díes y Díes, 2004), en Murcia en 2004 (Sánchez Balibrea, 2004) en Andalucía en 2006 (Paracuellos et al., 2006) y en Castilla León en 2007 (Personal de la Reserva de las Lagunas de Villafáfila, 2008).

En la Comunidad Valenciana, de una pareja que intentó criar en 2001 pasó a 447 parejas en cuatro colonias en 2014 (Carboneras y Dies, 2016)1. La colonia del Racó de l’Olla (Albufera de Valencia) se componía de 275 parejas en 2012. Entre 2001 y 2014 la colonia tuvo un incremento anual del 47%. El reclutamiento de las aves invernantes locales fue improbable, proviniendo probablemente de gaviotas invernantes en Portugal y sur de España a 700-1.200 km de distancia (Carboneras y Dies, 2016)1

Efectivos invernantes

Resulta difícil estimar -y cuando menos comparar resultados interanuales- el tamaño de la población invernante en España y cuál ha sido su evolución en décadas recientes, ya que no ha habido un esfuerzo de observación y metodología de censos unificados en todo el territorio, excepto en muy contados casos.

El censo realizado en enero de 1984 registró 18.102 individuos en las costas mediterráneas de la península Ibérica, la mayoría en Cataluña, y 177 en las atlánticas (Bermejo et al., 1986). Este resultado contrasta con trabajos previos, de otra naturaleza (Mayaud, 1954; Bernis, 1967; Isenmann, 1976), por el escaso número de ejemplares que se censaron en la zona de Alborán. El litoral levantino (principalmente Cataluña y Castellón) ya era  conocido como un área importante de invernada por otros trabajos (Isenmann, 1972; Carrera et al. 1981, Garrido et al., 2002); mientras que en el norte de la península era muy escasa (Obeso, 1988). A partir de 1989 se produjo un aumento progresivo en el número de invernantes  paralelo al incremento de la población reproductora en países como Holanda y Bélgica (Paterson, 1997). Estimas posteriores dieron una población invernante de 50.000 aves en toda la península (Díaz et al., 1996), y más recientemente de 52.000 (Cama et al., 2011). Lo que supone un porcentaje muy alto de la población mundial. De las 52.000, unas 9.500 estarían repartidas por la costa portuguesa, Galicia y el Cantábrico (Poot y Flamant, 2006; Cama et al., 2011), y el resto en el Mediterráneo. Sin embargo existe una gran discordancia entre los resultados de abundancia para la zona de Alborán, obtenidos mediante censos desde embarcación por Cama et al. (2011), y mediante recuentos en dormidero (2.840 vs 19.083) (García-Barcelona, 2009). Esto puede ser debido a múltiples factores, entre los que habría que tener en cuenta el hábito terrestre de la especie, sobre todo en días en que la flota pesquera no faena y debe buscar otras fuentes de recursos alternativas a los descartes (Carboneras, 2010). De hecho, el recuento máximo de 19.083 ejemplares de Málaga se hizo el 6 de diciembre de 2008, festivo nacional. Este hecho ha sido detectado en otras especies de aves marinas (García-Barcelona et al., 2010; Laneri et al., 2010)

Por otro lado, el recuento de cadáveres de aves orilladas en Málaga, sugiere igualmente que el tramo litoral oriental de la provincia (La Axarquía) es el más atractivo para la especie (García-Barcelona et al., 2010). No en vano es aquí donde coinciden los elementos más importantes para la presencia de grandes concentraciones (Carboneras, 2009; García-Barcelona, 2009; Cama et al., 2011): pantano de la Viñuela, puerto de Caleta de Vélez (el mayor en volumen de descargas de pescado), zonas de puestas de pequeños pelágicos y extensos olivares.

En síntesis, resulta escasa o rara en verano e invernante y migradora común en ambos pasos (más abundante en otoño), con la mayoría de efectivos en el levante (sobre todo Valencia y Cataluña) y costa noroccidental del Mar de Alborán. Poco frecuente o rara en el interior, Ceuta, Melilla, Canarias y Baleares, y reproductora ocasional en Toledo, Ciudad Real, Alicante, Murcia, Lérida y Almería. Más regular en Tarragona aunque con muy pocas parejas y regular y en aumento en Valencia (Parque Natural de la Albufera).

 

Estatus de conservación

Categoría global UICN (2009): Preocupación Menor (LC) (BirdLife International, 2009).

Categoría para España IUCN (2002): No Evaluado NE (Madroño et al., 2004)1.

Incluida en el Anexo I Directiva 79/409/CEE relativa a la conservación de las aves silvestres.

Incluida en el  Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (RD 139/2011 del MMARM).

 

Amenazas

Aunque la población en España y en Europa aumenta cada año (Olsen y Larsson, 2003), no por ello dejan de existir factores antropogénicos que afecten a su conservación y supervivencia. Algunos más generales, como los derrames de crudo, la competencia con otras especies en las colonias de cría o la interacción con artes de pesca no parecen tener un impacto notable en la especie. Sin embargo hay otros con un gran potencial de impacto. Debido a sus hábitos alimenticios, el uso indiscriminado de pesticidas y  herbicidas en la agricultura puede llevar a un aumento peligroso de policlorados bifenilos (PCBs) e insecticidas organoclorados en los tejidos. Estos contaminantes lipofílicos son absorbidos por las lombrices de tierra (Edwards y Lofty, 1982) y pasan posteriormente a las gaviotas. Entre los contaminantes más fáciles de asimilar están el DDT y el dialdrín. Esto tendría consecuencias desastrosas para la reproducción (Rudenko, 1998; Goutner et al., 2005), como ya ha pasado en otras especies (Hario et al., 2004). La sobreexplotación de recursos pesqueros por parte del hombre puede limitar el acceso a presas naturales (Arcos y Louzao, 2008). Y la alteración del hábitat podría ser en estos momentos la mayor amenaza para la especie en España. En este sentido, numerosos factores de tipo socieconómico han influido desde los años 70 hasta nuestros días en la destrucción de los hábitats costeros -lugares preferentes para la reproducción e invernada de la especie-. Por ejemplo, Yus (2006) alerta de las transformaciones del paisaje agrario tradicional en la Axarquía motivadas por la industria turística y el afán especulativo de políticos y promotores urbanísticos. Las previsiones urbanísticas en la zona darían como resultado la ocupación del 95% del primer kilómetro de litoral en menos de 10 años, cuando en 1980 era de tan solo el 35%.

Las agresiones en el territorio no solo se dan en el litoral sino también en el interior, donde el suelo rústico minifundista se ha convertido en algunos casos en grandes urbanizaciones de adosados. Además han proliferado las segundas residencias aisladas en las zonas con mejores vistas, degradando el paisaje y usurpando terreno al olivar que tanto frecuentan las gaviotas para alimentarse. Además, debido a la pérdida de rentabilidad del secano, muchas de estas tierras han sido reconvertidas en fincas de cultivos hortofrutícolas tropicales y de invernadero (Yus et al., 1994), algo nada favorable para la especie. En resumen, si se mantiene la tendencia de abandono y destrucción de los cultivos agrícolas tradicionales (leñosos y herbazales de secano por un lado y huertas de regadío por otro) y la alteración irreversible del litoral (roturación de playas y destrucción de humedales) en aras del llamado “desarrollo”, la gaviota cabecinegra podría verse obligada a desplazarse de ésta a otras áreas de invernada más favorables.

De cuatro I. melanocephalus muertos en palangres en el Mediterráneo occidental, uno contenía 15 fragmentos de plástico en su estómago, con un peso total de 50,6 mg (Codina-García et al., 2013)1.

 

Medidas de conservación

La gaviota cabecinegra cumple con varios criterios de BirdLife utilizados en la identificación de Áreas Importantes para la Conservación de las Aves (IBA) en el mar (Arcos et al., 2009). Algunos concernientes a concentraciones importantes de la especie en una escala mundial y de forma similar, a escala europea. Además, hay otros criterios de protección acordes con la mencionada Directiva Aves (79/409/CEE) para la designación de Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). De acuerdo con estos criterios, la presencia de gaviota cabecinegra permite la identificación de 6 IBAs marinas en España (Arcos et al., 2009): ES017 Cabo Busto-Luanco (Cantábrico), ES006 Punta de Candelaria-Ría de Ortigueira-Estaca de Bares (Galicia), ES004 Costa da Morte (Galicia), ES405 Bahía de Málaga-Cerro Gordo (Mar de Alborán), ES409 Plataforma marina del delta del Ebro-Columbretes (Mediterráneo) y ES410 Aguas del Baix Llobregat-Garraf (Mediterráneo).

 

Referencias

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Salvador García-Barcelona
Centro Oceanográfico de Málaga, Instituto Español de Oceoanografía
29640 Fuengirola (Málaga)

Fecha de publicación: 26-09-2011

Otras contribuciones. 1. Alfredo Salvador. 19-07-2016

García-Barcelona, S. (2016). Gaviota cabecinegra – Ichthyaetus melanocephalus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. B. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/