Tortuga carey - Eretmochelys imbricata (Linnaeus, 1766)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Hawksbill turtle, diet.

 

Ecología trófica

Los neonatos de tortuga carey en el Caribe y el Atlántico occidental se alimentan de especies pelágicas como el sargazo y de otros elementos, como restos de tunicados asociados con algas o pequeños fragmentos de conchas (Meylan, 1984; Carr, 1987). Esta alimentación se mantiene en los primeros años de vida. Frecuentemente se ha encontrado en el estómago de estos neonatos restos de objetos flotantes como poliestireno, plásticos o gotas de alquitrán, lo que apoya la idea de que se alimentan cerca de la superficie (Meylan y Redlow, 2006).

Los individuos juveniles (14-21 cm de longitud del caparazón) se alimentan de algas, Maxillopoda, Malacostraca, Thaliacea y huevos de peces (Jones y Seminoff, 2013)1.

Una vez que abandonan la fase de vida pelágica, comienzan a alimentarse en los fondos marinos, consumiendo principalmente dermoesponjas (van Dam y Diez, 1997b; León y Bjorndal, 2002). En general, los individuos juveniles, se alimentan mayoritariamente de esponjas, pero también de una gran variedad de invertebrados de los arrecifes (Meylan, 1988; van Dam y Diez, 1997b).

Además de esponjas, su dieta incluye peces Actinopterigios, Gastropoda, Polychaeta, Hydrozoa, Bryozoa, Anthozoa, Malacostraca y Echinoidea (Jones y Seminoff, 2013).1

La dieta de inmaduros en Costa Rica está formada sobre todo por la ascidia Rhopalaea birkelandi, y la esponja Geodia sp. Otras especies son Rhopalaea birkelandi (Ascidiacea) Codium isabelae (Algae, Chlorophytae) y Scyphozoa (Carrión-Cortez et al., 20131).

Un subadulto capturado en las islas Canarias contenía en el estómago sobre todo anémonas –Anemonia sulcata – junto a pequeñas cantidades de esponjas, calamares, Gasterópodos y material plástico (Den Hartog, 1980)1.

Las dermoesponjas presentas defensas químicas y mecánicas, como fibras de colágeno, espículas calcáreas y silíceas y sustancias nocivas, lo que hace que pocos vertebrados se puedan alimentar de ellas. Sólo algunos peces teleósteos y la tortuga carey son capaces de explotar este recurso (Meylan, 1988). Estas características de las dermoesponjas hacen que exista un periodo de transición ontogenética, dándose un cambio gradual en los juveniles de tortuga carey, durante el cual van adquiriendo fuerza en las mandíbulas y se van adaptando a la dieta espongívora. En este periodo de transición, se pueden observar en los contenidos estomacales restos tanto de dermoesponjas como de de otros invertebrados y peces, lo que indica una alimentación parcialmente pelágica antes de alcanzar una dieta bentónica especializada en esponjas (Bjorndal, 1997).

Los contenidos estomacales de tortuga carey en áreas de alimentación del Caribe tenían esponjas en el 67% de los individuos estudiados, siendo Chondrilla nucula la principal presa encontrada en estos estudios (van Dam y Diez, 1997b; León y Bjorndal, 2002). Sin embargo, como hemos comentado, la tortuga carey no es estrictamente espongívora, pudiendo incluir en su dieta importantes cantidades de invertebrados como los corales Zoanthus sociatus y Ricordea florida, crustáceos de la subclase cirripediay algunas algas(Pemberton et al., 2000; León y Bjorndal, 2002). En estudios llevados a cabo en el Atlántico, la dieta de las tortugas carey analizadas estaba compuesta por tunicados bentónicos en mayor cantidad que dermoesponjas; encontrándose además briozoos y moluscos (Carr y Stancyk, 1975).

En el Pacífico y el Índico la dieta parece ser aún más omnívora, encontrándose grandes cantidades de sargazo, algas (Witzell, 1980; Bjorndal, 1997) y corales (Jones y Seminoff, 20131). Un estudio realizado en Australia en el que se analizó una amplia muestra (n= 538 lavados gástricos y restos de la cavidad bucal) reveló una dieta dominada por algas (72,7%), entre ellas un 53,7% por algas rojas (Rhodophyta), seguido de algas verdes (11%, Chlorophyta), algas pardas (8%, Phaeophyceae), esponjas (10%), corales blandos y otros invertebrados (12,6%) (Bell, 2013)1.

Se ha observado que las hembras adultas, durante los periodos entre puestas de una misma temporada, parecen no alimentarse de dermoesponjas, al mismo tiempo que se ha observado un incremento en la ingesta de coral y algas calcáreas; se cree que realizan este cambio de dieta para incrementar la fuente de calcio, necesario para la formación de la cáscara de los huevos (Meylan, 1984).

Las esponjas pueden formar parte de fondos o paredes de coral; para extraer fragmentos de estas esponjas, la tortuga carey utiliza su potente mandíbula y su pico. Las tortugas se sitúan con sus aletas delanteras extendidas lateralmente hacia el sustrato, al mismo tiempo, mueven las aletas traseras a modo de remo, lo que les permite mantener una buena orientación del cuerpo mientras se están alimentando (van Dam y Diez, 1997b).

 

Referencias

Bell, I. (2013). Algivory in hawksbill turtles: Eretmochelys imbricata food selection within a foraging area on the Northern Great Barrier Reef. Marine Ecology-an Evolutionary Perspective, 34 (1): 43-55.

Bjorndal, K. A. (1997). Foraging Ecology and Nutrition of Sea Turtles. Pp 199-231. En: Lutz, P. L., Musick, J. A. (Eds.). The Biology of sea turtles. CRC Press, Boca Ratón.

Carr, A. (1987). Impact of nondegradable marine debris on marine turtles on the ecology and survival outlook of sea turtles. Mar. Pollut. Bull., 18: 352.

Carr, A., Stancyk, S. (1975). Observations on the ecology and survival outlook of the hawksbill turtle. Biol. Conserv., 8: 161-172.

Carrión-Cortez, J., Canales-Cerro, C., Arauz, R., Riosmena-Rodríguez, R. (2013). Habitat Use and Diet of Juvenile Eastern Pacific Hawksbill Turtles (Eretmochelys imbricata) in the North Pacific Coast of Costa Rica. Chelonian Conservation and Biology, 12 (2): 235-245.

Den Hartog, J. C. (1980). Notes on the food of Sea Turtles - Eretmochelys imbricata (Linnaeus) and Dermochelys coriacea (Linnaeus). Netherlands Journal of Zoology, 30 (4): 595-610.

Jones, T. T., Seminoff, J. A. (2013). Feeding biology. Advances from Field-Based Observations, Physiological Studies, and Molecular Techniques. Pp. 211-247. En: Wyneken, J., Lohmann, K. J., Musick, J. A. (Eds.). The Biology of Sea Turtles. Volume III. CRC Press, Boca Raton.

Leon, Y. M., Bjorndal, K. A. (2002). Selective feeding in the hawksbill turtle, an important predator in coral reef ecosystems. Mar. Ecol. Progr. Ser., 245: 249-258

Meylan, A. B. (1984). The Ecology and Conservation of the Caribbean Hawksbill (Eretmochelys imbricata). World Wildlife Fund,Project 1499. 44 pp.

Meylan, A. B. (1988). Spongivory in hawksbill turtles: a diet of glass. Science, 239: 393-395.

Meylan, A., Redlow, A. (2006). Eretmochelys imbricata - Hawksbill turtle. En: Meylan, P. A. (Ed.). Biology and Conservation of Florida Turtles. Chelonian Research Monographs, 3: 105–127

Pemberton, R., Coyne, M., Musick, J. A., Phillips, B., Hillis-Starr, Z. (2000). Habitat utilization of hawksbill sea turtles at Buck Island Reef National Monument: the zoanthid question. Proceedings of the 20th Annual Symposium on Sea Turtle Biology and Conservation. International Sea Turtle Society. Orlando, Florida, USA.

van Dam, R. P., Diez, C. E. (1997b). Predation by hawksbill turtles on sponges at Mona Island, Puerto Rico. Pp. 1421–1426. En: Lessios, H. A., Macintyre, I. G. (Eds). Proceedings of the 8th International Coral Reefs Symposium. Smithsonian Tropical Research Institute, Balboa.

Witzell, W. N. (1980). Growth of captive hawksbill turtles, Eretmochelys imbricata, in Western Samoa. Bull. Mar. Sci., 30: 909-912.

 

Ohiana Revuelta y Jesús Tomás
Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología evolutiva, Universidad de Valencia
 Apdo. 22085, 46071, Valencia

Fecha de publicación: 25-11-2010

Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 4-12-2015

Revuelta, O., Tomás, J. (2015). Tortuga carey – Eretmochelys imbricata. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Marco, A. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/