Tortuga olivácea - Lepidochelys olivacea (Eschscholtz, 1829)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Olive Ridley, reproduction, demography.

 

Biología de la reproducción

La edad media de la madurez sexual en la tortuga olivácea se ha estimado en torno a los 13 años y tamaño medio de 60 cm de LRC, para tortugas del Pacífico Norte central (Zug et al., 2006). Generalmente anida cada año, hecho poco frecuente en otras especies de tortugas marinas que se suelen reproducir cada 2 o 3 años (Tripathy y Pandav, 2007). Las cópulas pueden tener lugar frente a las playas de puesta aunque también algunos machos podrían permanecer en aguas oceánicas e interceptar a las hembras (Kopitsky et al., 2000). Tanto machos como hembras pueden copular con diferentes parejas (Hamann et al., 2003). Todas las especies de tortugas marinas presentan dimorfismo sexual que se hace evidente sólo en los individuos adultos. La cola de los machos es más larga y las uñas más grandes y curvadas que las de las hembras, lo que les permite sujetarse al caparazón de ellas durante las cópulas. No hay cuidados parentales por parte de ninguno de los progenitores.

La principal característica de la biología de la reproducción que diferencia a las especies del género Lepidochelys del resto de tortugas marinas, es que anidan en arribada (Figura 1). En estos eventos intervienen unos cientos a miles de hembras y suele durar unos pocos días (ver apartado Comportamiento). El elevado número de tortugas nidificando en áreas limitadas produce una alta mortalidad de huevos dependiente de la densidad de nidos. Los huevos que sobreviven se ven posteriormente expuestos a ser destruidos en la siguiente salida masiva de las hembras (Figura 2) (Plotkin, 2007). En esta especie también se produce la anidación dispersa o solitaria y la estrategia mixta. La anidación dispersa, que es la única que presentan los otros géneros de tortugas marinas, es la más habitual también en las playas donde anida la tortuga olivácea, y en algunas se pueden producir las dos formas de anidación (Abreu-Grobois y Plotkin, 2014). A nivel individual, algunas hembras anidan en arribadas, otras en solitario y otras muestran una estrategia mixta (Plotkin, 2007). La mayoría emergen principalmente durante la noche y el tiempo requerido para completar el proceso de anidación es de aproximadamente una hora, siendo generalmente mayor en las especies de mayor tamaño (Miller, 1997).

En general las hembras de esta especie ponen entre 1 y 3 puestas por temporada, en intervalos variables según poblaciones y formas de anidar. En el caso de las anidaciones en solitario, el periodo entre puestas varía entre valores medios de 14 y 24,5 días (Matos et al., 2012; Dornfeld et al., 2015). En el caso de las arribadas, ese intervalo es de aproximadamente 30 días (Miller, 1997), pero sorprende la enorme capacidad de las hembras para retener las puestas por periodos de hasta dos meses, si las condiciones no son las apropiadas (Plotkin et al., 1995). El valor medio de huevos por nido varía generalmente entre 87,5 y 120, según localidades (Marquez, 1990; Dornfeld et al., 2015). El diámetro de los huevos normalmente se encuentra entre 3,2 y 4,5 cm y el peso entre 30 y 38 gr. El periodo de incubación suele durar entre 45 y 65 días (Márquez, 1990), y está fuertemente correlacionado con la temperatura de incubación: valores más altos producen incubaciones más cortas y viceversa (Mrosovsky, 1988).

 

Figura 1. Arribada de tortuga olivácea en Gahirmatha (India) © K. Sivakumar

 

Figura 2. Zopilotes alimentándose de los huevos de una puesta anterior desenterrada por una hembra de tortuga olivácea durante su anidación © A. Stein

 

Como en el resto de especies de tortugas marinas y en algunos otros reptiles, el sexo de los embriones lo determina la temperatura, y en concreto la del segundo tercio del periodo de incubación (Johnston et al., 1995). Muchos factores influyen en la temperatura de incubación de un nido: su posición en la playa, las condiciones climáticas, las variaciones estacionales, la distancia a las líneas de marea y de vegetación, el color de la arena, la profundidad (Mrosovsky et al., 1984; Horikoshi, 1992), e incluso la posición del huevo dentro del nido y la influencia del calor metabólico generado por los huevos que lo rodean (Godfrey et al., 1997). En la tortuga olivácea la temperatura pivotal -o temperatura constante que produce una razón de sexos de 1:1- es ligeramente mayor que para las demás especies de tortugas marinas, rondando los 30-31 ºC, produciéndose un 100% de machos por debajo de los 27-28 ºC y un 100% de hembras por encima de 32 ºC (McCoy et al., 1983; Wibbels et al., 1998; Wibbels, 2003). Estos valores son más bajos en Gahirmatha (India), donde se ha estimado que la temperatura pivotal podría ser menor de 29 ºC (Dimond y Mohanty-Hejmadi, 1983).

 

Estructura y dinámica de poblaciones

Como en el resto de especies de tortugas marinas, los éxitos de eclosión y emergencia varían enormemente en función de la playa, la época del año, el tipo de arena, la depredación, el régimen de mareas y lluvias, etc. Para la tortuga olivácea se han encontrado éxitos muy variables incluso en una misma playa, como en Nancite (Costa Rica) donde se ha registrado desde un 29,5% en zonas de alta densidad de nidos, hasta un 71,6% en zonas de baja densidad, demostrando, a su vez, que altas densidades de nidos disminuyen fuertemente el éxito de eclosión (Honarvar, 2007). Sin embargo, playas de anidación solitaria como Las Barracas (México) y El Valle (Colombia) presentan éxitos de eclosión superiores al 70% (López-Castro et al., 2004; Barrientos Muñoz et al., 2014).

Las tasas de depredación de neonatos en las playas varían enormemente según la localización de la playa y la especie. Estudios realizados con tortuga olivácea en la playa de Ostional (Costa Rica) muestran que menos del 4% de las crías nacidas fueron depredadas por cangrejo fantasma y cangrejo ermitaño en sus primeras horas de vida (Madden et al., 2008). Otros estudios muestran que nidos de arribadas presentan una depredación por mamíferos en la primera noche significativamente menor que los nidos de anidaciones solitarias (Eckrich y Owens, 1995).

Las tasas de mortalidad en el mar son realmente altas durante las primeras dos horas (46% aprox.), mientras que aquellas crías que alcanzan aguas profundas experimentan tasas de depredación mucho menores (21%) que aquellas que permanecen en aguas someras (77%) (Pilcher et al., 2000; Stewart y Wyneken, 2004). Por otro lado, se ha observado que la depredación es mayor cuando las tortugas son liberadas en grandes grupos y aún más cuando se liberan sistemáticamente en un mismo lugar y a horas concretas (Pilcher et al., 2000; Stewart y Wyneken, 2004).

Aunque no existen datos sobre la supervivencia de las crías y los primeros estadios de la tortuga olivácea, al igual que ocurre en otras especies de tortugas marinas, la mortalidad podría ser bastante alta (Abreu-Grobois y Plotkin, 2014). A nivel global, la mortalidad de los adultos de esta especie ha sido muy elevada. Durante los años 60 y 70, la tortuga olivácea estuvo sometida a una gran explotación en el este del Pacífico. Más de la mitad de las capturas se produjeron en el sur de Baja California, donde registros no oficiales indican la muerte de más de 2.000.000 de tortugas de esta especie (Briseño-Dueñas, 1998). La tortuga olivácea fue explotada con propósitos comerciales en varias pesquerías legales de la región (Campbell, 2007) que capturaron unas 75.000 tortugas al año hasta su cierre en los años 90 (Aridjis, 1990). La sobreexplotación causó el colapso de las poblaciones del este del Pacífico, llevándolas a estar cerca de la extinción (Cliffton et. al., 1982; Green y Ortiz-Crespo, 1982). El cierre de las pesquerías junto con la protección de las playas ha contribuido a la recuperación de algunas poblaciones (Pritchard, 1997; Eguchi et. al., 2007), aunque cada año, miles de tortugas oliváceas se capturan ilegalmente a lo largo de la costa este del Pacífico (Frazier et. al., 2007). En México, durante largos periodos, la colecta de huevos y la captura de tortugas adultas fue una práctica común (Cliffton et. al., 1982). Una de las principales causas del rápido descenso de estas poblaciones se atribuye a la alta tasa de mortalidad, en especial de los adultos (Cornelius et. al., 2007; Abreu-Grobois y Plotkin, 2014).

En la Bahía de Bengala, al noreste del Índico, la captura accidental en pesquerías afecta a miles de individuos cada año, especialmente a adultos reproductores, que migran entre las zonas de alimentación y las playas de puesta (Pandav et. al., 1997). La colonia de Gahirmatha (Orissa, India), donde ocurre una de las mayores arribadas del mundo, incrementó la mortalidad de unos pocos miles de tortugas a principios de los años 80 a más de 10.000 a mediados de los 90 (Pandav, 2000).

 

Referencias

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Nuria Varo-Cruz1, 2, Catalina Monzón-Argüello2, Manuel Carrillo3, Pascual Calabuig4 y Ana Liria-Loza2

1 Cetaceans and Marine Research Institute of the Canary Islands (CEAMAR), Tinasoria 5, 35509 San Bartolomé, Las Palmas

2 Asociación para el Desarrollo Sostenible y Conservación de la Biodiversidad (ADS Biodiversidad), Blas de Lezo 55, 1ºG, 35118 Agüimes, Las Palmas

3 Canarias Conservación. Cetacean & Sea Turtle Research Society, Maya 8, 38202 La Laguna, Santa Cruz de Tenerife

4 Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Cabildo de Gran Canaria, Carretera del Centro km 7, 35017 Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas

Fecha de publicación: 24-03-2015

Varo-Cruz, N., Monzón-Argüello, C., Carrillo, M., Calabuig, P., Liria-Loza, A. (2015). Tortuga olivácea - Lepidochelys olivacea. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Marco, A. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/