Lagarto ocelado - Timon lepidus (Daudin, 1802)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Ocellated lizard, interactions, predators, parasites.

 

Interacciones con otras especies

El lagarto ocelado utiliza las madrigueras de conejo (Oryctolagus cuniculus) como refugio (Gálvez-Bravo et al., 2009)3; Salgado y Hernández, 2013) 5.

El lagarto ocelado podría actuar como dispersante de semillas (Hernández, 1990), especialmente en medios insulares como la isla de Oleron, donde el 20% de la dieta está formada por frutos de Ephedra distachya (Thirion et al., 2009).3 En la isla de Monteagudo (islas Cíes), el Lagarto ocelado come los frutos de Corema album, Osyris alba, Rubus ulmifolius y Tamus communis y dispersa sus semillas. La dispersión de semillas por el Lagarto ocelado depende del tamaño de su dominio vital y de la posición de la planta y presenta variación entre especies (Piazzon et al., 2012)4.

 

Estrategias antidepredatorias

En Timon lepidus la estrategia más habitual para intentar librarse de los depredadores potenciales es la carrera hasta alcanzar un refugio seguro. La distancia a la que los lagartos inician esta huida varía dependiendo de la edad de los lagartos y de las características del hábitat.

En los juveniles la distancia de fuga es considerablemente menor que en los adultos, y va progresivamente aumentando hasta que los lagartos alcanzan aproximadamente los 100 mm de longitud entre el hocico y la cloaca –LHC- (datos inéditos). Así, en los lagartos ocelados de la población de la Crau (Bouches du Rhône, Francia) con LHC situada entre 50 y 75 mm, las distancias de fuga se sitúan entre los 5 y los 20 m; cuando el tamaño de los lagartos se acerca y supera los 100 mm entonces éstas distancias se sitúan entre 15 y 45 m (Mateo, 1993, y datos inéditos).

También se han observado diferencias importantes en estas distancias en lagartos procedentes de poblaciones muy cercanas pero sometidas a coberturas arbóreas muy diferentes: por ejemplo, si en los berrocales graníticos desprovistos de arbolado de los alrededores de Trujillo (Cáceres) la distancia media de fuga de los adultos se sitúa en torno a los 30 m, en las dehesas de encinas con arbustos de Monroy esta distancia se reduce hasta los 18 m (datos inéditos). Esta diferencia podría ser interpretada como una respuesta defensiva ante la mayor probabilidad de sufrir un ataque aéreo.

En condiciones de insularidad, donde la presión de depredación es muy baja, se ha descrito una significativa reducción de estas distancias de fuga. Concretamente, en la isla Berlenga (Portugal) la distancia de huida de los adultos variaba entre los 10 y los 0,5 m (Paulo, 1988; Vicente, 1989).

Los refugios utilizados por los lagartos ocelados suelen ser variados, y entre éstos se cuentan huras excavadas por ellos mismos o por otros animales, grietas en roquedos, pedregales, árboles (a los que suben con agilidad), matorral denso o incluso construcciones humanas (Pérez Mellado, 1998).

Suelen ser animales veloces, pero su resistencia no es prolongada, por lo que cuando el lagarto considera que no va a poder alcanzar alguno de sus refugios habituales puede revolverse contra su perseguidor con las fauces abiertas (Martín y López, 1996). La mordedura de los grandes machos puede llegar a ser muy dolorosa.

En caso de que el lagarto se sienta severamente amenazado puede soltar voluntariamente su cola mediante un mecanismo de autotomía en el que la fractura puede ocurrir a nivel de cualquiera de las vértebras postpigales (Arnold, 1984). Como en otros lacértidos, el trozo escindido queda a merced del depredador, retorciéndose mediante movimientos reflejos. Si la estrategia sale bien, el lagarto aprovechará para escapar, pero sufrirá en contrapartida serias desventajas como un serio desequilibrio locomotor, la pérdida de estatus social, o una merma significativa de sus reservas energéticas (Arnold, 1984). Castilla (1989) afirma también que los lagartos que están regenerando su cola presentan una tasa de crecimiento de la longitud entre el hocico y la cloaca más baja.

Finalmente, Mateo (1988) ofrece un buen ejemplo de la importancia que puede llegar a tener para un lagarto el acúmulo caudal de grasa: el autor describe cómo un individuo de tamaño medio, que había perdido su cola durante el ataque de depredador, volvió una vez pasado el peligro para devorar su propia cola.

 

Depredadores

Por su considerable tamaño, por la diversidad de hábitats en el que puede encontrarse y por su amplia área de distribución, el lagarto ocelado forma parte de la dieta de la mayor parte de los depredadores ibéricos de mediano y gran tamaño, especialmente si presentan un rango de actividad preferentemente diurno (Valverde, 1967; Bischoff et al., 1984; Pérez Mellado, 1998). Es tal su importancia como presa alternativa que, por ejemplo, la llegada de enfermedades como la mixomatosis o la hemorragia vírica que han diezmado las poblaciones de conejos parece haber afectado indirectamente a los lagartos ocelados (Valverde, 1967; Román et al., 1998). En algunas zonas, como el Parque Nacional de Doñana o algunas áreas de Sierra Morena el evidente descenso en la densidad de los lagartos ocelados parece responder precisamente a esta causa (Román et al., 1998).

El lagarto ocelado es una presa habitual en la dieta de los carnívoros, rapaces y ofidios ibéricos, y de ello da cuenta la larga lista de referencias que han aparecido al respecto en las cuatro últimas décadas (Bischoff et al., 1984; y Pérez Mellado, 1998). El caso de las aves como depredadores de lagartos ocelados está especialmente bien documentado, y la recopilación y análisis ofrecidos en el trabajo de Martín y López (1996) dan buena idea de ello. Según estos autores los principales depredadores de lagartos ocelados serían algunas especies de rapaces diurnas que lo consumen selectivamente como alternativa a una dieta en la que generalmente predominan las aves y los mamíferos. El aguililla calzada (Hieraaetus pennatus), para la que el lagarto constituye el 20% de las presas que consume, el águila-azor perdicera (Aquila fasciata), para la que supone más del 14% de las presas capturadas, o para el azor común (Accipiter gentilis), que sobrepasa el 12%, serían según Martín y López (1996) sus mayores depredadores.

Se encontraron 73 lagartos ocelados de un total de 1.105 presas en un estudio sobre la dieta del aguililla calzada (Hieraaetus pennatus) realizado en la provincia de Ávila (García Dios, 2006).2

Otras rapaces y carnívoros incluyen en su dieta un elevado porcentaje de lagartos ocelados, aunque en estos casos parece que su importancia como presa depende únicamente de su abundancia. Entre las especies que ajustan a este supuesto se encuentran, por ejemplo, los meloncillos (Herpestes ichneumon), las águilas reales (Aquila chrysaetos) Milanos reales (Milvus migrans) o busardos ratoneros (Buteo buteo) (Valverde, 1967; Palomares y Delibes, 1991; Martín y López, 1996).

Dos casos que merecen una atención especial son los de la culebrera europea (Circaetus gallicus) y la del cernícalo común (Falco tinnunculus). La especialización herpetófaga de la primera (Gil y Pleguezuelos, 2001), y la abundancia de la segunda, un pequeño falconiforme que habitualmente consume jóvenes lagartos ocelados (Cejudo et al., 1999), hacen que ambas puedan llegar a tener una gran importancia en la estabilidad demográfica de las poblaciones de lagartos ocelados.

Se ha registrado depredación de T. lepidus por parte de la gaviota patiamarilla (Larus michahellis) en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia (Piorno et al., 2016)5.

Para varias especies de ofidios, como Malpolon monspessulanus o Coronella girondica, los lagartos ocelados constituyen una de las bases de su dieta (Valverde, 1967; Galán, 1988; Blázquez, 1993). Sin embargo, el bajo metabolismo de estas especies y las escasas ocasiones en las que se alimentan cada año hacen que su importancia como depredador sea relativamente reducida, especialmente si se comparan con las rapaces diurnas.

Conviene, finalmente, referirnos a la importancia relativa que puede llegar a tener el canibalismo en algunas poblaciones de lagartos: durante los meses de abril de 1992 y 1993, la elevada presencia de restos de jóvenes individuos en heces de lagartos ocelados adultos sugiere que la depredación intraespecífica podía aportar algo más del 5% de la biomasa consumida por éstos durante los primeros días de la primavera (datos inéditos).

 

Parásitos y patógenos

Según Roca y Carbonell (1993) las comunidades parásitas de Timon lepidus se presumen pobres y poco diversas y, por lo general, se consideran en equilibrio en lagartos que no presenten problemas de inmunodeficiencia. Hasta la fecha tampoco se ha observado en lagartos sanos ninguna enfermedad causada por parásitos (V. Roca, com. pers.).

En el listado de parásitos de Timon lepidus se han incluido los siguientes:  

-Protozoos: Álvarez Calvo (1975) cita al protozoo Lankesterella millani en individuos adultos de las estribaciones de Sierra Nevada, sin que se describiera su vector de infección ni su patología. Tambien se cita Haemogregarina gracilis (Cordero del Campillo et al., 1994)4.

En una población de Campo Azálvaro (Segovia-Avila), se han encontrado hemogregarinas en el 71,7% de los adultos. La prevalencia de parásitos se correlacionó positivamente con el tamaño de los adultos (Amo et al., 2005).1

-Trematodos: Roca y Navarro (1983) y Roca y Lluch (1988) señalan la presencia del trematodo Plagiorchis molini en algunos individuos de la especie, aunque Carbonell y Roca (1999) indican que muy probablemente el poder patógeno de estos helmintos en este y otros lacértidos sea escaso o nulo. Tambien se cita Plagiorchis mentulatus (Cordero del Campillo et al., 1994)4.

-Cestodos: Carbonell y Roca (1999) consideran a Timon lepidus un hospedador intermediario de larvas de cestodos ciclofilídeos del género Mesocestoides, un género de tenias parásitas de carnívoros y rapaces; también se han detectado individuos adultos tenias del género Nematotaenia en lagartos ocelados del noroeste de la Península Ibérica (datos inéditos) y Oochoristica tuberculata (Cordero del Campillo et al., 1994)4.

-Nematodos: Se han detectado algunos nematodos oxyúridos de los géneros Parapharyngodon y Spauligodon en el ciego intestinal de lagartos ocelados (Roca y Lluch, 1988; y V. Roca, com.pers.). Roca et al. (1986) también detectan larvas enquistadas de Acuáridos del género Acuaria en el mesenterio interior de la cavidad corporal de lagartos ocelados procedentes de Valencia. Los niveles de parasitación de cualquiera de estos nematodos siempre se mantienen bajos en animales sanos (Roca y Lluch, 1988; Busack y Visnaw, 1989), aunque se han observado grandes concentraciones intestinales de oxiúridos en lagartos ocelados con graves infecciones bacterianas.

Las citas de citan Parapharyngodon bulbosus y Acuaria sp. en lagartos de Chiva y Bicorp (Valencia) (Roca et al., 1986; Roca y Lluch, 1988), podrían pertenecer a T. nevadensis. Roca y Cardona (2016) también citan Spauligodon extenuatus en un lagarto procedente de Villagordo del Cabriel (Valencia), que podría tratarse de T. nevadensis5

Tambien se citan Physaloptera abbreviata, Parapharyngodon bulbosus, Spauligodon extenuatus (Cordero del Campillo et al., 1994)4.

-Artrópodos: Los ácaros del género Ophionysus pueden provocar serios problemas de anemia en este y otros lacértidos, especialmente cuando están en cautividad (Carbonell y Roca, 1999). Además estos ácaros pueden actuar como vector transmisor de algunos protozoos hemogregarínidos. Ocasionalmente los lagartos ocelados pueden presentar garrapatas.

Se citan Ixodes reticulatus y Leptotrombidium hasei (Cordero del Campillo et al., 1994)4.

 

Referencias

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José Antonio Mateo
Centro de Recuperación del Lagarto Gigante de La Gomera
Apartado 7, 38870 Valle Gran Rey, La Gomera, Santa Cruz de Tenerife

Fecha de publicación: 22-09-2004

Otras contribuciones: 1: Alfredo Salvador. 11-01-2006; 2: Alfredo Salvador. 5-12-2006; 3. Alfredo Salvador. 31-08-2011; 4. Alfredo Salvador. 26-06-2015; 5. Alfredo Salvador. 30-03-2017

Mateo, J. A. (2017). Lagarto ocelado - Timon lepidus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Marco, A. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/