Culebra de Esculapio - Zamenis longissimus (Laurenti, 1768)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

Key words: Aesculapian Ratsnake, habitat, abundance, status, threats.

 

Hábitat

Ocupa una amplia variedad de hábitats dentro de su limitada área de distribución peninsular. Está presente en los bordes y claros de bosques, tanto caducifolios (hayedos, robledales, castañares, bosques mixtos) como encinares húmedos, e incluso en plantaciones artificiales de pinos, así como en las campiñas (Rollinat, 1934; Bea et al., 1978; Bea, 1986; Gosá y Bergerandi, 1994; Ayllón et al., 2010). Resulta relativamente frecuente su presencia sobre árboles o arbustos (Rollinat, 1934; Naulleau, 1984, 1989). Requiere de medios soleados en los que la humedad no sea demasiado elevada, aunque en sus límites meridionales ocupa los enclaves húmedos, generalmente boscosos y muchas veces asociados a los sistemas fluviales, como en la zona subcantábrica de Álava (Tejado y Potes, 2001). Los valles de orientación norte-sur de estas zonas le permiten su avance hacia posiciones más meridionales. Es frecuente es zonas de vegetación leñosa, pero muchas veces la encontramos en los ecotonos, en bordes de zonas boscosas y prados, y en laderas pedregosas. Aunque en Europa alcanza altitudes cercanas a los 2.000 m (Arnold y Ovenden, 2002), en la Península se halla presente desde el nivel del mar hasta los 1.200 m de altitud, que apenas supera, en el Montseny (Bea et al., 1978; Gosá y Bergerandi, 1994); en Francia ha sido señalada a más de 1.500 m (Naulleau, 1989b). Las mayores abundancias en Cataluña se dan sobre los 600 m de altitud (Llorente et al., 1995). En el País Vasco y Navarra aparece desde la costa hasta los 900-1.000 m de altitud (Gosá y Bergerandi, 1994; Barbadillo et al., 1999). Sin embargo, el máximo de observaciones en el País Vasco corresponde al piso colino, por debajo de los 400 m (Bea, 1986). Se encuentra en general en zonas bajas y con una precipitación mínima de 700 mm anuales (Gosá y Bergerandi, 1994; Santos et al., 2002).

En el País Vasco ha sido observada principalmente en zonas de campiña, robledal atlántico y encinar cantábrico costero, así como en bosques mixtos frescos y laderas pedregosas con cierta humedad. En el periodo estival utiliza ambientes umbríos y de carácter higrófilo, como fondos de barranco de regatas y bosques de galería de los cursos de agua. Allí es frecuente encontrarla asoleándose en caminos y carreteras, en especial en primavera y al inicio de la temporada de reproducción, entre abril y mayo. Tampoco es raro encontrarla en edificaciones abandonadas e incluso cerca de los caseríos y las casas rurales, a las que accede en busca de refugio. Llega incluso a trepar a los tejados, habiéndose encontrado varios ejemplares juntos bajo una misma cubierta. En estudios realizados en el oeste de Francia mediante seguimiento radiotelemétrico se ha comprobado que se refugia bajo estructuras de origen artificial, como carreteras y caminos, en establos y graneros o bajo tableros de madera y placas de hormigón, lugares que utilizaría para la termorregulación (Levièvre et al., 2010a, 2010b).

 

Abundancia

Existe un desconocimiento general sobre la distribución exacta de las poblaciones, su estado y abundancia, que en cualquier caso es desigual: es relativamente frecuente en la vertiente atlántica del País Vasco y el norte de Navarra, y más rara en su parte mediterránea, y escasa, pero no rara, en el área septentrional de Gerona y Barcelona (Bea, 1998; Santos et al., 2002). En otros puntos del área de distribución peninsular, como la franja prepirenaica (Huesca y Lérida) o Asturias y Cantabria es rara y escasa. Sin embargo, su capacidad trepadora y carácter discreto y reservado la harían pasar  desapercibida, por lo que su abundancia podría ser en algunos lugares mayor a la estimada (Naulleau, 1989b; Santos, et al., 2002; García-Cardenete, 2008).

En el País Vasco y Navarra apenas se conoce el estado de las poblaciones y su abundancia, estando además muy focalizados los datos a citas aisladas, o procedentes de  estudios puntuales (Bea, 1986; Gosá y Bergerandi, 1994; Gosá y Crespo-Diaz, 2010).

En Cataluña tampoco existen datos fehacientes del estado de las poblaciones y su abundancia, siendo en general vagos e inconcretos: mayores abundancias sobre los 600 m de altitud (Llorente et al., 1995), frecuente en la Garrotxa (Álvarez et al., 2008).

En la población de Asturias-Cantabria las escasas citas, restringidas únicamente a la cuenca del río Deva, resultan insuficientes para valorar el estado de la población, pero las pocas observaciones acumuladas parecen indicar que presenta densidades muy bajas (Ayllón et al., 2010). Ello contrasta con el hecho de que las condiciones ambientales parecen las adecuadas, de lo que se deduce que podría encontrarse en una situación subóptima (Bea, 1998).

 

Estatus de conservación

Categoría global IUCN (2008): Preocupación menor LC (Agasyan et al., 2010).

Hay poblaciones que se consideran amenazadas dentro de su área de distribución por ser de reducido tamaño y estar aisladas o porque se consideran relictas. Existe un Plan de Acción para esta especie a nivel de la Unión Europea (Edgar y Bird, 2007). Se ha incluido en el Libro Rojo en algunos países, como la Federación Rusa, Georgia o Ucrania y está catalogada “en peligro” (EN) en la Lista Roja Nacional de Alemania.

Categoría España IUCN (2002): Datos insuficientes DD (Santos et al., 2002).

Estaría justificado por el gran desconocimiento existente sobre la biología y estado de conservación de las poblaciones ibéricas. La responsabilidad de España en la conservación global de la especie es baja, puesto que no albergaría siquiera el 5% de la población total de la especie.

En cuanto a la protección legal, la especie figura en el anexo IV del Real Decreto 1997/1995 de 7 de diciembre y de la Directiva 92/43/CEE del Consejo de las Comunidades Europeas (1992), relativa a la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres, que recoge las especies animales y vegetales de interés comunitario que requieren una protección estricta. Permanece asimismo en la categoría II del Convenio de Berna (1979): especies de fauna estrictamente protegidas. En 1986 el ICONA (1986) la consideraba ya como “insuficientemente conocida”.

En la CAPV está incluida en la categoría de “Interés Especial” (Decreto 167/1996).

La última revisión de 2010 de la Lista Roja correspondiente al Catálogo Vasco de Especies Amenazadas, utilizando los criterios de la UICN y  considerando la falta de datos sobre el estatus poblacional, propone mantenerla en DD (Gosá y Crespo-Diaz, 2010). En Cataluña se incluye en la Categoría D del Anexo II (Ley 3/88). En Navarra está catalogada como de “Interés Especial” (Decreto Foral 563/1995).

En resumen, el grado de conocimiento de la culebra de Esculapio en la Península Ibérica es bajo y el número de observaciones de esta especie es muy pequeño, por lo que urge conocer el estado de conservación de sus poblaciones.

 

Amenazas

En general existe un gran desconocimiento sobre los factores de amenaza a los que se enfrenta la especie. Por el contrario, se sabe que, como todas las culebras y en especial las de gran tamaño, es perseguida sistemáticamente, aunque se ignora la presión que ello pueda ejercer en las poblaciones. En cualquier caso, puede llegar a resultar relevante en núcleos con número bajo de efectivos y en un hábitat subóptimo para la especie.

Sin embargo, la principal causa de mortalidad directa son los atropellos, ya que acostumbra, especialmente al comienzo de su periodo de actividad, a termorregular sobre carreteras y pistas, lo cual resulta en muchos casos fatal. De hecho, buena parte de las citas de esta especie, en general discreta, provienen de individuos atropellados. En este sentido, se sabe que la mayor vulnerabilidad está directamente relacionada con la movilidad de los individuos, siendo la reproducción el periodo crítico para los machos, los desplazamientos para la puesta en el caso de las hembras, y la dispersión en el caso de los juveniles. Además, los machos de gran talla son los que tienen el mayor riesgo de atropello (Capizzi et al., 2008). El desarrollo y expansión de las infraestructuras lineales de transporte, junto con el aumento del tráfico asociado, suponen una amenaza creciente y real.

Se han registrado en España dos casos de mortalidad por atropello en carretera entre un total de 2.714 reptiles (PMVC, 2003)1. Un estudio realizado en Cataluña en 2002 registró dos casos de mortalidad por atropello entre un total de 245 reptiles (Montori et al., 2007)1.

La alteración y destrucción del hábitat, concretamente la desaparición de los bosques y  los setos naturales (Luiselli y Capizzi, 1997) y la intensificación de los cultivos, tanto forestales como agrícolas, es también, como para muchas especies, la principal amenaza a la que se enfrenta (Cistude Nature, 2010). A ello se le suma la utilización masiva de fitosanitarios, plaguicidas y raticidas, que muchas veces, aunque no inciden directamente sobre la culebra, sí lo hacen sobre sus presas o su hábitat. El tema de los venenos para roedores puede tener una especial relevancia para las poblaciones que habitan en los alrededores de los núcleos urbanos y rurales, siendo difícil cuantificar el efecto que producen.

Si bien es una especie que se ha adaptado bien a los medios antropizados, lo que a priori pudiera parecer una ventaja, a la larga trae consigo innumerables amenazas. Se han citado la persecución directa, los atropellos y algunos productos químicos, pero si no se cuenta con datos para cuantificar sus efectos, tampoco los hay sobre los posibles efectos subletales derivados del contacto e ingestión de sustancias químicas muy diversas, como por ejemplo metales pesados, fenoles y bencenos, provenientes de los aceites y combustibles derramados en las carreteras sobre las que se asolean las serpientes, o de los lixiviados que impregnan los alrededores de las mismas, acumulándose en cunetas y charcos. Existen estudios preliminares sobre algunos de esos efectos, que parecen afectar principalmente al sistema inmune y al sistema endocrino, con sus consiguientes implicaciones en la conservación de la especie. En consecuencia las serpientes, incluyendo Zamenis longissimus, son buenas indicadoras de la calidad ambiental, también de las zonas urbanas y periurbanas, lo que presenta implicaciones interesantes, dado que ésta también afecta a nuestra propia salud (Scarabelli y Zaccaroni, 2010).

Aunque la culebra de Esculapio se beneficia de los medios antropizados y en muchos casos utiliza refugios artificiales, incluso como lugares de puesta, probablemente el balance neto resulte negativo, ya que como ha quedado dicho, aumenta los riesgos por la propia actividad humana. Ésta afecta directamente a la especie, llegando incluso a alterar, mediante la eliminación de presas y la fragmentación del hábitat, su dieta, o afectando a la disponibilidad y calidad de refugios, a su comportamiento termorregulador o hasta su distribución geográfica (Musilová et al., 2007; Capizzi et al., 2008; Lelièvre et al., 2010a).

La culebra de Esculapio no escapa al peligroso patrón general de declive poblacional que afecta a muchas especies de diferentes grupos de vertebrados a nivel planetario (Reading et al., 2010). Aunque existen escasos indicios todavía de su afección a los ofidios (Mullin y Seigel, 2009), sí hay algunos para otros reptiles (Gibbons et al., 2000; Winne et al. 2007; Sinervo et al., 2010), y el estudio precitado de Reading et al. (2010), realizado con 17 poblaciones de 8 especies de serpientes (incluida Z. longissimus) del Reino Unido, Francia, Italia, Nigeria y Australia, apunta en el mismo sentido.

Sobre los efectos del cambio climático, ver el apartado de Distribución geográfica.

 

Referencias

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Xabier Rubio
Alberto Gosá
Observatorio de Herpetología, Sociedad de Ciencias Aranzadi

Fecha de publicación: 20-12-2010

Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 1-09-2015

Rubio, X., Gosá, A. (2015). Culebra de Esculapio – Zamenis longissimus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Marco, A. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/