Saboga - Alosa fallax (Lacépède, 1803)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

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(©) Ehec

 

Identificación

El cuerpo de la saboga, Alosa fallax, es fusiforme y está ligeramente comprimido lateralmente. Presenta una coloración azul oscura brillante en el dorso y plateada en el vientre, así como en los flancos, que además presentan ligeros matices dorados o amarillentos. No presenta una línea lateral aparente. El cuerpo está cubierto por escamas de tipo cicloideo, características de la familia Clupeidae.

La distinción entre A. fallax y el sábalo, Alosa alosa, la otra especie ibérica del género, varía según la fase del ciclo vital. Durante la fase juvenil ambas especies presentan la morfología típica de los adultos, siendo únicamente distinguibles a partir del análisis de la relación entre el número de branquiespinas presentes en el primer arco branquial y la longitud corporal. Cuándo alcanzan la madurez sexual, A. fallax es más pequeña, tiene la cabeza de menor tamaño y una disposición de las escamas mucho más regular. No obstante, el principal carácter diagnóstico para diferenciar ambas especies es el número de branquiespinas del primer arco branquial, pues A. fallax presenta menos de 60 branquiespinas y A. alosa cuenta con más de 90.

 

Estado de conservación

Categoría global IUCN (2008): Catalogada como Preocupación Menor (LC)..

Con respecto al ámbito legal, A. fallax está citada en el Apéndice III del Convenio de Berna (82/72/CEE) y en los anexos B-II y B-V de la Directiva de Hábitats sobre la Conservación de los Hábitats Naturales y de la Fauna y Flora Silvestres de la Comunidad Europea (92/43/CEE).

Categoría España IUCN (2001): Catalogada como Vulnerable V 2cd según el libro “Atlas y Libro Rojo de los Peces Continentales de España”, pero no figura en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Está declarada “Especie de Pesca” en el anexo I del RD 1095/89 por el que se declaran las especies objeto de pesca y caza.

 

Distribución

En la Península Ibérica, A. fallax ha sido citada en la vertiente Atlántica (ríos Ulla, Lérez, Verdugo, Louro, Tea, Tamuxe, Miño, Limia, Duero, Vouga, Mondego, Tajo, Sado, Mira, Guadiana, Guadalquivir y Guadiaro) y en la vertiente Mediterránea (ríos Ebro y Fluviá). También se ha citado en los ríos Anllóns, Tambre y Umia (vertiente Atlántica) y en el río Eo (vertiente Cantábrica), referencias que deben ser tomadas con precaución por la inconsistente identificación de los ejemplares.

 

Hábitat

Las larvas y alevines viven durante unas semanas en las inmediaciones de las zonas de freza, cerca de las orillas. Después de la metamorfosis los juveniles migran aguas abajo hacia el estuario, dónde permanecerán algunos meses antes de la entrada definitiva en el mar. En el medio marino pasan la mayor parte de su ciclo de vida (en el dominio pelágico y próximos a la costa) y cuándo alcanzan la madurez sexual entran en las partes bajas y medias de los ríos para reproducirse. En los ríos se reproducen en zonas finales de los pozos para que los huevos puedan depositarse en la grava de los rápidos situados inmediatamente a continuación.

 

Movimientos

Durante las primeras semanas de vida, las larvas y alevines se desplazan de manera activa desde las zonas de freza hasta las orillas, probablemente en búsqueda de comida. Una vez como juveniles, forman pequeños bancos y migran aguas abajo hacia las zonas estuáricas. Los juveniles van llegando de manera progresiva al estuario, así los primeros registros se sitúan en el mes de septiembre. El período de mayor abundancia se produce generalmente entre agosto y octubre. Los juveniles suelen alcanzar el medio marino antes del primer año de vida, durante los meses de invierno, si bien pueden realizar idas y venidas entre el medio marino y estuárico hasta los dos años. Posteriormente, esos individuos subadultos permanecen en el medio marino hasta alcanzar la madurez sexual, entre uno y tres años después. Alcanzada la madurez sexual, los adultos suelen retornar a los ríos en los que nacieron, entre los meses de abril y julio.

 

Ecología trófica

Los juveniles presentan una alimentación eurífaga, es decir, se alimentan de todos los recursos tróficos de dimensiones apropiadas que se encuentran en el medio. Se alimentan fundamentalmente de macroinvertebrados, si bien van incorporando, a medida que crecen y de manera progresiva, peces en su dieta. Los subadultos presentes en el estuario son depredadores selectivos, esto es, se alimentan fundamentalmente de presas del dominio pelágico (sardinas, boquerones, aterinas y algunos artrópodos y detritus), pero también pueden incluir taxones epibentónicos (isópodos, anfípodos, decápodos, cefalópodos). Los adultos en el medio marino son fundamentalmente ictiófagos, se alimentan de pequeños peces como el espadín, el boquerón o la sardina. Sin embargo, también puede capturar taxones epibentónicos aunque en menor proporción. Durante la migración reproductora rio arriba, algunos individuos pueden alimentarse de manera activa de pequeños macroinvertebrados e incluso de pequeños peces tanto eurihalinos como de agua dulce.

 

Biología de la reproducción

El período reproductor de A. fallax en la Península Ibérica se extiende desde abril hasta agosto, si bien el grueso de la reproducción tiene lugar entre mayo y julio. La actividad reproductora se desarrolla según una serie de secuencias que se ajustan a un ciclo nictemeral. Por el día los adultos reproductores se concentran en pozos y al caer la noche  suben a la superficie. Macho y hembra, medio emergidos y flanco contra flanco, golpean violentamente la superficie del agua con la aleta caudal ejecutando desplazamientos circulares de 1 a 1.2 m de diámetro, produciendo un sonido característico. La fecundación de los huevos se produce ayudada por el torbellino originado. Una vez se acaba el acto reproductor, los huevos son dispersados en la columna de agua, derivan una corta distancia y en poco tiempo caen al fondo depositándose entre los guijarros del fondo.

 

Interacciones entre especies

A lo largo de la migración o durante los períodos de permanencia en las zonas de freza, los adultos reproductores son atacados por lampreas postmetamórficas, que se adhieren a ellos para alimentarse. Durante la estancia en el medio estuárico los subadultos son depredados por aves ictiófagas, principalmente el cormorán común. En el medio marino, la saboga es depredada por cetáceos odontocetos, fundamentalmente delfines como el delfín mular. Durante la fase marina es frecuente que A. fallax sea portadora de ecto y endoparásitos. Los principales grupos que las afectan son los digeneos y los nemátodos y, en menor medida monogeneos, acantocéfalos, cestodos y crustáceos.

 

Patrón social y comportamiento

Las alosas son especies gregarias que forman bancos a lo largo de todo su ciclo vital, tanto en su etapa adulta de crecimiento en el medio marino y en la migración fluvial reproductora, como en la fase juvenil de descenso hacia el mar.

 

 

David J. Nachón1, Rufino Vieira1 y Fernando Cobo1,2
1 Estación de Hidrobioloxía “Encoro do Con”, Universidade de Santiago de Compostela,
Castroagudín s/n, 36617 Vilagarcía de Arousa, Pontevedra, España.

2 Departamento de Zooloxía, Xenética e Antropoloxía Física, Facultade de Bioloxía,
Universidade de Santiago de Compostela. Campus Vida s/n,

 15782 Santiago de Compostela, España.

Fecha de publicación: 2-10-2019

Nachón, D. J., Vieira, R., Cobo, F. (2019). Saboga – Alosa fallax. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. López, P., Martín, J., Cobo, F. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/.