Lirón careto - Eliomys quercinus (Linnaeus, 1766)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

Key words: Garden Dormouse, reproduction, growth, moult, population structure.

 

Biología de la reproducción

La duración del ciclo reproductor anual de los lirones depende de las condiciones climáticas y se encuentra en relación inversa con la duración del letargo invernal. Cuanto más cálido sea el clima mayor es la duración del periodo reproductor y menor la del letargo y viceversa. La actividad reproductora comienza inmediatamente después de la salida de la hibernación y finaliza dos o tres meses antes del comienzo de la misma. En general los lirones caretos de climas cálidos parecen presentar una mayor productividad, ya sea debido a una mayor intensidad reproductiva o a una mayor duración del periodo reproductor.

En otros países europeos de latitudes más elevadas que la península Ibérica el periodo reproductor anual es más reducido. Por ejemplo Baudoin (1980) encuentra en France-Comté (Francia) ejemplares con actividad reproductora desde mayo hasta mediados del verano y Kahmann y Staudenmayer (1970) en Baviera y Hesse (Alemania) en un periodo parecido.

En las islas Baleares y el sur de la península se encuentran individuos con actividad reproductora desde comienzos de la primavera e incluso final del invierno (febrero o marzo) hasta principio de otoño (Kahmann y Lau, 1972; Kahmann y Thoms-Lau, 1973; Palacios, 1974; Alcover, 1983; Moreno, 1988). En latitudes más septentrionales como es la provincia de León desde mayo hasta julio (Abad, 1987).

Se han observado nacimientos en invierno en naranjales de Valencia, con un tamaño de camada que varía entre 4 y 13 (media = 5,76; n = 34) (Gil-Delgado et al., 2006).1 Según otro estudio, en naranjales de Valencia el número de crías por camada varió entre tres y diez, con un valor medio de 5,4 crías (n= 117) (Viñals et al., 2012)2. El valor medio del tamaño de camada varió entre años entre 4,8 y 6,6 crías (Viñals et al., 2012)2. No se han encontrado evidencias de variación estacional del tamaño de camada (Viñals et al., 2012)2.

De un total de 198 nidos examinados en naranjales de Valencia, el 81,3% estaban compuestos por una sola hembra con sus crías mientras que en el 18,7% eran comunales. La proporción de nidos comunales varió entre años entre 0 y el 32% del total de nidos. Los nidos comunales estaban formados por diferentes combinaciones de una a tres hembras y una a tres camadas. En un caso, dos de las hembras del nido comunal eran madre e hija. Los tamaños de camada superiores a diez corresponden a nidos comunales. No parece que la disponibilidad de nidos sea la causa de la formación de nidos comunales pues la tasa mensual de ocupación de cajas-nido fue del 25% y había nidos en otros sitios (Viñals et al., 2017)2.

En España el ciclo reproductor de Eliomys ha sido estudiado con cierto detalle en el sur-oeste de la Península Ibérica (Moreno, 1988), encontrándose machos sexualmente activos (gran desarrollo de los testículos y de la vesícula seminal) de febrero a octubre y hembras grávidas o en estado de lactancia de marzo a octubre. La evolución temporal de la intensidad de la reproducción (proporción de ejemplares activos en relación a los inactivos) mostró dos picos anuales de máxima actividad reproductora: marzo-junio y septiembre-noviembre. Aparece un descenso de la intensidad reproductora en julio, tanto en el caso de los machos como en el de las hembras. En consonancia con los anteriores datos, los ejemplares jóvenes (recién emancipados) aparecen en la población de marzo a junio y de septiembre a noviembre.

En Doñana las hembras se reproducen dos veces a lo largo de un ciclo anual y en casos excepcionales tres. El tamaño medio de camada es de 5,54 embriones/hembra, oscila entre 4 y 8, y es menor en hembras jóvenes que en adultas y también en los partos de otoño que en los de primavera. La madurez sexual se alcanza antes que en otras poblaciones más septentrionales: entre los 3 y los 5 meses en los ejemplares nacidos en primavera y entre los 5 y los 6 en los nacidos en otoño (Moreno 1984).

En naranjales de Valencia se reproduce todo el año, con máximo número de nacimientos en la segunda mitad de enero y en la segunda mitad de marzo, disminución gradual a partir de abril y mínimos en agosto, octubre y noviembre (Viñals et al., 2012)2.

Probablemente la brevedad y suavidad del invierno meridional y oriental español hace posible que los lirones puedan invertir en reproducirse la energía y el tiempo que en otras latitudes de clima más duro deben dedicar a la acumulación de reservas grasas y al sueño invernal.

 

Crecimiento

El crecimiento de Eliomys quercinus ha sido estudiado en diferentes localidades españolas: Madrid, Huelva, Formentera, Mallorca y Menorca (Kahmann, 1970; Palacios, 1974; Alcover, 1983; Moreno y Collado, 1989). Otra buena parte de la información sobre crecimiento de Eliomys procede de localidades del norte de Europa (Kahmann y Staudenmayer, 1969, 1970; Le Louarn y Spitz, 1974; Kahmann y Thoms, 1977; Valentin 1980).

Los lirones caretos abren los ojos y los oídos entre los 17 y los 21 días de vida. Entre los 35 y 45 días presentan el cuerpo cubierto por la típica librea juvenil gris y el diseño facial y caudal perfectamente definido. A esta edad comienzan también sus primeras incursiones en el campo.

Durante el periodo de lactancia la mayor tasa de crecimiento corresponde al peso y la menor a la longitud cabeza-cuerpo. A partir del destete el peso sigue experimentando la tasa más elevada y la longitud del pié la más pequeña. En general el crecimiento parece ser más rápido entre los 30 y los 45 días, aunque en algunas medidas no se detiene nunca. En relación a las dimensiones de los adultos el crecimiento proporcional más rápido corresponde al pié, que a los 70-80 días alcanza el 98% de su valor definitivo y el menor el peso que solamente llega al 56% a esa misma edad.

El ritmo y la velocidad de crecimiento de los lirones, lo mismo que el resto de sus funciones vitales, dependen de la duración del periodo de vida activa. Por ello, los lirones caretos de zonas frías son también los que presentan un ritmo más acelerado de crecimiento, pero durante menos tiempo. Este hecho parece ser el resultado de una presión selectiva que provocaría el acortamiento de este periodo con objeto de llegar a la hibernación con una talla lo más cercana posible a la adulta y con tiempo suficiente de acumular reservas para afrontar el letargo. Este problema de "stress ecológico" no parece existir en lirones caretos de poblaciones con clima más benigno, donde la hibernación es muy corta, el periodo de vida activa muy largo y la preparación para la hibernación requiere un gasto energético mucho menor. En este sentido, en los lirones de Doñana (Moreno y Collado, 1989) se ha observado que existe diferencia en el ritmo de crecimiento de los jóvenes nacidos en primavera y el de los nacidos en otoño. Esta característica parece ser la causa de que los lirones de climas fríos sean de menor tamaño y conserven mayor número de características morfológicas juveniles de los de climas cálidos.

El fenómeno se observa por ejemplo en el acortamiento relativo de la zona rostral o en el mayor tamaño de la cabeza en relación al cuerpo de los lirones de climas fríos, caracteres asociados a los jóvenes en mamíferos. Y al contrario, las poblaciones de lugares cálidos presentan ejemplares de mayor talla (como Cádiz o Doñana), longitudes rostrales proporcionalmente mayores y cabeza proporcionalmente más pequeña.

 

Estructura y dinámica de poblaciones

La dinámica de población se encuentra modulada por la condición hibernante de los lirones. A diferencia de otras especies de roedores la abundancia de población de lirones caretos es relativamente estable a lo largo del ciclo anual aunque la hibernación y la estivación provocan importantes oscilaciones en la frecuencia de captura. En el sur de la Península este parámetro muestra dos máximos anuales, el primero ocurre a final de primavera y el segundo en otoño. Los mínimos existentes entre ambos corresponden a los meses de verano (segunda quincena de julio y agosto) e invierno (última quincena de diciembre y primera de enero). En verano, la población experimenta un descenso de aproximadamente el 70% y ha sido atribuido a letargo estival, mortalidad y migraciones. El descenso invernal, menos acusado oscila entre el 40 y el 50% y se atribuye mayoritariamente a la hibernación.

La razón de sexos está próxima al equilibrio. Los jóvenes están presentes en la población durante todo el año (llegan a constituir más del 50% de los efectivos), excepto durante los meses de marzo y abril, lo que indica que existe reproducción durante casi todos los meses, excepto los invernales.

Existen algunos individuos muy estables, que suelen ser adultos, tanto machos como hembras que están presentes en la población a lo largo de varios ciclos anuales, lo que indica una alta supervivencia de los mismos. El grueso de la abundancia lo constituyen, bien jóvenes del año, bien ejemplares considerados visitantes (vecinos de áreas próximas, Moreno, 1984) y pasajeros, mayoritariamente machos subadultos en dispersión. La presencia temporal de este tipo de ejemplares (visitantes y pasajeros) en la población es la causa principal de las oscilaciones observadas en la abundancia.

La tasa de supervivencia en Doñana es 0.924 (Amori et al., 2016)2.

En el caso de una población controlada en Doñana, el número de ejemplares residentes aumentó progresivamente durante tres años consecutivos, lo que indica que se trataba de una población en expansión. No obstante, 20 años después diferentes estudios han mostrado una escasez muy acusada de lirones en esa misma zona, llegándose incluso a pensar en la desaparición de la especie del área (Ruiz y Román, 1999). Sin embargo no es posible confirmar si se trata de un hecho ocasional o se trata de un proceso continuado. En cualquier caso queda claro que en el momento actual el lirón careto es una especie rara en Doñana.

No se conocen con exactitud las causas de mortalidad de los lirones caretos ya que su presencia en la dieta de carnívoros y rapaces es escasa, lo que indica que es una especie poco depredada.

La longevidad puede llegar a alcanzar los seis años (Moreno, 1984). Una hembra de Doñana vivió al menos dos años y cuatro meses (Amori et al., 2016)2.

 

Referencias

Abad, P. L. (1987). Biología y ecología del lirón careto (Eliomys quercinus) en León. Ecología, 1: 153-159.

Alcover, J. (1983). Contribució al coneixement dels mamífers de les Baleares i Pitiuses: Carnivora, Rodentia. Tesis Doctoral. Univ. Barcelona

Amori, G., Bertolino, S., Masciola, S., Moreno, S., Palomo, J., Rotondo, C., Luiselli, L. (2016). Aspects of demography in three distinct populations of garden dormouse, Eliomys quercinus, across Italy and Spain. Rend., Fis. Acc. Lincei, 27 (2): 357-368.

Baudoin, C. (1980). Organisation sociale et communication intraspécifiques d'un hibernant. Etude éthoécologique du lérot, Eliomys quercinus L. en Franche-Comté. Tesis. Univ. Franche-Comté.

Gil-Delgado, J. A., Cabaret, P., Declercq, S., Gomez, J., Sánchez, I. (2006). Winter reproduction of Eliomys quercinus (Rodentia) in the orange groves of Sagunto (Valencia, Spain). Mammalia, 70 (1-2): 76-79.

Kahmann, H., Staudenmayer, T. (1969). Biometrische Untersuchung and zwei Populationen des Gartenschläfers Eliomysquercinus. Linnaeus 1766. Zeit. Säugetierk., 34: 90-109.

Kahmann, H., Staudenmayer, T. (1970). Über das Fortpflanzungsgeschehen bei dem Gartenschläfers Eliomysquercinus (Linnaeus, 1766). Säugetierk. Mitt, 18: 97-114.

Kahmann, H. y Lau, G. (1972). Der Gartenschläfers Eliomysquercinusophiusae Thomas 1925, von der Pityuseninsel Formentera. II. Lebensraum. Veröff. Zool. Staadtssamml. Munchen, 16: 29-49.

Kahmann, H., Thoms-Lau, G. (1973). Der Gartenschläfers (Eliomys) Menorcas. Säugetierk. Mitt., 21: 65-73.

Kahmann, H., Thoms, G. (1977). Über waschtum und Altern des Europäischen Gartenschläfers, Eliomysquercinus (Linné, 1758). Säugetierk. Mitt., 25: 81-108.

Le Louarn, H., Spitz, F. (1974). Biologie et Ecologie du lerôt dans les Hautes Alpes. La Terre et la Vie, 28: 544-564.

Moreno, S. (1984). Biometría, Biología y Dinámica poblacional del lirón careto, Eliomys quercinus (L.) en Doñana. Tesis Doctoral. Univ. Granada.

Moreno, S. (1988). Reproduction of Garden Dormouse Eliomysquercinuslusitanicus, in southwest Spain. Mammalia, 52: 401-407.

Moreno, S., Collado, E. (1989). Growth in Garden Dormice (Eliomys quercinus, Linnaeus 1766). Z. Säugetierk., 54: 100-106.

Ruiz, G., Román, J. (1999). ¿Desaparece el lirón careto atlántico (Eliomys quercinus lusitanicus) en Doñana?. Resúmenes de las IV Jornadas Españolas de Conservación y Estudio de Mamíferos, Segovia 1999.

Valentin, S. (1980). Etude du developpment comportamental et anatomo physiologique du lerot (Eliomys quercinus L.) Thése Doctorel. Université de Franche Compté. Besançon.

Viñals, A., Bazán, T., Gil-Delgado, J. A., Gómez, J. (2012). No evidence for seasonal litter size variation in a Mediterranean garden dormouse (Eliomys quercinus Linnaeus 1766) population. Mammalia, 76 (1): 77-80.

Viñals, A., Bertolino, S., Gil-Delgado, J. A. (2017). Communal nesting in the garden dormouse (Eliomys quercinus). Behavioural processes, 135. 25-28.

 

Sacramento Moreno
Estación Biológica de Doñana (CSIC)

Fecha de publicación: 16-02-2005

Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 31-03-2008; 2. Alfredo Salvador. 24-02-2017

Moreno, S. (2017). Lirón careto - Eliomys quercinus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Barja, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/