Rebeco - Rupicapra pyrenaica Bonaparte, 1845

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

Key words: Pyrenean Chamois, Cantabrian Chamois, habitat, abundance, status, threats.

 

Hábitat

El género Rupicapra está adaptado a la vida en la montaña, destacando el uso que hacen de las zonas altascon vegetación abierta, fuertes pendientes y refugios.

Cordillera Cantábrica

El rebeco cantábrico ocupa el ecotono entre los límites superiores del bosque y los pastos supraforestales. Tiene especial preferencia por los pastos subalpinos, próximos  a riscos escarpados o hayedos que le proporcionan excelentes zonas de escape (Figuras 1, 2 y 3).

Figura 1. Vega de Llos (Picos de Europa); combinación de riscos, roqueros, matorral y pastos subalpinos, excelente hábitat de verano para el rebeco. © L. Robles

 

Figura 2. Puerto de Salvorón (Cantabria); hábitat que combina bosque, pasto subalpino y riscos de escape, excelente para ser usado por el rebeco a lo largo de todo el año. © L. Robles.

Figura 3. Cuiña y Dos Hermanitos (Ancares Leoneses); amplias extensiones cubiertas por brezales con escasez de pastos subalpinos, esta zona está muy próxima al límite oeste de distribución de la especie. © Guardería de la Comunidad Autónoma de Castilla y León.

 

En verano la temperatura juega un papel importante en el hábitat que ocupa. A primeras horas de la mañana abandonan las zonas escarpadas donde pasan la noche generalmente con poca actividad, para ocupar las praderas subalpinas donde pastan hasta que el calor comienza a apretar  Entonces vuelven a enriscarse o buscan la sombra de la pared de algún risco próximo. Si están cerca del bosque entonces buscan la sombra de algún árbol, por lo general en zonas con buena visibilidad. Cuando están pastando en zonas abiertas de brezo, no desechan la protección de que les ofrece el matorral para sestear y rumiar. Cuando el calor comienza a aflojar a últimas horas de la tarde abandonan las zonas de sesteo, para ocupar de nuevo las zonas de pastoreo hasta la llegada de la noche. Cuando son molestados por la presencia humana pueden permanecer enriscados gran parte del día, desarrollando la actividad de pastoreo en los riscos, donde pastan la vegetación rupícola allí donde crece.

En la montaña cantábrica sus movimientos están condicionados a la estación y a la actividad cinegética en el área. En áreas cinegéticas y especialmente en verano, los rebecos tienden a alejarse de caminos frecuentados y zonas de actividad humana. Sin embargo, en el Parque Nacional de los Picos de Europa, donde los rebecos no son cazados, los animales pastan tranquilamente cerca de cabañas y tiendas de campaña de excursionistas. Pérez-Barbería (1994a) sugiere que esa es la razón por la cual los rebecos no usan los pastos de siega en zonas de actividad cinegética, a pesar de presentar pasto abundante y muy nutritivo.

Los rebecos realizan pequeños desplazamientos altitudinales estacionales. Por lo general, ambos sexos tienden a habitar zonas supraforestales, ocupando en verano las laderas con orientación norte y en invierno las laderas sur y oeste (Figura 4). Durante el verano las hembras ocupan cotas mayores que los machosdonde residen con sus crías lejos de la actividad humana y probablemente mejor protegidas de la depredación ejercida por zorros y lobos. Esto se confirma con la tendencia general de que las hembras se localizan más cerca de las zonas de escape que los machos, definiendo zona de escape como pendientes mayores de 45 grados, riscos y el ecotono forestal (Pérez-Barbería y Nores, 1994; Pérez-Barbería, 1994a).

Los rebecos permanecen en la misma área durante la mayor parte del año, con pequeños desplazamientos altitudinales en relación con la cobertura de nieve. Esto es debido a que en la montaña cantábrica se dan fuertes gradientes altitudinales en pequeñas distancias y además, la dureza del invierno está temperada por la proximidad al mar. Estas dos características permiten a los rebecos escapar de los rigores del invierno en las mayores altitudes sin tener que realizar grandes desplazamientos longitudinales. Es por esto por lo que no se detecta una gran variación geográfica del área de campeo entre estaciones.

Poco se sabe acerca del uso del bosque por el rebeco cantábrico. Esto es debido a la dificultad que presenta realizar observaciones en este medio. Sin embargo, hay evidencias que sugieren que los machos podrían ocupar el bosque con más frecuencia que las hembras. Pérez-Barbería (1994a) encontró que durante un periodo de dos años en una zona del concejo de Caso (Asturias), la media del número de machos en relación con el número de hembras, obtenido de censos quincenales en la zona supraforestal, era de 1:2,7, sin embargo, esta relación incrementaba significativamente durante el celo, 1:1,36. Esto sugiere que durante la mayor parte del año un considerable número de machos residiría en el bosque, ocupando sólo zonas supraforestales durante el celo. Observaciones similares en cuanto al uso del bosque en machos y hembras han sido obtenidas en el rebeco de los Apeninos (Lovari y Cosentino, 1986). A pesar del sesgo ocasionado por la baja detectabilidad de conteos en zonas arboladas, en una estimación invernal de ungulados, el 11% de los rebecos se encontraban cerca de hábitats forestales o en su interior, mientras que el resto continuaba utilizando hábitats supraforestales (Cano et al., 2009).

Los resultados de un estudio teórico sobre la distribución potencial del rebeco en la cordillera cantábrica asturiana basado en preferencias de uso de hábitat (García-Manteca et al., 2009) considera como zonas más favorables para que existan mayores densidades de rebeco aquellas que tienen un terreno rugoso (variable que representa la variabilidad en altitud de cada celda en relación con las celdas adyacentes ) y de altitudes elevadas; también que haya cerca roquedos y bosques (preferentemente de formas masivas), que el coste de acceso desde pistas o carreteras sea elevado y que no haya usos agrícolas intensivos, ya que en prados de siega y diente el rebeco entra a alimentarse. La función predictora se extrapola al territorio de estudio expresándose en un mapa de abundancia más probable (Guisan y Zimmermann, 2000) (Figura 4).

Figura 4. Mapa de los valores más probables de densidad de rebeco en el área de estudio clasificados en cuatro clases de abundancia. Según García-Manteca et al. (2009).

 

Las zonas de presencia potencial del rebeco en Asturias se concentran, como era esperable, en la zona montañosa, principalmente en su mitad meridional. Se distinguen dos amplios sectores más o menos continuos de densidad potencial alta y moderada, oriental y occidental, separadas en torno al Puerto de Pajares por una zona dominante de presencia improbable. En cada sector hay una zona masiva de alta abundancia (Picos de Europa en el oriental y Somiedo en el occidental), pero dominan entre las zonas de alta abundancia los cordones que unen los cordales (especialmente en el sector oriental), que se disgregan en pequeños puntos separados entre sí, pero inmersos en una matriz de abundancia moderada bastante más amplia, que en ocasiones deja intersticios de presencia improbable, más frecuentes en el sector oriental.

Pirineos

El rebeco pirenaico es un animal típico del piso subalpino que en la mayor parte de nuestras montañas fue deforestado por el hombre para ganar superficie de pastos. Es por tanto ecotonal, moviéndose entre el límite superior del bosque y los pastos supraforestales. En primavera, a medida que se funde la nieve, los grupos de sarrios se desplazan progresivamente en altitud aprovechando la hierba tierna que brota entre las manchas de nieve (Figura 5). En verano suele ocupar las máximas altitudes, generalmente por encima de la ubicación de los rebaños de ganado y a ser posible lejos de los puntos de interferencia humana. La proximidad a zonas de escape es un factor muy importante cuando se encuentra en espacios abiertos, por lo que a menudo se le observa cerca de roquedos. En espacios no cinegéticos (por ejemplo en Parques Nacionales), se vuelve más tolerante a la presencia humana. En otoño, durante la época de celo, desciende en altitud y suele ocupar terrenos abiertos con pasto denso o ralo, en donde la vigilancia y defensa de los harenes es más fácil (Figura 6).

En invierno, con exposiciones sur, ocupa el límite superior del bosque, aprovechando el pasto aparentemente seco que aparece entre las manchas de nieve. En exposiciones norte, prefiere pendientes fuertes y rocosas donde se acumula poca nieve, en zonas que Berducou (1982) denomina estaciones-refugio. También utiliza estas zonas después de nevadas tardías en primavera (Pepin et al., 1997). Algunas poblaciones utilizan hábitats forestales durante todo el año, especialmente en zonas de alta densidad poblacional, con ausencia o poca extensión del piso supraforestal, o donde ese nivel altitudinal esta muy intervenido por actividades humanas (García- González et al., 1992; Herrero et al., 1996).

Figura 5. En primavera a medida que se funde la nieve los grupos de sarrios se desplazan progresivamente en altitud aprovechando la hierba tierna que brota entre las manchas de nieve. (C) J. Ara

 

El rango altitudinal de distribución en Pirineos suele variar entre 1.000 y 2.800 m. A escala de población o subpoblación, la topografía juega un papel determinante en la distribución del sarrio. La unidad territorial más estable, aunque no infranqueable, es la de "macizo", sistema montañoso delimitado por cursos de agua importantes (Apollinaire et al., 1984; Crampe, 1986, 1997).

En cuanto a la estacionalidad del uso del espacio, se conoce desde hace tiempo el establecimiento de "cuarteles" de invierno y de verano, en ocasiones bastante distanciados entre sí. De 7 individuos marcados en invierno en la umbría de Arazas en el P. N. de Ordesa (2 machos jóvenes, un macho adulto y 4 hembras adultas), todos los individuos, excepto el macho adulto, migraron a un cuartel de verano situado a 7 km de distancia. Los mismos movimientos fueron observados durante tres años seguidos (García-González et al., 1992). Sin embargo hay individuos que ocupan el mismo territorio durante todo el año. A partir de seguimientos detallados de animales marcados, se ha podido conocer la proporción de animales sedentarios (filopátricos) dentro de las poblaciones. Según Crampe et al. (2004) esta sería de un 60% en Cauterets para las hembras. En la Reserva de Orlu, Loison et al. (1999) establecen que el 95% de las hembras y el 68% de los machos serían filopátricos, aunque los criterios de definición del sedentarismo difieren con el estudio anterior.

 

Figura 6. Distribución espacial del rebeco pirenaico en verano (S) y otoño (A) según diversas variables topográficas y fito-geomorfológicas (en % de animales observados) en la Reserva de caza de Los Valles en el Pirineo occidental. N, número total de individuos observados (según García-González y Hidalgo, 1989).

 

Las hembras realizan desplazamientos más cortos que los machos. Las diferencias de las características dispersivas entre poblaciones son atribuidas a una estrategia para evitar la endogamia (Loison et al., 1999), más que a un efecto de la densidad.

La presencia de ganado en los puertos estivales determina fuertemente la distribución de los sarrios en verano. En principio, los grupos de sarrios evitan las áreas de pastoreo de las especies domésticas, lo cual les hace situarse en las crestas altas por encima de las zonas de pastoreo del ganado (García-González et al., 1990), o bien, en la orla forestal del límite superior del bosque, especialmente en ausencia de un extenso piso alpino (Herrero et al., 1996). Sin embargo, existe una cierta tolerancia con el ganado doméstico (Pepin y N’Da, 1992), debido en parte, a la fuerte atracción que ejercen los puntos de sal sobre los sarrios (Berducou, 1984; García-González et al., 1985), los cuales visitan asiduamente.

 

Abundancia

Ver apartado de Distribución.

 

Estatus de conservación

Categoría global IUCN (2008): Preocupación Menor LC (Herrero et al., 2010).

Categoría España IUCN (2006): Preocupación Menor LC (Blanco, 2007).

El rebeco es una especie de gran interés, tanto desde el punto de vista turístico como cinegético y naturalístico. En Europa su gestión está orientada a varios objetivos (Schröeder, 1985) que son aplicables a las subespecies ibéricas: conservación, explotación cinegética, prevención de daños, control de enfermedades, expansión del área de distribución y regulación natural en las áreas protegidas.

El estado de conservación del sarrio y rebeco cantábrico puede considerarse bueno. A escala internacional (UICN) la subespecie pirenaica esta considerada como con "bajo riesgo" (lower risk, Shackelton, 1997) y es la única especie de caza mayor pirenaica que la Unión Europea incluye en el AnejoV de la Directiva de Hábitats de 1992. En este anejo figuran las especies de interés comunitario cuyo aprovechamiento puede ser objeto de medidas de gestión. Es decir, el sarrio y rebeco se pueden cazar, pero siguiendo las condiciones del Articulo 14 de la Directiva. Entre ellas destaca la necesidad de hacer una evaluación de los efectos de dichas medidas de gestión.

Cordillera Cantábrica

Un porcentaje muy elevado del territorio de la cordillera Cantábrica forma parte de parques o reservas naturales. La práctica totalidad de la población de rebecos cantábricos está en espacios pertenecientes a la red Natura 2000. Un 70% de la población de rebecos se encuentra en las diferentes reservas regionales de caza asturianas, cántabras, castellano-leonesas y gallegas, un 25% en el Parque Nacional de los Picos de Europa y el resto de la población se distribuye por cotos regionales y cotos privados de caza, tanto al norte como al sur de la cordillera Cantábrica. Esto pone al rebeco en una situación privilegiada de conservación, no sólo de la especie, sino lo que es más importante, su hábitat (Pérez Barbería et al., 2009).

La protección efectiva de la especie se inició con la creación del Coto Real Picos de Europa en 1905, seguida del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga en 1918. Pero todavía la sobreexplotación continuaría hasta la posguerra, cuando diversas Ordenes Ministeriales entre 1941 y 1943 prohibieron la caza mayor y menor en los municipios asturianos de Amieva, Ponga, Caso, Piloña, Nava, Cangas de Onís y Onís. Finalmente, la Ley de 4 de Septiembre de 1943 crea en estos territorios nueve Cotos de Caza (ocho privados y uno nacional, el de Reres), lo que marca el punto de inflexión para la recuperación de la especie (Pérez Barbería et al., 2009).

La protección espacial para el rebeco no se amplía hasta que la Ley 37/1966, de 31 de mayo, crea las Reservas Nacionales de Caza de Ancares (Lugo); Degaña y Somiedo (Oviedo); Mampodre y Riaño (León); Saja (Santander) y Fuentes Carrionas (Palencia), lo que implicó una planificación de la actividad cinegética y la disponibilidad de una guardería para garantizarla. La Reserva Nacional de los Ancares Leoneses hubo de esperar a 1973 para su declaración. Estas reservas tenían como finalidad la conservación y fomento de especies, así como la administración de su aprovechamiento directamente por el Estado. Durante la tramitación de esta ley se impuso una veda temporal, más o menos eficiente (a veces con dotación de guardería), para evitar que el territorio fuera esquilmado antes de que las reservas entrasen en funcionamiento. Una vez declarada la reserva, se establecía un plan de aprovechamiento cinegético de las especies más abundantes, y en caso  de las especies más escasas, como el rebeco, prórroga de la veda por unos años hasta disponer de unos efectivos suficientes para compaginar la caza y su recuperación (Pérez Barbería et al., 2009).

Ortuño y de la Peña (1977) han descrito el proceso de gestión de estos territorios hasta su protección definitiva. En la futura reserva de Saja, el Servicio de Pesca Fluvial y Caza vedó en 1948 parte de la zona y la dotó inicialmente con siete guardas al año siguiente, si bien no se permitió la caza del rebeco hasta 1973, siete años después de la declaración de la reserva. En 1957 se vedó la caza mayor en la sierra de Mangayo, al sur de Reres, lo que facultó la expansión del rebeco hacia el sur en lo que será la reserva de Mampodre. Esto contrasta con la situación de los terrenos de la Reserva de Riaño “el régimen de caza totalmente libre y anárquico se mantuvo hasta 1969”. En estas dos reservas el rebeco empezaría a cazarse en 1970 de forma limitada, inicialmente con cupos que fueron aumentando en relación a sus efectivos.

En el occidente de Asturias comienza algún tipo de protección en los años 50, con la declaración inicial de las reservas de Degaña y Somiedo, centradas más en la protección del oso pardo que en las demás especies cinegéticas. Parece que hasta la ampliación de estas reservas en 1966 el rebeco no adquiere una protección efectiva. No está claro por qué en estas zonas próximas al extremo occidental de su distribución el tamaño de la población se mantuvo tan reducido hasta los noventa, cuando empieza a despegar de forma exponencial.

Las declaraciones de las dos reservas de Ancares (León y Lugo) tuvieron lugar cuando el rebeco ya se había extinguido de la zona (Pérez Barbería et al., 2009).

Cordillera Pirenaica

El área de distribución del rebeco pirenaico se extiende por tres estados y varias regiones y comunidades autónomas, por lo que su estatuto legal es a su vez variado. Así por ejemplo en Navarra está catalogada como Vulnerable debido a la escasez de sus efectivos y por el momento no está permitida la caza. En Aragón es especie cazable y comercializable, con la obligación de elaborar un Plan Técnico de Caza. En Andorra es especie cinegética a pesar de tener el estatuto de En peligro. En Cataluña es especie de caza con obligación de elaborar un "Pla Tècnic de Gestió Cinegètica". En Francia se extiende por seis Departamentos que incluyen 51 "Unités de Gestion". La caza es una actividad sin ánimo de lucro regulada por la Administración. Cada Departamento puede elaborar su propio plan de aprovechamiento a partir de una complicada red normativa (Berducou et al., 2004).

En España la caza del rebeco es siempre a rececho y con acompañamiento de un guarda de caza en las Reservas gestionadas por las Administraciones autonómicas. En los tres Parques Nacionales pirenaicos, en el Parque Nacional de los Picos de Europa y en la Reserva Natural de Larra-Belagoa su caza no está permitida. Las bajas tasas de reclutamiento de esta especie (ver Demografía) implica que los cupos de caza deban ser conservativos. Dichos cupos oscilan entre el 5% en Aragón (Escudero et al., 2004) y el 10-15% en Cataluña (Clavería et al., 2004). La ausencia de grandes depredadores en los Pirineos hace que la regulación de las poblaciones dependa de la actividad cinegética y los únicos factores de amenaza pueden proceder de la sobreexplotación de esta actividad o de la extensión de pandemias (queratoconjuntivitis, sarna). En la cordillera Cantábrica, donde grandes depredadores aun están presentes (lobo, oso), la depredación natural no se considera un riesgo para la especie.

 

Factores de amenaza

Sus factores de amenaza parecen poco importantes, siendo  las epizootias  el principal factor de mortalidad poblacional  (Ver apartado de Enfermedades y patógenos) (García-González y Herrero, 2007; Herrero et al., 2010). El ganado doméstico, como factor de contagio, supone una amenaza para el estado de salud de las poblaciones de rebeco cantábrico (Falconi et al., 2010).

La competición con el ciervo puede afectar negativamente al rebeco (Ferreti et al., 2015)2.

Aunque todavía existen secuelas de furtivismo en las áreas rebequeras, este no supone una seria amenaza para la especie, aunque puede suponer un riesgo considerable en algunas áreas periféricas donde las densidades poblacionales son muy bajas.

Bajo escenarios climáticos disponibles para el siglo XXI, los modelos proyectan contracciones en la distribución potencial actual en España peninsular entre un 99% y un 100% y el nivel de coincidencia entre la distribución observada y potencial se reduce hasta un rango de entre un 1% y un 3% en 2041-2070 (Araújo et al., 2011)2.

 

Medidas de conservación

Gestión cinegética

La caza del rebeco es un recurso gestionado por las administraciones con un régimen de aprovechamiento en el que se conjugan el interés social y los criterios de conservación (Quirós Fernández y Marcos Beltrán, 2009). Ver apartado de Estatus de conservación para más detalles.

El manejo coordinado de poblaciones por las administraciones de Navarra y Aragón ha permitido la recuperación del rebeco en su extremo occidental (Herrero et al., 2010)2.

En un análisis sobre el efecto de la actividad cinegética y la morfología de los cuernos del rebeco cantábrico, se comprobó que hay poca diferencia en el tamaño de los cuernos entre poblaciones cazadas y aquellas sometidas a protección; sin embargo, la apertura de los cuernos es mayor en las hembras de la población cazada y menor en los machos de la población cazada (Pérez-Barbería y Robles, 2009). Un análisis de rebecos cazados desde 1981 hasta 1987 en Cantabria en la antigua Reserva Nacional de Caza de Picos de Europa muestra una tendencia a la disminución de trofeos medallables obtenidos en sucesivas campañas (Serdio, 2009).

Realización de censos regulares

La realización de censos de población se extiende por dos décadas en la Cordillera Cantábrica (Pérez-Barbería et al., 2009). Se ha puesto de manifiesto la necesidad de un seguimiento coordinado de la condición poblacional (Pérez-Barbería, 2009).

Reintroducciones

Ver apartado de Distribución. El uso de modelos de distribución potencial permite planificar reintroducciones en zonas donde la especie ha desaparecido (García-Manteca et al., 2009).

Seguimiento sanitario

Se están realizando seguimientos de poblaciones para monitorear su estado sanitario. Ver apartado de Enfermedades y patógenos.

Áreas importantes

En España se han designado Zonas Importantes para los Mamíferos (ZIM) relacionadas entre otras especies con R. pyrenaica (Lozano et al., 2016)2.

 

Referencias

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Francisco Javier Pérez-Barbería
The Macaulay Institute, Craigiebuckler, Aberdeen AB15 8QH, Scotland, United Kingdom 

Ricardo García-González
Instituto Pirenaico de Ecología, CSIC, Apdo. Correos 64, 22700 Jaca 

Borja Palacios Alberti
Parque Nacional Picos de Europa, MIMARM, c/ Covadonga 43, 33550 Cangas de Onís, Asturias
 

  Fecha de publicación: 16-06-2004

Revisiones: 24-07-2008; 28-10-2010

Otras contribuciones: 2. Alfredo Salvador. 10-08-2017

Pérez-Barbería, F. J., García-González, R., Palacios, B. (2017). Rebeco – Rupicapra pyrenaica. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Barja, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/