Gato montés - Felis silvestris Schreber, 1777

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

Key words: Wildcat, activity, home range, behaviour.

 

Actividad

Con la técnica del radio-seguimiento se ha podido constatar que el gato montés es una especie generalmente crepuscular y nocturna (Sunquist y Sunquist, 2002; Urra, 2003), con un máximo de actividad a primeras horas de la noche, aunque tampoco es raro que se mueva de día en cualquier época del año (Artois, 1985; Liberek, 1999; Urra, 2003). De hecho, en invierno y con mal tiempo puede aprovechar las horas de luz para cazar, aunque si las condiciones son especialmente adversas los gatos monteses reducen mucho sus movimientos (Liberek, 1999), o permanecen completamente inactivos más de 24 horas (Corbett, 1979). En caso de fuertes nevadas, por ejemplo, pueden también refugiarse más en el interior de los bosques, donde la cubierta de nieve es menor que en campo abierto, o incluso migrar en áreas montañosas a zonas de menor altitud (Mermod y Liberek, 2002).

Con independencia de las condiciones atmosféricas, en Suiza la actividad diurna del gato montés aumentó también durante la primavera, y un ejemplar que habitaba una zona agrícola a baja altitud fue normalmente más diurno que los gatos que vivían en la montaña (Liberek, 1999). No obstante, es muy posible también que el comportamiento nocturno que se aprecia actualmente en general en el gato montés sea una consecuencia de la persecución y presión humana (Kitchener, 1995; Nowell y Jackson, 1996), de forma que en tiempos y lugares más tranquilos puede que fuera más diurno de lo que se muestra hoy.

 

Dominio vital

Existen pocos trabajos que estudien a fondo y con tamaño de muestra suficiente (pues la mayoría de los estudios se han realizado solamente con unos pocos individuos) el uso del espacio del gato montés, arrojando en general resultados muy variados. En Escocia el área residencial de los gatos adultos, machos y hembras, osciló alrededor de 175 hectáreas (Corbett, 1979), aunque otro trabajo posterior encontró valores más altos para los machos, llegando hasta las 459 ha (Daniels et al., 2001). En Francia un estudio calculó un intervalo de 185 a 900 ha (Artois, 1985), mientras otro posterior encontró igualmente valores algo superiores, de 220 a 1.270 ha , con una media de 573 ha (Stahl et al., 1988). En Hungría se obtuvieron valores parecidos, entre las 200 y 860 ha (Biró et al., 2004).

Pero existen registros más elevados aún, como en Alemania, donde se obtuvo un valor medio de 1.662 ha (Wittmer, 2001). Una hembra en el desértico Emirato de Sharjah (Emiratos Árabes Unidos), se movía anualmente por un área de hasta 5.121 ha (Phelan y Sliwa, 2005), siendo este uno de los mayores valores registrados para la especie. La media estacional para este individuo fue no obstante de 1.924 ha , mientras que para un macho fue de 2.865 ha, valores en general muy elevados respecto a los encontrados en Centroeuropa. El valor más alto encontrado aquí se recogió de hecho para dos machos que vivían en las montañas suizas, que se movían en áreas de 2.292 ha de media (Liberek, 1999).

En la Península Ibérica se han encontrado también valores elevados para el área residencial del gato montés. Urra (2003) calculó en Navarra áreas totales de 4.828 – 5.206 ha para los machos (media = 5.017; n = 2), y de 608 – 727 ha para las hembras (media = 667,5; n = 2), siendo estas (sobre todo en el caso de los machos) la cifras más altas encontradas en Europa hasta el momento.  

En la Serra da Malcata (Portugal), el dominio vital de seis hembras radio-marcadas tuvo un tamaño medio de 289 ha a lo largo del año. El tamaño medio del dominio vital de las hembras fue de 181 ha en primavera, 342 ha en verano y 309 ha en otoño – invierno (Sarmento et al., 2006).1 El tamaño medio del dominio vital en hábitats mediterráneos del sur de Portugal es de 2,28 km2 en hembras (n= 5) y 13,71 km2 en un macho (Monterroso et al., 2009)2.

De los resultados de los trabajos citados se desprende que el tamaño del área residencial del gato montés varía mucho de un individuo a otro, influyendo la edad y el sexo, varía también con las estaciones del año, y de una región a otra, dependiendo del hábitat y muy probablemente de la disponibilidad de presas (Kitchener, 1995). Sí parece que las áreas más utilizadas por los gatos monteses, esto es, las zonas de caza donde se encuentran las presas y los lugares de descanso, solapan muy poco entre individuos del mismo sexo y son defendidos activamente, especialmente en el caso de las hembras (Corbett, 1979; Liberek, 1999; Biró et al., 2004). Más allá de estas “áreas corazón” el solapamiento intrasexual de las áreas residenciales en el espacio puede ser mayor, solapando más en general las de los machos que las de las hembras, de tal manera que algunas zonas pueden ser utilizadas por varios ejemplares, pero siempre en momentos diferentes, sin que exista realmente un solapamiento temporal (Biró et al., 2004). 

 

Patrón social y comportamiento

Se ha pensado que la disponibilidad de presas podría condicionar la organización social de los gatos monteses. Corbett (1979) comprobó en el este de Escocia, donde la presa principal y abundante era el conejo, que los sexos mantenían territorios separados, sin solapamiento intersexual. Sin embargo, Stahl et al. (1988) en Francia, Liberek (1999) en Suiza, y Urra (2003) en Navarra, encontraron que el área residencial de los machos solapaba con el de varias hembras, en zonas donde la alimentación se basaba en roedores. Que el conejo, u otro tipo de presas, condicione la organización social de la especie es realmente una hipótesis interesante, pero con los datos disponibles hasta el momento no puede contrastarse. Es más, en un estudio realizado en el año 2000 en las estribaciones del Sistema Central, se encontró que un macho compartía el área de descanso con una hembra en un encinar montano con presencia de conejo (Lozano et al., datos no publicados), lo cual no parece apoyar la hipótesis. En general, parece que las hembras se distribuyen en el espacio tratando de asegurarse de forma exclusiva el acceso al alimento, mientras que los machos tratan de asegurarse el acceso a varias hembras regentando un territorio que solape con las áreas de aquellas (Urra, 2003).

Se ha registrado más marcaje con excrementos en zonas donde hay mayor abundancia de micromamíferos (Piñeiro y Barja, 2015)3

El gato montés es solitario la mayor parte del año, fuera de la época de celo, y se trata de una especie territorial que marca su territorio con señales olorosas y visuales (Stahl y Leger, 1992; Sunquist y Sunquist, 2002). Particularmente interesante es el hecho de que una de las formas más habituales de señalización, además de dejar marcas con las uñas y rociar con orina arbustos y otros elementos del medio, consiste en depositar excrementos a lo largo de caminos y senderos, sin enterrar y claramente expuestos, dentro de las zonas más utilizadas e importantes del territorio en vez de en las fronteras del mismo (Corbett, 1979; Barja y Bárcena, 2002b). Cuando un individuo residente percibe la existencia de intrusos en su territorio incrementa la vigilancia y el número de excrementos dejados como marcaje (Corbett, 1979).

Los niveles de metabolitos de cortisol como respuesta de estrés fisiológico medidos en excrementos no variaron en función de las características de hábitat, presencia de marta y zorro y abundancia de ratón de campo (A. sylvaticus) (Piñeiro et al., 2015)3.

Los gatos monteses eligen para depositar marcas fecales en plantas que tienen un diámetro mayor y son más visibles, maximizando su detección por otros individuos. En un estudio realizado en el noroeste ibérico se observó que algunas plantas (Brachypodium sylvaticum, Erica cinerea, Pterospartum tridentatum, Genista sp., Rubus sp., Halimium lasianthum) eran utilizadas en una mayor proporción de lo esperable al azar (Pineiro y barja, 2012)2. En un estudio realizado en cautividad eligió Juniperus communis entre un total de 16 especies de plantas para depositar marcas de orina (Ruiz-Olmo et al., 2013)2.

Este comportamiento de marcaje del gato montés a través de la deposición de excrementos permite detectar la presencia de la especie, y concretamente de individuos residentes (adultos) en una zona determinada, evitando además la posible confusión con el gato doméstico, ya que éste tiende a enterrar sus propias heces y a no defecar en los caminos (Corbett, 1979; Schauenberg, 1981; Lozano y Urra, 2014). Así, y especialmente en áreas de simpatría con gato montés, parece que sólo excepcionalmente puede llegar un gato doméstico a dejar excrementos sin enterrar y en un camino (Corbett, 1979), lo cual seguramente delataría su presencia y le resultaría peligroso.

El gato montés patrulla su territorio recorriendo entre 4 y 12 km cada día, dependiendo de los individuos y las estaciones del año (Stahl et al., 1988; Stahl y Leger, 1992). Si el territorio no es muy grande, como suele ser el caso de las hembras, puede ser recorrido en cada jornada; sin embargo, si el territorio es relativamente grande como habitualmente ocurre en el caso de los machos, estos se ven obligados a utilizar más de un día en visitar todos sus dominios. Mientras el gato montés patrulla, y como una de las técnicas de caza que el felino utiliza (Corbett, 1979; Stahl y Leger, 1992; Kitchener, 1995; Nowell y Jackson, 1996; Sunquist y Sunquist, 2002), va registrando cada rincón de su territorio, atento a la presencia de cualquier presa potencial que le salga al paso, avanzando muchas veces en zig-zag (como demuestran en determinados lugares las huellas en la nieve), y comenzando un rececho en el momento en que una presa es avistada. Entonces se acerca muy lentamente, sin hacer ruido, hasta estar lo suficientemente cerca como para avalanzarse sobre ella a gran velocidad (a esta técnica  de caza se la denominada a veces “estrategia móvil”). La otra técnica de caza es el acecho, esperando inmóvil el cazador agazapado en el suelo, entre los arbustos, o sobre la rama de un árbol, a que una presa desprevenida se ponga a su alcance (“estrategia estacionaria”; véase Corbett, 1979; Stahl y Leger, 1992).

Si la presa escapa en unos pocos metros se habrá salvado, pues el gato montés no la perseguirá largas distancias (Sunquist y Sunquist, 2002). Se ha calculado para presas de pequeño tamaño que los gatos monteses fallan, de media a lo largo del año, el 50% de los intentos de captura (Stahl y Leger, 1992). Si atrapa la presa, el gato montés le dará muerte normalmente con un mordisco en la nuca, y la devorará en el sitio si es pequeña o la llevará a un lugar tranquilo y resguardado si es relativamente grande (del tamaño de un conejo, por ejemplo). Si no consumen entera la presa, los gatos monteses pueden esconderla bajo la hojarasca, echando vegetación y tierra sobre ella, para volver más tarde a terminarla (Kitchener, 1995).     

 

Referencias

Artois, M. (1985). Utilisation de l´espace et du temps chez le renard (Vulpes vulpes) et le chat forestier (Felis silvestris) en Lorraine. Gibier Faune Sauvage, 3: 33-57.

Barja, I., Bárcena, F. (2002b). La función de las heces en la comunicación olfativa del Gato Montés. IX Congreso Nacional y VI Iberoamericano de Etología. Madrid, 61.

Biró, Z., Szemethy, L., Heltai, M. (2004). Home range sizes of wildcats (Felis silvestris) and feral domestic cats (Felis silvestris f. catus) in a hilly region of Hungary. Mammalian Biology, 69: 302-310.

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Daniels, M. J., Beaumont, M. A., Johnson, P. J., Balharry, D., Macdonald, D. W. y Barratt, E. (2001). Ecology and genetics of wild-living cats in the north-east of Scotland and the implications for the conservation of the wildcat. Journal of Applied Ecology, 38: 146-161.

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Jorge Lozano
Dpto. Matemáticas, Física Aplicada y Ciencias de la Naturaleza. ESCET
Universidad Rey Juan Carlos. C/ Tulipán s/n. 28933 Móstoles, Madrid

Fecha de publicación: 10-07-2007

Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 29-05-2008; 2. Alfredo Salvador. 21-11-2014; 3. Alfredo Salvador. 11-07-2017

Lozano, J. (2017). Gato montés – Felis silvestris. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Barja, I. (Ed.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/

 

 

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