Ruiseñor común - Luscinia megarhynchos (Brehm, 1831)

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Portada

 

Identificación

 

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Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

Key words: Nightingale, voice.

 

Voz

Lo que caracteriza a esta especie es su canto. Los machos emiten un melodioso sonido que hilvana diferentes estrofas. Suele comenzar con un suave piido que da paso a series de intensidad y frecuencia crecientes. Las series culminan con un conjunto de notas sonoras y armoniosas. Las repeticiones se producen en series, entre tres y ocho veces, y se van encadenando en un ascenso in crescendo para terminar con un cambio de nota o con un brusco chasquido o un gorjeo. Las notas se alternan y repiten en una sucesión de notas líquidas que se intercalan con otras más roncas y con otras aflautadas. El comienzo es más lento y suave y la conclusión se produce tras un crescendo vigoroso. Estas combinaciones, el tempo, el fraseo melódico y los variados efectos en el ritmo, aparte de la inclusión de ese crescendo, hacen que el canto sea de una composición extraordinariamente compleja (Boswald, 1983). Solo cantan los machos, con la finalidad de atraer a las hembras y de delimitar sus territorios, avisando de su presencia a otros machos rivales.

El sonido general podría vocalizarse de la siguiente manera: "chiu-chiu chiu-chiu" (en tono bajo) seguido por "chiir-chiir chiir-chiir" (más estridente), "chiir-ap chiir-ap chiir-ap"; tras estas notas se produce un descendente "tuit-tuit yag-yag-yag" y una parada, para seguir con un "güiu-güiu güiu-güiu char-char char-char güuit-güuit", continuar con "tii-riu tii-riu tiiriu chiu-rit chiu-rit" y variar a "uil-uil uil-uil grig-grig grig-grig", realizar un parón repentino y terminar con un "tuit-tuit-tuit" seguido de "yag-yag-yag" (Clare, 1998). No obstante, la variedad de los repertorios hace complicado establecer un patrón universal.

La variabilidad del canto del ruiseñor no tiene parangón entre las aves, de manera que su repertorio incluye una media de unas 200 estrofas (Todt, 1970) que constan, a su vez, de entre 600 y 1300 tipos de elementos (Todt, 1970, Hultsch, 1980). Cada ave posee un amplio repertorio, resultado de múltiples canciones individuales (Slater, 2000). Cada canto hace uso de una variedad de trinos, silbidos, chirridos, sonajeros, gorjeos y gritos aflautados, en tonos tanto ascendentes como descendentes, y cada uno de los cantos se diferencia en el orden y disposición de sus variaciones (Kunc et al., 2005). El canto es de una gran musicalidad, con una calidad tonal alta y una gran complejidad del fraseo. Sobresale el tono, que es siempre dulce y claro, lo que le confiere esa gran musicalidad (Boswald, 1983) y contribuye a la elaboración de una melodía muy armoniosa que, además, es rica y vigorosa. Aunque repita varias veces la misma secuencia, posee una amplia variación y cambia con frecuencia. El canto puede prolongarse durante bastante tiempo.

Las diferencias en el canto de los machos actúan como indicadores honestos de la calidad de los individuos y tienen importancia en la elección de pareja (Weiss et al., 2012). Estas diferencias son acusadas entre unos machos y otros, que pueden tener hasta 180 tipos de canciones diferentes. Los repertorios suelen ser más variados y complejos en los machos adultos que en los machos de un año (Kiefer et al., 2006) y las aves incrementan la complejidad de su canto de la primera temporada de cría a la siguiente (Kiefer et al., 2009). Existe un proceso selectivo en respuesta a los tipos de canciones locales, restringido y afectado por la genética y moldeado por la experiencia temprana (Hultsch y Todt, 1996). Algunas frases del canto son más exigentes y esos rasgos tienen valor predictivo para evaluar la edad o la calidad de las aves emisoras por parte de los posibles rivales o de las parejas que escuchan esas secuencias (Sprau et al., 2013).

Los ruiseñores aprenden el canto de otros congéneres, de forma que suelen flexibilizar el mismo y aumentar su variación cuando están cerca de otros machos cantores, de los que copian el repertorio. Esto suelen hacerlo tras varias noches de escucha e interacción (Diederich, 2005).

Aunque los machos adultos tienen un repertorio más variado que los machos de un año, ambos grupos presentan duraciones de las canciones y tiempos de respuesta similares (Kiefer et al., 2011). Pero los machos de segundo año coinciden mucho más en sus canciones que los machos de más edad. Los ruiseñores reducen el número de esas coincidencias y aumentan la tasa de superposición de canciones a partir de su segunda temporada de cría (Kiefer et al., 2011).

Los cantos en los que prevalecen los silbidos regulan la interacción macho-hembra y tienen especial importancia en la atracción de la pareja, mientras que las canciones  sin silbidos se dirigen con preferencia a la interacción entre machos y juegan un papel importante en la defensa del territorio (Diederich, 2005). La necesidad y la capacidad para interactuar entre machos cantores no depende del tamaño del repertorio sino de la flexibilidad de la interpretación secuencial de la canción (Diederich, 2005).

Las aves jóvenes tienen una gran capacidad de aprendizaje para el canto, de forma que aumentan sus repertorios y la complejidad de las canciones escuchando a los adultos (Kiefer et al., 2006). Aprenden de las aves adultas escuchando las secuencias vocales más complejas que integran las canciones. A su vez, las canciones condicionan el comportamiento de los individuos que escuchan, provocando respuestas a las combinaciones de tonos, ritmos y transiciones. Las transiciones suelen mostrar escaladas graduales y variaciones elegantes (Rothenberg et al., 2014).

Los machos adultos tienen una mayor complejidad de repertorios, así como de canciones en las que se incluyen silbidos, que son también más variados en los adultos y sirven para la atracción de las hembras. No obstante, la cantidad de silbidos suele ser similar en los jóvenes y en los adultos, siendo la variedad lo que diferencia ambos grupos de edad (Kiefer et al., 2006). La mayor variedad de silbidos en los machos adultos hace que las hembras se sientan más atraídas por ellos que por los machos de un año. Estos incrementan considerablemente su repertorio del primer al segundo año de vida, lo que favorece su posibilidad de emparejarse.

En cuanto a la intensidad, los ruiseñores son capaces de aumentar la fuerza de su canto en función del ruido ambiental y este hecho se ha demostrado tanto en aves cautivas (Brumm y Todt, 2002) como en aves en libertad (Brumm, 2004). Representan un excelente bioindicador del cambio ambiental en las ciudades. Con la contaminación acústica aumentan la frecuencia dominante. Los ruiseñores urbanos reducen su entropía espectral, el número de períodos de silencio entre canciones y el número y el tiempo de llamadas territoriales (trinos rápidos de banda ancha). Por otro lado, aumentan la frecuencia y la uniformidad de los cantos (Patón et al., 2014). La especie presenta una gran plasticidad acústica, en parte debido a que la comunicación queda enmascarada por el ruido de fondo de baja frecuencia en los ambientes urbanos y a que el número de machos es menor en estos medios, con lo que la variabilidad acústica disminuye (Patón et al., 2014).

El canto no solo se produce en primavera, durante la época reproductora. Los machos de ruiseñor común cantan también en sus zonas de invernada, al sur del Sáhara. En invierno los ruiseñores cantan con secuencias más desestructuradas de elementos no repetidos ni estereotipados y la variación entre individuos es muy alta. Sin embargo, en los lugares de reproducción muestran un catálogo más amplio de cantos tanto completos como parciales y tienden a realizar varias repeticiones inmediatas de las canciones (Kipper et al., 2016). No obstante, en la Península Ibérica el canto se escucha con menos frecuencia a partir de junio (De Juana y García, 2015).

Como curiosidad, el canto del ruiseñor ha captado la atención de múltiples poetas y escritores, que lo han asociado con el amor, la belleza, la melancolía o la explosión de la primavera (Addison, 2009). El valor estético de su melodía se ha reflejado en la literatura de múltiples países, desde Japón hasta la España y Portugal (Hatto, 1965). 

 

Referencias

Addison, C. (2009). "Darkling I listen": The nightingale song in and out of Poetry. Alternation, 16 (2): 1023-1757.

Boswald, J. (1983). The Language of Birds. Proceedings of the Royal Institution, 55: 249-303.

Brumm, H. (2004). The impact of environmental noise on song amplitude in a territorial bird. Journal of Animal Ecology, 73 (3): 434-440.

Brumm, H., Todt, D. (2002). Noise-dependent song amplitude regulation in a territorial songbird. Animal Behaviour, 63 (5): 891-897.

Clare, J. (1998). Poems of the Middle Period. Volume 3. The Midsummer Cushion. Oxford: Clarendon.

De Juana, E., García, E. (2015). The Birds of the Iberian Peninsula. Cristopher Helm. Londres. 

Diederich, B. (2005). Singing behaviour of vocally interacting male nightingales (Luscinia megarhynchos). Tesis Doctoral. Universidad de Berlín.

Hatto, A. T. (1965). Eos: An Enquiry in the Theme of Lovers' Meetings and Partings at Dawn in Poetry. London: Mouton.

Hultsch, H. (1980). Beziehungen zwischen Struktur, zeitlicher Variabilität und sozialem Einsatz des Gesanges der Nachtigall (Luscinia megarhynchos B.). Ph.D.dissertation. Freie Universität Berlin. Berlin. Germany.

Hultsch, H., Todt, D. (1996). Discontinuous and incremental processes in the song learning of birds: evidence for a primer effect. Journal of Comparative Physiology A, 179 (3): 291-299.

Kiefer, S., Spiess, A., Kipper, S., Mundry, R., Sommer, C., Hultsch, H., Todt, D. (2006). First-year Common Nightingales (Luscinia megarhynchos) have smaller song-type repertoire sizes than older males. Ethology, 112 (12): 1217-1224.

Kiefer, S., Scharff, C., Kipper, S. (2011). Does age matter in song bird vocal interactions? Results from interactive playback experiments. Frontiers in Zoology, 8 (1): 29-36.

Kipper, S., Sellar, P., Barlow, C. R. (2016). A comparison of the diurnal song of the Common Nightingale (Luscinia megarhynchos) between the non-breeding season in The Gambia, West Africa and the breeding season in Europe. Journal of Ornithology, 158 (1): 223-231.

Kunc, H. P., Amhrein, V., Naguib, M. (2005). Acoustic features of song categories and their possible implications for communication in the common nightingale (Luscinia megarhynchos). Behaviour, 142 (8): 1083-1097.

Patón, D., Jiménez, A., Hurtado, A. (2014), Sonometric variability of urban and wild Nightingales (Luscinia megarhynchos L.). In Nicchi, E. R. (Ed.) Noise pollution: Sources, effects on workplace productivity and health implications. Nova Publishers. 

Rothenberg, D., Roeske, T. C., Voss, H. U., Naguib, M., Tchernichovski, O. (2014). Investigation of musicality in birdsong. Hearing Research, 308: 71-83.

Slater, P. J. B. (2000). Birdsong repertoires: their origins and use. In Wallin, N. L., Merker, B., Brown, S. (Eds.): The origins of Music. Cambridge, Ms: The MIT Press.

Sprau, P., Roth, T., Amrhein, V., Naguib, M. (2013). The predictive value of trill preformence in a large repertoire songbird, the nightingale Luscinia megarhynchos. Journal of Avian Biology, 44 (6): 567-574.

Todt, D. (1970). Zur Ordnung im Gesang der Nachtingall (Luscinia megarhynchos). Verhandlungen der Deustchen Zoologischen Gesellschaft, 64: 249-252.

Weiss, M., Kiefer, A., Kipper, S. (2012). Buzzwords in Females' Ears? The Use of Buzz Songs in the Communication of Nightingales (Luscinia megarhynchos). PLoS ONE, 7(9): e45057. http://doi:10.1371/journal.pone.0045057

 

 

 

Alfonso Villarán
Grupo Ornitológico Horus
Calle Neguilla 4, 28011 Madrid

Fecha de publicación: 19-10-2021

Villarán, A. (2021). Ruiseñor común Luscinia megarhynchos. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. López, P., Martín, J., Tellería, J.L. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/