Buitre leonado - Gyps fulvus (Hablizl, 1783)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Keywords: Eurasian Griffon Vulture, foraging mode, diet.

 

Ecología trófica

Búsqueda de alimento

Las bajas necesidades tróficas de los buitres permiten reducir el metabolismo y prolongar el ayuno, lo que es ventajoso para localizar un alimento espacial y temporalmente impredecible como las carroñas (Donázar, 1993). 

La distancia media diaria de vuelo es de 160 km en Israel y de 141 km en Francia y la altura media sobre el suelo de vuelo es de 462 m en Israel y de 338 m en Francia (Harel et al., 2016). Durante vuelos a corta distancia (>300 km), utilizan menos las térmicas, baten las alas más y vuelan a menor altura del suelo que en vuelos de larga distancia (>300 km). Los individuos jóvenes utilizan menos las térmicas y aletean más. Los individuos reproductores vuelan a menor altura que los no reproductores (Harel et al., 2016).

La localización y la intensidad de las térmicas es variable y su aprovechamiento varía con la edad de los buitres. No hay diferencias de edad con bajas condiciones de viento pero con condiciones intermedias de viento los buitres experimentados (> 5 años) las utilizan mejor que los buitres con poca experiencia (<2 meses) (Harel et al., 2016).

Los buitres pueden ayunar durante dos o tres semanas (Elósegui, 1989). Según un estudio realizado en Israel, los buitres están más activos cuando están hambrientos. Vuelan distancias mayores y se mueven más lejos de los dormideros que cuando están saciados. Sin embargo, los buitres cambian su estrategia en función del número de días sin obtener alimento para evitar el riesgo de inanición. Los primeros días sin alimento incrementan las distancias diarias recorridas, los desplazamientos máximos y la altitud del vuelo, mientras que los siguientes días los disminuyen. Hay un cambio de estrategia de maximizar la obtención de alimento durante los primeros días a minimizar el gasto energético los días siguientes (Spiegel et al., 2013).

Generalmente se alimentan de día aunque hay registros ocasionales de actividad nocturna (Hernando, 1998; Camiña Cardenal, 2002). Los buitres tienen dependencia de las condiciones térmicas para el vuelo. En invierno las corrientes térmicas son menos frecuentes y por ello los buitres permanecen más en los dormideros, vuelan menos horas y deben batir más las alas para volar que en verano. El adelanto de la puesta puede estar relacionado con hacer coincidir las demandas energéticas de alimentar al pollo con el periodo de menor dificultad para el vuelo (Nathan et al., 2012).

En carroñeros sociales como el buitre leonado, se han propuesto varias hipótesis sobre la transferencia de información durante la búsqueda de carroñas. Según una hipótesis no social, los buitres solamente usan información individual durante la búsqueda. Según otra hipótesis, llamada refuerzo social, los buitres forman largas cadenas de buitres que siguen a otros que vuelan hacia las carroñas (Donázar, 1993). Por otro lado, una hipótesis local sugiere que los buitres son atraídos por aquellos buitres que hacen vuelos de cicleo sin ganar altura y descienden verticalmente hacia una carroña. Un estudio realizado en el NE de la Península Ibérica ha comprobado que el comportamiento y abundancia de buitre leonados y carroñas en un área de 10.000 km2 se ajusta a la hipótesis local (Cortés-Avizanda et al., 2014).

En Vizcaya se establecieron 24 sitios de alimentación experimental en un área de 10.614 km2 para analizar los movimientos de búsqueda de alimento de 241 buitres leonados marcados. Los adultos no se movieron al azar sobre toda el área sino que fueron observados en tres núcleos separados de alimentación. Una vez establecidos en las áreas de reproducción, los subadultos se comportaron igual que los adultos. Los resultados sugieren que las zonas de alimentación se restringen a zonas próximas a las áreas de reproducción (Zuberogotia et al., 2013).

Competición intraespecífica por el acceso a la carroña

El número de individuos que se reúnen en la carroña puede ser de más de 300 (Donázar, 1993). Puede observarse congregaciones cercanas al millar de aves, e incluso superiores en comederos de Segovia (Acha et al., 1998; Blanco, G., com. pers. 1).

Se ha sugerido que el hambre regula la jerarquía de acceso a la carroña que se forma entre los individuos que van llegando (Valverde, 1959; König, 1974; Terrasse y Terrasse, 1974). Sin embargo, observaciones realizadas sobre buitres anillados de edad conocida muestran que es la edad la que determina el acceso a las carroñas. El número de buitres presentes junto a la carroña se incrementa rápidamente antes de disminuir lentamente y se correlaciona con la cantidad de alimento disponible. El tamaño de grupo observado siempre es menor que el tamaño potencial que saciaría a todos los individuos. Los adultos viejos llegan antes y se marchan antes que los individuos más jóvenes y probablemente se benefician de un alimento de mayor calidad. Algunos viejos adultos son los primeros en comer. Debido a la impredecibilidad de las carroñas y de los costes de su localización, los buitres prefieren permanecer y competir antes que buscar otra carroña (Bosè et al., 2012).

Siempre se observan en las carroñas más adultos viejos que adultos jóvenes e inmaduros. En otoño se incrementa el número de juveniles en las carroñas, alcanzando el 11% (Bosè et al., 2012). Los buitres juveniles prefieren alimentarse en puntos de alimentación suplementaria situados lejos de las colonias de reproducción y en los que se depositan carroñas más irregularmente y en menor cantidad. En estos sitios los juveniles llegan antes que los adultos y en mayor proporción (Duriez et al., 2012).

Cuando el tamaño del grupo aumenta, la tasa de alimentación disminuye debido a competición por interferencia (Bosè y Sarrazin, 2007).

Dieta

El buitre leonado puede alimentarse de cadáveres abandonados por los depredadores, reses domésticas o salvajes muertas por enfermedad o accidente, animales muertos depositados en muladares, alimento robado a otras especies y animales muertos por los mismos buitres (Donázar, 1993).

En Andalucía se alimenta sobre todo de cabras (34,9%), ovejas (20,9%), asnos (11,6%) y vacas (7%). En menor proporción se alimentan de ciervos, caballos y perros. Ocasionalmente se observaron buitres alimentándose de gamos, dromedarios, zorros y liebres (Fernández, 1975b). En Sierra Morena predominan en la dieta cabras y ovejas (43,3%), seguido de ciervos (21,6%), équidos (7,5%), bóvidos (6%), suidos (5,2%) y aves (5,2%) (Hiraldo, 1977).

Esta dieta ha cambiado mucho. En la actualidad la ganadería extensiva se ha reducido mucho y los buitres ya no dependen tanto de ella (Blanco, G., com. pers.)1.

Los buitres leonados se benefician de la caza de ciervo y jabalí. Un estudio realizado en la Cordillera Cantábrica ha revelado un estrecho ajuste espacio temporal en el uso del área entre los buitres y las cacerías (Mateo-Tomás y Olea, 2010).

Ocasionalmente se alimenta de carroñas menores de 5 kg. Su dieta puede incluir también liebre (Fernández, 1977; Donázar, 1993) y conejo (González et al., 1984; Margalida, 1997). A partir del año 2000, la legislación de la Unión Europea limitó progresivamente el abandono de animales muertos. Como consecuencia, el buitre leonado amplió su nicho trófico, consumiendo un número significativo de conejos (Oryctolagus cuniculus) y basura (Donázar et al., 2010).

En lo que se refiere a la ingestión de invertebrados, un pollo vomitó tres pequeños caracoles (Fernández, 1977). Hay una observación de buitre leonado comiendo coleópteros en Andalucía (Beven, 1979).

Ocasionalmente devora animales atropellados en carreteras, como por ejemplo gato (Margalida, 1997) y perro (PMVC, 2003).

Camiña et al. (2002) observaron buitres leonados alimentándose de un buitre leonado que estaba muerto.

Se ha observado buitres leonados comiendo plantas (Fernández, 1998).

Se han observado buitres ingiriendo guijarros (Camiña Cardenal, 2002). Un pollo vomitó una piedra de 2,5 cm (Fernández, 1977). Un ejemplar tenía en el intestino algunos guijarros de 7 mm de diámetro (Palaus Soler, 1960).

Ave carroñera que solo de modo excepcional es capaz de comer animales muy debilitados y aún vivos (Donázar, 1997). Camiña Cardenal et al. (1995) observaron a buitres leonados devorando una oveja muy debilitada pero todavía viva. Un buitre leonado que había quedado atrapado en un ala por una roca desprendida en una ladera fue muerto y consumido por otros buitres leonados (Martínez de Lecea et al., 2011).

 

Referencias

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Alfredo Salvador
Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC)

Fecha de publicación: 1-09-2015

Revisiones: 30-03-2016; 7-12-2016

Otras contribuciones: 1. Guillermo Blanco. 1-04-2016

Salvador, A. (2016). Buitre leonado – Gyps fulvus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. B. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/