Tarro blanco - Tadorna tadorna (Linnaeus, 1758)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

 

Key words: Common shelduck, interactions, predators, parasites, pathogens.

 

Interacciones con otras especies

Durante el invierno los tarros comparten hábitat con otras especies típicas de los humedales que frecuentan, aunque ésta parece más bien una agregación pasiva, no existiendo especial cohesión con otras especies en actividades de alimentación, reposo o huída. Los episodios de agresividad hacia otras especies son muy escasos en esta época, en el sureste de España sólo una de las 73 interacciones agresivas registradas por Robledano (1986) se dirigió hacia otra especie, consistiendo el ataque de un miembro del bando invernal a una Gaviota de Audouin (Larus audouinii). En la época estival se incrementa el nivel de interacción, habiéndose registrado interacciones agresivas de tarro blanco hacia otras especies y viceversa. De un total de 257 interacciones agresivas estivales, 71 fueron interespecíficas. De ellas, la mayoría corrieron a cargo de algún miembro de las parejas reproductoras (64) y el resto de adultos no reproductores. El grueso de las primeras (60) tuvo lugar durante el periodo de cría de los pollos, y sólo 4 durante el de establecimiento de territorios e incubación. En su mayor parte se trataba de ataques (normalmente iniciados por el macho) hacia otras especies de aves cuando éstas se encontraban en las proximidades del grupo familiar, realizaran o no intentos de depredar sobre los pollos. Las especies objetivo de estos ataques fueron avocetas (Recurvirostra avosetta) y cigüeñuelas (Himantopus himantopus) -las dos únicas especies atacadas también por individuos no reproductores-, gaviotas reidoras (Larus ridibundus), somormujo lavanco (Podiceps cristatus), garza real (Ardea cinerea) y, especialmente, la gaviota patiamarilla (Larus michahellis), con un total de 28 interacciones. De ellas, únicamente las gaviotas y la garza real parecen capaces de capturar un pollo (pero veáse el caso citado en “Depredadores” de muerte de uno por un porrón moñudo Aythya fuligula). De hecho, las únicas especies de las que se registraron ataques hacia los pollos de tarro blanco fueron gaviotas patiamarillas (27 casos) y garza real (1 caso). Los tarros adultos son en cualquier caso capaces de defender con éxito a su prole, llegando ocasionalmente a matar al predador potencial (Carboneras y Kirwan, 2019). La defensa de los progenitores hacia estas especies se mostró muy efectiva en el sureste de España, especialmente en las Salinas de San Pedro del Pinatar, donde una pareja con pollos pequeños fue atacada alternativamente por las integrantes de un grupo de 50 gaviotas patiamarillas, de las cuales hasta 5 lo hacían simultáneamente. La enérgica defensa del macho, unida al denso agrupamiento de los pollos en torno a la hembra, hizo fracasar todos los intentos (Robledano, 1986).

Lebret (1976) describe ataques de avocetas con jóvenes, a parejas de tarros blancos en Holanda. El atacante casi siempre seleccionaba a la hembra, debido a su menor tamaño, y a que a diferencia de éstas los machos de tarro blanco normalmente no ceden al ataque, que se interpreta como un intento por parte de las avocetas de alejar a los tarros de su campo de visión sobre los jóvenes.

Al igual que otras aves acuáticas (Van Leeuwen et al., 2012), los tarros blancos podrían ser dispersantes de los propágulos y formas de resistencia de las especies de las que se alimentan, siendo un posible vector para las semillas de Salicornia (Green et al., 2016). Aunque este aspecto no ha sido estudiado en profundidad en España, la presencia de semillas en la dieta (véase “Ecología trófica”) sugiere que pueda tener alguna relevancia. Más probablemente, dado que los cistes de Artemia ingeridos por el tarro blanco son retenidos intactos en el tracto digestivo hasta 38 horas (MacDonald, 1980), podría ser uno de los principales vectores de dispersión de este género, incluyendo a la especie exótica A. franciscana (Amat y Green, 2005; Sánchez et al., 2012). En cuatro muestras fecales de tarro blanco recogidas en Doñana en primavera se encontraron semillas de Ruppia maritima, de las que dos contenían un total de 13 semillas no digeridas (Figuerola et al., 2002).

El tarro blanco participa en interacciones de parasitismo de puesta, tanto intra- como interespecíficas (Beauchamp, 1998). Las más frecuentes son las primeras, descritas en “Biología de la reproducción”. En cuanto al parasitismo interespecífico, el tarro blanco pone regularmente en nidos de serreta mediana (Mergus serrator), comportamiento que se interpretó como una adquisición reciente, ya que tras la eclosión las serretas conducen a sus pollos hacia aguas profundas donde los de tarro blanco perecen a menudo al no estar capacitados para alimentarse buceando a esas profundidades (Campbell y Lack, 2013).

Se ha citado la hibridación con varias especies de Tadorna, con el ganso del Nilo (Alopochen aegyptiaca), ánade real (Anas platyrhynchos) y eider (Somateria mollissima) en cautividad (Carboneras y Kirwan, 2019). El Ganso del Nilo, presente en la actualidad en número creciente en los mismos hábitats, por su carácter agresivo y territorial puede además competir con éxito con el tarro blanco por los lugares de nidificación (Mazurska y Solarz, 2016). En el sureste de España el tarro canelo (Tadorna ferruginea) ha sido incluido en la Lista de Especies Exóticas Invasoras prioritarias para la gestión en la cuenca del río Segura, por considerar que puede competir de forma directa por el alimento y lugares de nidificación con otras anátidas, y que su cercanía filogenética con el tarro blanco puede dar lugar a eventos de reproducción y, por tanto, hibridación (Torralva et al., 2019).

 

Estrategias antidepredatorias

Se resumen en los comportamientos de agresión preventiva y defensiva hacia intrusos (en áreas territoriales y de nidificación) y hacia éstos y posibles depredadores de pollos, en las áreas de cría), descritas en los apartados “Biología de la reproducción” e “Interacciones con otras especies”.

 

Depredadores

La mayor parte de la depredación de los pollos se debe a cuervos (Corvus corax), zorros (Vulpes vulpes), comadrejas (Mustela nivalis), págalos (Stercorarius sp.), gaviones (Larus marinus) y gaviotas argénteas (L. argentatus). Hay un registro de muerte de un joven por un porrón moñudo (Aythya fuligula). Sobre los adultos, se cita la depredación por perros, zorros, visones (Mustela vison) y halcones peregrinos (Falco peregrinus) (Patterson, 1982; Carboneras y Kirwan, 2019).

Se ha citado la destrucción de puestas por zorros y mustélidos, aunque como se ha indicado en el apartado “Éxito reproductivo”, ésta no es la principal causa de abandono del nido (Patterson, 1982), pudiendo las aves coexistir, cuando nidifican dentro de pilas de heno, con depredadores potenciales de huevos como erizos (Erinaceus europaeus) o comadrejas.

 

Parásitos y patógenos

Patterson (1982) menciona las enfermedades y patógenos como causas de mortalidad (tuberculosis aviar, infestaciones por trematodos y cestodos, botulismo). De 29 tarros blancos muertos en cautividad por enfermedad, las causas más comunes fueron la tuberculosis y aspergilosis, seguidas por la enteritis, insuficiencia renal y neumonía. De nueve juveniles muertos, tres lo fueron por enteritis y dos por infección del nemátodo Acuaria (Echinuria) uncinata (Hillgarth y Kear, 1979).

No aparece entre las especies afectadas por el episodio de mortalidad por cianobacterias (Microcystis aeruginosa) registrado en Doñana en 2004 (Lopez-Rodas et al., 2008). En cambio, hay episodios de mortalidad por botulismo que han llegado a afectarle, en humedales españoles interiores y del litoral (León-Quinto et al., 2004; Valverde et al., 2019). Entre las aves acuáticas afectadas por un brote de botulismo en el norte de Grecia, los tarros blancos se contaban por docenas (Birtsas et al., 2005). En estudios sobre su papel como reservorio y vía de dispersión del virus de la influenza aviar, se ha observado una prevalencia entre 0,6-6,5%, baja en relación a la media de los patos nadadores (Olsen et al., 2006; Munster et al., 2007). Puede también contribuir a la dispersión de la malaria aviar como hospedador de parásitos sanguíneos, habiéndose detectado infección por Haemoproteus (linaje Donana 10) en el 20% de una muestra (n= 5) de aves del Parque Nacional de Doñana (Ferraguti et al., 2013).

Entre los cestodos que los parasitan se cuentan especies cuyo hospedador intermedio es Artemia, una de sus fuentes principales de alimento. Una de ellas es Fimbriarioides tadornae, originalmente descrito en Kazakhstan y posteriormente registado en varias localidades del Mediterráneo occidental (Vasileva et al., 2009). Como ectoparásitos en Turquía se citan los malófagos (piojos)  del orden Phthiraptera Anaticola crassicornis y Trinoton sp. (Dik y Uslu, 2012), el primero de ellos ya citado en aves de la Península Ibérica por Castresana et al. (1999). Guiguen et al. (1987) citan la parasitación por el ácaro Ornithodoros maritimus (Ixodoidea), especie paleártica distribuida por el Mediterráneo occidental, costas atlánticas de las Islas Británicas y Francia, y citada en los mares Negro, Caspio y de Aral, de la que sorprendentemente se indica que evita a las aves costeras que anidan en huras o madrigueras (Guignen et al., 1989).

Entre los ectoparásitos se ha citado en España Anaticola crassiformis (Phthiraptera: Ischnocera) (Martín et al., 1979-1980).

 

Referencias

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Francisco Robledano Aymerich
Departamento de Ecología e Hidrología
Universidad de Murcia

 

Fecha de publicación: 30-03-2020

 

Robledano, F. (2020). Tarro blanco – Tadorna tadorna. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. López, P., Martín, J. Amat, J. A. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/