Mirlo común - Turdus merula Linnaeus, 1758

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Blackbird, description, measurements, body mass, sexual dimorphism, moult, variation, subspecies.

 

Nombres vernáculos

Español: Mirlo común. Alemán: Amsel. Catalán: Merla. Danés: Merel. Francés: Merle noire. Gallego: Merlo común. Inglés: Blackbird.  Italiano: Merlo nero. Portugués: Merlo-preto. Sueco: Koltrast. Vasco: Zozo arrunta (Peterson et al., 1982; Cramp, 1988; Clavell et al., 2005, Bernis 1995).

 

Identificación

Evidente dimorfismo sexual en plumaje (dicromatismo), apreciable en el campo. El macho negro, con pico y anillo ocular amarillos y la hembra parda con pico y anillo ocular poco contrastados. Los juveniles también son identificables en el campo (Svensson et al., 2001).

Zorzal de tamaño mediano a grande de alas redondeadas y cola larga, típicas de ave forestal. Envergadura de 34-38,5 cm. En Europa, 24-29 cm de longitud. Las razas del subcontinente Indio son menores, 24-25 cm, mientras que las del Himalaya y Extremo Oriente son mayores, 28-29 cm. Los machos son inconfundibles por su plumaje negro lustroso y el pico amarillo anaranjado brillante, anillo ocular prominente y patas oscuras. Las hembras son más apagadas y ostentan pardo oscuro en la cabeza, partes superiores, alas y cola, mientras que las partes inferiores son ligeramente pardo pálido con un tinte rojizo en el pecho y algún fino moteado o estriado oscuro. Los jóvenes son más pálidos que las hembras adultas y más intensamente punteados o rayados de naranja, rojo o castaño en las partes inferiores; las aves de primer invierno recuerdan a la hembra adulta (Clement y Hathway, 2000).

La coloración del pico de los machos durante la época de reproducción se correlaciona con la condición física, estado de salud, estrés, hidratación y estatus nutricional pero no con la carga parasitaria (López et al., 2011)1.

Más detalles sobre la identificación del mirlo pueden consultarse en SEO/BirdLife (2008) y en las siguientes páginas web: aquíaquí, aquí y aquí

           

Estructura

Ala bastante corta, ancha en la base. Diez primarias, la 10ª (externa) reducida. En la subespecie nominal la 7ª primaria es la mayor, pero en las poblaciones meridionales o más sedentarias suele ser la 6ª. Terciarias cortas. Cola bastante larga, de doce plumas, con la punta cuadrada. Pico corto, recto. Tarso y dedos bastante cortos, fuertes. Las primarias 5ª-8ª presentan emarginaciones en la banderola externa, mientras que las 7ª-9ª lo hacen en la interna  (Cramp, 1988).

 

Plumaje

Macho adulto: (Aparicio, 1995): inconfundible, casi negro, lustroso y sedoso, con pico y anillo ocular amarillo anaranjado (figura 1). Las cobertoras mayores son negras y las rémiges algo más claras. Pecho tenuemente moteado, solo apreciable con buena luz (Figura 1).

 

Figura 1. Macho adulto de dos años en junio, 7 EURING. Centro de España. (C) P. Pascual. Los detalles sobre el código EURING pueden consultarse en Clarabuch (2000).

 

Hembra adulta: plumaje pardo grisáceo o pardo oliváceo en conjunto, notoriamente más claro que el del macho. Partes superiores pardo uniforme, sin marcas. Cobertoras mayores grisáceas y rémiges algo más claras, como en el macho. En general presenta la garganta clara, finamente estriada de pardo. El color de fondo del pecho presenta gran variación individual, habitualmente entre el pardo rojizo y el pardo grisáceo, pero algunas lo presentan muy claro, siendo entonces el moteado muy evidente y pareciéndose a los zorzales, y otras muy oscuro, con el moteado casi imperceptible y semejante a los machos. En primavera tiene la placa incubatriz mucho más desarrollada que la del macho, pues éste no incuba. El pico normalmente es pardo con la base amarillenta, pero puede ser todo él pardo oscuro o amarillo, en este caso más pálido que el del macho. Anillo ocular amarillo pálido, poco conspicuo en el campo.

Macho joven: negruzco, con el pico oscuro hasta noviembre y ya amarillo desde enero. No obstante, los mirlos de Europa septentrional presentan el pico oscuro aún en primavera. Las partes inferiores presentan un moteado poco perceptible. La garganta suele ser blancuzca y estriada, como la de las hembras. El mejor criterio para diferenciarlos de los adultos es mediante el estado de muda, pues retienen las plumas de vuelo juveniles y un número variable de cobertoras mayores (figura 2. Nótese el límite de muda entre las cobertoras mayores más externas, juveniles y con las puntas parduscas, y las más internas, negruzcas y ya mudadas y, especialmente, entre las terciarias 8ª y 9ª postjuveniles y negruzcas y la 7ª retenida y pardusca, muy parecida a las rémiges secundarias sin mudar.) De cerca se aprecian sus rémiges primarias parduscas, pero en realidad es muy dificultoso diferenciar edades en el campo, a no ser que se capturen para anillamiento.

 

Figura 2. Ala de un macho joven en octubre, 3 EURING. Centro de España. (C) J. Herranz.

 

Hembra joven: muy similar a la adulta. El color del pico no es diagnóstico debido a la gran variabilidad individual, aunque muchas lo tengan totalmente oscuro (figura 3). Como en los machos, el mejor criterio para diferenciar edades es recurrir al estado de muda. En la práctica son indiferenciables en el campo de las hembras adultas, a no ser que se capturen para anillamiento.

 

Figura 3. Hembra joven en enero, 5 EURING. Centro de España. (C) P. Pascual.

 

Plumaje juvenil: profusamente moteados, tanto por arriba como por abajo, con fondo pardo rojizo. Garganta ante, estriada de pardo. Rectrices centrales más estrechas y puntiagudas que las de los adultos. Pico y anillo ocular pardo oscuro. Sexos indiferenciables en la práctica. A partir de julio sustituyen este plumaje por el de primer invierno, pareciéndose gradualmente a los adultos. Son claramente diferenciables de los adultos en el campo.

Pollo: Nacen desnudos y con los ojos cerrados. En la primera semana abren los ojos, están cubiertos de plumón grisáceo y apuntan los cañones de las alas. El pico es enteramente amarillo en los bordes, anaranjado en el resto y las comisuras son blancas. Carecen de puntos negros en la lengua. Hacia el 10º día están casi emplumados. Este plumaje es pardo oscuro moteado de pardo claro en el dorso. Hacia el 13er día abandonan el nido. Son colicortos y aún no vuelan.

Existen casos de albinismo parcial independientemente del sexo y la edad, más comunes en machos y en las plumas de vuelo, cabeza y dorso, así como de esquizocroismo no-eumelánico (Santos, 1981) que es la pérdida de pigmentos melánicos grises o negros y el predominio, por consiguiente, de los pigmentos carotenoides pardos o ante, mucho más claros.

Más ilustraciones pueden consultarse aquí, aquí y aquí.

 

Biometría

Las aves británicas y de las islas Azores presentan dimorfismo sexual en el tamaño (Cramp, 1988), estimado mediante el ala plegada, siendo los machos mayores. En España no se han efectuado estudios de este tipo, por ello se presentan los resultados obtenidos en una localidad mesomediterránea de la Sierra de Guadarrama (centro de España, datos propios inéditos) en las siguientes medidas, tomadas conforme a Svensson (1996): el ala plegada según sexos y edades por el método de la cuerda máxima (tabla 1) y, sin diferenciar sexos ni edades, la longitud de la 8ª primaria, la longitud del pico hasta el cráneo y la longitud del tarso por el método de los dedos doblados (tabla 2).

 

Tabla 1. Medidas alares (mm) obtenidas en el centro de España, según sexos y edades (datos propios inéditos). Se indica el número de ejemplares de cada categoría y la desviación típica.

 

Macho adulto

Macho joven

Hembra adulta

Hembra joven

Juveniles

Media

125,28

122,78

120,24

120,17

120,19

Desv. Típica

2,86

3,41

2,17

2,33

3,02

n

18

44

21

21

48

 

Tabla 2. Longitud de la 8ª primaria, pico hasta el cráneo y tarso (mm) obtenidas en el centro de España (datos propios inéditos). Se indica el número de ejemplares de cada categoría y la desviación típica.

 

8ª primaria

Longitud pico

Longitud tarso

Media

92,52

25,88

34,71

Desv. Típica

2,84

1,32

1,54

n

94

42

43

 

Noval (1975) establece un rango para el ala plegada de las aves ibéricas de 122,0-133,0 mm para los machos y de 120,0-128,0 mm para las hembras.

Zamora (1988) obtiene los siguientes datos biométricos de una muestra de 10 aves de la alta montaña del sureste de España: ala, 122,70 mm; cola, 101,25 mm; tarso, 33,66 mm; pico, 27,48 mm.

Tellería et al. (2001) obtienen las siguientes medidas biométricas de dos poblaciones de zonas altas del norte y centro de España (60 individuos) y de zonas bajas del sur pesinsular (18 ejemplares). Ala 125,47 mm y 122,94 mm, tarso 32,40 mm y 33,32 mm y cola 107,90 mm y 114,09 mm respectivamente.

Cramp (1988) establece un rango para el ala plegada de las aves del centro de España de 122,0-130,0 mm para los machos y de 112,0-124,0 mm para las hembras. El rango de la cola, sin diferenciar sexos, es de 100,0-115,0 mm. 12 machos de Mallorca midieron entre 116,0-126,0 mm, con un promedio de 119,8 mm. 5 hembras de Mallorca midieron entre 113,0-116,0 mm. Para las aves canarias el rango señalado es de 121,0-130,0 mm para los machos y de 115,0-124,0 mm para las hembras. Sin diferenciar sexos, el rango de la cola es de 94,0-110,0 mm.

En una muestra de 20 machos y 20 hembras vivos de Canarias la longitud del ala mide de media 26,3 mm en machos y 120,6 mm en hembras, la cola 106,4 mm en machos y 99 mm en hembras, la longitud del pico 26,7 mm en machos y 23,5 mm en hembras y el tarso 38,1 mm en machos y 32,9 mm en hembras (Garcia-del-Rey, 2015)1.

 

Masa corporal

Noval (1975) establece un rango de 72,0-123,0 g para las aves ibéricas. Tellería et al. (2001) obtienen un peso medio de 83,22 g (n = 58) en una población de meseta y de 86,36 g (n = 17) en una de llanura. En el noroeste de España, Fuentes (1990) obtiene una media de 89,00 g, mientras que en el sur de España se hallan unos pesos medios de 81,90 g en la alta montaña (Zamora, 1988) y de 68,40 g, notablemente bajos, en época postnupcial en Sierra Morena (Jordano, 1981a). En el centro de España (datos propios inéditos) se observan diferencias significativas estacionales en el peso medio (F2,141 = 5,511, p = 0,0050), obteniéndose los valores mínimos (84,10 g, n = 35) en la época de cría y los máximos (88,66 g, n = 43) en la invernada. Sin embargo, en la Cordillera Cantábrica occidental no se han hallado diferencias estacionales significativas (87,60 g de media, Guitián, 1985).           

En una muestra de 20 machos y 20 hembras vivos de Canarias, los machos tienen una masa corporal media de 81,7 g y las hembras 81 g (Garcia-del-Rey, 2015)1.

 

Osteología

Como otros zorzales del género Turdus presenta las siguientes características craneales (Moreno, 1987): a) El foramen orbitonasale doble. b) El processus zygomaticus, siempre mayor que el postorbitalis, aparece como una proyección dorsolateral del ala timpanica. c) La posición que ocupan los foramina venae occipitalis externae no es fija, aunque normalmente son posteriores al foramen magnum. d) El vómer se presenta con un par de cortas prolongaciones rostrales que se sitúan dorsalmente al processus maxillopalatinus. e) Es característica de los zorzales la presencia en la porción rostral del pterigoideo de un pequeño proceso situado caudalmente a la articulación palatino-pterigoidea. f) El cráneo presenta la región escamosal abombada.

En cuanto al esqueleto postcraneal cabe señalar (Moreno, 1987): a) La carencia en el esternón de cualquier foramen neumático. b) El húmero manifiesta una situación intermedia entre el tipo morfológico de dos fossae pneumaticae y el de una doble, ya que, si bien existe una comunicación parcial entre ambas, la barra medial está aún bien desarrollada. c) La spina lateralis del coracoides puede estar presente o ausente.

 

Variación geográfica y subespecies

Los trabajos basados en el concepto biológico de especie (Clement y Hathway, 2000), consideran al mirlo una “superespecie” con quince subespecies reconocidas divididas en tres grupos alopátricos, dos de ellos claramente segregados: el occidental, “merula” y el oriental, “mandarinus”, mayor y con diferencias en el hábitat, la morfología alar, la estructura de canto y el aspecto con respecto a los mirlos europeos. Además, también parece posible que se puedan diferenciar los mirlos de la India y Ceilán, “simillimus”, cuyo aspecto (presencia de capirote, pequeño tamaño) y hábitat son atípicos, y los del Himalaya, “maximus”, que además de un gran tamaño, presentan un aspecto diferente (carencia de anillo ocular, color del pico, etc.). Por ello parece probable que nuevas investigaciones basadas en hibridación de ADN consideren a las poblaciones de la India, Himalaya y Extremo Oriente como nuevas especies, Turdus simillimus, Turdus maximus y Turdus mandarinus respectivamente, reconocimiento ya otorgado a las dos primeras por algunas autoridades en la materia en base a diferencias en el aspecto general, tamaño, estructura, fórmula alar, canto y diseño de los huevos (Collar, 2005).

El área de distribución de las quince subespecies reconocidas del mirlo es la siguiente (Clement y Hathway, 2000): I) T. m. merula: casi toda Europa hasta los Urales y los 70º norte en Escandinavia. Introducido en Australia y Nueva Zelanda. II) T. m. azorensis: islas Azores. III) T. m. cabrerae: Madeira y las islas canarias de Gran Canaria, Tenerife, La Palma y El Hierro. IV) T. m. mauretanicus: noroeste de África. V) T. m. aterrimus: Europa suroriental y los Balcanes. VI) T. m. syriacus: Mediterráneo oriental y Oriente Medio. VII) T. m. intermedius: Rusia centro-oriental, Cáucaso y norte del Tíbet. VIII) T. m. maximus: Afganistán septentrional, Pakistán y Tíbet meridional. IX) T. m. mandarinus: centro-sur de China. X) T. m. sowerbyi: sureste de China. XI) T. m. nigropileus: noroeste de la India. XII) T. m. spencei: India oriental. XIII) T. m. simillimus: India occidental. XIV) T. m. bourdilloni: India suroccidental. XV) T. m. kinnisii: Ceilán.

Variación clinal en Europa, con disminución del tamaño hacia el sur, si bien los mirlos de montaña son mayores que los de los valles adyacentes. Las poblaciones del norte de la península Ibérica se incluyen en la subespecie Turdus merula merula, e incluye como sinónimo el taxón mallorcae Jordans 1950. En el centro y sur peninsular la coloración tiende a ser más oscura en los machos y más oscura y más gris en las hembras, características de Turdus merula mauritanicus Hartert 1902, presente en el norte de Africa (Cramp, 1988).

La morfología alar de las poblaciones más migradoras es diferente a la de las poblaciones más sedentarias, en el sentido de que las primeras presentan alas más puntiagudas y colas más cortas que las segundas. Se ha demostrado que en España ostentan alas más apuntadas y colas más cortas las aves de localidades altas y bajas (Tellería et al., 2001).

Los mirlos canarios (T. m. cabrerae Hartert 1901) son algo menores y sobre todo más oscuros, más evidente en las partes inferiores de las hembras. Éstas, además, presentan el pico amarillento y muy poco blanco en la garganta (Clement y Hathway, 2000). Las poblaciones de El Hierro y La Palma, descritas como T. m. agnetae Volsoe 1949, son todavía más oscuras (Cramp, 1988).

 

Muda

El mirlo se adscribe al tipo 2, que se caracteriza porque los adultos realizan una muda completa y los jóvenes sólo parcial en verano-otoño. Es la típica estrategia de los pájaros de invernada circunmediterránea como los zorzales y mirlos, los carboneros, los escribanos, las currucas, los jilgueros y verderones, etc. La muda de los adultos es postnupcial completa. Primarias descendentemente. Unos quince días tras la reproducción. De fin de junio a mediados de septiembre. Algunos individuos parecen realizar una muda prenupcial que solo incluye el plumaje corporal. La muda de los jóvenes es parcial, no afecta habitualmente ni a las plumas de vuelo ni a las cobertoras mayores más externas, claramente diferenciables por su textura y desgaste de las postjuveniles. De finales de julio a principios de octubre. La extensión de la muda postjuvenil está correlacionada entre las cobertoras mayores, la cobertora carpal, el álula, las terciarias y las rectrices. Como las cobertoras mayores se mudan centrífugamente, es decir, primero las internas, pueden servir para calibrar el proceso. La terciaria más interna (9ª) se muda cuando ya se han renovado las cuatro cobertoras mayores más internas. La 1ª pluma del álula y la cobertora carpal lo hacen cuando se han mudado cinco cobertoras mayores. Finalmente, las rectrices se mudan cuando se han renovado ocho cobertoras mayores (Jenni y Winkler, 1994).

Apenas hay datos de muda en España. Según datos obtenidos entre julio y octubre en el centro de España (n = 61, datos propios inéditos), la extensión de la muda postjuvenil también es muy variable, pues algunos jóvenes mudan todas las cobertoras mayores, el álula, la cobertora carpal, las tericiarias y las secundarias más internas, mientras que otros retienen las cobertoras mayores externas, el álula, las terciarias 7ª y 8ª y las secundarias internas.

La muda postjuvenil en Madrid es más amplia que lo detectado para poblaciones más septentrionales. De 33 aves examinadas, más del 90% mudaron las seis cobertoras mayores más internas, entre el 60-90% mudaron también las dos siguientes cobertoras y entre el 30-60% reemplazaron las dos cobertoras más externas. Asimismo, las dos terciarias más internas fueron mudadas entre el 30-60% de las veces, mientras que la terciaria más externa y las rectrices lo fueron entre el 10-30%. Por último, los mirlos jóvenes del centro peninsular mudaron con relativa frecuencia algunas secundarias (Ponce et al., 2008).

 

Referencias

Aparicio, R. J. (1995). Plumajes del mirlo. Apus, boletín del Centro de Migración de aves de la Sociedad Española de Ornitología, 5: 2-3.

Clarabuch, O. (2000). El estudio del ave en mano. Pp. 73-97. En: Pinilla, J. (Coord.). Manual para el anillamiento científico de aves. Sociedad Española de Ornitología / Bird Life y Dirección General de Conservación de la Naturaleza-Ministerio de Medio Ambiente. Madrid.

Clavell, J., Copete, J. L., Gutiérrez, R., De Juana, E., Lorenzo, J. A. (2005). Lista de las aves de España. http://www.seo.org. Sociedad Española de Ornitología / BirdLife. Madrid.

Clement, P., Hathway, R. (2000). Thrushes. Christopher Helm, Londres.

Collar, N. J. (2005). Family Turdidae (Thrushes). Pp. 514-807. En: Del Hoyo, J.; Elliott, A. y Christie, D.A. (Eds.). Handbook of the birds of the World. Volumen 10. Lynx Edicions. Barcelona.

Cramp, S. (Ed.). (1988). The birds of the western Paleartic. Volumen V. Oxford University Press, Oxford.

Fuentes, M. (1990). Relaciones entre pájaros y frutos en un matorral del norte de España: variación estacional y diferencias con otras áreas geográficas. Ardeola 37: 53-66.

Garcia-del-Rey, E. (2015). Birds of the Canary Islands. Sociedad Ornitologica Canaria, Barcelona. 924 pp.

Guitián, J. (1985). Datos sobre el régimen alimenticio de los paseriformes de un bosque montano de la Cordillera Cantábrica occidental. Ardeola, 32: 155-172.

Jenni, L., Winkler, R. (1994). Moult and ageing of european passerines. Academic Press, Londres.

Jordano, P. (1981a). Alimentación y relaciones tróficas entre los paseriformes en paso otoñal por una localidad de Andalucía central. Doñana, Acta Vertebrata, 8: 103-124.

López, G., Soriguer, R., Figuerola, J. (2011). Is bill colouration in wild male Blackbirds (Turdus merula) related to biochemistry parameters and parasitism? Journal of Ornithology, 152 (4): 965-973.

Moreno, E. (1987). Clave osteológica de los passeriformes ibéricos, III. Muscicapidae. Ardeola, 34: 243-273.

Noval, A. (1975). El libro de la fauna ibérica. Naranco, Oviedo.

Peterson, R., Mountfort, G., Hollom, P. A. D. (1982). Guía de campo de las aves de España y de Europa. 5ª ed. Omega, Barcelona.

Ponce, C, Calleja, J. A., Díaz, A. (2008). Comparación latitudinal de la muda postjuvenil del mirlo común (Turdus merula) y del ruiseñor común (Luscinia megarhynchos). Revista de Anillamiento, 21-22: 47-51.

Santos, T. (1981). Variantes de plumaje y malformaciones en Turdus spp. Ardeola, 28: 133-137.

SEO/BirdLife. (2008). La Enciclopedia de las aves de España. SEO/BirdLife-Fundación BBVA. Madrid-Bilbao. (http://www.enciclopediadelasaves.es).

Svensson, L. (1996). Guía de identificación de los passeriformes europeos. Sociedad Española de Ornitología, Madrid.

Svenson, L., Grant, P. J., Mullarney, K., Zetterström, D. (2001). Guía de aves. La guía de campo de aves de España y de Europa más completa. Omega, Barcelona.

Tellería, J. L., Pérez-Tris, J., Carbonell, R. (2001). Seasonal changes in abundance and flight-related morphology reveal different migration patterns in iberian forest Passerines. Ardeola, 48: 27-46.

 

Rafael J. Aparicio Santos
C/Juglares, 2C, 2ºA. 28032. Madrid

Fecha de publicación: 15-01-2008

Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 13-09-2016

Aparicio, R. J. (2016). Mirlo Común – Turdus merula. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. B. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/