Ruiseñor común - Luscinia megarhynchos (Brehm, 1831)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

Key words: Nightingale, description, size, variation, moult.

 

Descripción

Paseriforme de tamaño medio, con plumaje pardo por encima y blanco sucio por debajo, pecho y flancos ligeramente ocres. La zona inferior (garganta, pecho y vientre) presenta coloración más clara con plumas blanco amarillento (Cramp, 1988, Collar y Christie, 2020). Las alas son pardas, aunque ligeramente más pálidas que el dorso. Se trata de un ave con una figura estilizada y cola larga y ancha, con plumas de color rojizo. La especie presenta el típico pico fino de los insectívoros. La coloración del pico es oscura, con la base más pálida. Los ojos están rodeados por un anillo ocular fino y claro y, por encima, presentan una banda superciliar grisácea poco definida. El iris es de color pardo negruzco. Las patas son largas y de color marrón grisáceo (Collar y Christie, 2020). Los adultos, macho y hembra, son similares; no existe dimorfismo sexual en el plumaje, aunque los machos son ligeramente más grandes y tienen una mayor envergadura alar (Bermejo, 2004). Sin embargo, en la temporada de cría, el peso de las hembras puede ser ligeramente mayor debido al gasto metabólico que implica el canto de los machos y al desarrollo de los huevos previo a la puesta. Los jóvenes presentan plumaje críptico, pardo con motas oscuras y claras.

 

Tamaño

La longitud total es de unos 16-16,5 cm y la envergadura varía entre los 23 y los 26 cm. Los machos son ligeramente mayores que las hembras y los adultos más grandes que los jóvenes (Bermejo, 2004). Las medidas óseas (tarso) y las de las plumas (longitud alar) varían ligeramente entre sexos y edades. En carrizales del sur de Madrid se ha encontrado que, entre los adultos, la longitud alar varía ligeramente entre los machos (84,4 mm) y las hembras (82,8 mm). En el caso de los individuos jóvenes de segundo año sucede los mismo (machos 82,5 mm, hembras 80,9 mm) (Bermejo, 2004). Los tarsos son ligeramente más largos en los machos que en las hembras y no hay diferencias entre las aves jóvenes y las adultas (Bermejo, 2004). Sin embargo, los tarsos más largos corresponden a los machos que habitan en los bosques galería. En Salburúa (Álava) las medidas alares dieron una media de 83,9 mm, con diferencias entre los adultos (84,5 mm) y los jóvenes (83,8 mm). El peso medio fue de 20,45 gramos, con valores más altos para los jóvenes (20,68 g) que para los adultos (20,00 g) (Onrubia et al., 2003).

Las aves que nidifican en sotos de ribera, que es el hábitat óptimo para la especie, son ligeramente más grandes que las que lo hacen en los carrizales, que es un hábitat subóptimo (Bermejo, 2004). No existen diferencias morfológicas significativas entre las poblaciones más septentrionales y las más meridionales, pues se trata de poblaciones que realizan -todas ellas- una migración de larga distancia (Tellería et al., 2001).

En el centro de España las poblaciones de ruiseñor común han experimentado un descenso de su longitud alar con respecto al tamaño corporal en las últimas décadas, probablemente como consecuencia del deterioro de las condiciones ambientales durante la época de cría con una creciente sequía estival (Remacha et al., 2020). Este descenso en la longitud alar media podría responder a la selección a favor de una inversión reproductiva moderada en hábitats cada vez más secos.

En Hungría las aves que pasan en primavera tienden a tener las alas más largas que las aves que pasan en otoño (Csörgo et al., 2017), lo que parece relacionarse con un modelo de migración en lazo. Además, en Europa central, la proporción de aves con niveles altos de acumulación de grasa es mayor en primavera que en otoño (Csörgo et al., 2017). Las aves capturadas en Chipre muestran un tamaño mayor, con longitudes alares en torno a los 90 mm (Walton, 2011). La longitud alar aumenta de oeste a este del área de distribución de la especie, pero no aumenta con la distancia de migración (Hahn et al., 2016) y se relaciona con la fenología en los destinos de reproducción y más concretamente con la velocidad de reverdecimiento local en primavera. Las alas largas resultan beneficiosas para ajustar la velocidad de migración a las condiciones locales, especialmente para las aves que se reproducen en lugares con un rápido reverdecimiento primaveral (Hahn et al., 2016). Las poblaciones ibéricas presentan alas más cortas, pues este proceso, en la península, es el más temprano y lento del continente y va retardándose y haciéndose más rápido hacia el norte y el este.

 

Masa corporal

El peso medio de los ruiseñores durante la época de cría suele variar entre 19 y 20 g (Bermejo, 2004). Al tratarse de una especie migradora transahariana, la masa corporal varía en función de la época del año, alcanzando los valores máximos durante la migración, en los momentos previos a grandes desplazamientos. En sotos de ribera cercanos a la ciudad de Madrid se han encontrado diferencias en el peso durante la sedimentación en la migración postnupcial de hasta 10 g, lo que representa un 50 % del peso habitual, habiéndose capturado individuos con un peso de 30 g (Villarán obs. pers.). El peso medio obtenido en un bosque forestal periurbano del centro de España fue de 21,2 g con valores extremos de 16,7 g (durante la época de cría) y 30,0 g (durante el paso postnupcial).

Las aves locales acumulan grasa antes de comenzar su migración postnupcial. En una masa forestal cercana a la ciudad de Madrid un ejemplar capturado durante su etapa reproductora en el mes de junio pesó 18,73 g. Cuando se recapturó en septiembre de ese mismo año su peso había aumentado hasta 27,95 g, lo que supone un aumento del 49,2 % de su masa corporal en primavera. Un segundo caso, anillado a mediados de mayo, pesó 20,50 g y fue recapturado a finales de agosto con un peso de 27,29 g, lo que supone un incremento del 33,1 % de su masa corporal en primavera (Villarán obs. pers.).

Durante la migración los ruiseñores pueden acumular grasa de forma rápida, de manera que en apenas dos horas pueden incrementar un 5 % su masa corporal y en una semana de sedimentación ese aumento puede llegar a ser del 30 % (Villarán obs. pers.).

La condición física de las aves jóvenes suele ser peor que la de los adultos, tanto en los hábitats óptimos como en los subóptimos (Bermejo, 2004) y es mejor en los bosques galería que en los carrizales.

 

Variación geográfica

Se trata de una especie politípica que presenta tres subespecies reconocidas (Dickinson y Christidis, 2014, Collar y Christie, 2020). La subespecie nominal L. m. megarhynchos se reproduce en la mayoría de Europa occidental, meridional y central, así como en el norte de África. En el Cáucaso y en Oriente Medio se reproduce la subespecie L. m. africana, y en Asia, desde Turkmenistán hasta Mongolia, se reproduce la subespecie L. m. golzii (ex hafizi) (Grüll y Fracasso, 1997). La subespecie L. m. megaryhnchos es la de menor tamaño, mientras que la subespecie L. m. golzii es la que presenta un tamaño mayor, estableciéndose una correlación positiva con la longitud geográfica (Loskot, 1981).

 

Identificación frente a especies similares

El ruiseñor común es una especie de colores discretos que no destaca por su plumaje, por lo que podría confundirse con otras aves de tonalidades pardas. No obstante, su cola larga y ancha, de tono rojizo, ayuda a diferenciarlo de otras especies insectívoras de plumaje pardo como los carriceros (género Acrocephalus). Su mayor tamaño le diferencia del Cettia ruiseñor Cettia cetti especie que, además, tiene una lista superciliar pálida, es de plumaje más oscuro y tiene las alas y la cola redondeadas, con solo 10 plumas rectrices.

Se diferencia de los colirrojos (género Phoenicurus) en que el tono rojizo de la cola no es tan contrastado y en que el tamaño del ruiseñor común es ligeramente mayor. Además, no presenta dimorfismo sexual en el plumaje y el dorso de los colirrojos es más grisáceo (llegando a ser negro en el macho de colirrojo tizón, Phoenicurus ochruros). Las partes inferiores de los colirrojos nunca son claras como sucede con el ruiseñor (Svensson et al., 2001). Es mucho más difícil de diferenciar del ruiseñor ruso Luscinia luscinia, del que se distingue por un ligero mayor tamaño, por las características de las plumas de las alas, la coloración del plumaje (más grisáceo en Luscinia luscinia) y, sobre todo, el canto, más complejo y variado en Luscinia megarhynchos (Svensson, 1996).

Los pollos volantones, hasta su primera muda postjuvenil, podrían confundirse con los de los petirrojos europeos (Erithacus rubecula), pero se diferencian bien por el color de la cola, siempre con un tono rojizo.

 

Muda

Las poblaciones europeas manifiestan una estrategia de muda que implica una muda postreproductiva completa en adultos y una muda postjuvenil parcial. La muda postjuvenil incluye las plumas corporales, las coberteras pequeñas y medianas, así como las grandes coberteras más internas (entre tres y nueve). Algunos ejemplares extienden la muda a todas las grandes coberteras y a algunas plumas terciarias e incluso a la cobertera carpal y a la pluma más pequeña del álula (Ginn y Melville, 1983, Jenni y Winkler, 1994). Tras la muda postjuvenil, los ruiseñores de primer año pueden ofrecer un contraste entre las coberteras mayores mudadas y las no mudadas, que todavía es visible en la primavera y el verano de su segundo año. Hay diferencias individuales en el tiempo del desarrollo de la muda relacionadas con la fecha de eclosión (Magnani, 2004).

La muda de las aves ibéricas adultas se ajusta al patrón general descrito por Jenni y Winkler (1994) para las aves del norte de Europa. Este hecho está relacionado con la duración del período reproductor y las restricciones que impone el inicio de la migración (Ponce et al., 2008), puesto que las aves que llegan antes a la Península Ibérica son aves norteñas, que siguen su viaje hasta las zonas de cría. Las aves ibéricas llegan más tarde y disponen de un período de similar duración para completar la reproducción antes del período migratorio y, por tanto, para completar la muda. Los ruiseñores ibéricos abandonan su zona de cría antes de que lleguen las aves procedentes del norte.

La muda se desarrolla en las zonas de cría, antes de que comience la migración postnupcial (Cramp, 1988, Jenni y Winkler, 1994). Las aves completan la muda entre finales de julio y primeros de septiembre (Blasco-Zumeta y Heinze, 2020) y, al menos una parte, tanto de los adultos como de los jóvenes, realiza la muda -postnupcial o postjuvenil- en los lugares en los que se lleva a cabo la reproducción (Bermejo, 2004). El proceso tiene que estar completado antes de la partida para comenzar el retorno hacia sus zonas de invernada (Cramp, 1988, Svensson, 1996, Jenni y Winkler, 1994) para que la migración se lleve a cabo con éxito.

En un estudio realizado en el centro de España, la muda, en el 90 % de los casos analizados, abarcó las tres coberteras mayores más internas. La proporción disminuyó progresivamente hacia las coberteras más externas, que solo se mudaron en un porcentaje inferior al 10 % de los individuos (Ponce et al., 2008). Las plumas del álula, la cobertera carpal, las terciarias y las rectrices presentaron también porcentajes de muda bajos, inferiores al 10% (Ponce et al., 2008). En un estudio realizado en Italia, un 15% de las aves jóvenes presentaron reemplazamiento de todas las coberteras mayores (Magnani, 2004).

En general, las aves del centro peninsular mudan plumas más externas que las del centro y norte de Europa (Jenni y Winkler, 1994), salvo en el caso de las plumas de la cola (Ponce et al., 2008).

La duración de la muda suele abarcar en torno a 45 días y está condicionada por el carácter migratorio de la especie y por su masa corporal (De la Hera et al., 2009). Las fases de reproducción, muda y migración están sincronizadas, de manera que deben realizarse en un breve período de tiempo (Bermejo, 2004). La muda suele comenzar solo unos 40 días después de la puesta del primer huevo para que el ciclo se pueda completar sin problemas (Morgan, 2009).

 

Referencias

Bermejo, A. (2004). Migratología, estructura y dinámica poblacional de paseriformes asociados a vegetación de ribera. Tesis Doctoral. Universidad Autónoma de Madrid.

Blasco-Zumeta, J., Heinze, G. M. (2020). Atlas de identificación de las aves de Aragón. Ed. Tundra.

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Hahn, S., Korner-Nievergelt, F., Emmenegger, T., Amrhein, V., Csörgo, T., Gursoy, A., Ilieva, M., Kverek, P., Pérez-Tris, J., Pirrello, S., Zehtindjiev, P., Salewski, V. (2016). Longer wings for faster springs – wing length relates to spring phenology in a long-distance migrant across its range. Ecology and Evolution, 6 (1): 68-77.

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Alfonso Villarán
Grupo Ornitológico Horus
Calle Neguilla 4, 28011 Madrid

Fecha de publicación: 19-10-2021

Villarán, A. (2021). Ruiseñor común Luscinia megarhynchos. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. López, P., Martín, J., Tellería, J.L. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/