Elanio común - Elanus caeruleus (Desfontaines, 1789)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Black-shouldered kite, description, size, variation, moult.

 

Taxonomía

Descrito inicialmente como Falco caeruleus (Desfontaines, 1789, Argel), posteriormente fue incluido en el nuevo género Elanus. Tradicionalmente se ha considerado como un grupo de especies con E. leucuros (Ámerica) y E. axillaris (Australia), e incluso como una sola especie casi cosmopolita. Sin embargo, existen entre ellas diferencias suficientemente significativas en talla (incluida la longitud de la cola), patrones de plumaje bajo las alas y algunos aspectos de comportamiento (Ferguson-Lees y Christie, 2001).

 

Nombre común

Castellano: conocido anteriormente únicamente como elanio o como elanio azul, Bernis et al. (1994), propusieron el cambio del nombre por el de elanio común ya que el epíteto “no responde a la coloración real de la especie”. Aunque se sigue utilizando de manera minoritaria elanio azul, el cambio propuesto ha arraigado y se ha venido manteniendo en las listas de aves de España (Rouco et al., 2019) y otras publicaciones. En pueblos de Segovia se le conoce como “rapiña blanca” (Marchamalo, 2005).

No hay nombres anteriores al siglo XVII. A partir de entonces, aparece citado como cabeçalvos o cabisaluas por el portugués Fernández Ferreira y como dardabasíes por el castellano Martínez de Espinar (Marchamalo, 2005).

Catalán: Esparver d'espatlles negres; Gallego: Lagarteiro cincento, Vasco: Elano urdina (Clavell et al., 2005).

Inglés: Black-shouldered Kite (Black-winged kite); Portugués: Peneireiro-cinzento; Francés: Élanion blac (Lepage, 2015; Kemp et al., 2019).

 

Nombre científico

El género viene del griego antiguo elanus (ἔλανος) que se cree hacía referencia a una especie de milano (Bernis, 1994; Marchamalo, 2005). El nombre específico caeruleus hace referencia en latín a azul (Jobling, 2018).

 

Descripción

Rapaz de pequeño tamaño y de aspecto general gris claro o incluso blanco. Cabeza blanca, proporcionalmente grande con respecto al cuerpo, en la que destacan los ojos de color rojo intenso con el entorno negro (lo que le da un aspecto de máscara facial), y situados en un plano más frontal que la mayoría de las rapaces diurnas; pico negro con cera amarilla y boca grande con la mandíbula inferior que rebasa la superior. Partes superiores del cuerpo gris ceniza e inferiores completamente blancas. Alas triangulares, anchas pero puntiagudas, con primarias y secundarias gris azulado con las puntas más negras en la parte superior, y en la inferior primarias grises pizarra y secundarias blancas, carácter distintivo de la subespecie presente en la península ibérica (Figura 1); cobertoras medianas y pequeñas prácticamente negras, lo que genera hombros oscuros o banda alar oscura en vuelo como único rasgo del plumaje destacable y visible en todas las posiciones. Cola corta y cuadrada con todas las plumas blancas a excepción de las dos rectrices centrales que son grises (Figura 2). Patas amarillas cortas y robustas, cubiertas por plumas hasta el tarso, con uñas negras afiladas y curvas.

Figura 1. Ejemplar macho adulto de 3 años, capturado en la provincia de Badajoz, en junio de 2008. © Domingo Rivera.

Figura 2. Ejemplar macho adulto capturado en Badajoz, en agosto de 2013. © Domingo Rivera

 

Convergencia adaptativa: búhos y elanios

Morfológicamente presentan similitudes con los búhos, tales como plumas de vuelo con bárbulas aterciopeladas, zigodactilia, ojos grandes y frontales, largas cerdas peribucales, y tarsos gruesos y cortos. Estas y otras características pueden ser el resultado de convergencia evolutiva o de ascendencia común según Negro et al. (2006). Estos autores estudian al menos seis características que apuntan en esta dirección:

  • La estructura aterciopelada del borde de las primarias y secundarias a modo de peine es una adaptación para el vuelo silencioso (Figura 3), al igual que sucede en los chotacabras (Caprimulgiformes).
  • A diferencia de los otros Falconiformes, excepto el águila pescadora (Pandion haliaetus), son zigodáctilos, es decir, con el dedo externo reversible (Figura 4).
  • Vibrisas largas alrededor del pico y ojos desproporcionadamente grandes colocados frontalmente (Figuras 5 y 6) (Ferguson-Lees y Christie, 2001).
  • Las egagrópilas (Figura 7) son semejantes en forma a las de los búhos, son igual de compactas y contienen algunos huesos sin digerir, lo que indica una baja acidez estomacal (Duncan, 2003).
  • Suelen ingerir enteros los micromamíferos, lo que se ve facilitado por su gran abertura bucal, aunque las presas mayores son despedazadas (Figura 8).
  • El Elanus scriptus, que es la especie más nocturna del género, tiene las aperturas auditivas situadas de manera asimétrica (Burton, 1989), lo que ayuda a esta especie en la localización de sus presas. Dicho carácter es típico de gran parte de las rapaces nocturnas (Strigiformes) (Norberg, 1978; Taylor, 1994).
  • Por último, también destacan en los elanios comunes sus tarsos cortos y robustos y sus poderosas garras provistas de uñas curvas y afiladas, similares a las rapaces nocturnas. Estudios basados en distintos marcadores moleculares indican que los elanios son un grupo basal de la familia Accipitridae que hasta hace poco han estado mal clasificados entre los milanos, y que sus similitudes ecomorfológicas con los búhos serían, por tanto, el resultado de convergencia evolutiva por ocupar nichos ecológicos similares (Negro et al., 2006). 

Figura 3. Detalle del borde de varias plumas primarias donde podemos observar su estructura aterciopelada. Fuente: Negro et al. (2006).

Figura 4. Patas de un pollo de unos 27 días de edad donde podemos observar los dedos externos dispuesto hacia atrás. © Domingo Rivera.

Figura 5. Juvenil de aproximadamente 4 meses y medio de edad, capturado en Badajoz, donde se pueden observar sus grandes ojos colocados frontalmente. © Domingo Rivera.

Figura 6. Ejemplar adulto hembra capturado en Badajoz, en el que se observan sus largas cerdas peribucales alrededor del ojo y del pico. © Domingo Rivera.

 

Figura 7. Más de un centenar de egagrópilas recolectadas en un dormidero comunal de invierno en la provincia de Badajoz. © Domingo Rivera.

Figura 8. Detalle de la enorme boca que facilita poder tragarse entera gran parte de sus presas. © Domingo Rivera.

 

Tamaño y masa corporal

El rango de longitud se encuentra entre 30 y 37 cm, y la envergadura entre 71 y 92 cm. Las medidas de la subespecie nominal son: ala ♂ 249-292 mm ♀ 258-297 mm; cola ♂ 108-136 mm ♀ 108-135 mm; tarso ♂♀ 30-38 mm; masa corporal ♂ 197-277 g ♀ 219-343 g (Ferguson-Lees y Christie, 2001).

Clark y Banks (1992) recopilan diferentes estudios biométricos. Para una muestra de hasta 32 individuos de África y Europa señalan las siguientes medidas: ala ♂ 249-292 mm ♀ 258-297 mm; cola ♂ 108-136 mm ♀ 108-127 mm; culmen (pico cera) ♂ 15,8-17,9 mm ♀ 15,9-18,2 mm. Por otra parte, para una muestra de siete ejemplares únicamente procedentes de África señalan: ala 248-272 mm; cola 116-127 mm; culmen (pico cera) 15,2-17,0 mm. Todas las medidas corresponden a la subespecie nominal, son similares a las de la subespecie vociferus, y en todo caso menores que las de los ejemplares procedentes de la subespecie Sumatra y Java (hypoleucus).

En una muestra de hasta 48 especímenes adultos de la población de Badajoz, se han obtenido los resultados de la Tabla 1 (datos propios no publicados), dentro de los rangos que se presentan en Ferguson-Lees y Christie (2001) y Clark y Banks (1992) en la mayoría de los casos. Se observa una diferencia muy significativa entre el peso de machos y hembras, siendo estas más pesadas, y en medidas como el pico y el tarso, mayores en el caso de las hembras. No obstante, no hay diferencias significativas en las medidas corporales más representativas como la cola, el ala y la octava primaria.

 

Tabla 1. Biometría del elanio común según sexo en ejemplares de la provincia de Badajoz. N = tamaño de la muestra; se proporcionan los resultados del test de la t de Student comparando las medidas biométricas de machos y hembras (el asterisco indica que la diferencias son estadísticamente significativas, p<0,05).

Parámetro corporal

Sexo

n

Media

Error estándar

Rango

t

p

Peso (g)

31

248,52

3,35

208

285

2,946

0,005*

17

264,71

4,22

233

302

8ª primaria (mm)

11

195,64

1,8

180

202

-0,639

0,533

6

193

4,61

175

203

Cola (mm)

19

115,68

0,71

111

121

0,778

0,443

12

117,25

2,29

99

133

Ala (mm)

29

261,86

1,23

250

273

0,538

0,593

18

262,89

1,4

251

273

Pico culmen (mm)

23

20,53

0,22

18,8

22,94

2,024

0,051

13

21,26

0,29

18,8

22,38

Pico cera (mm)

23

16,62

0,14

15,2

17,7

2,174

0,037*

12

17,12

0,18

16,08

18,26

Tarso (mm)

26

34,62

0,47

29,98

39,05

2,378

0,022*

17

36,47

0,65

31,52

41,8

La relación ala/cola de los ejemplares de Badajoz está en un rango de 1,98-2,62 (n = 30), más amplio que los señalados por Clark y Banks (1992) para ejemplares de la subespecie nominal tanto en África como en Asia (2,05-2,28).

 

Diformismo sexual

Sexos similares, no siendo posible diferenciarlos por el plumaje; con ligeras diferencias de tamaño, con hembras solo un 3 % mayores y un 19 % más pesadas (Kemp et al., 2019), y con pico y tarso también mayores en las hembras (véase apartado “Tamaño y masa corporal”).

 

Variación geográfica

La subespecie presente en Europa (península ibérica y suroeste de Francia) es la nominal, E. c. caeruleus, distribuida además por la mayor parte de África, de donde proceden las poblaciones europeas, y el suroeste de Arabia.

Además, normalmente se reconocen otras tres subespecies (Kemp et al., 2019):

  • E. c. vociferus (Latham, 1790): Pakistán y la mayoría del subcontinente indio, este y sur de China, Indochina y península malaya. Esta raza ha colonizado Israel, Jordania y posiblemente zonas más alejadas al este (Iraq, Irán, y noreste y este de la península arábiga). En ocasiones incluida en la nominal. La parte inferior de las primarias es más oscuras que en caeruleus y el tono sombrío se extiende hasta las secundarias que son gris ahumado con las puntas blancas, dejando un borde posterior del ala netamente más pálido que no se nota en la nominal, en la que la pigmentación oscura se limita a las primarias, y las secundarias son completamente pálidas (Forsman, 2016).
  • E. c. hypoleucos (Gouls, 1859): Filipinas, islas mayores de la Sonda, Sulawesi, Kalao y oeste y centro de las islas menores de la Sonda. Ha sido considerada en ocasiones como una especie separada. Algo mayor que la especie nominal y con la cola más larga; el blanco de la frente más ancho, y lados del pecho y flancos blancos en lugar de gris pálido casi blanco, la parte inferior de las primarias más pálidas y grises, o incluso blanquecinas (negruzcas en la nominal), coberteras primarias a veces con manchas grises en las puntas más oscuras y mayores (Ferguson-Lees y Christie, 2001).
  • E. c. wahiensis (Mayr y Gilliard, 1954) – Áreas bajas de Nueva Guinea. A veces incluida en hypolecus, pero algo menor de media, con gris sucio en los lados del pecho y parte inferior de las primarias más negras, asemejándose a la subespecie nominal (Ferguson-Lees y Christie, 2001).

Además, se han propuesto las subespecies sumatranus (Sumatra) e intermedius (Java), dudosamente separables de hypoleucus.

Ferguson-Lees y Christie (2001) solo reconocen tres subespecies incluyendo vociferus en la nominal, además de sumatranus e intermedius en hypoleucos.

 

Pollos

Los pollos al nacer (Figura 9) presentan un plumón corto de color beige (excepcionalmente gris) con la piel rosada aún visible, ojos marrón oscuro, pico negro, paladar rojo, comisuras amarillas, patas rosadas y uñas negras. A partir de su segunda semana de vida, el plumón se va tornando a marrón grisáceo y van apareciendo los primeros cañones, especialmente en el dorso. La parte inferior se muestra prácticamente desnuda de plumas, las rectrices comienzan a manifestarse en esta fase de su vida (Figura 10). A lo largo de la tercera semana de permanencia en el nido, los pollos comienzan a revestirse de plumas, manteniendo plumón patente en hombros, obispillo y cabeza. Las plumas del dorso muestran tono marrón grisáceo con borde extremo parduzco casi blanco, mientras que las rectrices son grises (Figura 11) y el pecho teñido de rojizo (Figura 12). Este color rojizo es provocado, entre otros, por pigmentos tipo porfinina que solo están presentes en esta edad, ya que más tarde se fotodegradan, lo que sugiere una finalidad de camuflaje durante el periodo más vulnerable de permanencia en el nido (Negro et al., 2009).

Es al final de la cuarta semana cuando los pollos ya están completamente emplumados (Figura 13), acentuándose las tonalidades rojizas del pecho y el parduzco de cabeza y manto. Destaca el color negro característico de los hombros, menos pronunciado que en los adultos. El dorso es marrón grisáceo y presenta un aspecto escamoso, producido por los bordes extremos claros de las escapulares y supracoberteras. Las plumas de vuelo son grises con puntas blancas, no presenta antifaz, las patas son amarillentas cubiertas de plumas en tibia y tarso, con uñas negras e iris castaño (Aguilar et al., 1980). Los primeros vuelos se producen al final de la quinta semana, en torno a los 33-35 días de vida, cuando los elanios ya han desarrollado totalmente su plumaje (Figura 14).

Figura 9. Plumón de 3 pollos de elanio de tan solo algunos días de vida © Domingo Rivera.

Figura 10. Durante la segunda semana comienzan a aparecer progresivamente los primeros cañones, como puede verse en estos 4 pollos de unos 11, 9, 7 y 6 días, de izquierda a derecha. Es apreciable el desfase de tamaño entre los diferentes pollos © Domingo Rivera.

Figura 11. Cuatro pollos de 22, 21, 20 y 19 días, de izquierda a derecha. © Domingo Rivera.

Figura 12. Pollo de 21 días de vida donde se aprecia el pecho teñido de rojizo © Domingo Rivera.

Figura 13. Pollo de 28 días de edad, que aparece completamente emplumado. © Domingo Rivera.

Figura 14. Pollo de 33 días de edad. Destacan sus característicos hombros negros y dorso escamoso © Domingo Rivera.

 

Juveniles

Con respecto a los adultos, los juveniles tienen una apariencia general más parduzca, con aspecto escamado en el dorso, píleo con pintas blancas, y pecho y flancos desteñidos de amarillento o grisáceo. Ojos de marrón oscuro a ámbar (Figura 15). Comienzan la muda unos 5 meses después de volar (Cramp y Simmons, 1980).

Figura 15. Ejemplar juvenil de cinco meses de edad ingresado en el centro de recuperación de fauna silvestre Los Hornos de la Junta de Extremadura © Domingo Rivera.

 

Periodo de muda

Los adultos hacen una muda postnupcial completa cada año, pero la fenología de la muda varía individualmente según la fenología de cría (Herremans, 2000). De los ejemplares adultos capturados en dormideros invernales en Extremadura, la mayoría terminaron la muda a lo largo del mes de diciembre o primeros de enero. El 75 % de los ejemplares examinados (n = 15) tenían todas sus rémiges y rectrices mudadas. El 25 % restante tenía en crecimiento o sin mudar una (P10) o dos primarias (P10-P9) y de dos a cuatro secundarias, que incluían S3-S4 y alguna de S8-S10.

La muda postjuvenil es generalmente completa, si bien algunos ejemplares de nidadas tardías pueden retener algunas primarias juveniles externas. En Extremadura, se analizaron 13 ejemplares capturados en dormideros invernales y tan solo cuatro ejemplares tenían mudadas todas sus rémiges y rectrices, habiendo un ejemplar con la muda completa terminada a finales de noviembre y otro que tenía en crecimiento una primaria y dos rectrices. En otros cuatro ejemplares no se detectó muda activa en las rémiges, y tenían retenidas las tres o cuatro primarias más externas, la mayoría de secundarias, con excepción de S1 y S5 o S6, y estaban mudando las rectrices más internas R1-R3 (datos propios no publicados), hecho ya descrito para la especie (Blasco-Zumeta y Hence, 2013). Por tanto, el patrón de muda parece corresponderse con el descrito por Herresmans (2000) para los elanios comunes sudafricanos (véase apartado “Secuencia de muda”). Los últimos signos de inmadurez se observan en las plumas de la cola, escapulares y las supracoberteras alares grandes de las primarias (Blasco-Zumeta y Hence, 2013; Forsman, 2016; observación personal). El plumaje definitivo se adquiere con un año de edad (Cramp y Simmons, 1980).

 

Secuencia de muda

La secuencia de muda descrita en ejemplares procedentes de Sudáfrica con edad indeterminada (Underhill, 1986), que se corresponde con la general de Accipitridae (Zuberogoitia et al., 2018), determina que la primera pluma que se muda es la primaria más interna (P1) y secuencialmente el resto de primarias hasta la más externa (P10). En la muda de secundarias (incluidas las tres terciarias) se encontraron tres centros de muda: uno en S1, otro en S5 y el último en S13. Desde los primeros centros se mudarían secuencialmente las plumas hacía el interior del ala, con excepción de S4 que se mudaría antes que S3. Desde S13 se mudarían hacia el exterior secuencialmente S13-S10 (terciarias) (Figura 16). La cola se mudaría desde el par central (R1) hacia el exterior de manera secuencial pero saltando de la R3 a la más externa (R6) y posteriormente continuando con la secuencia (R4-R5) (Figura 17).

Herresmans (2000), también con ejemplares sudafricanos, describió que un pequeño porcentaje de adultos (2 %) y subadultos (9 %) mudaron varias plumas primarias hacia el interior del cuerpo, lo que parecía estar relacionado con aves en las que se producía una suspensión de muda. Así mismo, en esa población, la mayoría de los juveniles realizaban una muda postjuvenil parcial.

Figura 16. Proceso de muda del ala en Elanus caeruleus según Underhill (1986). © Domingo Rivera.

Figura 17. Proceso de muda de la cola en Elanus caeruleus según Underhill (1986). © Domingo Rivera.

 

Edad

Además del plumaje, otro rasgo que determina su edad es el color de los ojos. El iris se va aclarando progresivamente desde el marrón oscuro de los primeros días de vida, sustituyéndose por tonos cada vez más vistosos. Las primeras semanas adquiere un tono castaño (Figura 18), que torna a ámbar transcurridos los siguientes 3-4 meses (Figura 19). Aproximadamente a los 6 meses el iris cambia a naranja (Figura 20), y es a partir del primer año de vida cuando los elanios alcanzan el llamativo color rojo intenso de sus ojos (Figura 21).

En el CREA Marismas del Odiel ingresó un ejemplar de cuatro años de edad, anillado en Gibraleón (Huelva), pudiéndose observar como sus ojos de color rojo intenso cambiaron a naranja durante su permanencia en el Centro (J.M. Sayago, comunicación personal).

 

Figura 18. Detalle de la cabeza de un elanio de 25 días de vida. Iris color castaño © Domingo Rivera.

Figura 19. Detalle de la cabeza de un elanio de 123 días de vida. Iris color ámbar © Domingo Rivera.

Figura 20. Detalle de la cabeza de un elanio de 249 días de vida. Iris color naranja © Domingo Rivera.

Figura 21. Detalle de la cabeza de un elanio adulto hembra reproductora de más de dos años. Iris color rojo intenso © Domingo Rivera.

 

Longevidad

Los elanios pueden reproducirse excepcionalmente a partir de los seis meses de vida, siendo más frecuente con un año de edad. No se han encontrado referencias sobre longevidad. En Badajoz, un elanio macho fue localizado vivo a 49 kilómetros de su nido, transcurridos 6,5 años desde su anillamiento (Francis Prieto, comunicación personal).

En las especies cercanas E. axillaris y E. leucurus se han constatado ejemplares de 6 años y 5,9 años en libertad, respectivamente (Newton y Olssen, 1990).

 

Referencias

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Domingo Rivera Dios y Sergio Pérez Gil
driveradios@gmail.com / sergioperezgil@yahoo.es
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Javier Balbontín Arenas
Departamento de Zoología. Facultad de Biología. Universidad de Sevilla.
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Department of Evolutionary Biology. Estación Biológica de Doñana-CSIC.
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José María Abad Gómez-Pantoja
Departamento de Anatomía, Biología Celular y Zoología.
Facultad de Biología. Universidad de Extremadura.
Avda. de Elvas, s/n. 06006 Badajoz

Fecha de publicación: 12-11-2019

Rivera, D., Pérez Gil, S., Casas, J. M., Balbontín, J., Negro, J. J., Abad-Gómez, J. M. (2019). Elanio común – Elanus caeruleus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. López, P., Martín, J., Zuberogoitia, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/