Abubilla - Upupa epops Linnaeus, 1758

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Eurasian Hoopoe, habitat, abundance, status, threats.

 

Hábitat

Hábitat de nidificación

La abubilla nidifica en agujeros, por lo que un condicionante principal para su presencia como reproductor es la existencia de huecos de las dimensiones apropiadas, aunque tiene una gran versatilidad en el uso de diferentes tipos de agujeros, tanto en árboles como en tejados, paredes, montones de piedras o cajas nido. Uno de sus hábitats preferidos son los olivares viejos, pues los troncos gruesos y las raíces de estos árboles presentan gran abundancia de agujeros. Son ideales también las dehesas de encinas y alcornoques por el mismo motivo. Muchas veces utiliza agujeros excavados en taludes de tierra por pitos reales o abejarucos (observación personal), lo que le permite ocupar áreas con escasa vegetación arbórea. En realidad su reproducción se ve favorecida por cualquier elemento que pueda proveer de un orificio para la nidificación siendo edificios, muros, árboles y postes, lo que mejor explica la presencia de una pareja en el paisaje de Extremadura (Rehsteiner, 1996). Evitan los bosques cerrados, sobre todo de coníferas, y les favorece la heterogeneidad del ambiente a pequeña escala (Barbaro et al., 2008; Schaub et al., 2010), motivo por el que viven claramente asociadas a las áreas humanizadas con ganadería y agricultura extensivas. En nuestro país no están apenas presentes en los pisos bioclimáticos superiores (eurosiberiano, oromediterráneo y crioromediterráneo, (Díaz et al., 1996), probablemente debido en parte a verse su actividad muy afectada por el frío y las lluvias (Schaad, 2003; Arlettaz et al.,2010).

Hábitat de alimentación

La abubilla necesita para alimentarse acceso a suelo desnudo o con vegetación rala, por lo que son principalmente los pastizales, claros de bosque y bordes de caminos los lugares preferidos para buscar las presas (Romanowski y Zmihorski, 2008; Barbaro et al.,2008; Schaub et al.,2010; Hoste-Danylow et al., 2010; Tagmann-Ioset et al.,2012). Es importante, para que sean abundantes las presas subterráneas que busca, que los pastizales sean antiguos, por lo que evita las áreas roturadas recientemente. Así, en los mosaicos de cultivos de las vegas se alimenta preferentemente en cultivos abandonados o barbechos y en las dehesas cultivadas busca alimento en los parches sin roturar que quedan bajo los árboles (observación personal). En las zonas áridas del sureste peninsular, las lomas de matorral abierto que rodean las vegas de los valles y arroyos son también utilizadas con frecuencia como comederos. A lo largo de su área de distribución, cuando están accesibles, explota preferentemente los sectores en los que son más abundantes los grillos topo (Lida y Tanaka,1993; Fournier y Arlettaz, 2001; Tagmann-Ioset et al.,2012), aunque en general acuden repetidamente a lugares donde es especialmente abundante algún tipo de presa como grillos y larvas o pupas de algunos escarabajos del género Melolontha (Kristín,1994), o larvas y pupas de lepidópteros plaga como procesionarias (Battisti,1986; Battisti et al., 2000; observación personal).

 

Abundancia

Es en dehesas mesomediterráneas de encinas y sabinares supramediterráneos donde presenta la abubilla su máxima densidad (1,45 y 1,22 aves/19 ha respectivamente), siempre en primavera (Díaz et al., 1996), así como en olivares y herbazales mediterráneos (Carrascal y Palomino, 2008).

 

Tamaño poblacional

La población media ibérica de abubilla (sin incluir por tanto las islas) en el periodo 2004-2006 se ha estimado en aproximadamente 1.870.000 individuos, con un intervalo de confianza del 90% que va de 1.430.000 a 2.420.000 individuos (Carrascal y Palomino, 2008). Esta cantidad de abubillas supone un alto porcentaje del total de la población europea, estimada por Heath et al. (2000) en 670.000-1.600.000 parejas, una cifra muy inferior.

Extremadura alberga un 23% del total de abubillas ibéricas (434.000 individuos), Andalucía posee el 21% (389.000 individuos), Castilla y León el 18% (343.000 individuos) y Castilla-La Mancha un 18% (333.000 individuos). Así, son cuatro comunidades autónomas las que se reparten, de manera casi equitativa, la mayor parte de la población nacional (Carrascal y Palomino, 2008).

La población peninsular se ha mantenido estable a largo plazo, sólo con alguna disminución de efectivos en las áreas más marginales del norte en las décadas de los 80 y 90 (Muñoz Gallego y Altamirano Jeschke, 2003) y según los últimos resultados del Programa SACRE, también se ha mantenido prácticamente estable o incluso ha aumentado ligeramente de tamaño en el período 1998-2012 (Escandell, 2012).

 

Estatus de conservación

Categoría global IUCN (2012): Preocupación Menor LC (BirdLife International, 2012).

Categoría España IUCN (2004): No Evaluado NE (Madroño et al., 2004).

La abubilla es una especie abundante en España (ver distribución y tamaño poblacional) no siendo evidente ninguna tendencia regresiva a nivel regional, aunque de determinadas localidades ha podido desaparecer como consecuencia de transformaciones drásticas del uso del suelo. A nivel europeo, se ha producido una reducción notable de su distribución y tamaño de población en Europa central y noroccidental desde los años 70 (Hagemeijer y Blair, 1997) y a nivel global se considera que presenta una tendencia poblacional descendente (BirdLife International, 2012).

 

Factores de amenaza

Varios estudios han tratado de determinar cuáles han sido las causas del descenso poblacional registrado en Europa. Trabajando con una población española en buen estado situada en Extremadura, Rehsteiner (1996) determinó los elementos del paisaje que eran responsables de la presencia de territorios de nidificación, encontrando que era la presencia de cuatro tipos de elementos: edificios, muros, árboles y postes, lo que de forma acumulativa mejor explicaba que hubiera abubillas en una parcela, siendo la presencia de un edificio el elemento más común a los territorios ocupados (96 % de los territorios). La interpretación de este autor es que la abubilla es capaz de utilizar hábitats con la condición de que exista al menos un tipo de elemento que pueda servir para ubicar el nido, por lo que cuestiona que el descenso de las poblaciones centro europeas se deba a la ausencia de sitios de nidificación causada por la desaparición de los árboles grandes. Sin embargo, en la principal población del suroeste Suizo, se ha sugerido que la ausencia de sitios de nidificación en las planicies cultivadas, donde el alimento era más abundante que en los terrenos montañosos adyacentes, limitaba el crecimiento de esta reducida población (Arlettaz et al., 2000; Fournier y Arlettaz, 2001). Un programa de instalación de cajas nido para favorecer a esta población de hecho se tradujo en un progresivo aumento de su tamaño, de 20 nidadas a 118 en 6 años hasta estabilizarse a partir de ese momento (Arlettaz et al., 2010).

La intensificación de la agricultura le afecta negativamente si implica la desaparición de los árboles, y sobre todo de los barbechos sin roturar. Al depender en gran medida de los insectos para su alimentación, el uso masivo de insecticidas en las áreas agrícolas o forestales también puede afectarla negativamente, siendo muy evidente el aumento de población en periodos con picos de abundancia de insectos plaga como ortópteros en dehesas cerealistas o procesionaria del pino en pinares abiertos, y su descenso cuando esta fuente de alimento escasea (Barbaro et al., 2008), o incluso la completa desaparición de la especie de algunas localidades cuando se han erradicado dichos insectos por medio de tratamientos masivos con insecticidas (observación personal). La alteración del hábitat causada por la intensificación de la agricultura se sugiere como un factor que ha influido negativamente en las poblaciones de abubilla en Europa (Hagemeijer y Blair, 1997), sin embargo las del margen noroccidental del área de distribución parecen además estar reguladas de manera drástica por la climatología. En la población Suiza se ha comprobado que en los días fríos y/o con lluvia disminuye de manera muy notable el aporte de alimento al nido, lo que hace que en las temporadas lluviosas, el éxito reproductor sea menor que en años de climatología más benigna, lo que en parte explicaría las fluctuaciones del tamaño poblacional y del rango ocupado por la especie en la Europa central y noroccidental (Arlettaz et al., 2010).

Al ser una especie beneficiosa para la agricultura, por consumir gran cantidad de insectos fitófagos, no ha sido perseguida por los agricultores, y la fama de animal pestilente y el mal sabor de su carne (Gotmark, 1994) han evitado que sea una pieza de caza, por lo que su interacción directa con elhombre no le ha perjudicado en Europa. Sin embargo es perseguida en algunos países africanos a causa de supersticiones que le asignan propiedades curativas, así está entre las 19 especies de aves más comercializadas en África, siendo común su venta en 3 de 7 países estudiados (Williams et al., 2013).

En lo que se refiere a mortalidad por atropello en carreteras de España, López-Redondo y López Redondo (1992) registraron 51 abubillas entre un total de 10.288 aves y PMVC (2003) registraron 66 abubillas entre un total de 16.036 aves1. En Portalegre (Portugal) se registró una abubilla muerta por atropello entre un total de 562 aves (Carvalho y Mira, 2011) 1.

En un tramo de línea de ferrocarril en El Escorial (Madrid) se registraron en 1991 dos abubillas atropelladas en un total de 72 aves (De la Peña Leiva y Llama Palacios, 1997)1.

Atienza et al. (2011) recogen cuatro casos de muerte por colisión en parques eólicos de Albacete1.

 

Medidas de conservación

En los lugares donde se haya producido una pérdida de huecos naturales para la nidificación, por la desaparición de los árboles, la colocación de cajas nido es una medida muy adecuada para favorecer a esta especie. Un programa de instalación de cajas nido llevado a cabo en una pequeña población situada en el cantón de Valais en Suiza se tradujo en una recuperación espectacular de la población reproductora que se multiplicó por seis en tan solo seis años (Arlettaz et al., 2010). Este rápido incremento de población se debió tanto al reclutamiento de los juveniles nacidos en la propia localidad como a la incorporación de individuos jóvenes inmigrantes de otras poblaciones (Berthier et al., 2012) lo que muestra la alta capacidad de colonización de hábitats adecuados por esta especie, en la que se ha estimado una frecuencia de emigración del 46 % de los jóvenes supervivientes (Berthier et al.,2012). En la actualidad la gran mayoría de las parejas de esta población nidifican en cajas nido, lo mismo que sucede en una población estudiada a lo largo de los últimos 20 años en Guadix (Granada) en la que a los tres años de la instalación de 150 cajas nido diseñadas para la especie, las abubillas claramente se decantaron por el uso de éstas frente a los huecos naturales en olivos, montones de piedras o muros que usaban anteriormente (Martín-Vivaldi et al., 2006). Esto demuestra la importancia de la existencia de lugares adecuados de nidificación, pero también la gran facilidad con la que la especie utiliza cajas nido de las dimensiones adecuadas (Marsigli, 1990; Zingg et al., 2010). Curiosamente, las abubillas aceptan cajas nido instaladas incluso cuando la pareja está formada y ya buscando agujero para la nidificación (observación personal).

Dado que esta especie no aporta materiales blandos al nido, para facilitar que las cajas nido sean aceptadas es conveniente disponer un lecho de algún material particulado grueso que permita a la hembra excavar una pequeña depresión donde ubicar los huevos. Las cortezas trituradas de pequeño tamaño usadas en jardinería han demostrado ser muy convenientes para este fin, mientras que materiales demasiado finos, como el orujillo (hueso de aceituna triturado, habitualmente usado como combustible en calderas de calefacción), aparentemente pueden ocasionar problemas en el desarrollo de los pollos (“splay legs”) por no permitir un apoyo firme (observación personal). Las medidas apropiadas para construir cajas nido para esta especie son una entrada de 5,5 cm de diámetro, habitáculo de 20 x 20 cm en el interior y 40 cm de profundidad (Marsigli, 1990).

La gestión del territorio en las zonas agrícolas debería procurar mantener un mosaico de hábitats, de manera que los cultivos arbolados y herbáceos estén mezclados con terrenos sin cultivar y sin roturar que permitan la existencia de pastizales ralos con escasa cobertura que no se roturen a lo largo de varios años, donde puedan completar su ciclo los insectos subterráneos que son la base de su alimentación. En áreas cultivadas de forma extensiva, como pueden ser las vegas con mosaicos de olivares y huertos familiares típicas de la España mediterránea, esas zonas preferentes de alimentación las constituyen principalmente los cultivos abandonados, los barbechos temporales o los bordes de caminos siempre que se mantengan pastizales de herbáceas de bajo porte (observación personal). En Europa central, en valles con predominio de los cultivos de frutales y viñas, las abubillas seleccionan preferentemente taludes de carreteras y ríos, y caminos sin asfaltar, aunque también se alimentan en los pasillos entre líneas de frutales, donde son más abundantes los grillos topo (Tagmann-Ioset et al., 2012). En áreas forestales también se ha comprobado la necesidad de mantener un mosaico de formaciones que incluyan sectores buenos para la nidificación y para la alimentación, seleccionando las abubillas las áreas más heterogéneas. Así, los sectores ocupados por parejas en un estudio en Francia, tuvieron significativamente mayor diversidad de hábitats y menor tamaño medio de parche de cada hábitat que los sectores no ocupados, siendo evitadas las zonas forestales homogéneas de pinar maduro, y seleccionadas positivamente las áreas con bosque caducifolio, prados y setos (Barbaro et al.,2008). En este estudio los setos y árboles caducifolios eran los lugares usados para ubicar los nidos y el 95 % de los contactos con abubillas alimentándose tuvieron lugar en los bordes de los caminos junto al pinar (80%, explotando los enterramientos de procesionarias) o los herbazales (15%), en ambos casos en parches dominados por gramíneas anuales y otras herbáceas o matorrales de bajo porte (Ulex minor). Como conclusión se sugiere que la abubilla se beneficiaría de un manejo de las plantaciones de pinos destinado a mantener o incrementar la diversidad de micro-hábitats, incluyendo la apertura de claros, el mantenimiento de vegetación corta en los bordes de las masas forestales y la mezcla con setos o árboles caducifolios ricos en huecos, o bien la instalación de cajas nido (Barbaro et al.,2008). Los dos equipos que han estudiado de forma sistemática el efecto de la estructura del hábitat en las poblaciones de abubilla sugieren la necesidad de un manejo humano de la vegetación mediante cortas o el uso de herbicidas para conseguir alta proporción de suelo desnudo y presencia de pastizales de bajo porte (Barbaro et al.,2008; Tagmann-Ioset et al.,2012).

Por nuestra experiencia en el área mediterránea, sin embargo, sugerimos que el mantenimiento del pastoreo por ganado bovino en los cultivos abandonados, barbechos, dehesas, linderos y cunetas, es el tipo de manejo que mejor permite la existencia de parches óptimos para la alimentación de esta especie. En varios estudios sobre abundancia de invertebrados en distintos tipos de ambientes y su uso para alimentación por las aves en Polonia, se comprobó que, aunque la abundancia de presas es mayor en los prados con hierba alta, la abubilla y otras especies prefieren para alimentarse los pastos (es decir los espacios de hierba utilizados por ganado para su alimentación) y que la presencia de caballos aumentaba el uso de esos espacios por las aves (Romanowski y Zmihorski, 2008; Hoste-Danylow et al., 2010). De hecho, un descenso marcado de varias de estas especies de aves, entre ellas la abubilla en los últimos años ha sido paralelo a la disminución de las superficies ocupadas por pastos, mientras que los prados de hierba alta han mantenido su superficie, y en ese área las abubillas iban a alimentarse a los pastos a pesar de estar situados a 500 m de los lugares de nidificación (Romanowski y Zmihorski, 2008).

 

Referencias

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Manuel Martín-Vivaldi, Jorge Doña, Jonathan Romero Masegosa y Manuel Soto Cárdenas
Departamento de Zoología (Universidad de Granada), Facultad de Ciencias,
Campus de Fuentenueva s/n, 18003 Granada

Fecha de publicación: 3-03-2014

Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 3-02-2016

Martín-Vivaldi, M., Doña, J., Romero Masegosa, J., Soto Cárdenas, M. (2016). Abubilla – Upupa epops. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. B. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/