Chotacabras cuellirrojo - Caprimulgus ruficollis Temminck, 1820

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Red-necked Nightjar, habitat, abundance, status, threats.

 

Hábitat

Muestra predilección por áreas abiertas con vegetación arbórea y arbustiva dispersa y zonas de suelo desnudo(Ferguson-Lees, 1970; Beven, 1973; Carrascal et al., 2006). Puede ocupar una gran variedad de hábitats, desde zonas de monte mediterráneo con arboleda dispersa, laderas cubiertas de pinos y cultivos de frutales (Beven, 1973; Cuadrado y Domínguez, 1996; Aragonés et al., 2001; Camacho et al., 2014) a pseudoestepas con escaso matorral o áreas semidesérticas (obs. pers.). No se conocen las características de los hábitats de las áreas de invernada (Cramp, 1985).

En términos generales, ocupan tanto zonas con un alto grado de protección como zonas sometidas a un fuerte manejo y explotación. Por ejemplo, en el área de Doñana está presente dentro del espacio protegido, donde el acceso es limitado y el matorral natural ocupa en torno al 48% de la superficie y también se encuentra en áreas no protegidas sometidas a un fuerte manejo y explotación (silvicultura, caza, agricultura, ganadería) donde predominan las plantaciones de pino (54% frente a 14% de vegetación natural).Esto sugiere una gran plasticidad en el uso de los hábitats (Camacho et al., 2013). La especie presenta requerimientos múltiples de hábitat durante el periodo reproductor, pues utilizan hábitats diferentes para la reproducción, la alimentación y el descanso y, por ello, se ve favorecida por hábitats en forma de mosaico, donde los movimientos que tienen que realizar diariamente son significativamente menores (Camacho et al., 2014).

En zonas agrícolas del centro peninsular, la presencia de manchas de matorral (10% de cobertura) y cuerpos de agua (1,5%), presentan un efecto positivo para la presencia del chotacabras cuellirrojo (Moreno-Mateos et al., 2011).

Hábitat de reproducción

Los hábitats de reproducción descritos para la especie comprenden desde formaciones de vegetación mediterránea a cultivos de frutales o entornos semidesérticos (Cleere et al., 2013). Aragonés et al. (2001) analizan con detalle la distribución espacial de nidos (ver apartado ‘Biología de la reproducción’) y las características del hábitat en dos áreas próximas muy diferentes del sur de España (Guadalcázar, Córdoba). Mientras una se caracteriza por presentar densidades considerables de árboles (Quercus ilex spp. ballota; 20,27 arboles/ha), arbustos (Q. coccifera, Pistacia lentiscus, Mirtus communis, Chamaerops humilis y Crataegus monogyna; >50% de cobertura), herbáceas (90% cobertura) y escasos cultivos (<2%), la otra muestra una escasa densidad de árboles (9,93 árboles/ha), matorral y herbáceas (coberturas de <1% y <5% respectivamente) y un dominio de cultivos de girasol y trigo (95%) con un alto grado de manejo.

En otra área del sur de España (Los Palacios, Sevilla), la especie se reproduce en zonas de viñedos situados en arenales a poca altitud (< 30 m de altitud) donde las vides se distribuyen de forma regular (hileras) con una densidad de 2000 vides/ha, con corredores amplios entre las hileras y frutales (Prunus spp, Citrus spp, Olea europea) dispersos en las cercanías (Cuadrado y Domínguez, 1996).

En Doñana se han hallado nidos en zonas húmedas situadas en el borde o el interior de densos pinares con vegetación arbustiva alta de P. lentiscus (Mountfort, 1958; Mountfort y Ferguson-Lees, 1961) y en zonas de matorral muy densas de Halimium halimifolium, Genista spp., Ulex spp. (1-1,5 m de altura) y densos brezales de Erica arborea de hasta tres metros de altura mezclados con Rubus ulmifolius (Valverde, 1958). En otro estudio más reciente realizado en Doñana con ejemplares radiomarcados en dos áreas sometidas a distinto grado de manejo, se ha observado que las aves de ambas áreas se reprodujeron invariablemente en lugares con matorral poco denso o disperso compuesto principalmente por H. halimifolium, Ulex spp. y Rosmarinus officinalis (Camacho et al., 2014).

En Portugal y algunas zonas de España se ha comprobado la reproducción en eucaliptales (Eucaliptus spp.), áreas de matorral bajo o chumberas (Opuntia spp.) con árboles dispersos (Beven, 1973). En el centro y este de Túnez, la subespecie desertorum se reproduce casi exclusivamente en plantaciones de cactus y no en zonas abiertas (ver apartado ‘Biología de la reproducción’). En el norte y este de Túnez también se reproduce en olivares ornamentales, pero nunca en estepas o dunas (Marinkelle, 1959). En Marruecos selecciona áreas dominadas por argán (Argania spinosa) (Cleere et al., 2013)

Hábitat de alimentación

Los hábitats de alimentación descritos para la especie son diversos e incluyen caminos (asfaltados o de grava), espacios naturales abiertos con escasa vegetación dispersa, cultivos de regadío, marisma seca y pequeñas charcas temporales (Beven, 1973, Camacho et al., 2013). De todos ellos, los caminos son el hábitat de alimentación más frecuentemente utilizado por la especie en sus áreas de reproducción. Las razones por las que ésta y otras especies de caprimúlgidos utilizan los caminos y carreteras han sido discutidas por varios autores. Haverschmidt (1955) y Jackson (2003a) proponen, entre otras razones, un uso orientado al descanso y a la digestión sobre una superficie que permanece más caliente que el entorno (Camacho, 2013b). Standford (1962) y Jackson (2003b) sugieren que podrían acudir a los caminos para alimentarse de los insectos atropellados al ser atraídos por la luz de los coches, así como por ser un lugar fresco y amplio de descanso en comparación con la sofocante vegetación selvática. En los caminos no asfaltados, estas aves podrían encontrar también pequeñas piedras a modo de gastrolitos para la digestión (Brehm et al., 1891; Standford, 1954) o zonas en las que tomar baños de arena (Abdulali, 1958). Por último, Benson y White (1957), Pitman (1962) y Jackson (2003a) afirman que los chotacabras usan caminos, carreteras y otras áreas abiertas como plataformas de caza con el fin de obtener una mejor visión de los insectos voladores en contraste con el fondo del cielo.

Los caminos parecen haber sustituido otros hábitats similares utilizados por la especie con anterioridad a la existencia de grandes redes viarias. Algunos textos antiguos describen como ésta y otras especies afines solían utilizar zonas despejadas con gran presencia de ganado doméstico para cazar los insectos que se encuentran en el estiércol (Brehm y Zur Strassen, 1911; Bates y Philby, 1937; Meinertzhagen, 1954). Es probable que debido al uso tradicional que hacían los pastores durante trashumancia, los chotacabras hayan aprendido a asociar la existencia de alimento a las carreteras, ya que muy posiblemente acudían a éstas atraídos por los insectos que, a su vez, atraía el ganado (Antinori, 1864).

El radioseguimiento de chotacabras cuellirrojos en Doñana ha revelado que estas aves se alimentan principalmente en caminos de grava y/o asfalto a pesar de la pequeña superficie que estos representan en proporción al resto de hábitats (Camacho et al., 2014). La preferencia por un tipo u otro de sustrato (grava/asfalto) está sometida a una variación estacional, ya que el uso de cada superficie depende de las condiciones ambientales. Es decir, debido a la mayor capacidad de retención de calor que posee el asfalto frente a la grava o la arena, este sustrato es mayoritariamente seleccionado durante las noches más frías (<14ºC) o durante los meses en los que la temperatura media del aire está por debajo de los 20ºC (abril, mayo y octubre). De este modo, las aves reducen el gasto energético en termorregulación. Por otro lado, cuando la temperatura mínima del aire es mayor y, posiblemente, el asfalto está excesivamente caliente (junio-septiembre), las aves se concentran principalmente en los caminos de grava (Camacho, 2013b).

Hábitat de descanso

La información sobre los hábitats utilizados por los chotacabras durante las horas de luz es comparativamente escasa. Se sabe que utilizan zonas naturales o artificiales con densa vegetación, tales como pequeñas formaciones de pinar (Pinus pinea) y eucaliptaldonde (a excepción de hembras incubando y pollos, ver apartado ‘Movimientos diarios’) permanecen ocultas en el suelo hasta el atardecer (Beven, 1973; Camacho et al., 2014). Hay también observaciones que sugieren que la especie podría permanecer durante el día sobre ramas de árboles (Beven, 1973), pero el seguimiento sistemático de individuos radiomarcados indica que posiblemente se trate de un comportamiento excepcional (Camacho et al., 2014).

 

Tamaño de población

La población europea se estima en aproximadamente 100.000-140.00 pp (Alonso et al., 2003), encontrándose la mayoría (130.000 pp) en España (Tucker y Heath, 1994; BirdLife International/EBCC, 2000; BirdLife International, 2015). Otras estimas calculan una población mundial de 130.000-1.500.000 individuos, encontrándose en Europa el 25-49% (BirdLife International, 2012). En Portugal, donde habita alrededor del 3% de la población Europea (1.000-10.000 pp; Cleere et al., 2013; BirdLife International, 2015), es localmente común aunque se encuentra en regresión debido a la pérdida de hábitat y a las perturbaciones originadas por el turismo (Cleere et al., 2013).

 

Abundancia

En España no existen datos precisos sobre su abundancia a nivel nacional ni estimas poblacionales por regiones o provincias. Los valores de abundancia parecen ser más o menos homogéneos, aunque el sur de Cataluña, sur y SE de Castilla-La Mancha y algunas regiones de Andalucía muestran valores superiores al resto (Alonso Moreno et al., 2003). A pesar de que algunos autores (Asensio et al., 1994; Tucker y Heath, 1994; Cleere et al., 2013) consideran estables sus poblaciones, éstas parecen estar sufriendo un leve proceso de declive (ver apartado ‘Estatus de conservación’).

En el área de Doñana, las mayores abundancias encontradas durante la realización de transectos nocturnos fueron de 3-3,2 aves/km en una zona manejada y de 1,3-1,1 en una zona protegida. Dichas abundancias se produjeron durante finales del mes de mayo e inicio de junio y durante agosto (Camacho et al., 2014). En el sur de Alicante se han llegado a detectar densidades de hasta 0,6 aves/ha en zonas de cultivo y barbecho en Agosto de 2014 (ANSE, 2014) y en algunas zonas costeras almerienses 1 pareja/10 ha (García y Purroy, 1973).

 

Estatus de conservación

Categoría global IUCN (2015): Preocupación menor LC (BirdLife International, 2012).

Categoría España IUCN (2004): No evaluado NE (Madroño et al., 2004).

La escasa información disponible sobre la especie dificulta la evaluación de su estado de conservación. No se encuentra incluida en ninguna de las categorías SPEC de ámbito Europeo (BirdLife International, 2004). Aparece en el Anexo III del Convenio de Berna (82/72/CEE) sobre vida silvestre y del medio natural de Europa, pero está ausente de la Convención de Bonn (82/461/CEE) sobre conservación de las especies migratorias de la fauna silvestre. En España, el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (Real Decreto 439/1990) incluye a la especie en la categoría de ‘Interés Especial’. Las poblaciones españolas parecen estar en ligera regresión. Los resultados del programa ‘NOCTUA’ de seguimiento de aves nocturnas en España indican un declive del 23,4% para el periodo 2006-2011 (SEO/BirdLife, 2012b). La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera que la especie sufre a corto plazo una pequeña regresión (< 20%) de sus poblaciones (BirdLife International, 2015).

 

Amenazas

Los atropellos parecen ser la principal causa de muerte no natural de esta y otras especies de chotacabras debido al uso que hacen de los viales (Jackson 2002, Camacho 2013b, Cleere et al. 2013; ver apartado ‘Hábitat’).

Estudios generales en España sobre mortalidad por atropello del chotacabras cuellirrojo han registrado 114 individuos muertos entre un total de 10.288 aves (López Redondo y López Redonso, 1992) y 160 individuos muertos entre un total de 16.036 aves (PMVC, 2003). En la carretera que une Canta Olalla y El Carpio de Tajo (Toledo), se registraron desde 1989 a 1997 12 chotacabras cuellirrojos muertos por atropello entre un total de 590 aves (Frías, 1999).

En los Centros de Recuperación de Especies Amenazadas de Andalucía-CREAS (Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Junta de Andalucía) ingresaron 653 aves en el periodo 2007-2012, de las que al menos un 40% ingresó por colisión con un vehículo (datos no publicados). Esta proporción coincide con la registrada en un periodo anterior (1998-2003) en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) del ZooBotánico de Jerez (Pérez-Rodríguez, 2004). En otro centro de recuperación de la provincia de Badajoz (AMUS) ingresaron 18 aves en el mismo periodo, siendo el 78% de los ingresos provocados por atropellos (datos no publicados). Por último, en un estudio realizado en la provincia de Córdoba, se contabilizaron al menos 250 aves atropelladas entre 1986 y 1990 en 20 km de carretera (Aragonés, 1996). La incidencia de los atropellos en las poblaciones de chotacabras parece variar a lo largo del periodo de estancia de la especie en nuestras latitudes (Pérez-Rodríguez, 2004). La probabilidad de ser atropellado muestra un patrón estacional estrechamente vinculado a las temperaturas mínimas del aire (Camacho, 2013b). En un estudio en el área de Doñana se comprobó que el número de víctimas por atropellos durante los periodos en los que los chotacabras se concentran en caminos asfaltados (abril-mayo y octubre; 5,1 ± 0,8 bajas/semana) fueron casi el doble de los que se producen en la época en la que la mayoría de las aves se encuentran en caminos de grava (de junio a septiembre; 2,7 ± 0,58 bajas/semana). Es decir, el número de atropellos fue significativamente mayor en los meses más fríos, cuando probablemente los chotacabras son atraídos por el calor que retienen los viales asfaltados (Camacho, 2013b).

En lo que se refiere a mortalidad por atropello en líneas de ferrocarril, se ha registrado en el tramo Las Zorreras-El Escorial (Madrid) la muerte de 3 chotacabras cuellirrojos entre un total de 187 aves (De la Peña Leiva y Llama Palacios, 1997).

Otras amenazas descritas para la especie son la pérdida de hábitat debido a la agricultura o al urbanismo, la desorientación y colisión con edificios durante la migración, la destrucción de nidos como consecuencia de labores mecánicas agrícolas y la disminución en la disponibilidad de insectos por el uso de fitosanitarios en agricultura (Aragonés, 1996; Cuadrado y Domínguez, 1996; Pérez-Rodríguez, 2004; BirdLife International, 2012; Cleere et al., 2013).

 

Medidas de conservación

En primer lugar, resulta imprescindible realizar estimas más precisas sobre la tendencia poblacional de la especie (así como de su historia natural) para poder evaluarsu estado de conservación y determinar así las categorías de amenaza nacional e internacional en las que ha de incluirse. Este paso es indispensable para poder iniciar estrategias de conservación con objetivos específicos que garanticen la viabilidad de sus poblaciones.

Dado que los atropellos son la principal causa de muerte no natural de la especie, muchas de estas medidas deberían ir orientadas a minimizar el impacto de los viales (Camacho, 2013b). Por otro lado, sería muy conveniente ampliar los escasos estudios sobre ecología espacial realizados hasta el día de hoy con el objetivo de minimizar los impactos derivados de la transformación del hábitat. Estos estudios podrían ayudar a entender cómo los cambios en los usos del suelo pueden afectar a la especie y qué medidas deberían ser tomadas. Los usos que fomentan un paisaje heterogéneo (mosaico) parecen ser muy favorables para la especie (Camacho et al., 2014).

El Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (Real Decreto 439/1990) propone una serie de medidas específicas encaminadas a la conservación de la especie. Estas son: (1) protección legal, acompañada de conservación del hábitat, (2) control del uso de plaguicidas, (3) estudio de los atropellos.

 

Técnicas de estudio

El seguimiento de ésta y otras especies de chotacabras constituye un verdadero desafío, principalmente porque a las habituales dificultades logísticas asociadas al estudio de aves nocturnas se suma el escaso desarrollo de metodologías específicas. El creciente interés por la biología y conservación de estas especies (Camacho et al., 2014, 2016; Sharps et al., 2015) ha motivado sin embargo la realización de estudios metodológicos recientes destinados a implementar técnicas de censo efectivas (Zwart et al., 2014; Reino et al., 2015).

Entre las técnicas de censo más utilizadas destaca la reproducción de vocalizaciones territoriales grabadas que suscitan la respuesta de los machos (Aragonés et al., 2001; Reino et al., 2015). La efectividad de esta técnica puede fluctuar con el ciclo lunar y a lo largo del año, siendo máxima en los días próximos al plenilunio, cuando la actividad vocal de los machos aumenta, o entre finales de primavera y principios de verano, cuando la tasa de contactos positivos es máxima (Reino et al., 2015). No obstante, la detectabilidad y, consecuentemente, la fiabilidad de este método, puede reducirse considerablemente a medida que aumenta el número de vocalizaciones. En estos casos, el uso de dispositivos de grabación de sonidos instalados en el campo puede mejorar la tasa de detectabilidad de un observador experimentado por encima de un 200% (Zwart et al., 2014).

La fuerte tendencia de los chotacabras a posarse en caminos y carreteras durante la noche constituye un excelente oportunidad para llevar a cabo conteos mediante transectos lineales en coche (Jackson, 2003a; Camacho, 2013a, 2013b). Esta cómoda técnica permite estandarizar fácilmente las estimas mediante índices kilométricos de abundancia, aunque no es posible identificar territorios.

La medición de parámetros reproductores resulta especialmente complicada dada la dificultad que entraña la localización de los nidos. En áreas cultivadas en hileras (p.ej. viñedos, naranjales) pueden realizarse transectos lineales a pie para tratar de localizar a los reproductores en sus nidos. La búsqueda de nidos puede llevarse a cabo durante la noche, empleando una linterna para localizar a los adultos por el brillo de sus ojos (J.M. Zamora, A. Zamora, F.A. García y M. León com. pers.) o durante el día, prestando atención a las aves que abandonan el nido cuando se aproxima el investigador (Cuadrado y Domínguez, 1996). La búsqueda de territorios ocupados, identificados previamente por la presencia de machos cantando, puede ayudar a acotar en gran medida el área de prospección para la localización posterior de nidos (Aragonés, 2003). En áreas naturales, donde la localización de nidos es una tarea especialmente ardua, pueden emplearse técnicas de telemetría (p.ej. radio-marcaje de hembras con placa incubatriz; Camacho et al., 2014).

El método de captura más popular es el deslumbramiento nocturno, mediante el cual las aves posadas sobre el suelo son encandiladas con una linterna o foco y atrapadas con ayuda de un cazamariposas (Jackson, 1985). En zonas donde la especie es localmente abundante, este método permite maximizar el esfuerzo de captura, alcanzando un promedio de 1,4-3,4 capturas/hora dependiendo de la población (Forero et al., 2001; ANSE, 2014). El uso de redes japonesas combinado con la reproducción de cantos territoriales puede emplearse también para capturar adultos de ésta y otras especies dentro de sus territorios (Gargallo, 1994), aunque el método de atracción impone un importante sesgo de captura hacia los machos (Sharps et al., 2015).

 

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Pedro Sáez1, Carlos Camacho2
1
Departamento de Biología Ambiental y Salud Pública
Universidad de Huelva, Av. Andalucía, 21071, Huelva

2Departamento de Ecología Evolutiva. Estación Biológica de Doñana−CSIC
Av. Américo Vespucio, 41092, Sevilla

Fecha de publicación: 20-01-2016

Sáez, P., Camacho, C. (2016). Chotacabras cuellirrojo  – Caprimulgus ruficollis. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. B. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/