Mosquitero musical - Phylloscopus trochilus (Linnaeus, 1758)

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Portada

 

Identificación

 

Estatus de conservación

 

Distribución

 

Hábitat

 

 

Voz

 

 

Movimientos

 

Ecología trófica

 

Biología de la reproducción

 

Interacciones entre especies

 

Comportamiento

 

Bibliografía

 

 

 

Key words: Willow Warbler, activity, home range, behaviour.

 

Actividad

Sin datos disponibles de la actividad diaria para esta especie en España. Se ignora el reparto del tiempo dedicado a la alimentación, el cuidado del plumaje, el descanso y otras pautas comportamentales.

 

Dominio vital

Normalmente solitario o en parejas durante la cría, en algunos lugares es tan grande su densidad que parece como si criara en colonias. Esta situación no se produce, por supuesto, en España, donde es reproductor escaso y disperso. En migración se ve por doquier, con especial concentración en matorrales costeros. Tal parece que viajen en bandos (Noval, 1975). Durante el invierno en África no es territorial y tiene un comportamiento nomádico. Usualmente se mueve por todo el área en bandos uni o pluriespecíficos (Salewski et al., 2002a).

El territorio lo establece el macho y lo defiende a lo largo de toda la estación reproductora, incluso si se desentiende de la pollada. Durante la incubación y los tres o cuatro primeros días de vida de los pollos, el macho canta continuamente desde una rama próxima al nido, alejándose poco de él y siendo fácil entonces descubrir su posición por la de aquél, puesto que suele utilizar un árbol inmediatamente encima (Noval, 1975). El territorio es usado para el emparejamiento, nidificación y alimentación, pero el área de alimentación suele ser considerablemente más extensa que el territorio. Su tamaño parece ser inversamente proporcional al del éxito reproductor previo y en Escocia se correlaciona con el área arbolada y arbustiva (Cramp, 1992), pero en España se desconoce su superficie y la influencia del hábitat. En Inglaterra y Suiza su tamaño varía entre 0.02-0.4 ha, similar a los del centro de Noruega (0.1-0.3 ha), pero algo menores que los del este de Alemania (0.6-0.7 ha), los de los bosques subalpinos de Suecia (0.7-1.5 ha) y los del noroeste de Rusia (0.7-1.2 ha). La distancia media de 21 nidos en Escocia fue de 54 m, mientras que los territorios primarios y secundarios de los machos polígamos se sitúan 90-190 m aparte, separados por territorios de otros machos o por zonas desocupadas (Cramp, 1992). Los territorios del mosquitero musical se solapan con los de otros mosquiteros, especialmente con los del común P.collybita, silbador P.sibilatrix y boreal P.borealis (Cramp, 1992).

 

Comportamiento

Al igual que las currucas y otros sílvidos, esta especie presenta ritmos endógenos, es decir, programados genéticamente, relativos a la dirección normativa de migración, la acumulación de grasa estacional, la muda, la distancia migratoria y la selección de hábitat de sedimentación durante sus migraciones (Gwinner, 1986; Shirihai et al., 2001).

Conducta

Sus hábitos son sensiblemente iguales a los de los demás mosquiteros, pero quizás es menos activo que el común y se posa frecuentemente al descubierto, permaneciendo en reposo, aunque al igual que éste permite gran aproximación y es fácilmente observable (Cramp, 1992). Normalmente se mueve por la parte inferior de la vegetación, revoloteando con rapidez entre las ramas bajas de los árboles. Camina por los tallos y ramas ayudándose con las alas que sacude muy a menudo así como la cola. Inesperadamente sale de la vegetación en persecución de un insecto que captura en el aire con un sonoro chasquido. En paso otoñal  y aprovechando que en los días soleados muchos dípteros se posan en casas y cristaleras, se concentran allí comiendo gran número de moscas, realizando para ello la curiosa treta de espantarlas primero con un vuelo rápido para luego virar y cogerlas en el aire (Noval, 1975).

Conducta alimenticia

El mosquitero musical está relativamente especializado en la captura de presas entre las hojas y las ramas. En época de cría la mayoría del alimento lo obtiene entre el dosel forestal, pero también entre arbustos e incluso en el suelo (Cramp, 1992) (véase Hábitat de alimentación). Más de 250 registros de Gales muestran que el 36.9% picotea entre el follaje y el 24.6% captura presas en vuelo, la mayoría de ellos partiendo de pequeñas ramas. De más de 200 observaciones de Suecia, 73.9% lo fueron en tallos y acículas, 11.8% en ramas a más de ½ m del tronco, 7.1% cerniéndose y 6.2% en ramas a menos de ½ m del tronco. De casi 600 registros del oeste de Noruega, 57.3% fueron en las ramas, 41.7% en el follaje y 1,1% en los troncos. De más de 1.800 registros del norte de los Urales, 90,2% fueron en ramas y hojas y solo 0.4% capturas aéreas. Finalmente, de más de 300 observaciones durante el invierno en Kenia, 81% fueron en hojas, 9% capturas aéreas y 3% en tallos y troncos (Cramp, 1992). Más de 300 observaciones durante el invierno en África occidental muestran que también captura las presas básicamente picoteando entre el follaje (2/3 de los registros). El tercio restante se reparte entre las cernidas o los saltos equilibrados con las alas. El sustrato utilizado es casi exclusivamente hojas o tallos y nunca fue observado en el suelo (Salewski et al., 2002a). En África meridional utiliza cinco técnicas básicas para capturar sus presas, destacando el picoteo entre las hojas (71,4% de más de 300 registros). Las otras cuatro técnicas empleadas incluyen el salto equilibrado con las alas (15,6%), el cernido (6,7%), el vuelo (4,8%) y el salto propiamente dicho (1,1%). Las técnicas que emplea esta especie en el mopane son más diversas que las utilizadas en Acacia y miombo, hábitats donde coincide con especies nativas de ecología similar (Salewski et al., 2002b).

Emparejamiento

Se desconoce el grado de monogamia de las poblaciones de mosquitero musical en España. En otros lugares de Europa (Cramp, 1992) el sistema de emparejamiento varía entre la monogamia y la poliginia (un macho emparejado con dos o tres hembras). Entre los factores que favorecen la poliginia se incluyen una larga estación reproductora, la capacidad para reemplazar rápidamente las puestas o polladas, una alta densidad de población, la tolerancia mutua entre hembras, la capacidad de la hembra para criar sola la nidada y la escasa disponibilidad de machos (Cramp, 1992). La poliginia a veces está asociada con la adquisición de un territorio secundario, pero no es un requisito previo. En un estudio realizado en el sur de Inglaterra en el que se marcaron 280 machos durante 15 años (Lawn, 1998), se observó que la monogamia fue el estatus reproductor mayoritario (aproximadamente el 70% de los machos de todas las edades), seguido a partes iguales por la poliginia y la soltería (aproximadamente el 15% cada una de ellas). En este estudio también se observó que el estatus reproductor de los machos fue independiente de su edad, pero sí estuvo relacionado con la fecha media de llegadas, siendo mayor la proporción de machos poligínicos los años con las llegadas más precoces.

Por otra parte, la poliginia parece más común en unos lugares que en otros (Cramp, 1992). Así, en el noroeste de Rusia, se registraron 9,1% de machos polígamos en 364 nidos. El 48% de ellos practicaron la poliginia de manera más o menos simultánea, mientras que el 52% lo hizo sucesivamente, con la hembra secundaria adquirida tras iniciar la hembra primaria la incubación. En Inglaterra se registraron un 13.2% de machos polígamos de un total de 136. Sin embargo, la poliginia en Finlandia parece rara. En todo caso, la poligamia no siempre resulta evidente, pues como ha puesto de manifiesto el análisis de marcadores genéticos en la población de la isla de Gotland, en Suecia meridional, el 58% de 23 familias tuvieron algún miembro fruto de cópulas extrapareja y el 28% de 69 jóvenes fueron resultado de este tipo de apareamientos (Fridolfsson et al., 1997).

En el caso de desaparición de uno de los miembros de la pareja se ignora el tiempo de re-emparejamiento o la existencia de separaciones y sus causas.

Celo

Los machos llegan unas dos semanas antes que las hembras a sus lugares de reproducción, configurando pronto los territorios de cría. Son bastante agresivos recién llegados, pero se sosiegan mucho tras emparejarse. Resultan más conflictivos en zonas de gran densidad poblacional. No está comprobado que exista una ceba de cortejo (Cramp, 1992).

Conducta agresiva

El macho defiende el territorio mediante el canto y la adopción de posturas ritualizadas (Cramp, 1992).

Selección sexual

Sin datos disponibles de la selección sexual, cortejo, competencia entre miembros del mismo sexo en el cortejo para esta especie en España. En Europa, al aparecer, la hembra elige pareja más por las características del territorio que por las del macho (Cramp, 1992).

Inversión y cuidado parental

La hembra es la encargada de incubar y empollar, pero ambos adultos alimentan y asean a los pollos, e incluso el macho suele atender a los volantones más que otros mosquiteros, pero en todo caso menos que la hembra (Noval, 1975; Cramp, 1992). Los machos polígamos en Inglaterra siempre atienden la pollada de la hembra primaria, pero si tienen jóvenes en dos o más nidos simultáneamente, apenas prestan atención a las polladas de las hembras secundarias (Cramp, 1992).

Gregarismo y estructura social

Sin datos disponibles sobre el grado de gregarismo social para esta especie en España. Estructura jerárquica inexistente o desconocida. No se han descrito los grados de dominancia.

Comunicación

Presenta comportamiento antidepredatorio y reclamos característicos de alarma ante depredadores tales como el arrendajo Garrulus glandarius, cuco Cuculus canorus, urraca Pica pica, cárabo Strix aluco y alcaudón dorsirrojo Lanius collurio. También ante mamíferos como las comadrejas Mustela spp. y ratas Rattus spp. En Namibia ante el mochuelo Glaucidium perlatum (Cramp, 1992).

 

Referencias

Cramp, S. (Ed.). (1992). The birds of the Western Paleartic. Volume VI. Oxford University Press, Oxford.

Fridolfsson, A. K., Gyllensten, U.B., Jakobsson, S. (1997). Microsatellite markers for paternity testing in the willow warbler Phylloscopus trochilus: high frequency of extra-pair young in an island population. Hereditas, 126: 127-132.

Gwinner, E. (1986). Ritmos internos en la emigración de las aves. Investigación y Ciencia, 117: 48-56.

Lawn, M.R. (1998). Arrival patterns of male willow warblers Phylloscopus trochilus in relation to age, territory density and pairing success. Ringing & Migration, 19: 31-38.

Noval, A. (1975). El libro de la fauna ibérica. Naranco, Oviedo.

Salewski, V., Bairlein, F., Leisler, B. (2002a). Different wintering strategies of two paleartic migrants in west Africa. A consequence of foraging strategies? Ibis, 144: 85-93.

Salewski, V., Jones, P., Vickery, J. (2002b). Niche partitioning between paleartic willow warbler Phylloscopus trochilus and resident afrotropical warblers in three woodland habitats in Zimbabwe. Avian Science, 2: 1-9.

Shirihai, H., Gargallo, G., Helbig, A. (2001). Sylvia warblers. Identification, taxonomy and phylogeny of the genus Sylvia. Christopher Helm, London.

 

 

 

Rafael J. Aparicio Santos
C/Juglares, 2C, 2º A; 28032 Madrid

Fecha de publicación: 14-06-2012

Aparicio, R. J. (2016). Mosquitero musical – Phylloscopus trochilus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/